miércoles, 9 de septiembre de 2015

“La raza” – die Rasse!



Si Vd. desea una prueba clásica de la iniquidad de la mezcla de razas, compare la historia de Norteamérica y Latinoamérica.

Latinoamérica es tan rica, o más rica en recursos naturales, que Norteamérica.

Latinoamérica tiene una más amplia variedad de clima que Norteamérica.

Latinoamérica es más grande que Norteamérica.

En Latinoamérica se establecieron [los europeos] antes de Norteamérica, y ha tenido más tiempo para crecer y desarrollarse. ¿Por qué Latinoamérica no está muy por delante de Norteamérica? ¿Por qué todos claman por entrar a Norteamérica, pero pocos tratan de emigrar a Latinoamérica? ¿Por qué es Norteamérica ahora el continente “más rico” en la tierra, mientras que Latinoamérica sigue estando “sub-desarrollada”: un continente hambriento que aún contiene cazadores de cabezas en una selva?

No hay excusas debido a la “forma de gobierno”, a la “libertad” o cualquier razón económica, política, teológica o sociológica porque Latinoamérica ha tenido, y sigue teniendo, todos los recursos de la naturaleza de Norteamérica. La mayor parte de las constituciones de la América Latina se modelan directamente, casi palabra por palabra, de la Constitución de los Estados Unidos. Pero la mayor parte de Latinoamérica sigue siendo pobre, caótica, rezagada, sucia y “en vías de desarrollo”—como a los liberales les gusta llamar a las miserables y lastimosas razas de color.

La única diferencia sustancial entre Norteamérica [Estados Unidos y Canadá] y Latinoamérica se encuentra en las personas—en las razas. Los habitantes de Norteamérica son abrumadoramente blancos, y la mayoría son nórdicos.

Los habitantes de Latinoamérica son en su mayoría oscuros: mezclas de los indios nativos y esclavos negros con españoles o portugueses.

Los ingleses, escandinavos, escoceses, irlandeses, los colonos franceses y alemanes de Norteamérica no vinieron sólo para saquear, explotar y luego regresar a Europa con su botín, como lo hicieron los portugueses y españoles en Latinoamérica. Los nórdicos (o “anglosajones”) que llegaron a Norteamérica llegaron a establecerse, y por lo tanto trajeron a sus mujeres con ellos; vivían como familias.

Los blancos del Norte exterminaron en gran medida la población de color nativo.
Los españoles, que llegaron sólo como saqueadores y explotadores, trajeron muy pocas de sus mujeres, y se rejuntaron con los nativos de color. La naturaleza humana del varón es tal que la naturaleza siguió su curso.
En el Norte, los hombres produjeron más hombres blancos como ellos: formaron parejas sólo con sus propias mujeres.

En Latinoamérica los españoles, habiendo satisfecho sus deseos en las nativas, y más tarde en las esclavas importadas de África, produjeron una estirpe de mestizos y pardos estúpidos.
Esto no es “odio” o “intolerancia” sino simplemente un hecho histórico; y pueden ver el resultado si visitan la América del Sur.

En Brasil y en la mayor parte del vasto continente latinoamericano, Vd. se sentirá como una especie de gigantes entre pigmeos de color al caminar por las calles. La población pulula con gente con cabellos marrones, ojos cafés, y humanos retrasados en su crecimiento; letárgicos, y con harapos guangos. Sólo en el norte la energía y el capital se ha movido, como en las grandes ciudades, y encontramos lo que podríamos llamar “civilización”. 

Dondequiera que la población mestiza nativa es abandonada a sus propios recursos, Vd. encontrará inmundicia, miseria, crueldad, y una increíble falta de moral o normas de conducta; caos político, tiranos, pereza y el mismo tipo de medioambiente que encontramos en África, la India y en cualquier lugar donde reina la gente de color.

Estas son quizá declaraciones crueles y brutales. Los corazones gentiles se estremecen con su recitación. Pero la supervivencia de la civilización occidental depende de su recital y de que estas palabras sean grabadas en las mentes de nuestro pueblo.

Los locos liberales, los judíos, los comunistas y las grandes manadas de estadounidenses con sus cerebros lavados están haciendo ahora, en Norteamérica, lo que los españoles hicieron en Latinoamérica. Usted no puede permitirse el lujo de ser indulgente en este tema, porque no hay manera de corregir un error racial una vez que lo toleramos.

Si permitimos que los idiotas y falsificadores conviertan en pequeños mestizos de color café a sus hijos y nietos, también tendremos la selva Latinoamericana en nuestra poderosa y maravillosa civilización blanca.



George Lincoln Rockwell (1918-1967)



(Source: nacionalismocriollo.wordpress.com)
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