jueves, 1 de octubre de 2015

LA INVISIBILIDAD DEL PODER

Se da la circunstancia de ideologías totalmente contrapuestas que si utilizas el algodón o más bien una estropajo de níquel con disolvente, depende de la capacidad del receptor, tengan y denuncien un fin común. La paradoja, que si se encuentran frente a frente, la dialéctica llegue a las manos o las manos al cerebro.
Me refiero a algo tan antisocial como es el dominio del 1 por ciento de personas sobre el 80 por ciento de la población total. Con una cada vez más avanzada desigualdad impulsada por gobiernos democráticos (Occidente) que cuando no puedenimages5H9IW94L exprimir más a los de fuera, se ceban contra los propios ciudadanos a los que dicen representar (¿Colonialismo y/o Protectorado interno?), que no son más que las grandes Corporaciones industriales, banqueras, alimenticias, petroleras, mass media, etc. controladas en su mayoría por familias endogámicas o más bien interendogámicas: familias de la élite judía.
Sionistas, a veces a su pesar por lo que representan.
Hitler no era racista, y prescindamos de la palabra antisemita, tenía o percibíaimagesRNKLSRX4 judeofobia y por supuesto en una idea de Estado, antisionista. ¿Pero por qué? ¿Y por qué de este escrito y título de este artículo?

Muy fácil. Estos grupos socialistas, desde los comunistas, pasando por los más nuevos (que en realidad son tan antiguos como ellos, pero han olvidado el modernismo que supuso tanto el fascismo -nada que ver con el Socialismo Nacional, más modernos aún que estos-, comunismo, etc.), digo que estos nuevos grupos de izquierdas vuelven a sus orígenes, por eso parecen si no modernos, al menos ¡¿nuevos?!.
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Pues bien, luchan contra la invisibilidad del poder o el efecto pulpo antes de atraparlo. Tienen tanta judeofobia como Hitler y son tan antisemitas como el Socialismo Nacional del siglo pasado.
Este efecto está operado de la siguiente manera. Se nombra a las multinacionales, images7HYKH9B9lobbyes y adláteres y quizás a los que los dirigen y gestionan pero no a sus dueños. No a los que mandan en ellas simplemente por ser sus propietarios. Y estos son judíos.
Hitler sabía todo esto. Lo observó en el descompuesto Imperio Austro-Húngaro y en la Baviera alemana. La valentía está en decirlo.
Los otros, disfrazados de sandías, rojos por dentro y verdes por fuera, no tienen el images4EML9LULvalor de poner negro sobre blanco, la verdad o una parte importante de la verdad. Entonces luchan contra algo abstracto, multinacionales asesinas y frases similares que escriben en la arena.
La invisibilidad del poder es la contraposición de la frase:Hitler tenía razón… Quieran o no.
Y otra cuestión, la demonización de este político-estadista y su ideología (de las más justas del mundo conocido -quitando si queréis imagesuna parte de la cúpula contra los judíos de a pie, que condeno-) ha sido aniquilada por estas multinacionales y sus protectoradísimos Estados, que no naciones, con la fuerza de todo su poder, porque iba en contra de la globalización internacional.
Lean sin prejuicios que pueden llegar a decir, incluido a predecir esta palabras: Socialismo Nacional.
Recapaciten, piensen dos veces.
G.R-M.
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(Source: lastermitasdelcielo.wordpress.com)
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