lunes, 28 de septiembre de 2015

La montaña de crucifijos con la que Lituania desafió a los soviéticos

Más de 100.000 cruces forman este increíble símbolo de resistencia y fe


En el mundo hay tantos rincones increíbles que una sola vida no alcanza para visitarlos todos. En esta misma sección te hemos hablado de lugares macabros y aterradores, de sitios reales que parecen sacados de un cuento de hadas, incluso de parajes preciosos que el ser humano ha tenido que abandonar. Hoy queremos hablarte de un lugar único y tal vez no tan conocido como merecen sus siglos de historia. Se trata de la Colina de las Cruces, ubicada a escasos kilómetros de la ciudad de Siauliai (Lituania).
Descubrimos este increíble emplazamiento gracias al blog Atlas Obscura. Se trata de una pequeña elevación completamente cubierta de crucifijos. Según cálculos aproximados, hay más de 100.000 en total, aunque la cifra nunca deja de crecer. Hay cruces de todos los colores, tamaños y modelos; pero siempre queda espacio para alguna más. Los visitantes y curiosos que se acercan a visitar la colina suelen añadir sus propias piezas a esta colección, unas veces trayéndolas expresamente para este fin y otras fabricándolas allí mismo con lo que pueden encontrar en la zona.

Pero, ¿de dónde procede la tradición? ¿Por qué se empezaron a plantar crucifijos en esta prominencia? Parece que los primeros datan del siglo XIV, alrededor de cien años después de la fundación de la localidad más cercana. Los habitantes de la misma reclamaban de este modo su independencia ante la ocupación de los caballeros de la Orden Teutónica. La cantidad de cruces siguió creciendo durante la Edad Medieval y se multiplicó en torno a 1831, después de un levantamiento de los campesinos locales contra las autoridades rusas que controlaban el área.

Aunque si en algún momento esta colina demostró ser un símbolo de resistencia fue en el siglo XX, concretamente entre 1944 y 1991. Tres veces intentaron los soviéticos acabar con el improvisado santuario... y tres veces fue reconstruido por la gente de Siauliai y los peregrinos. Quizá por eso el Papa Juan Pablo II decidió visitar personalmente este lugar en 1993, pronunciando unas palabras que hoy están grabadas sobre piedra: «Gracias, lituanos, por esta colina de cruces que atestigua ante las naciones de Europa y ante el mundo entero la fe de la gente de esta tierra».

Curiosamente, en Estonia también existe una colina cubierta de crucifijos. Hay dos versiones sobre sus orígenes: algunos aseguran que se trata de un homenaje a habitantes de Hiiumaa que fueron obligados a trasladarse a Ucrania a finales del siglo XVIII, otros cuentan que todo empezó cuando dos desfiles nupciales se cruzaron en ese punto. Como nadie quería ceder el paso, se desató una reyerta en la que murieron la novia de un bando y el novio del otro. Los «viudos» de cada bando contrajeron matrimonio y las cruces se plantaron allí como símbolo de la nueva unión.













(Source: abc.es)
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