jueves, 5 de diciembre de 2019

Bochica, el dios barbado de piel y cabellos blancos al que veneran los pueblos indígenas de Colombia


Los antiguos pueblos de Colombia adoraban a un hombre llamado Bochica que llegó a su tierra y enseñó a los nativos cómo plantar los cultivos, cómo confeccionar su ropa y cómo construir sus casas. Las leyendas acerca de Bochica aún continúan vivas entre los nativos colombianos. Llamado también Nemqueteva, Sadigua o Xué, que significa Sol, existen tantas similitudes entre Bochica y el dios serpiente Quetzalcóatl, venerado por los aztecas, que podemos asumir que se trataba del mismo individuo, quien pudo haber sido conocido bajo diversos nombres en las diferentes regiones de América del Sur.
Al igual que Quetzalcóatl, Bochica tenía la piel blanca, el pelo blanco y lucía una larga barba, también blanca. Llegó montado a caballo —animal entonces desconocido en América— y enseñó a los indígenas nuevos valores morales y otras tradiciones religiosas. Les dijo a los nativos que debían adorar al dios supremo Chiminigagua, explicándoles que había sido enviado por él con el mensaje de que debían amarse los unos a los otros, absteniéndose de hacer el mal (un mensaje que nos hace recordar al Jesús cristiano).
Bochica entró en contacto con la antigua civilización de los Muiscas. Los Muiscas son un pueblo indígena que ha habitado el altiplano cundiboyacense y el sur del departamento de Santander, en la actual República de Colombia, desde aproximadamente el siglo VI a. C. hasta la actualidad. Se dice que cuando Bochica se topó con los Muiscas los encontró en estado salvaje. Bochica los agrupó en pueblos y les dio leyes.
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