viernes, 22 de octubre de 2021

Industrias del hogar: mujeres, raza y moral en el México posrevolucionario

 

El acto cotidiano de transformar ingredientes en alimentos, tomó una especial relevancia
en el México de los años treinta y cuarenta del siglo pasado. Esto debido en parte, a la asociación
de la comida con el nacionalismo posrevolucionario, enmarcado en un discurso de salud,
nutrición, trabajo y raza. Uno de los objetivos del estado nación, como lo muestra el trabajo de
Benedict Anderson, era crear un sentimiento de identidad y orgullo entre todos los habitantes
de un territorio delimitado1. Eso, en el caso de México, implicaba responder a las siguientes
preguntas: ¿Qué es ser mexicano y cuáles son los valores e historia que nos identifican? El
presente trabajo explora cómo se construyó dicha idea a través de las prácticas cotidianas, en
especial, la comida. Para ello me centraré en el análisis de los textos sobre economía doméstica
escritos por la maestra Ana María Hernández.
El estudio de la alimentación resulta fundamental para comprender la relación entre
género, etnicidad y clase en la formación de los estados-nación. Si bien autores como Jeffrey
Pilcher, Paulo Drinot y Stefan Pohl-Valero han explorado la creación del estado-nación desde
una perspectiva culinaria y de nutrición, es necesario retomar dicho tema con una perspectiva de
género2. Este artículo muestra la importancia que tuvieron las mujeres como reproductoras de
ideas y prácticas alimenticias, y en esa medida su participación en la creación del estado-nación.
Sin embargo también enfatiza la consolidación de un estado patriarcal que buscó ocupar el lugar
del pater familias en el hogar.
Ideas sobre género, raza, clase y modernidad se entretejen en el discurso de mestizaje
que surge entre 1920 y 1950. La idea de México como una nación mestiza fue acuñada por intelectuales como José Vasconcelos y Manuel Gamio, representada por artistas como Diego
Rivera y diseminada por miles de maestros como lo muestra el trabajo de Mary Kay Vaughn3.
El objetivo era transformar a los habitantes de México en mestizos: una mezcla entre españoles
e indígenas, pero donde la cultura española dominaba sobre la indígena. El mestizo tenía
que hablar español y comer pan de trigo, utilizar cubiertos y vestir “como la gente decente”. El
mexicano moderno debía de ser disciplinado y trabajador, debía reproducir el ideal de la clase
media inspirado en su equivalente europeo y estadounidense. La creación de la nación mestiza
se da en el siglo XX, pero es heredera de ideas y prácticas que inician décadas atrás, en especial
durante el régimen de Porfirio Díaz (1877-1910).

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EL HOMBRE TEORICO

 


Escultura de Arno Breker
 

“La utopía de la democracia ha despojado al individuo de sus cualidades sensibles, reduciéndolo a la condición abstracta de «ciudadano». del hombre concreto de carne y hueso, con un oficio determinado, desenvuelto en un medio que es el suyo y no otro, con una personalidad definida, ha hecho un ser irreal, un personaje alegórico al margen del tiempo y del espacio, fuera de todas las escalas de la sociedad. El hombre de la democracia no es ni obrero ni campesino, ni industrial ni comerciante, ni del norte ni del sur, ni sabio ni ignorante: es un puro hombre teórico.”

Hubert Lagardelle.

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SE DEBERÍA SABER [Lamparas de piel Humana]

 

Un supuesto técnico examinando la falsa lámpara de "piel humana" de Buchenwald

Para "probar" la malicia única de los propios alemanes, los estadounidenses en Buchenwald instalaron una pantalla de lámpara completamente normal y obligaron a la gente a mirarla. La afirmación perversa: estaba hecha de piel humana. Eso rápidamente resultó ser una mentira y la "pantalla de piel humana" pronto desapareció sin dejar rastro. ¿Sin rastro? No, porque su rastro es rumor, mentira, calumnia. Por cierto, no solo Hitchcock, sino también Billy Wilder, como especialistas en terror de Hollywood, realizaron los llamados documentales sobre los campos de concentración con todos los recursos estilísticos de la clásica película de terror.

Cada habitante de este mundo debería saber una cosa:

Sí, hubo campos de concentración. Pero, los tuvieron en todos los estados que estuvieron involucrados en la Segunda Guerra Mundial. Incluso antes, los polacos establecieron el primer campo de concentración en Europa para los alemanes étnicos en la "Nueva Polonia", es decir, las áreas orientales que habían sido arrebatadas al Reich. En estos campos de concentración, que entonces también existían en Estados Unidos, para ciudadanos estadounidenses japoneses y alemanes con la correspondiente ascendencia, se internaba a personas de naciones hostiles de acuerdo con la ley marcial. Sin embargo, en los EE. UU. Estaba en contra de la ley marcial y los derechos humanos, porque no era necesario ser un enemigo para estar encerrado. La ascendencia fue suficiente. Así que llevaron a los campos a personas cuyos abuelos ya habían inmigrado, que habían crecido y se habían criado completamente en Estados Unidos y que solo conocían Alemania de oídas. Y dado que los sionistas ya habían declarado la guerra al Reich alemán en 1932 y cuatro veces más en los años siguientes, ellos mismos se habían convertido en enemigos. Pero hasta 1939 no se internó a ningún judío por ser judío. Eso solo sucedió cada vez más después del estallido de la guerra.

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