viernes, 16 de abril de 2021

ROBERTO RENGIFO Y EL SECRETO DE LA AMÉRICA ABORIGEN

 

Detalle del mapa de Orenteus Finaeus de 1532 en el cual se aprecia
la Terra Australises decir, la Antártida, la cuna de los chiles.


Tenéis a vuestra disposición un campo
supremo de investigación
para llenaros de orgullo
.
Tenéis un mundo viejo que resucitar
con vuestros conocimientos y
hacerlo nuevo e inmortal.

Roberto Rengifo

La singular, extrañísima y desconocida obra del ingeniero y profesor Roberto Rengifo, se denominó El Secreto de la América Aborigen. Trascendental trabajo cimentado sobre informaciones y estudios en torno a mitos, etimología, arqueología y antropología, que busca precisar el misterioso secreto que oculta la América Primigenia.

Los estudios llevados a cabo en terreno a lo largo de Chile por el profesor Rengifo, son presentados en su mayoría en las sesiones de la Societé Scientifique du Chili (La Sociedad Científica de Chile) y posteriormente, publicadas en las Actas de dicha sociedad, a la cual Rengifo pertenecía. Basando sus investigaciones y postulados en sólidas argumentaciones, Rengifo llega a desconcertantes conclusiones a lo largo de su obra. Conclusiones que difieren ostensiblemente de la tradicional Prehistoria del Hombre Americano y el poblamiento alóctono de población mongoloide propugnado por Alex Hardlicka a través del Estrecho de Behring y las Islas Aleutianas; ó bien, el poblamiento vía transpacífica de Paul Rivet, basada en elementos australiano y malayo - polinésicos ó asimismo, la teoría del puente antártico, postulado por Mendes Correa, a través del cual habrían llegado grupos humanos provenientes del sudeste asiático y de Australia. En El Secreto de la América Aborigen, Rengifo propugna el origen Polar Antártico del Hombre en el casquete de tierras hoy dislocado, quien migrará sobre las diferentes regiones del globo, poblando inicialmente la América Aborigen, luego Europa y varios puntos del Asia, como es el caso de los Anteos europeos y los Andinoceltas. Abocado a la búsqueda de las interrogantes del pasado remoto de la Humanidad, Rengifo aguarda que futuros hallazgos arqueológicos refuercen su teoría.

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GENETICA DE LA INTELIGENCIA : Las alternativas al igualitarismo

 


Cuando alguien dice de otra persona "... ¡es muy inteligente!", por regla general la afirmación va acompañada de un juicio de valor sobreentendido. Ser "inteligente" - sobre todo en nuestras eficientistas sociedades modernas - es muy importante; casi podríamos decir que es indispensable si se desea "progresar". De un modo amplio y vago, el común de la gente asumiría una actitud valorativamente positiva ante cualquier indicio de inteligencia. "Ser inteligente es bueno", dirá el vulgo; "ser inteligente es necesario", dirá el arribista; "ser inteligente es imprescindible" dirá el Jefe de Personal de la empresa al examinar candidatos a un futuro empleo.
Quizás no sea muy propio decirlo justamente en el prologo de una obra que trata acerca de la inteligencia, pero hay que decirlo: la inteligencia no es la cualidad que más valoramos cotidianamente en las personas. Al menos - y aquí conviene entrar en el detalle de las aclaraciones - no lo es desde un punto de vista humano; no lo es si consideramos todo el tema desde el aspecto del aprecio que podamos tener por determinada persona.
El hecho de que un ser humano sea inteligente - o no lo sea - habla de cierta capacidad que, genéricamente, podríamos definir como la aptitud para resolver problemas. Esta aptitud, demostrada o puesta en juego a lo largo y ancho de miles de situaciones posibles, puede, ciertamente, generar nuestra admiración. Difícilmente, sin embargo, despierte nuestro afecto.
Nadie podrá negar que las cárceles, están llenas de personas inteligentes. No hace falta ninguna estadística cuidadosamente llevada al respecto para afirmar que, por ejemplo entre los condenados por defraudaciones o estafas, difícilmente se pueda hallar a alguien con un Cociente Intelectual inferior a 100. Mirándolo desde este punto de vista, la inteligencia como valor humano se vuelve bastante relativa puesto que ¿cuál podrá ser el valor de un atributo que hallamos hasta entre los criminales?

Sin embargo, un desprecio por la inteligencia sería peligroso. Más aún: sería suicida. La inteligencia es la que más y mejor garantiza nuestras posibilidades de supervivencia. En el duro mundo de las luchas por la supervivencia y la existencia la inteligencia es, probablemente, el arma más eficaz. La inteligencia nos permitió multiplicar nuestra fuerza muscular con palancas y con poleas. Nos permitió construir viviendas, inventar el telar y llegar a la luna. Lo que sucede es que se trata en ella de un valor práctico, no de un valor moral, ni de un valor estético, ni de un valor afectivo.
La inteligencia nos dice que con una palanca se pueden mover piedras o, como quería el antiguo sabio griego, dado el adecuado punto de apoyo, se puede mover el mundo. Pero la misma palanca puede servir para abrir cajas fuertes ajenas y hasta para hundirle el cráneo al vecino. La inteligencia nos da la capacidad para resolver un problema. Para bien o para mal. Con altruismo o con egoísmo. Con vocación de servicio o con afán de lucro. La inteligencia del usurero es, esencialmente y desde el punto de vista de las mediciones, la misma que la del empresario o la del ingeniero. Por eso, cuando buscamos una persona que nos resuelva una dificultad, buscamos a una persona inteligente. Pero, cuando buscamos una persona para que nos acompañe, o para que nos consuele, buscamos a una buena persona.

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