sábado, 17 de septiembre de 2016

LO QUE COMPARTIMOS CON LOS ANIMALES


LOS CINCO SENTIDOS Y EL LENGUAJE.
Sólo diremos algo sobre el oído y el lenguaje.
Cada animal percibe un distinto nivel de sonidos, especialmente las frecuencias que son las más convenientes para que su vida se desarrolle y pueda reproducirse exitosamente para conservar la especie. Entre esas frecuencias audibles, en cada especie, el instinto selecciona aquellos sonidos que tienen para el animal un significado concreto, esto es, que provocan en él una respuesta para satisfacer alguna de sus necesidades. Del mismo modo, cada especie animal tiene un modo peculiar de emitir sonidos y, la mayoría de ellos, los utiliza para comunicarse. Generalmente el número de sonidos distintos con significado que un animal puede emitir, son muy reducidos, por ejemplo, vamos a resumir la forma que  tienen de avisarse del peligro los monos verdes de la sabana africana:
“Estos monos emiten tres tipos de gritos de alarma distintos, según se acerque una serpiente, un leopardo o un águila, y el comportamiento del resto del clan es consecuente con el grito de alarma escuchado; si se acerca una serpiente, se plantan erguidos, otean la hierba a su alrededor, y según sea la serpiente,  la atacan  entre  todos  o  salen  corriendo al árbol más próximo; si el grito es porque viene un leopardo, todos corren hacia el árbol más cercano sin mirar siquiera  al  leopardo; y si el grito significa que viene un águila, miran al cielo y después salen corriendo a esconderse debajo de los arbustos.  Dorothy Cheney y Robert Seyfarth, de la universidad de Pensilvania, que han estudiado a estos monos durante más de una década, pudieron observar en alguna ocasión, que el águila fue descubierta por un momo vigilante, cuando ya estaba en su vuelo en picado para atrapar a uno de ellos, y el grito no fue el normal de “viene un águila”, sino que gritaron con el grito que delata la presencia de un leopardo, así que el mono en peligro, corrió hacia un árbol, y escapó del águila. Si hubiesen dado el grito de viene un águila, la posible presa, hubiese mirado hacia el cielo, desperdiciando unos segundos decisivos. [1]
Hay un detalle en esa interpretación que podría ponerse en duda: es el observador el que supone que el grito  del mono quiere decir viene un leopardo, más bien ese grito en concreto, ocasiona una respuesta inmediata de correr y trepar a los árboles; el mono guardián de ese caso comentado, usó su potencia estimativa para según el peligro percibido, emitir uno de los tres gritos de alarma posibles. No sabemos si esa respuesta es instintiva o aprendida.
Se han hecho verdaderos esfuerzos para intentar enseñar a hablar a los chimpancés, todos ellos infructuosos.[2] A lo máximo que se ha llegado es a que aprendan a distinguir sonidos como órdenes, y a usar teclados o símbolos para pedir comida, o para  otros usos sencillos, (hasta un máximo de doscientos distintos y que de ahí no pueden pasar).[3] Los intentos más importantes para conseguir enseñar a hablar a los chimpancés, y de paso demostrar nuestra estrecha relación con ellos, se han hecho en el Language Research Center de la Universidad estatal de Georgia, en Atlanta, y en la universidad de Oklahoma; pero los resultados son siempre los mismos: aún cuando después de mucho  entrenamiento, se  consigue  que los chimpancés repitan el sonido de unas cuantas palabras y relacionen con ellas unos determinados comportamientos, no se puede pasar de ahí; lo cual,  ha hecho decir al investigador Herbert Terrace -que ha dirigido un proyecto de larga duración sobre el lenguaje por señas con un chimpancé-, que:
“Los simios antropomorfos, no tienen en absoluto capacidad para el lenguaje, y que ninguno de los proyectos de la década pasada nos dice nada sobre el lenguaje humano, salvo que ningún animal lo posee”. [4]
Imagen de: iafi.com.ar
Cada especie está sometida al modo de comunicación propio de su especie, un perro ladra y no puede comunicarse con sonidos de otro tipo, puede gruñir o aullar, pero poco más; un perro no puede decidir libremente comunicarse rebuznando o cacareando. Sin embargo el hombre es libre, tiene un lenguaje articulado único que le dota de una gran versatilidad para comunicar hasta las sutilezas más profundas, y además de la expresividad de los gestos y la espectacular posibilidad expresiva del rostro humano, el hombre es libre, puede decidir comunicarse en su lengua nativa, o en cualquier otra lengua del mundo, puede comunicarse por mímica, por el lenguaje de sordomudos, mediante dibujos, por medio del arte; el hombre puede inventar nuevos modos de comunicarse, es libre hasta para decidir no comunicarse.
Y antes de terminar con este asunto del lenguaje, vamos a hacer referencia a dos trabajos que pueden usarse como argumentos para defender que todos los hombres que existimos ahora y que han existido antes, somos una sola especie y tenemos un origen común.
Imagen de: gamingsex.wordpress.com
Muchos lingüistas, en particular Noam Chomsky, ven reglas básicas presentes en todos los lenguajes humanos. Pueblos diferentes pueden hablar lenguas distintas por las diferencias culturales, pero bajo las palabras subyace una estructura gramatical parecida. La causa, sugieren, estriba en que el lenguaje es el producto de determinadas estructuras o funciones cerebrales específicas. Ellos ven el lenguaje como algo exclusivamente humano. Hasta las tribus más aisladas, tienen un lenguaje con miles de palabras y una gramática perfectamente estructurada.
También algunos filósofos han entrado al asunto, por ejemplo para J. Fodor:
“El pensamiento se hace con/en un componente cerebral que tiene la estructura de un lenguaje; pero no uno de los naturales (inglés, francés, español etc), sino El Lenguaje. Éste, evidentemente, ha de tener una configuración homóloga a aquellos, porque ha de trasladarse a ellos con facilidad y rapidez. Como el lenguaje del pensamiento es universal, todos los demás (idiomas) poseen la misma complejidad y facultades; por eso cualquier niño de cualquier raza, puede aprender cualquier lengua”.[5]
Estas teorías de J. Fodor, y de N. Chomsky, son difíciles de confirmar, pero también de rebatir.


[1] R. Leakey  y R. Lewin, Nuestros orígenes, RBA-1.995, cap. XIV.
[2] Hay un magnífico informe sobre todas estas investigaciones en L. Prieto, "El hombre y el animal"., p. 479 a 493.
[3] C. Stringer y P. Andrews, La evolución humana, Akal-2.005, p. 130.
[4] R. Leakey, La formación de la humanidad, RBA-1.993, p. 142.
[5] J. Fodor,  El lenguaje del pensamiento,  Citado por Gonzalo Casanova en Debate sobre la hominización, 2.003, www.





(Source: evoluficcion.blogspot.com)
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