viernes, 24 de junio de 2016

El Indigenismo y el NacionalSocialismo (Ramón Bau)




a democracia se llena la boca de su ‘comprensión’ al tema del indigenismo, especialmente en Sudamérica y África. En estas zonas la izquierda y las fuerzas democráticas tienen una especie de complejo de inferioridad y culpabilidad que les hace apoyar y alabar las posturas de algunos dirigentes ‘indígenas’ en sus reivindicaciones contra ‘los blancos’, por sus actuaciones en la época colonial.

Derribar una estatua de Colón o hacer una manifestación por los derechos de los Incas, son un ejemplo de este tipo de cuestiones curiosas, pero que tras lo jocoso, trasnochado y absurdo del tema, hemos de entender y saber captar su fondo.

Los negros americanos desean recibir dinero por haber sido traídos como esclavos hace 300 años a USA, y los súper corruptos gobiernos de centro África piden indemnizaciones por la acción colonial europea allí.

No hay un solo libro escolar democrático europeo que no culpe al ‘colonialismo’ de hace 60 años de todas las miserias actuales de África….

El indigenismo está de moda porque culpabiliza a los pueblos blancos, y resuelve así la pregunta terrible: ¿Por qué todos, casi todos, los países con poblaciones mayoritarias no blancas son un desastre de miserias, pese a su riqueza natural, y sea cual sea su régimen político o historia pasada, si exceptuamos algunos pocos países asiáticos como Japón?. ¿Por qué en esos países las poblaciones blancas no suelen estar en la misma miseria que el resto de la población?

Dar una respuesta adecuada a la realidad sería muy dramático para los progresistas dirigentes democráticos, así que la solución es culpabilizar un colonialismo que lleva a veces siglos sin existir, y echar tierra sobre cualquier otra causa.



EL COLONIALISMO Y EL CAPITALISMO

El problema colonial no nace en la conquista de América, ni en el reparto de África, sino que es un hecho permanente en la historia de la humanidad, en todas las razas y épocas, incluida la actual. Irak es ahora una colonia USA, como Ukrania lo era de la URSS hace un tiempo.



Los mongoles, los negros de Dahomey, los romanos, los aztecas o los Incas practicaron el colonialismo de forma absolutamente brutal, y con menos miramientos aun que el colonialismo español. No hay un Bartolomé de las Casas entre los Incas o los reyezuelos negros que esclavizaban y colonizaban a tribus vencidas.

Cuando Inglaterra fuerza el fin de la esclavitud ‘legal’, dando entrada a la esclavitud del proletario, los países que siguieron practicando la esclavitud fueron los árabes y las tribus negras, que no eliminaron la esclavitud hasta el siglo XX.

El colonialismo europeo se basa en dos raíces, una de las raíces es positiva y la otra negativa, a diferencia del colonialismo anterior que sólo se basa en la raíz negativa.

La base negativa de todos los colonialismos de la historia ha sido la voluntad de poder, dominar y, con ello, explotar económicamente los territorios y poblaciones colonizadas. Ni decir tiene que esto ha existido desde la más antigua historia. Egipto ya tuvo colonias, los fenicios o los chinos, y los Incas desde luego, todos han colonizado territorios. Evidentemente la llegada del capitalismo democrático al poder hizo que la explotación económica fuera más intensamente buscada, mientras que la brutalidad humana bajaba algo. El colonialismo económico del siglo XIX se basa en una perspectiva de explotación a largo plazo, no de opresión sangrienta sino de dominio económico real.

Nadie puede decir que el colonialismo haya sido una actuación ‘de las dictaduras’. Han sido los países más democráticos, Francia e Inglaterra, los que efectuaron el colonialismo a escala planetaria. La Francia democrática y apuntalada en los principios de la revolución francesa, la Inglaterra democrática y liberal, han sido los que generaron el colonialismo más duradero y profundo.

Pero el colonialismo europeo, y solo el europeo, tuvo siempre una faceta y objetivo humanitario, que precisamente falta completamente en los colonialismos de los Incas o los mongoles, entre otros. Junto a las compañías ‘de indias’, siempre fueron misioneros y personas que deseaban aliviar el sufrimiento y la miseria de los indígenas. Médicos y humanistas que justificaban el colonialismo como único medio para sacar a poblaciones muy atrasadas materialmente hacia el uso de la tecnología o la medicina, redes de comunicaciones, educación elemental, etc.… Miles de europeos dedicaron sus vidas a ayudar desinteresadamente a tribus que estaban en la edad de la piedra, a eliminar costumbres caníbales o brutales, a enseñar a leer y escribir, a curar y elevar la edad media de vida… Y no lo hacían para enriquecerse, sino por un ideal religioso o humanista.

El capitalismo, o sea el régimen democrático de mercado, ha sido el fundamento del colonialismo moderno, no las dictaduras y menos aun los fascismos. Y el capitalismo, su esencia y su ideología, es de base masónica, liberal y sionista. Nada más lejano al NS que la filosofía del capitalismo, del mercantilismo y del materialismo o el dinero como objetivo.

Hay que recalcar que no estamos a favor de un intervencionismo cultural y vivencial en otros pueblos. Incluso con buena voluntad de ayudar en el hambre y la enfermedad, el colonialismo tuvo el error de anular las formas de vida de otros pueblos. Hay que ayudar pero sin intervenir en su forma de vida.

EL CASO DE HAITÍ O DE LOS AZTECAS

Pero echar la culpa de la miseria, hambres y estado de ruina del África actual, o de algunos países sudamericanos, al colonialismo ‘blanco’ es no solo falso sino una excusa típica de los que no sabiendo mirar sus problemas quieren ocultarlos con temas externos.

Haití es un ejemplo casi definitorio. Haití dejó de ser colonia a finales del siglo XVIII, mucho antes que los demás países de su entorno, además expulsó a los blancos por la fuerza y se gobernó absolutamente por dirigentes negros e ‘indígenas’. No hubo colonialismo alguno desde entonces. Pues bien, dos siglos después Haití es, y ha sido siempre, el país más miserable, pobre y atrasado, con mucha diferencia, de todo América, siendo su estado solo comparable al de África, o sea al de poblaciones de su misma raza negra.

Otro caso curioso es el indigenismo mexicano, que trata de recordar (para cobrar) la real explotación con que el colonialismo español explotó a los indígenas, cosa auténtica por supuesto, pero jamás recuerda que antes de los españoles los ‘indígenas’ eran tratados aun mucho peor por las tribus dominantes, eran esclavizados y masacrados, y que si se logró la conquista del mundo azteca fue gracias al apoyo de las tribus hartas de su tiranía. Olvida que, tras la independencia y con el juarismo, la miseria de los indígenas no ha mejorado mucho que digamos; hambres y brutalidades no han sido menores, hasta llegar a los masones de Plutarco Calles que masacraron a cientos de miles de campesinos cristianos.

Las protestas ’indígenas’ no son injustas, no; son parciales, son ‘racistas anti blancas’, son las únicas que apoya la prensa sionista, jamás se dirigen contra los explotadores reales actuales, y del pasado reciente, los usureros, los banqueros, los sionistas, los ‘mangantes’ (a menudo de raza indígena, siempre en África) que gobiernan ‘democráticamente’ (con toda la palabrería democrática, nada más) esos países desde hace decenios o siglos incluso. Nunca se ha visto una protesta de los ‘indigenistas’ contra los mestizos que los dominaron y explotaron en los últimos siglos, contra las tribus que los esclavizaban antes del colonialismo, contra los gobernantes que les roban todo desde su independencia, contra su vagancia y sus pocas ganas de sacrificarse para salir adelante.

No existe en cambio ‘indigenismo’ entre los pueblos, ex colonias, de Asia o del Islam del Medio Oriente, no hay en ellos ese estado de ‘reclamación constante’, de lloriqueo impotente y de echar las culpas de todo al colonialismo. Los asiáticos nunca han tenido un sentimiento de inferioridad crónico con los europeos, se han sabido dominados en un corto espacio de su historia milenaria, pero nunca han creído que por eso eran ‘inferiores’, nunca han olvidado su cultura y lengua, su literatura ni su arte, y no tratan de justificar sus problemas con lo que pasó hace 70 años.

EL INDIGENISMO Y SU CULTURA

Sin duda el mayor desastre que se ha producido entre los pueblos indígenas es su destrucción como pueblo, como forma de vida, de ser y de organizarse, su ‘cultura’ propia.

La defensa de la identidad étnica tiene un interés menor como defensa de la variedad genética, de la variedad en la Naturaleza, pero en cambio tiene un interés esencial como catalizador de la diferencia cultural. La destrucción forzada de una cultura o forma de vida es un atentado gravísimo contra la variedad y la riqueza, es un genocidio.

El indigenismo tiene mucha razón al lamentar la pérdida de las culturas primitivas, muchas veces destruidas premeditadamente, pero en cambio no tiene sentido a menudo su pretensión de ‘volver a la cultura indígena’. ¿De donde sacan la idea de que los indios sudamericanos tienen aún algo que se parezca a "cultura indígena"?.

Los indigenistas son personas totalmente occidentalizadas, de su "cultura" original no queda nada, muchas veces afortunadamente pues una cultura de hace 400 años no es precisamente algo deseable en la actualidad. Las culturas están en concordancia con la etnia pero también con el entorno y los conocimientos, la técnica, los valores y las posibilidades del entorno. Una forma de vida Inca hoy no puede ser la que hubo hace 500 años. El indigenismo además no es capaz de eliminar su origen político moderno, o sea su nacimiento a partir de ideologías occidentales y no de su propia esencia. El indigenismo real está en el campesino y el pueblo indígena, no es una aplicación normalmente marxista o sacada de libros de sociología occidentales. Los indigenistas actuales no disponen de alternativa cultural propia sino de un mensaje de reivindicación y odio político vendible a las masas des-indigenizadas por los mensajes políticos extraños a su pueblo.

Y, así, podríamos seguir viendo como el indigenismo es una actitud justa en tanto protesta contra el capitalismo y su opresión global, mundialista, contra la destrucción de sus culturas y sus formas de vida… pero, absolutamente parcial e hipócrita, y lo peor, extraña a la propia identidad indígena.

Hace poco se ha presentado como ‘un avance indígena’ una exposición de arte abstracto efectuada por indígenas australianos, basta verlo para comprender que aquello es precisamente un genocidio de la cultura australiana primitiva (lo poco que hay) en base a insertarla en las estupideces del arte abstracto, un producto que infecta el arte occidental actual a través de procesos completamente políticos y lejanos al australiano primitivo.

No es que una cultura no deba ni pueda apropiarse de los avances técnicos de otras culturas, eso es normal e incluso adecuado. Los arios también han tomado avances técnicos chinos, por ejemplo, sin que eso desmerezca su cultura. El problema es cuando un pueblo ha perdido su propia evolución cultural por imposición externa, y no sabe o puede mantener su propia idiosincrasia cultural como base de su manera de vivir, adoptando idioma, religiones, técnica, maneras de ser y pensar externas. Este es el caso de las civilizaciones Incas o aztecas, y aun más las tribus negras, que de por sí no tenían cultura como tal. Han adoptado la mentalidad, la forma de ser y pensar externa y al no poder ‘evolucionar’ su cultura (por imposición o por no tenerla) se encuentran huérfanos actualmente de ella, y es imposible volver siglos atrás. Occidente, los indoeuropeos, hemos logrado (a veces) dominar las imposiciones externas, como pasó con la Biblia, logrando arianizar el cristianismo e integrarlo en nuestra propia concepción del mundo. Hoy en día estamos en grave peligro al habernos impuesto una mentalidad y entorno sionista que nos es absolutamente extraño y rompe con la tradición cultural aria. Si no sabemos recuperar nuestra cultura propia en un tiempo razonable nos podemos encontrar en una situación muy peligrosa.

El respeto a la cultura e identidad de cada pueblo solo puede salir de un reconocimiento de su ‘diferencia’, o sea de combatir la igualdad y el mundialismo globalizador. Dentro de una mentalidad de ‘mercado’ las culturas de disuelven, todas, en un barrizal común económico, y en ese sistema el indigenismo es un absurdo completo. Y, sin embargo, los movimientos indigenistas se empeñan en apoyar las teorías igualitarias de la Revolución Francesa y Masónica, en vez de combatirlas. Queriendo revindicar su ‘igualdad de derechos’ lo que hacen es destruir su cultura en el magma de la igualdad global. La igualdad de derechos no existe, debe ser comprendida como ‘derecho a ser uno mismo’, no a ser igual a los otros pueblos. El indigenismo no lo entiende así porque el indigenismo actual es un producto moderno salido de la ideología liberal, no de la mentalidad propia de los pueblos indígenas.

EL INDIGENISMO COMO GENOCIDIO

DE LA CULTURA AMERICANA CRIOLLA


Los movimientos indigenistas tratan de ignorar, cubrir, despreciar y anular la cultura criolla, cosa que es tan genocidio como lo contrario.

Sin duda este es un tema desconocido en la prensa, que NUNCA indica como los políticos, buscando el apoyo del voto mestizo o indígena, desprecian la cultura criolla en muchos países.

Parte de la culpa es de los propios criollos que tienen complejo, actualmente, de ‘culpa’ o de ‘falta de valor’ para exponer su cultura con orgullo, se les ha mentalizado a que la cultura criolla o no vale o es una cultura ‘europea’ de ‘segunda’ o no son buenos ’americanos’ si la desean como propia…. Pero existe una discriminación clarísima por parte de la prensa y los políticos de estos países contra la cultura criolla americana, tratando de imponer lo que ya no existe, una cultura indígena que murió hace siglos y no tiene ya salida.

Hay muchos indigenistas que me recuerdan a algunos de esos racistas locos europeos, que solo odian y desprecian a los demás, como el Talmud desprecia a los demás pueblos ‘no elegidos’…. El racismo cuando es odio y desprecio da asco.

La arquitectura, la poesía, la pintura criolla es ignorada y además es considerada como algo ‘no americano’, cuando toda es producto de personas nacidas en América, y muchas lucharon contra el colonialismo.

Un problema real es que se pretenda igualar la cultura criolla como ‘europea’ y por tanto anti americana, o no-americana. De forma que lo criollo sería para la prensa oficial ‘una importación colonial anti americana o extraña a América’. Esta mentira ha sido repetida muchas veces y, por supuesto, es totalmente falsa. Criollos fueron los que lograron la independencia de los países americanos, los que construyeron su cultura desde entonces, y hay muchísimas raíces criollas ya bien propias que han dado su fruto propio totalmente alejado del camino europeo.

Es curioso pero mientras casi todo el indigenismo usa la lengua castellana y los medios ‘europeos’ de difusión, técnicos y mentales, luego acusan de anti América a los que crearon realmente el mundo americano actual real.

EL ODIO COMO BASE DEL

INDIGENISMO MARXISTA ACTUAL


El indigenismo actual es un producto de la mentalidad marxista, o sea una reivindicación en el odio al ‘enemigo’. No es una actitud positiva hacia lo propio sino básicamente una ‘lucha de clases’ convertida en lucha de sector de población. La lucha indigenista no se centra en recuperar lo propio y vivir su cultura sino en reclamar ‘derechos’, pedir o exigir, odiar y denigrar al ‘otro’.

El negro americano pide dinero por haber sido esclavo, no pide ni trata de recuperar su africanidad, su medio de ser y sentir africano. No tiene interés en saber de donde viene, como era, ir a África a conocer sus ancestros, solo en odiar al blanco y reclamar ayudar gratuitas. Lo mismo pasa con en indigenismo sudamericano, donde sería más de esperar una actuación positiva por ser más y estar en su propio territorio de origen, y sin embargo las culturas inca o maya son estudiadas por anglosajones o arqueólogos arios, no por la población indígena culta. Los indígenas no desean conectar con su pasado sino reivindicar donaciones y favores gratuitos, lo que es típicamente marxista. El proletario desea ser ‘dueño’, pero no el esfuerzo y trabajo para ser dueño. Quiero cobrar como un médico pero no estudiar como para ser médico. Así en Cuba un ingeniero cobra menos que un botones de hotel (debido a las propinas), y los ingenieros desean ardientemente marcharse del país.

El indigenismo además apoya, cosa inaudita, la globalización, el mundialismo, va a los Congresos alternativos donde se apoya el mundo de mestizos y la igualdad global… lo que es todo lo contrario que necesitaría si su intención fuera la defensa y recuperación de su identidad. Pero es que no es ese su objetivo real, mental, sino la manifestación reivindicativa de dinero y regalos en base al odio por el pasado.

Otra de la característica, que descubre tras el indigenismo el odio, es su actitud ante lo ‘europeo’. Mientras el ario no tiene problema en reconocer las ventajas de la cultura china o islámica, su ayuda a nuestro propio desarrollo, ni reivindica dinero a Turquía por la ocupación brutal de parte de Europa o a Marruecos por la invasión islámica en España, mientras los europeos han sido los mejores investigadores y amantes del estudio de las culturas mayas o negras, asirias o indonesias, en cambio el indigenismo moderno no aprecia ni reconoce las ventajas de las aportaciones europeas, no estudia ni su propia cultura y menos la de los otros, no es capaz de ‘dejar de odiar’ y pasar al aprecio y reconocimiento. Esta actitud es típicamente marxista, el proletariado comunista jamás supo entender a los demás, a las otras cuestiones fuera de lo económico, a la religión o la raza en la Historia, a los esfuerzos de la clase media o del propietario campesino. El odio es lo único que entendían y su única dirección era ‘destruir’ lo demás y reivindicar dinero.

Para colmo la mayoría de dirigentes y cabecillas de la protesta indigenista, especialmente en la prensa y los medios de masas, son sionistas y mestizos, blancos y politiqueros ambiciosos, en absoluto líderes del pueblo indio que dicen defender.

EL COLONIALISMO NS


 
Alemania en 1933 no tenía colonias. Se ha acusado a menudo al NS de desear colonias para ‘oprimir’ a las demás razas ‘inferiores’; cosa curiosa pues, como hemos dicho, eran los demócratas los que tenían todas las colonias.

De todas formas es interesante el texto editado por el Departamento de Prensa de la Embajada Alemana en Salamanca, entonces capital de la España franquista, sobre la visión NS de este tema colonial:

“Punto de vista étnico: Justamente en este asunto de las relaciones de Alemania con los indígenas, ha surgido otra nueva objeción que va dirigida principalmente contra el Nacionalsocialismo, a saber la hipótesis de lo que aquélla haría con ellos, dadas las doctrinas de raza que hoy la animan. Merece la pena examinar el problema. El Nacionalsocialismo es una doctrina de mutua estima de las razas y lo mismo que reconoce las de otros pueblos, exige para la suya idéntica consideración y aprecio. Y lo mismo que quiere conservar puras su cultura y su sangre, rechaza las mezclas de ambas con las de otras procedencias, coincidiendo en esto con el punto de vista dado a conocer últimamente por Italia, ya que en efecto las bastardías, según el creador del Imperio italiano, no equivalen precisamente a una bendición para los pueblos.

Precisamente las naciones más avanzadas de Europa contraen ante el futuro de los pueblos primitivos, inconscientes aún de los valores de su propia raza debido a una insuficiente formación política, una gran responsabilidad.

La legislación racista de Alemania es un claro ejemplo de la auténtica defensa de los intereses de los indígenas frente a todo género de agresiones. Ningún pueblo que no desee despreciar las leyes naturales puede tomar sobre sí la responsabilidad de perjudicarse a sí mismo y a los otros pueblos en cuanto a la integridad de su patrimonio cultural y étnico se refiere. Todo lo contrario. El mantenimiento de aquélla debe de ser la tarea máxima de una política de defensa de los indígenas, evitando todo lo que pudiera alterar su idiosincrasia racial y aprovechando las experiencias europeas realizadas para su mantenimiento”.

Creo que esto resume bien el pensamiento NS: tratar de ayudar a las demás razas, ni mezclarse ni explotarlas, ni despreciarlas ni globalizar.

UNA SOLUCIÓN REALISTA

El problema ante un país con diversidad de razas y, en concreto, con una gran cantidad de indígenas, muchos mestizos y una pequeña cantidad de europeos, es que no es posible entender el tema bajo la perspectiva de dominio o de odio, sino de colaboración y comprensión del problema. Ni genocidio de una minoría, ni colonialismo o explotación por parte de esa minoría hacia la mayoría.

El primer paso es necesariamente que las partes se aprecien, que ataquen el odio y el marxismo, que eliminen de su mentalidad la igualdad y el sentido de dominio. Esta es la gran revolución necesaria que, quizás, deba venir de fuera; pero, sea como sea, es el único paso previo que no se puede evitar. Sin ello no hay salida más que el genocidio completo de la minoría o el mantenimiento de una segregación basada en la explotación, el dominio económico (como hacen los sionistas) y a la postre la catástrofe.

La convivencia entre grupos étnicos diferentes en un mismo territorio, cuando ellos desean mantener su identidad y cultura, precisa de una solución nueva, imaginativa. Es preciso un gran PACTO de pueblos, un deseo común de hacer algo que preserve la identidad y a la vez no rompa la convivencia imposible de evitar. Un estado ’federal’ de pueblos. En vez de una federación de partes, una federación de pueblos. Cada habitante pertenecerá a un pueblo, y debe asumir su vida y leyes, su entorno de existencia en ese pueblo.

Es difícil pero es el único paso posible para llegar a una federación de naciones-pueblos donde haya poco a poco una territorialidad de cada uno de ellos. Y, por supuesto, esto implica un reconocimiento particular como pueblo y, en su caso, de territorio para los blancos y los que culturalmente son criollos. Hoy en día se conceden tierras y derechos a los pueblos indígenas, pero se niega la identidad legal y el reconocimiento y apoyo a la cultura y pueblos blancos que son minoría en algunos países.

Solo a través de una convivencia previa, donde cada pueblo vea su interés y su identidad a salvo, pero a la vez aprenda a apreciar y no ver como explotador o molestia al otro pueblo; solo tras ese periodo, es posible llegar a un Pacto de territorialidad. Esto, la mezcla global genocida o la guerra entre pueblos, no hay otras alternativas.




(Source: weltanschauungns.blogspot.com, nsargentino.blogspot.com)
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