viernes, 16 de noviembre de 2018

The language you speak changes the colors you see


here wasn’t an English word for the color “orange” until 200 years after the citrus fruit of the same name arrived in Europe. Before then, the color was called by the two other colors that, when mixed, make orange: “yellow-red.”
This is just one striking example of the ways in which color categories are shaped by culture. Ancient languages, including Greek, Chinese, Hebrew, and Japanese, didn’t have a word for blue. And Russian speakers have two distinct category words for light blue vs dark blue: Something is never “blue,” in Russian, it’s either “siniy” (dark blue) or “goluboy” (light blue).
These words don’t simply reflect what we see, but multiple experiments suggest they influence our perception. In one recent study, published in Psychological Science and reported by the British Psychological Society, researchers showed groups of Greek, German, and Russian speakers (103 people in total) a rapid series of shapes, and were told to look out for a grey semi-circle. This semi-circle appeared alongside a triangle in different shades of blue and green, and participants later reported whether they saw a complete triangle, a slight or strong impression of the shape, or didn’t see it at all.
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El racismo antiblanco


l racismo antiblanco suele ser un tema tabú pero, ¿es una realidad o un mito? Analizamos casos reales y su reflejo en los medios estadounidenses, donde el racismo se vive con especial intensidad.
Por todos son conocidos los distintos tipos de discriminación que han aflorado a lo largo de toda la historia de la humanidad: desde la discriminación por sexo (machismohembrismo), por orientación sexual (homofobia), hasta la discriminación por raza o por lugar de procedencia (el racismo y xenofobia).

El caso de José Alberto Jiménez

Este joven, de 19 años y casi dos metros de altura, es jugador de baloncesto y, hasta este verano, ha jugado en el equipo del Unicaja de Málaga. Es a finales de julio de 2015 cuando a este joven le comunican su aceptación en el Eastern Florida State College(Estados Unidos). Allí, sin él saberlo, comenzará a vivir una auténtica pesadilla.
Es en Norteamérica dondeJosé Alberto empezó sus estudios de Psicología aplicada al deporte y el lugar en el que planeaba continuar su carrera como jugador de baloncesto; sin embargo, a su llegada se encontró con una muy desagradable sorpresa: su dormitorio apenas tenía un colchón viejo tirado en el suelo donde el joven tuvo que dormir durante siete días. Pero aquello era solo el principio de un sueño roto.
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