viernes, 20 de marzo de 2015

Nosotros no somos así...Historias secretas del racismo en México

Por Adolfo Preciado


En los últimos días hemos observado un ligero revuelo en la prensa deportiva. La Federación Mexicana de Fútbol decidió, aunque según algunos con retraso, aplicar el protocolo de la FIFA contra las expresiones racistas en los estadios. Aunque es una medida saludable, la verdad es que  las exclamaciones y gestos ofensivos dirigidas a jugadores de raza negra del equipo visitante, son meras expresiones hostiles a los integrantes del otro equipo, el enemigo, más que verdadero racismo.

 Los ataques verbales a las porras del equipo de fuera son comunes y lo han sido por décadas. Sin duda, los ofensores simplemente imitan lo que sucede en los estadios europeos, en los que la connotación es diferente.
Es lo mismo que el grito de Puto! al portero del equipo visitante. Nunca ha tenido la verdadera carga de agresividad e intención de ofender y todo mundo lo toma, entre risas, como una puntada. Por supuesto que ambas conductas son incorrectas, y sobre todo la primera, deben suprimirse y corregir a los infractores; pero debe entenderse que la primera no es realmente un manifestación de racismo.

 Nosotros no somos así...como dice el ratón en La Muñeca Fea, de Cri-Cri.
¿Verdaderamente no somos así? Tristemente esto no es verdad. El racismo existe y ha existido en México desde su nacimiento y sus manifestaciones, y consecuencias, son múltiples y severas.
Empecemos por lo más común; lo que nos parece natural y pasa inadvertido. Hablamos de las abundantes expresiones verbales que, intencionalmente o no, tienen un matiz indudablemente racista o, por lo menos, de rechazo o desprecio a la persona aludida.

 El racismo comienza en el lenguaje. Así parece demostrarlo el filólogo y director de la Academia Mexicana de la Lengua José G. Moreno de Alba, al examinar la forma en que los norteamericanos empiezan por clasificar a los inmigrantes hispanoamericanos:
"Me queda claro que woman se opone a man y que black es lo contrario dewhite. Entiendo también, gracias al color de las siluetas, que el hombre hispano (curiosamente no hispánico, que sería la traducción de hispanic) no es ni negro ni blanco.

 Por tanto, hispanic en el inglés de los Estados Unidos está empleándose como uno más de los términos racistas, a los que son tan afectos, y designa a cualquier persona de origen mexicano o centroamericano.

“Veamos algunas incoherencias de este antipático empleo del adjetivo hispanic. Ustedes como yo conocerán a algún mexicano de pelo rubio y de piel francamente blanca: ¿seguirá siendo hispanic? Aún las feroces autoridades migratorias de los Estados Unidos tendrán que aceptar que, aunque pocos, hay hispanos blancos e hispanos negros (y los habrá amarillos y hasta rojos también). Por el contrario, no hay blancos negros ni negros blancos."


Pero aquí queremos referirnos a los ejemplos que en el lenguaje común se manifiesta el racismo o el desprecio y rechazo al otro; al diferente. Téngase en cuenta que con frecuencia el uso de diminutivos es igualmente peyorativo. Indio, indito, naco, indio pata rajada, prieto, negro, negrito, cambujo, chino, chale, ranchero y rancherito. Las inditas que venden flores o nopales. Los inditos que danzan y tocan la chirimía.

Todos, como dice Enrique Serna (El Naco en el País de las Castas), significan que "el racismo mexicano se propaga hacia abajo por un efecto de cascada, sembrando discordias y antagonismo entre la masa variopinta que debería oponerse al enemigo común. Hemos vuelto así a la situación prevaleciente en los tiempos de la Colonia, cuando el castizo, el no te entiendo, el mulato y elsaltapatrás competían entre sí por no descender al sótano de la escala cromática, mientras el hacendado español despreciaba a todos"

La herencia de siglos de discriminación, la que con toda claridad enseña que los blancos son superiores, y mejores, que los negros y los indios, pervive sana y vigorosa, y matiza expresiones, tratos, costumbres y relaciones humanas. Sin duda que la gente de piel blanca, si tiene el pelo rubio (güero, decimos) y los ojos claros es mejor, tiene más aceptación social. "Qué bueno que salió a la mamá!”, se dice de un niño, "el papá está bastante morenito". "Sí, está morenita, pero no es fea".

Es en muchos casos inconsciente, pero es una realidad que las personas más blancas tienen mejores oportunidades en todos los ámbitos. Se podría decir que se es racista sin siquiera darse cuenta. La autoselección social se da automáticamente; las personas de las clases más elevadas económicamente se mezclan preferentemente con sus iguales. Cada quien con su cada cual, reza el popular dicho. Ocasionalmente se cuela algún prieto y chaparro con rasgos indígenas; pero esto será evitado siempre que sea posible. De cualquier manera, sus genes se diluirán con los matrimonios futuros y finalmente alguien dirá con satisfacción y alivio: "mira, ya salieron más mezcladitos".

Pero el racismo no es espontáneo, ni natural, ni innato. El racismo y la discriminación se desarrollan desde el seno familiar; se aprende. Los niños pequeños, por lo menos hasta cierta edad, aceptan sin más ni más a otros que sean físicamente diferentes: negros, chinos, mestizos. Pero el lenguaje familiar, poco a poco, intencionadamente o no, instila las preferencias y los rechazos. Se tiene que enseñar y aprender, como dice la hermosa canción de la comedia musical South Pacific: "Te tienen que enseñar, a odiar y temer; te tienen, con mucho cuidado, que enseñar"

You've got to be taught
To hate and fear,
You've got to be carefully taught.
South Pacific - You've Got To Be Carefully Taught. Rodgers and Hamerstein.


Y, finalmente,  en los adolescentes y jóvenes es ya frecuente escuchar el epíteto discriminatorio: prietochaparropanzón! etc.
La discriminación racial en su forma más virulenta en México ha sido dirigida hacia los pueblos indígenas. De acuerdo con Inverosimilitud del Racismo, de Raquel Padilla Ramos:
"Historias secretas del racismo en México de Beatriz Urías versa sobre el racismo en la época del nacionalismo revolucionario, cuando se difundió afanosa y subrepticiamente la ideología de la depuración racial y la eliminación de los indeseables: prostitutas, adictos, epilépticos y ‘desviados’ sexuales.  

Historias secretas del racismo en México le debemos preguntar por qué estas historias son secretas y cuál es el concepto de raza con el que se debatía en la primera mitad del siglo XX. El cientificismo que la nación mexicana traía de las barbas del siglo XIX, pretendía la extinción del racismo extinguiendo a las razas. En estos años racismo no es sinónimo de discriminación racial, es sencillamente la atención hacia los sentimientos e intereses antropológicos, médicos y (anti)humanistas hacia las razas. 

En el caso particular mexicano de principios del siglo XX, razas implicaba etnias y muchos entes más. El racismo en México fue secreto porque derivaba prácticamente de una política tácita de Estado tendiente a la mejora de la raza.
"Pese a que la preocupación por el estudio de la diversidad racial databa de siglos atrás, fue hasta el siglo XIX, pero especialmente en el porfiriato, cuando cobró interés el vocablo raza.

 El pensamiento de los médicos decimonónicos y de principios del siglo XX, ya fuesen militares o civiles, investigadores o prácticos, y desde Sonora hasta Yucatán, estaba imbuido en un modo ‘científico’ de ver las cosas, en el que destacaba el uso de conceptos como ‘salvajismo’ y ‘atavismo’, según lo ha señalado Urías".


Historias secretas del racismo en México no es un relato de los eventos particulares que reflejan la presencia del racismo en el país durante los años trabajados por Urías, en el caso específico de Sonora expresado en el genocidio y etnocidio yaqui del porfiriato y la revolución, y en el movimiento en contra de los chinos y su consecuente expulsión de territorio sonorense.

Según el Racismo a indígenas en México, texto extraído de El Rincón del Vago.
“Nosotros los indígenas sufrimos en nuestro pueblo y sufrimos en la ciudad,” dice Silvia de Jesús Maya, indígena mazahua, “en nuestro pueblo porque no tenemos forma de sobrevivir y aquí en la ciudad porque somos discriminados, ése es el problema más grande que enfrentamos todos los días”. 

Silvia de Jesús, de 40 años, es una de los que se calcula son 17 mil indígenas mazahuas que viven en la ciudad de México y como muchas de las mujeres de su comunidad viste el traje de su etnia.

Por lo que se refiere a México, la evolución del racismo en este país se ha manifestado en diferentes etapas desde el periodo de la dominación colonial, el periodo de la formación de la Nación, la influencia de las teorías racistas que se presentan en países desarrollados, como en Estados Unidos y algunos países de Europa, el periodo del nacionalismo revolucionario y actualmente en el periodo del neoliberalismo.

Y según nos dice Instituto Nacional Indigenista:
"El racismo está íntimamente relacionado con la explotación y dominación, y con la eterna división de grupos en: blancos, criollos, mestizos e indios. Estas divisiones que tienen origen en el periodo colonial, no hace otra cosa más que remarcar la desigualdad social en la que viven los diversos grupos indígenas.

“El racismo hacia los indígenas exalta implícita o explícitamente la superioridad tanto de la raza como de la cultura de los blancos y mestizos, dejando al indio como un ser inferior, el cual es un ser al que se le atribuyen incapacidades innatas, biológicas y culturales.

“Las prácticas discriminatorias y etnocidas empezaron por el desarrollo del Estado, debido a la construcción de grandes obras y proyectos turísticos, con lo cual se pretende justificar el despojo de las tierras de los indígenas. Un detonante en estas relaciones conflictivas, fue la reforma del artículo 27 de la Constitución, la cual abrió al mercado las tierras ejidales y comunales, dando como resultado que la brecha étnica se profundizara más.”

Pero la discriminación dista mucho de confinarse a los aspectos de raza o etnia. Las personas son discriminadas y rechazadas para ingresar a un restaurante, a un trabajo y hasta a un espacio público por múltiples razones: por su aspecto, su vestido, sus modales, su peinado o corte de pelo, sus tatuajes, su manera de hablar, su integridad física, su color, su raza aparente. Incluso las carencias físicas son determinantes, no son igualmente aceptables que las personas “normales”, los cojos o de otra manera impedidos, jorobados, ciegos, sordomudos.

 Personas con aspecto de padecer retraso mental o con alguna peculiaridad notoria como tics, contracciones o deformidades.
Entiéndase, no hablamos de individuos ebrios, intoxicados o violentos, los que claramente representan algún tipo de riesgo, sino de gente con “taras” de las que no tienen la menor culpa o responsabilidad.
La caridad que el cristianismo nos legó y que fue durante milenios su carta de presentación parece haberse esfumado. El rechazo frontal, abierto, brutal, la ha reemplazado.

Existe, tristemente en nuestro país, el racismo que pudiéramos llamar “políticamente correcto”. Notablemente el antisemitismo que manifiestan algunos, especialmente los políticos “de izquierda” que, parece ser, lo hacen,porque así debe ser, no por un genuino convencimiento. Porque, ¿de dónde brota en ellos ese odio irracional a los judíos? Nunca convivieron con ellos ni fueron en alguna manera dañados en su propiedad o sus personas. 

Pero no son sólo los políticos; numerosas personas, algunas supuestamente cultas, educadas, inesperadamente salen con “yo, francamente, a los judíos, no los puedo ni ver. Ojalá verdaderamente los hubieran exterminado”. ¿De dónde ese odio, esa repugnancia irracional, gratuita? Silencio; no hay razón alguna. ¿Pose?, ¿moda? Quien sabe…

Pero no son solamente los judíos; las expresiones con resabios de odio o simplemente rechazo por razones geográficas, son prevalentes: chilango,gallegoyuacateconorteñogachupíngringochale, o simplemente, japonés,sudamericanoargentinobrasileño, etc. en cada caso, se entiende, con la explicación debida para explicar tan peculiar manera de pensar.

Indudablemente son atávicas muchas de las motivaciones de sospecha o rechazo al extraño, extranjero o diferente. No hay duda de que en otros tiempos, cuando los escasos humanos o sus precursores, oteaban la presencia de individuos ajenos al clan o grupo, tan cuidadosa, tan estrechamente integrados, con lazos de familiaridad y confianza a toda prueba, la amenaza a su vida, la desconfianza y el temor los alertara contra lo desconocido.

A través de incontables generaciones, y de la supervivencia de los que lograron sortear el peligro, la transmisión genética favoreció la de aquellos con conductas de vigilancia y prevención contra la posible intromisión de extraños. Esto se manifestaría eventualmente como rechazo, desconfianza y, en casos extremos odio, a la otredad: los diferentes y los extraños.

Es así que el racismo es básicamente irracional; no tiene un fundamento lógico, ni siquiera desde el punto de vista evolutivo ya que los casi 7 mil millones de seres que pueblan nuestro planeta descienden de un minúsculo grupo de no más de dos o tres mil personas con, cuando mucho, tres centenas de hembras fértiles. 

La diferenciación en razas es muy posterior y las fronteras y naciones son un mero artificio de la vanidad humana.
Entonces, si vamos juntos a través del espacio y del tiempo en esta nave de roca, hielo y fuego que llamamos Tierra, que es nuestra cuna y epitafio ¿Por qué no viajar juntos y en paz?



(Source: revistaantidoto.com)
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