miércoles, 2 de julio de 2014

¿Por qué está prohibido negar el Holocausto en 30 países con duras penas de cárcel?

(ABROCHESE EL CINTURON Y PREPARESE, PORQUE SI ESTO LO ESTUDIA BIEN, LE VA A ROMPER ALGUNOS ESQUEMAS).

Podemos negar a Cristo, negar a los profetas, renegar de la democracia, de la libertad, opinar sobre cualquier masacre y crimen de guerra, hasta creer o no creer en los extraterrestres, pero nunca, bajo ningún concepto, podemos negar el hecho de que seis millones de judíos murieron en los campos de concentración alemanes bajo penas expresas contempladas en los códigos penales de los 30 países mas “occidentalizados” del mundo.
Y no solo eso, toda la historia está sujeta a revisión, pero los “revisionistas” que pretenden estudiar qué hay de verdad y mentira en el holocausto judío tienen siempre serios problemas legales y son tachados automáticamente de nazis.
¿Por qué?
Una vez alguien me enseñó el listado oficial de muertos durante toda la segunda guerra mundial en todos los campos de concentración alemanes. Y la cifra era (en total) de 370.000 muertos, incluyendo todas las nacionalidades. ¿La fuente? Bueno, quizá la mas fiable en plena guerra: La Cruz Roja. ¿De dónde salen entonces los seis millones de judíos asesinados si 5 emigraron después de la guerra a Israel?.
Y claro, hay quien a estas alturas se levantará muy airado y exclamará: “¿Y bueno, ¿Que mas da que fueran 370.000 o seis millones? A fin de cuentas lo importante es que los mataron”. OJO: es muy distinto que los alemanes mataran sistemáticamente a 6 millones de judíos a que murieran, por causas de la escasez de la guerra y enfermedades, 370.000 personas de todas las nacionalidades. Recordemos que en la II Guerra mundial murieron 62 millones de personas y tan solo dos millones eran soldados, el resto era población civil.
Cuando tuve acceso a esta información no podía creerla de ninguna forma. Inclusive para una persona abierta de mente y conocedor de cómo nos han llegado a engañar en todos los campos de las ciencias, este tema no podía aceptarlo, yo lo había visto cientos de veces en… lo había visto miles de veces en… (hummmm…) ¡¡¡En muchísimas películas sobre el tema!!!. ¡Dios mío!, me lo habían metido bien en el “disco duro”!, ¿Cuantas películas, superproducciones, han tratado el tema recurrente de los campos de concentración? ¡¡¡¡Muchísimas!!!. Y ¿Quien domina la industria cinematográfica?… ¡Uf…! ¡No puede ser!, así que comencé a estudiarlo y aquí está la información que recopilé, juzguen Uds. mismos, pero que sepan que si algo cuesta de creer es este asunto, a mi me costó y mucho.
Y como este país (España) es uno de esos 30 países en los que está prohibido negar el holocausto, señores abogados, yo no lo niego, solo lo dudo Y MUCHO.


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La falsedad del Holocausto en 10 puntos:

66 preguntas y respuestas sobre el Holocausto

  1. ¿Qué prueba hay de que los nazis practicaron el genocidio o de que hayan matado deliberadamente a seis millones de judíos?Ninguna. La única evidencia la constituye el testimonio de “sobrevivientes” individuales. Este testimonio es contradictorio y ningún “sobreviviente” alega haber presenciado de hecho ningún “gaseo”. No hay pruebas concretas de ningún tipo: no hay enormes cantidades de cenizas; no hay instalaciones crematorias capaces de realizar la operación; no hay pilas de ropa; no hay jabón hecho a partir de seres humanos; no hay pantallas para lámparas hechas con piel humana; no hay archivos; no hay estadísticas demográficas.
  2. ¿Qué pruebas existen en cuanto a que no murieron seis millones de judíos a manos de los nazis?
    Muchas; incluyendo las de naturaleza forense, demográfica, analítica y comparativa -todas concurriendo a probar la imposibilidad de esa cifra que representa una exageración irresponsable de, quizás, un 1000%.
  3. ¿Es cierto que Simón Wiesenthal afirmó, por escrito, que “no hubo campos de exterminio en suelo alemán”?
    Sí. En “Books & Bookmen” -ejemplar de abril de 1975- y en “Stars & Stripes -ejemplar de enero de 1993-, Wiesenthal alega que el “gaseo” de judíos tuvo lugar en Polonia.
  4. ¿Si Dachau quedaba en Alemania y hasta Simon Wiesenthal dice que no fue un campo de exterminio, entonces ¿por qué miles de veteranos de guerra en los Estados Unidos dicen que lo fue?
    Porque después de que los aliados capturaron Dachau, miles de conscriptos norteamericanos fueron llevados y paseados por Dachau en donde se les mostraron edificios de los que se dijo eran cámaras de gas y porque los medios masivos de difusión, amplia pero falsamente, afirmaron que Dachau era un campo de “gaseo”.
  5. Auschwitz queda en Polonia, no en Alemania. ¿Hay alguna prueba de que existiesen cámaras de gas construidas para dar muerte a seres humanos en, o cerca de, Auschwitz?
    No. Se ofreció una recompensa de 50,000 dólares a quien aportase tal prueba, y el dinero fue depositado en un banco, pero no apareció nadie con prueba creíble alguna. Auschwitz, capturado por los soviéticos, fue ampliamente remodelado después de la guerra y se reconstruyeron distintos edificios para que pareciesen enormes cámaras de gas. Actualmente, Auschwitz es una gran atracción turística para el gobierno comunista polaco.
  6. Si Auschwitz no fue un “campo de exterminio”, ¿cuál fue su verdadera finalidad?
    Fue un complejo industrial a gran escala. Tuvo fábricas de caucho y combustible sintético (“Buna”) y los reclusos, fueron utilizados como mano de obra. El procedimiento para la obtención del “Buna” también fue empleado en los EE.UU. durante la Segunda Guerra Mundial.
  7. ¿Quién creó los primeros campos de concentración?. ¿Dónde y cuándo fueron empleados por primera vez?
    Aparentemente, los primeros campos de concentración en el mundo occidental surgieron en los EE.UU. durante la Guerra de Independencia norteamericana. Los británicos internaron a miles de norteamericanos, muchos de los cuales murieron a causa de enfermedades y golpizas. A modo de ejemplo puede citarse a Andrew Jackson y a su hermano, este último falleció en uno de esos campos. Más tarde, los británicos erigieron campos de concentración en Africa del Sur para internar a mujeres y niños holandeses durante la conquista de ese territorio (la Guerra Boer). Decenas de miles de estas personas murieron en los infernales campos sudafricanos, cuyas condiciones de internación fueron, de lejos, mucho peores que las de cualquier campo de concentración alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
  8. ¿En qué se diferenciaron los campos de concentración alemanes de los campos de reubicación norteamericanos en los que se internaron a japoneses y a alemanes residentes en los EE.UU. durante la Segunda Guerra Mundial?
    Excepto por la denominación, la única diferencia significativa consistió en que los alemanes internaron a personas que constituían, real o supuestamente, una amenaza para la seguridad del esfuerzo bélico alemán, mientras que los norteamericanos internaron a personas exclusivamente a causa de su condición racial.
  9. ¿Por qué los alemanes internaron a los judíos en campos de concentración?
    Porque consideraron que los judíos constituían una amenaza directa a la soberanía y a la supervivencia de la Nación alemana y porque los judíos aparecían con desproporcionada frecuencia en las organizaciones subversivas comunistas. Sin embargo, no sólo los judíos sino todos los sospechosos de socavar la seguridad nacional estuvieron expuestos o fueron internados.
  10. ¿Qué acción a gran escala emprendió el judaísmo internacional contra Alemania ya en 1933?
    Un boicot económico internacional contra los productos alemanes.
  11. ¿Es cierto que el judaísmo internacional le “declaró la guerra” a Alemania?
    Sí. Los medios masivos de difusión del mundo entero aparecieron con titulares que decían: “Judea declara la guerra a Alemania”.
  12. ¿Sucedió esto antes o después de que comenzasen a circular rumores acerca de los “campos de exterminio”?
    Sucedió casi seis años antes. El judaísmo le declaró la guerra a Alemania en 1933.
  13. ¿Cuál fue el primer país en llevar a cabo bombardeos masivos a la población civil?
    Inglaterra; el 11 de mayo de 1940.
  14. ¿Cuántas cámaras de gas, para exterminar personas, hubo en Auschwitz?
    Ninguna.
  15. ¿Cuántos judíos había, antes de la guerra, en los territorios que posteriormente pasaron a ser controlados por los alemanes?
    Menos de cuatro millones.
  16. Si los judíos europeos no fueron exterminados por los nazis, ¿qué pasó con ellos?
    Después de la guerra, los judíos europeos seguían estando en Europa, con excepción de, quizás, unos 300,000 de ellos entre los cuales están quienes efectivamente murieron por una multiplicidad de causas durante el conflicto, y los que consiguieron emigrar a Israel, los EE.UU., la Argentina, Canadá, etc.. La mayoría de los judíos que abandonaron Europa lo hizo después y no durante la guerra; lo cual no obsta para que se les incluya en el supuesto Holocausto.
  17. ¿Cuántos judíos huyeron al interior de la Unión Soviética?
    Más de dos millones. Los alemanes nunca tuvieron a su alcance a esta población judía.
  18. ¿Cuántos judíos emigraron antes de la guerra quedando, por lo tanto, fuera del alcance de los alemanes?
    Más de un millón (sin contar los que fueron absorbidos por la U.R.S.S.).
  19. Si Auschwitz no fue un campo de exterminio, ¿por qué su comandante, Rudolf Höss (no confundir con Rudolf Hess), confesó lo contrario?
    Con Höss se utilizaron métodos muy eficaces para hacerle decir exactamente lo que sus captores querían escuchar.
  20. ¿Existe alguna prueba de que americanos, británicos y soviéticos emplearon la tortura para forzar “confesiones” por parte de oficiales alemanes después de la guerra?
    Hay pruebas en abundancia de que la tortura se empleó tanto antes como durante los famosos juicios de Nuremberg y aún después, en otros juicios por crímenes de guerra.
  21. ¿En qué medida el mito del “Holocausto” beneficia actualmente a los judíos?
    Los sustrae de toda crítica como grupo social. Les proporciona un “nexo común” que permite el control por parte de sus líderes. Es un instrumento útil en campañas de recolección de fondos y permite justificar ayudas económicas a Israel que totalizan más de 10,000 millones de dólares al año sólo por parte de los Estados Unidos.
  22. ¿En qué medida beneficia al Estado de Israel?
    Justifica los millones de dólares -en concepto de “reparaciones”- que el Estado de Israel ha recibido de Alemania Federal (Alemania Oriental se negó a pagar). Es usado por el grupo sionista israelí para controlar la política exterior norteamericana en sus relaciones con Israel y para forzar al contribuyente norteamericano a aportar todo el dinero que Israel desea. Y estos aportes son cada vez más voluminosos.
  23. ¿En qué medida beneficia a algunos clérigos cristianos?
    Correlaciona con la idea expuesta en el Antiguo Testamento en cuanto a que los judíos serían el “Pueblo Elegido” perseguido. También permite que la “Tierra Santa”, controlada por los israelíes, siga siendo accesible a la clerecía.
  24. ¿En qué medida beneficia a los comunistas?
    Le permite al comunismo ocultar sus propias instigaciones bélicas y sus propias atrocidades; tanto las de antes como las de durante y después de la Segunda Guerra Mundial.
  25. ¿En qué medida beneficia a los británicos?
    En la misma forma en que beneficia a la Unión Soviética.
  26. ¿Existe prueba alguna de que Hitler haya ordenado o sabido de un exterminio masivo de judíos?
    No.
  27. ¿Qué clase de gas fue utilizado por los nazis en los campos de concentración?
    Zyklon-B; un gas hidrocianúrico.
  28. ¿Para qué usos fue -y sigue siendo- producido este gas?
    Para exterminar al piojo causante del tifus. Es empleado en la fumigación de habitaciones y vestimenta. Puede ser adquirido, sin dificultad, hasta el día de hoy.
  29. ¿Por qué se usó este gas y no otro más adecuado para exterminios masivos?
    Si los nazis hubieran querido usar gas para exterminar a seres humanos hubieran elegido algún otro entre los muchos que tenían a su disposición. El Zyklon-B es muy ineficiente, excepto en su uso específico como fumigante.
  30. ¿Cuanto tiempo se tarda en ventilar completamente un área fumigada con Zyklon-B?
    Aproximadamente unas 20 horas. Todo el procedimiento es sumamente complejo y técnico. Se tienen que usar máscaras antigas y sólo pueden ser empleados técnicos altamente capacitados.
  31. Höss, el comandante de Auschwitz, afirmó que sus hombres entraban en las cámaras de gas, para remover los cadáveres, diez minutos después de que los judíos habían muerto. ¿Cómo se explica esto?
    No se explica de ningún modo porque, si los hombres de Höss hubieran efectivamente hecho algo así, habrían terminado sufriendo el mismo destino que los judíos.
  32. En sus confesiones, Höss afirmó que sus hombres fumaban cigarrillos mientras sacaban a los judíos muertos de las cámaras de gas, diez minutos después de haber terminado la operación. ¿No es explosivo el Zyklon-B?
    Lo es, y en alto grado. La confesión de Höss resulta obviamente falsa.
  33. ¿Cuál fue exactamente el procedimiento que supuestamente habrían empleado los nazis para exterminar a los judíos?
    Las historias van desde dejar caer, a través de una perforación en el techo, contenedores de gas dentro de una habitación atestada de gente, hasta la inyección de gas a través de cañerías que terminaban en las duchas de las instalaciones sanitarias. Se alega que “millones” de judíos habrían muerto de esta manera.
  34. ¿Cómo pudo ser ocultado, a judíos que aún no habían sido arrestados pero que estaban destinados a ser exterminados, un plan masivo de estas proporciones?
    No hubiera podido ser mantenido en secreto de ninguna forma. El hecho concreto es que no existieron gaseos masivos de este tipo en parte alguna. Los rumores acerca de los mismos provinieron exclusivamente de fuentes judías.
  35. Si los judíos destinados a ser ejecutados conocían el destino que les esperaba, ¿por qué fueron a la muerte sin luchar ni protestar?
    No lucharon ni protestaron simplemente porque no existió intención de matarlos. Sencillamente se les internaba y se les obligaba a trabajar. (N.del T.: actualmente, las autoridades israelíes se han dado cuenta de esta grave falla en el mito del “Holocausto” y por ello es que, de unos años a esta parte, paralelamente al “Holocausto”, ha surgido el mito adicional de la “heróica resistencia” supuestamente opuesta al “exterminio”.)
  36. ¿Aproximadamente cuántos judíos murieron en los campos de concentración?
    Entre 300,000 y 500,000.
  37. ¿En qué forma murieron?
    Principalmente por reiteradas epidemias de tifus que causaron estragos en la Europa sumida en la guerra de aquella época. También murieron de inanición y por falta de atención médica, hacia el fin de la guerra, debido a que todas las comunicaciones por ferrocarril y por rutas terrestres habían sido destruidas por el bombardeo aliado.
  38. ¿Qué es el tifus?
    Es una enfermedad que siempre aparece cuando muchas personas se hallan encerradas juntas por largos periodos sin higienizarse. La enfermedad es portada por piojos que infectan el cabello y las ropas. Por ello es que las Armadas y los Ejércitos de todo el mundo tradicionalmente han impuesto cortes de cabello bien cortos a sus tropas. Irónicamente, si los alemanes hubieran usado mayores cantidades de Zyklon-B, muchos más judíos hubieran podido salir con vida de los campos de concentración.
  39. ¿Qué diferencia hay entre 6 millones y 300,000 judíos muertos durante este trágico período?
    ¡5,700,000! y aparte de ello -contrariamente a la propaganda del “Holocausto”- no hubo intención deliberada de exterminar a nadie.
  40. Muchos sobrevivientes judíos de los “campos de exterminio” afirman haber visto pilas de cadáveres amontonados en fosas y quemados. ¿Cuánto combustible hubiera hecho falta para llevar a cabo esta operación?
    Bastante más de lo que disponían los alemanes con la crónica falta de combustible que ya sufrían por aquella época.
  41. ¿Pueden los cuerpos humanos ser quemados en fosas?
    No. Es imposible que un cuerpo humano se consuma totalmente por las llamas de este modo ya que, en fosas abiertas, no puede ser generado el calor necesario.
  42. Los autores que afirman la existencia del “Holocausto” dicen que los nazis eran capaces de cremar un cuerpo humano en cerca de 10 minutos. ¿Cuánto tiempo se tarda en consumir un cuerpo humano, de acuerdo con el testimonio profesional de los operarios de crematorios actuales?
    Aproximadamente unas dos horas.
  43. ¿Por qué había hornos crematorios en los campos de concentración?
    Para disponer, eficiente e higiénicamente, de los cadáveres causados por las epidemias de tifus.
  44. Suponiendo un funcionamiento al 100% de TODOS los crematorios en TODOS los campos del territorio controlado por los alemanes, ¿cuál es la cantidad máxima de cadáveres que hubiera sido posible cremar durante la totalidad del periodo en que dichas instalaciones crematorias estuvieron operando?
    Unos 430,600.
  45. ¿Puede un horno crematorio operar al 100% en forma continua?
    No. Un 50% resulta ya una estimación generosa (12 horas por día). Los hornos crematorios deben ser limpiados regularmente y a conciencia cuando están en uso continuo.
  46. ¿Cuánta ceniza queda de un cuerpo cremado?
    Después de haber pulverizado completamente los huesos, aproximadamente la cantidad equivalente al contenido de una caja de zapatos.
  47. Si seis millones de personas fueron cremadas por los nazis, ¿qué pasó con las cenizas?
    Eso es algo que todavía tiene que ser “explicado”. Seis millones de cadáveres producirían literalmente toneladas de cenizas. Sin embargo, no hay pruebas de la existencia de ningún enorme depósito de cenizas de estas dimensiones.
  48. Las fotos aéreas de Auschwitz (tomadas por los aliados durante el período en que las “cámaras de gas”, supuestamente, se hallaban operando a pleno) ¿muestran la existencia de cámaras de gas?
    No. En realidad estas fotografías ni siquiera muestran indicio alguno de las enormes cantidades de humo que habrían existido en forma constante sobre el campo. Tampoco muestran las “fosas abiertas” en las que se alega que se quemaban cadáveres.
  49. ¿Qué disponían, esencialmente, las “Leyes de Nuremberg” alemanas de 1935?
    Prohibían el matrimonio y las relaciones sexuales entre alemanes y judíos de un modo similar al de las leyes que existen hoy en Israel.
  50. ¿Hay precedentes norteamericanos de esas leyes alemanas?
    Varios estados de los EE.UU. tuvieron leyes que prohibían el matrimonio y las relaciones sexuales entre personas de distintas razas, mucho antes de que surgiesen los nazis.
  51. ¿Qué fue lo que informó la Cruz Roja Internacional en relaci6n con la cuestión del “Holocausto”?
    El informe de un delegado de la Cruz Roja Internacional que visitó Auschwitz en septiembre de 1944 señalaba que a los internados se les perniitía recibir correspondencia y encomiendas, y que los rumores referentes a las cámaras de gas no habían podido ser confirmados.
  52. ¿Cuál fue el papel desempeñado por el Vaticano durante el período en que se dice que fueron exterminados los seis millones?
    Si hubiera habido un plan de exterminio, el Vaticano ciertamente se hallaba en posición de conocerlo. Pero, puesto que no existió plan alguno de este tipo, el Vaticano careció de razones para adoptar públicamente una posición contraria al mismo.
  53. ¿Qué prueba hay de que Hitler ordenó o supo que se estaba realizando un exterminio de judíos?
    Ninguna.
  54. ¿Hubo colaboración entre los nazis y los sionistas?
    Sí. Ambos estaban interesados en sacar a los judíos de Europa y mantuvieron relaciones amistosas durante la guerra.
  55. ¿Qué fue lo que causó la muerte de Ana Frank varias semanas antes del fin de la Segunda Guerra Mundial?
    Tifus.
  56. ¿Es auténtico el Diario de Ana Frank?
    No. Las pruebas recopiladas por Ditlieb Felderer en Suecia y por el Dr. Robert Faurisson en Francia prueban, definitivamente, que el famoso Diario es una falsificación literaria.
  57. ¿Qué pasa con las numerosas fotografías tomadas en los campos de concentración alemanes y que muestran pilas de cuerpos famélicos? ¿Son fotos trucadas?
    Las fotografías pueden ser trucadas, sin duda. Pero es mucho más simple agregarle una acotación o un comentario falaz a una foto o a un recorte fotográfico auténtico. Por ejemplo: una pila de cadáveres famélicos ¿es prueba de que se trata de gente “gaseada” o deliberadamente hambrienta hasta morir? ¿O es que la fotografía muestra a víctimas de una tremenda epidemia de tifus? ¿O a personas que murieron de hambre por la carencia de alimentos en los campos hacia fines de la guerra? Fotografías de pilas de cadáveres de niños y mujeres alemanas, masacradas por los bombardeos aliados, se han hecho circular como fotografías de víctimas judías.
  58. ¿Quién instituyó el término “genocidio”?
    Raphael Lemkin, un judío polaco, en un libro que se publicó en 1944.
  59. ¿Son documentales películas como la del “Holocausto” “Schindler’s List” o “The Winds of War”?
    No. Estas películas no son históricas sino basadas en novelas y ficciones basadas en la Historia. Desafortunadamente, es demasiada la gente que las ha tomado como representación fidedigna de lo que realmente sucedió.
  60. ¿Cuántos libros se han publicado en los que se refutan afirmaciones de la versión oficial del “Holocausto”?
    Por lo menos 60. Y hay más en proceso de elaboración.
  61. ¿Qué sucedió cuando el Instituto de Revisión Histórica ofreció 50,000 dólares a cualquiera que pudiese probar que hubo judíos gaseados en Auschwitz?
    No se aportó ninguna prueba que mereciese la recompensa ofrecida, pero el Instituto fue demandado por 17 millones de dólares por un sobreviviente del “Holocausto”, quien alega que la oferta le ha hecho perder el sueño, lo ha perjudicado comercialmente y representa una “negación injuriante de hechos establecidos”.
  62. ¿Qué hay de cierto en la afirmación de que quienes cuestionan el “Holocausto” son antisemitas o neonazis?
    Se trata de una infamia destinada a desviar la atención de hechos concretos y de argumentos contundentes. Entre los investigadores que han refutado los alegatos del “Holocausto” los hay de todas las ideologías: demócratas, republicanos, libertarios, socialistas, cristianos, judíos, etc… No hay correlación entre la refutación del “Holocausto” y el antisemitismo o el neonazismo. De hecho, cada vez son más los investigadores judíos que reconocen abiertamente que las pruebas referentes al “Holocausto” resultan altamente insuficientes.
  63. ¿Qué sucedió con los historiadores que cuestionaron la documentación del “Holocausto”?
    Han sido objeto de campañas difamatorias, expulsiones de puestos académicos, pérdida de pensiones, destrucción de sus propiedades y violencia física.
  64. ¿Ha sufrido el Instituto de Revisión Histórica (Institute for Historical Review) alguna represalia por sus esfuerzos en mantener el derecho a la libertad de palabra y a la libertad académica?
    El IHR ha sufrido atentados con bombas cinco veces y ha sido dos veces objeto de demostraciones por parte de representantes de la Liga de Defensa Judía (Jewish Defense League) que portaban banderas israelíes y proferían amenazas de muerte. Amenazas de muerte hechas por teléfono son, prácticamente, un hecho cotidiano. El 4 de julio de 1984, las oficinas y almacén del IHR fueron completamente destruidos en un delito de incendio.
  65. ¿Por qué hay tan poca publicidad sobre el punto de vista de ustedes?
    Porque, por razones políticas, el “Establishment” no desea ninguna discusión con profundidad sobre los hechos que rodean el mito del “Holocausto judío”.
  66. ¿Dónde puedo obtener más información sobre la “otra cara” de la historia del “Holocausto”, así como sobre hechos referentes a otras áreas del revisionismo histórico de la Segunda Guerra Mundial?
    Puede escribir a: Institute for Historical Review, Post Office Box 2739, Newport Beach, California 92659, U.S.A., que tiene una gran variedad de libros, casettes y videocasettes sobre importantes cuestiones históricas y que además publica una revista trimestral.
Fuente: http://www.stormfront.org/spanish/pregunt.htm

Informe oficial de muertos en todos los campos, en toda la guerra , según la Cruz Roja:


En Castellano traducido:
Casos de muerte certificados de presos en los antiguos campos de concentración
Sonderstandesamt Arlosen
Hasta el 31/12/1982Desde el 1/01/1983 hasta el 31/12/1983Suma hasta el 31/12/1983
Auschwitz53 6062753 633
Bergen-Belsen6 851-6 851
Buchenwald20 671-20 671
Dachau18 451-18 451
Flossenbürg18 330-18 330
Gross Rosen8 355-8 355
Lublin7 4257 671
Mauthausen78 824-78 824
Mittelbau7 463-7 463
Natzweiler4 431-4 431
Neuengamme5 706-5 706
Ravensbrück2 13822 130
Sachsenhausen5 012-5 012
Stutthof11 2371 06512 303
Theresienstadt27 26034427 604
Verschiedene4 643-4 643
————————
280 2121 865282 077
================
Número de fichas del fichero principal del registro (Sonderstandesamt) sobre casos de muerte registrados en el Sonderstandesamt y en otros registros: 363 468
Vídeo real grabado por los delegados de la Cruz Roja en campos de concentración nazi:

Los delegados de Cruz Roja Internacional que visitaron los campos de concentración nacionalsocialistas durante la Segunda Guerra Mundial testificaron que no encontraron evidencia alguna de que allí se estuviera exterminando a judíos y otras personas masivamente, así como que allí no había cámaras de gas.
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Rapport de la Cruz Roja sobre los campos de Concentración Alemanes

En este articulo se expondra un trozo del libro “el mito de los 6 millones” de J. bochaca, en donde se menciona el Rapport Oficial de la Cruz Roja, que hecha por tierra muchos de los relatos del “Holocausto” Judio.
Existe un estudio de la cuestión judía en Europa en el transcurso de la II Guerra Mundial y de las condiciones de vida en los campos de concentración alemanes, que es casi única en su género por su honradez y su objetividad. Se trata del Rapport , en tres volúmenes, del “Comité Internacional de la Cruz Roja Internacional” sobre sus actividades durante la guerra. Ese Rapport fue publicado en Ginebra en 1948. Este informe exhaustivo, procedente de una fuente neutral completamente, incluye y amplía revelaciones contenidas en dos obras precedentes, también de la Cruz Roja, tituladas: “Documentos sobre las actividades del Comité Internacional de la Cruz Roja a favor de los civiles detenidos en los campos de concentración en Alemania, 1939—1945”, e “Inter Arma Caritas: la Obra del Comité Internacional de la Cruz Roja durante la Segunda Guerra Mundial”, editadas en Ginebra, respectivamente en 1946 y 1947. El grupo de autores, dirigido por un francés, Frédéric Siordet, hace constar, al principio del Rapport, que se ha redactado inspirándose en principios de una estricta neutralidad política, siguiendo la tradición de la Cruz Roja, y es ahí donde se halla su gran valor.
En Comité Internacional de la Cruz Roja consiguió hacer aplicar las convenciones militares de Ginebra, de 1929, para poder visitar a los detenidos civiles de los campos de concentración alemanes tanto de Europa Central y Occidental, como de Europa Oriental: en otras palabras, el C.IC.R. pudo visitar tanto los campos en que luego se reconoció que nunca hubieron “cámaras de gas” (Dachau, Belsen, Dora, Oranienburg, Buchenwald, etc.) como los que se afirmó que las hubo, especialmente Auschwitz. Huelga decir que el C.LC. R. visitó regularmente los campos de concentración que, en un principio se reservaban a prisioneros de guerra, y ello tanto en Alemania y las zonas de nuestro continente ocupadas por Alemania y sus aliados, como en la Gran Bretaña. En cambio, no le fué posible actuar de igual modo en la Unión Soviética, toda vez que ese país nunca ratificó los acuerdos de la Convención de Ginebra. Los millones de prisioneros civiles y. militares de la Unión Soviética, cuyas condiciones de vida eran, cual es público y notorio, las más penosas de todos, sin comparación alguna, estaban completamente desconectados del mundo exterior, no podían solicitar el amparo, ni siquiera teórico, de ningún control internacional y vivian en condiciones infrahumanas.
El Rapport es importantísimo porque, para empezar, aclara las circunstancias legitimas de la detención de judíos en los campos de eoncentración, como ciudadanos de un país enemigo. Al describir las dos categoría de civiles internados, el Rapport califica al segundo tipo como “civiles deportados por razones administrativas”. La expresión alemana es más exacta que la del texto francés del Rapport. Los alemanes lo llamaban Schutzhaftlinge, es decir, detención preventiva, refiriéndose a individuos que habían sido internados por motivos politicos o raciales, porque su presencia era considerada como un peligro en potencia para el Estado o para la tropa de ocupación.
El Rapport reconoce que los alemanes fueron, al principio, algo reticentes en permitir a la Cruz Roja entrevistarse con personas internadas por razones de seguridad del Estado (es decir, en un 98 %, judíos), pero afirma que a partir de Julio de 1942, el C.I.C.R. obtuvo concesiones muy importantes de los alemanes. Se permitió al C.l.C.R. que distribuyera víveres en los grandes campos de concentración a partir del siguiente mes, es decir, de Agosto de 1942. Esta concesión fué extendida a todos los campos a partir de Febrero de 1943 (233). El C.I.CR. estableció rápidamente contacto con los comandantes de los respectivos campos de concentración y puso en marcha un programa de envíos de víveres que funcionó regularmente hasta los últimos meses de la guerra, en 1945, y de ello dan fé las numerosas cartas de agradecimiento escritas por miles de judíos detenidos en esos campos.
El Rapport del C.I.C.R. menciona que “se enviaban 9.000 paquetes dianos. A partir del Otoño de 1943, y hasta Mayo de 1945, se mandaron aproximadamente 1.112.000 paquetes de vituallas, con un peso total de 4.500 toneladas (234). Además de los paquetes de víveres, se mandaron paquetes conteniendo productos farmaceuticos y vestidos. “Se mandaron expediciones a Dachau, Buchenwald, Sangerhau sen, Sachsenhau sen, Oranienburg, Flossenburg, Landsbergam, Lech, Floha, Ravensbruck, Hamburg—Neuengamme, Mauthausen, Theresienstadt, Auschwitz, Bergen—Belsen y a otros campos situados en el centro y sur de Alemania y en las cercanías de Viena. Estos paquetes estaban destinados sobre toda a judíos belgas, holandeses, franceses, italianos, griegos, polacos, noruegos y apátridas” (235). Estas mercancias habían sido recogidas o compradas por diversas organizaciones judías de beneficiencia en todo el mundo, y muy especialmente por el “American Joint Distribution Committee”, de Nueva York (236). Hasta la entrada en guerra de los Estados Unidos, este Comité fué autorizado por el Gobierno Alemán a ins­talar sus oficinas en Berlin.
A parte del citado “American Joint Distribution Committee”, fué la propia Cruz Roja quien compraba ingentes cantidades de víveres, sobre todo en Rumania, Hungría y Eslovaquia, estados, como se sabe aliados del Reich. El C.I.C.R. se queja, en su Rapport, de que su acción de gran envergadura de ayuda a los internados judíos fuera dificultada, no por los alemanes, sino por el estrechisimo bloqueo de Europa llevado a cabo por los Aliados occidentales (237).
Los delegados del C.I. C.R. pudieron visitar todos los campos de concentración alemanes. Es de destacar el elogio que se hace del campo de Theresienstadt (Terezin) en el que se hallaban exclusivamente judíos. “Este campo, en el que vivían unos 40.000 judíos deportados de diversos paises, era un ghetto relativamente privilegiado” (238). Según informes recogidos por el C.I.C.R. este campo había sido creado a título experimental por ciertos dirigentes del Reich que querían dar a los judíos la posibilidad de vivir en común en una ciudad administrada por ellos mismos y dotada de una autonomía interna casi completa… Los delegados pudieron visitar ese campo el 6 de Abril de 1945, semanas antes del fin de la guerra y doce días antes de su ocupación por los Aliados, y confirmaron la impresión favorable obtenida en su primera visita” (239).
El C.I.C.R. elogia, muy especialmente, la actitud humantaria del régimen de la Rumania fascista de Antonescu, que permitió y dió toda clase de facilidades al Comité para que socorriera a los 183.000 hebreos rumanos. Esta ayuda duró hasta la ocupación del país por las tropas soviéticas, lo que significó el fin de la misma, pues “el C.I.C.R no consiguió jamás mandar ni un sólo paquete de víveres, ni de correspondencia, a la Unión Soviética ni a los paises controlados militarmente o políticamente por ella (240). Es típico el caso de Auschwitz. El C.I.C.R. recibió una correspondencia voluminosa procedente de ese campo hasta la llegada de los soviéticos; entonces la correspondencia cesó de llegar. Una parte de los detenidos fué evacuada hacia el Oeste, a la zona ocupada por americanos e ingleses, instalándose en Oranienburg y Buchen wald, y el C.I.C.R. pudo continuar haciéndoles llegar víveres y medicamentos no así a los que quedaron en Auschwitz, con los que se perdió todo contacto.
Es curioso, por otra parte, que si los detenidos podían mandar, a través del C.I.C.R., una voluminosa correspondencia, y más concretamente desde el fa~ moso “campo de la muerte” de Auschwitz, no se filtrara, en la misma, ningún indicio acerca de los supuestos asesinatos masivos alli cometidos. Evidentemente en Auschwitz, como en todas partes, existía una rígida censura de correspondencia con sus propios co-nacionales, y a mayor razón con los internados políticos o por razones administrativas. Pero choca con el sentido común más elemental que ni una sóla de las misivas escritas desde Auschwitz consiguiera, por medios indirectos, comunicar a los Aliados la supuesta realidad de las masacres y de las cámaras de gas. Y raya en la imposibilidad pura y simple que los delçgados de la Cruz Roja que se pasearon por los campos de concentración alemanes durante el curso de la guerra, no se apercibieron de nada. Podrá argüirse qúe si se apercibieron pero guardaron silencio para no agravar aún más la suerte de los internados. Pero este argumento no es válido, por cuanto el Rapport del Comité Internacional de la Cruz Roja fué publicado en Ginebra, tres años después del fin de la guerra. Es más, teniendo en cuenta el clima político imperante en aquellas fechas, hubiera sido más popular para el C.I.C.R. afIrmar que había comprobado la existencia de cámaras de gas que guardar silencio sobre el tema. Y cuando fueron requeridos, los delegados del C.IC.R., a que se pronunciaran al respecto, manifestaron que les era imposible no oponerse a la irresponsable campaña con la que se pretendía acusar de genocidio al régimen nazi.
Uno de los aspectos más importantes del Rapport a que nos estamos refiriendo es que viene mucha luz sobre los motivos del aumento de los decesos en los campos de concentración hacia el final de la guerra. Por ejemplo, se afirma que “. . . en las condiciones caóticas en que se debatia Alemania hacia el final de la guerra, los tremendos bombardeos aéreos arruinaron no sólo la economía sino los transportes en el ámbito del III Reich. Los víveres no llegaron a los campos de concentración y hubo cada vez mas .detenidos que perecían de inanición” (241). Alarmado por tal situación, el Gobierno Alemán informó de ello a la Cruz Roja, en Febrero de 1945. A principios de Marzo de 1945, Kaltenbrunner se entrevistó con el Presidente del C.I.C.R. De resultas de tal entrevista, la Cruz Roja se encargó, a través de sus propios delegados, de tal distribución de los paquetes de víveres en los campos y un delegado del C.I.C.R. fué autorizado a permanecer en cada campo. Dicho delegado tenía plena libertad tic movimientos (242). Es decir, que en los dos últimos meses de la conflagración, cuando, según los apóstoles de la literatura concentracionaria, los alemanes llevaban a cabo, con toda su intensidad, su política de ge. nocidio, había un delegado de la Cruz Roja en cada campo. Y ninguno de tales delegados se dió cuenta de nada. Ninguno vió una cámara de gas. Ninguno vio un crematorio que no se utilizara para incinerar cadáveres de apestados o de tíficos. Ninguno tuvo la curiosidad para escuchar los rumores sobre el gaseamientos o cremaciones colectivas de seres vivos. Todos estaban distraí­dos ¿Tódos? ¿Es esto admisible?
Pero aún hay más. El C.I.C.R. protestó, el 15 de Márzo de 1944 contra “la bárbara guerra aérea de los Aliados” (243). Esta protesta se hizo oficialmente en el interés de los prisioneros de guerra y de los internados administrativos (es decir, en su gran mayoría judíos). El 2 de Octubre de 1944 el C.I.C.R. formuló una nueva protestas al “Foreign Office”, advirtiendo del inminente hundimiento del sistema de comunicación alemán y afirmando que traería como consecuencia inevitable el hambre para todos los que se encontraban entonces en Alemania, prisioneros incluidos (244).
En lo que concierne a la tasa de mortalidad en los campos, el Rapport precisa que se utilizaron los servicios de la mayor parte de los médicos judíos internados para luchar contra el tifus en el frente del Este, pero muchos médicos israelitas, estuvieron en los campos luchando contra las epidemias de tifus cuando éstas llegaron a su punto álgido en 1945 (245).
Por lo que se refiere a la alegación de que los alemanes habían camuflado las cámaras de gas en salas de duchas, el Rapport del comité lo desmiente tácitamente al declarar:
“Los delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja visitaron no solamente los lavabos, sino las instalaciones de baños, las duchas y los talleres de lavado de ropas. Debieron intervenir a menudo para hacer reparar algunas instalaciones o para lograr mejoras”.(246)
Esto nos parece definitivo. Los delegados del C.I.C.R. visitaron los célebres baftos-ducha, y si debieron intervenir para repararlos o lograr mejoras, es porque los vieron en acción. Admitamos que a algún o algunos delegados lograran engañarles los alemanes, haciendoles “ver” que las “cámaras de gas” eran baños—ducha. Concedido. Pero, ¿a todos los delegados a la vez, y en todos los campos?. Precisamente el examen de este voluminoso Rapport en tres volumenes, con un total de 1.630 páginas de documentos oficiales demuestra que los delegados del C.I.C.R. no encontraron ningúna prueba, en los campos de concentración de Alemania y de los países ocupados o bajo su área de in. fluencia, de una política oficial, extra—oficial y deliberada de exterminio de los judíos. En ninguna de las 1.630 páginas se habla de cámaras de gas, ni de otros crematorios que los convencionales, destinados a incinerar cadáveres. El Rapport reconoce que los judíos, como muchos otros pueblos en el curso de la guerra, sufrieron privaciones y que la vióa en los campos de concentración, sobre todo en los últimos meses, fué penosa, pero el silencio total sobre una política deliberada de exterminio, refuta, por si sólo, la fábula de los Seis Millones.
El Volumen III del Rapport trata extensamente de la ayuda “prestada a los judíos de la población libre” (247). Se demuestra sin resquicio alguno a la duda razonable que no todos los judíos fueron internados en campos de concentración, sino que muchos miles de ellos, en ciertas zonas, permanecieron mezcladas con la población civil, aún cuando estuvieron sometidos a determinadas restricciones.
En Eslovaquia, por ejemplo, estuvieron casi todos libres, en un regimen parecido al de la “libertad vigilada”. En ese país actuaba el adjunto de Eichmann, Dieter Wisliceny (248), y los judíos que fueron enviados a campos de concentración sólo fueron los participantes en acciones de sabotaje y los afi­liados a los partidos marxistas. Esta situación se prolongó hasta Agosto de 1944, en que se produjo un conato de sublevación contra el regimen del Padre Tisso, aliado de Alemania; en esa sublevación los judíos eslovacos tomaron parte casi en masa y entonces, salvo raras excepciones, los judíos fueron inter­nados en campos de concentración (249).
Entre los tres millones o tres millones doscentos mil judíos que, según demostrado en el epígrafe “LOS DERECHOS DE LA ARITMETICA” se hallaban en Europa, en el curso de la guerra, en territorio controlado por Alemania, hubo no sólo muchos que no fueron internados y otros muchos que tomaron parte en los movimientos de partisanos, sino que además una parte de ellos pudo emigrar en el curso de la contienda, generalmente yía Hungría, Rumania y Bulgaria, hacia Turquía Europea. Esta emigración a partir de los territorios ocupados por los alemanes fué facilitada igualmente por el Reich. Es curioso el cáso de los judíos polacos que llegaron a Francia antes de la ocupación de este país. “Los judíos de Polonia que, hallándose en Francia, habían obtenido varias visados de entrada en los Estados Unidos, fueron considerados ciudadanos americanos por las autoridades alemanas de ocupación, que aceptaron ulteriormente reconocer la validez de unos tres mil pasaportes entregados a judíos por determinados consulados de países de América Latina” (250): Como futuros ciudadanos americanos, estos judíos fueron internados en el campo de Vittel reservado a ciudadanos americanos cuya presencia se consideraba “non grata” en la Francia Ocupada. Muchos de estos ciudadanos americanos eran, también, de origen racial judío.
La emigración de los judíos europeos a partir de Hungría, en especial, con­tinuó en el curso de la guerra, sintrabas por parte de las autoridades alemanas. “Hasta Marzo de 1944, los judíos que tenían el privilegio de haber obtenido visados ingleses para ir a Palestina fueron autorizados a abandonar Hungría, en dirección a Estambul” (251).
Incluso después de la caída del régimen de Horthy y su substitución por el de Szallasi la emigración de los judíos continuó. El C.I.C.R. recibió un mensaje personal del Presidente Roosevelt en el que se especificaba: “El Gobierno de los Estados Unidos reitera expresamente que hará todo lo necesario para ocuparse de todos los judíos que están siendo autorizados a partir enlas actuales circunstancias” (252).
Un hecho que ilustra claramente la profundidad del lavado de cerebro colectivo a que se ha llegado en nuestra triste época es que un documento de especialistas, como el Rapport de la Cruz Roja, sea prácticamente ignorado por el gran público, mientras la lacrimógena impostura del Mito de Anna Frank haya alcanzado alguna notoriedad mundial y hasta haya sido impuesto como libro de texto obligatorio en varios “lander” de la muy democrática República Federal Alemana.
(233) Rapport del C.I.C.R.. — Volúmen III, p.78.
(234) Ibid. Id. Op. Cit. Volumen III, p. 80.
(235) Ibid. Id. Op. Cit. Vol III, pág. 83.
(236) Ibid. Id. Op. Cit. Vol 1, pág. 644.
(239) Ibid. Id. Op. Cit. Vol 1 pag, 642.
(240) Ibid. Id, Op. Cit. Vol 1, pag, 62.
(241) Ibid. Id. Op. Cit. Vol. III, pag. 83.
(242) Ibid. Id. Op. Cit. Vol. III, pag. 83—84.
(243) Inter Arma Caritas, pág. 88.
(244) Inter Arma Caritas, pág. 79.
(245) “Rapport del C.I.C.R”. Vol. I. Pág. 204.
(246) Ibid. Id. Op. Cit. Vol. III; p. 594.
(247) Rapport del C.I.C.R. Vol I, cap. 3—1.
(248) Capturado por los comunistas checos fue “interrogado” en la prisión de Bratislava, donde, en Noviembre de 1946 firmó unas “confesiones” al estilo soviético, incriminandose a si mismo y a numerosos jerarcas nazis. Estas confesiones están, insólitamente, escritas en inglés y hablan de que la ocupación de Polonia incrementó en tres millones la cifra de judíos bajo control nazi —tesis comunista tiempo ha refutada— lo que da un indicio clarísimo de la identidad de los autores de su “confesión” (N.del A.)
(249) Rapport del C.I.C.R. Vol. 1, pág. 646.
(250) Rapport del C.I.C.R. VoL 1, pág. 645.
(251) Ibid. Id. Op. Cit. Vol. 1, pág 648.
(252) Ibid. Id. Op. Cit. Vol 1, pág. 649.

CONCLUSION

Creemos haber demostrado, en las páginas precedentes, los siguientes puntos:
1) Los Nazis querían que los judíos emigraran; de Alemania, primero. De toda Europa después. Pero no querian liquidarlos físicamente. De haberlo querido, más de quinientos mil judíos no estarían actualmente en Israel cobrando indemnizaciones de Alemania Federal. Si algo les sobró a los Nazis para exterminar a los judíos fué tiempo. Seis años desde que empezó la guerra y doce desde que tomaron el poder, muy democráticamente por cierto.
2) Es un hecho histórico que los Nazis intentaron solucionar el problema judío a base de facilitar su emigración ordenada a otros paises. Las grandes “democracias”, que mantenían inexplorados y vacíos inmensos territorios no dieron ciertamente facilidades. El poderoso movimiento sionista no presionó tampoco para activar una emigración ordenada, tal como deseaba Hitler. A tal movimiento político incluso le convenía que algunos cientos de miles de correlegionarios suyos pasaran penalidades en Europa. Penalidades que luego se cobrarían al ciento por uno, política o económicamente, y ayudarían a mantener la cohesión del Judaísmo. Hitler ofreció una solución del problema judío en el discurso ante el Reichstag el 6 de Octubre de 1939, después de la campaña de Polonia. A parte de proponer la paz, el punto 3º de su discurso vetsó sobre “Un intento de ordenar y solucionar el problema judío”. Su propuesta no halló el menor eco en los gobiernos de las democracias occidentales.
3) Ni un sólo judío fué gaseado en Alemania y Austria, y cada vez hay más pruebas de que tampoco ocurrió en Auschwitz. Está demostrado que las pretendidas pruebas presentadas sobre los supuestos gaseamientos en Auschwitz son burdas mentiras, culminadas con el milagro atribuido a los Nazis, capaces de dinamitar las cámaras de gas, para hacer desaparecer las huellas de su crimen, sin que los crematorios, que se hallaban en el piso de encima, según las autoridades polacas, sufrieran daño alguno.
Hubo ciertamente crematorios para incinerar a los que habían muerto por diversas causas, incluyendo los genocidas raids aéreos de la aviación Aliada.
4) La mayor parte de los judíos que perecieron en pogroms lo fué a manos de las poblaciones civiles antes de la llegada de la Wehrmacht, la cual estaba interesada en el “manpower” que podían representar los judíos en la industria y la agricultura.
5) La mayor parte de los judíos que perecieron a manos de los alemanes eran elementos subversivos, espías o partisanos. En muchas ocasiones, también, los judíos eran víctimas de las represalias contra las actividades dé los citados partisanos. Las ejecuciones de rehenes, con todo lo lamentables que puedan ser, están previstas en todos los códigos militares del mundo, y su justificación radica en la existencia de los propios partisanos. Son éstos los que rompen la barrera entre combatientes y no—combatientes al no llevar uniforme y refugiarse en el anonimato de la población civil. Lo que pueda sucederle a éste será responsabilidad de los partisanos, que actúan fuera de las leyes de la guerra, y no del ejército regular.
También perecieron muchos judíos, en los campos de concentración, ejecutados por actos de sabotaje (298). La ejecución de saboteadores en tiempo de guerra está igualmente prevista en los códigos militares, y no sólo en el alemán.
6) Si fuera cierto que los Nazis ejecutaron, de hecho, a Seis Millones de judíos, el Judaísmo solicitaría subsidios y más subsidios para fomentar las investigaciones sobr el Genocidio, e Israel pondría sus archivos a disposición de los historiadores. Ni el Judaísmo ni el estado de Israel lo han hecho así. Muy al contrario, a todo aquel que ha intentado estudiar el problema seriamente lo han boycoteado, moral o materialmente. Esto constituye, a nuestro juicio, una prueba moral de que la cifra de los Seis Millónes es una estafa.
7) No hay ni una sóla prueba material del Genocidio. Hemos demostrado que la cifra de Seis Millones de gaseados es demográfica y materialmente imposible, así como técnicamente irrealizable. El modus operandi descríto por los autores del Mito es farragoso, innecesaria y ridículamente complicado y de un costoso prohibitivo en tiempo de guerra.
Los testimonio aducidos (Hoettl, Hoess, Eichmann, Gerstein) son inválidos: a) por haber sido, según es público y notorio, obtenidos bajo coacción. b) por no haber sido posible someterlos a contrainterrogatorio de la defensa, lo cual los descalifica automáticamente.
8) Son los acusadores los que tienen la obligación de presentar la prueba de que los Nazis gasearon a Seis Millones de judíos, y no los acusados Nazis. El fardo de la prueba recae, en todos los países civilizados, en el acusador, y no en el acusado. Demostrar una verdadera culpabilidad es mucho más fácil que demostrar una verdadera inocencia. ¿Cómo va a poder demostrar, el hombre más honrado del mundo, que nunca robó nada a nadie? Es el acusador quien tiene que demostrar sus cargos. Por tal motivo, los juicios contra antiguos SS, guardianes de campos de concentración, a los que se declara a priori miembros de organizaciones criminales y deben demostrar su inocencia sobre hechos que se suponen acaecidos hace treinta y cinco años, no son más que linchamientos legales.
9) Lademostración obvia de que la cifra de Seis Millones no tiene ningún fundamento nos la da el hecho de que los propios historiadores, escritores, publicistas y políticos judíos, sionista o no, presentan discrepancias verdaderamente ridículas en sus cálculos. Tras hacer firmar al desgraciado Gerstein (suponiendo que existiera) que los Nazis asesinaron a 45 millones de judíos, y luego, dos meses más tarde, reducir la cifra a 25 millones, para dejarla en “20 millones y pico” (sic) se descendió gradualmente a once millones, luego a ocho millones y finalmente se estabilizó la cuenta en la cifra de Seis Millones. Esta cifra perduró casi veinticinco años, en realidad aún perdura, pero coexiste con nuevas cifras. Por ejemplo, el Fiscal del Proceso Eichmann citó la cifra de 5.700.000, pero el Juez en sus conclusiones rehusó complicarse la vida con cifras y habló de “varios millones de inocentes judios”. (299) William Shirer el buda de los historiadores judíos, asegura que los Nazis asesinaron a cuatro millones de judíos (300). Josef G. Burg deja la cifra en 3.323.000 y aún se cubre con la frase de que “a tal cifra se llega tomando como ciertas las cifras de los más desenfrenados cultivadores de esa Mentira” (el supuesto Genocidio). El Padre Daniel Rufeisen corrige ligeramente las cifras de Burg y cifra el número total de judíos muertos en el transcurso de la contienda —por todos conceptos, incluyendo las causas naturales— en unos tres millones, como máximo. Aldo Dami —medio judío y casado con una judía— da la cifra de medio millón, también como máximo. Y el doctor Listojewski, un judío californiano, tras estudiar durante dos años el problema, afirma que el número máximo de judíos que perecieron durante el periodo hitleriano osciló entre 350.000 y 500.000 y remacha “Si nosotros, los judios, aseveramos que fueron Seis Millones, es una gran mentira (301). Finalmente, el judío americano, Doctor Freedman, como ya hemos visto, cree que la cifra de bajas judías no excedió de las 300.000 mientras niega en redondo la Mitología del Holocausto.
10) El mutismo de la Cruz Roja Internacional y del Estado Vaticano como institución, tanto durante la guerra como al final de la misma, sobre el plan genocida oficial u oficioso ideado y puesto en práctica por los Nazis para exterminar a los judíos, demuestra que tal plan no existió.
11) En número aproximado de bajas sufridas realmente por los judíos se sitúa, en nuestra opinión, entre 250.000 y 400.000. Esas cifras representan, para nosotros, el mínimo y el máximo. La razón de tan importante diferencia estriba en la absoluta falta de credibilidad de los testimonios emanados de fuentes rusas o polacas, y también del hecho de que a veces los judíos son catalogados como tales en las estadísticas, y a veces como rusos, polacos, etc,. No obstante, y remitiéndonos a lo que manifestamos en el epígrafe “¿CUANTOS MURIERON EN REALIDAD?” creemos que la cifra debe situarse alrededor de los 300.000. Damos por supuesto que un tercio de las personas muertas en campos de concentración eran judías (no debemos olvidar que los prisioneros de guerra rusos se contaban por millones), y si, según la Cruz Roja Internacioñal murieron en los campo de concentración unas 395.000 personas podemos desglosar las bajas de la siguiente manera, en lo que concierne a los judíos: unos 130.000 en los campos de concentración, a causa de infecciones, mala alimentación al final de la guerra, causas naturales, bombardeos aéreos, y, eventualmente, malos tratos de algunos guardianes, entodo caso, individuales y a espaldas del mando. Debe, además, insistirse en que las condiciones de vida de los internados empeoraron cuando los alemanes entregaron la administración interna de los campos a los “kapos”, es decir a los propios internados. Unos noventa mil en acciones bélicas a manos de los “Einsatzgruppen” (esta cifra es la máxima que se ha admitido por los propios judíos que pretenden ser historiadores). Y podemos cifrar el resto de los muertos judíos (a causa de su participación en los movimientos de resistencia occidentales; en el alzamiento armado del ghetto de Varsovia, de los bombarderos aéreos Aliados, por actos de sabotaje, subversión y espionaje y por causas naturales) en una cifra intermedia entre 50.000 y 100.000 personas. Es decir, en total, más o menos las que murieron en una noche en el bombardeo terrorista de la ciudad—hospital de Dresde, perpetrado por la aviación aliada, drama del que nunca se ocupan nuestros grandes medios de “información”.
12) La finalidad del Fraude tiene una doble vertiente: por un lado, impedir una auténtica unidad del bloque Occidental. Por otro, obtener fondos, mediante la operación de chantaje y difamación más monstruosa del toda la historia del mundo, para el estado de Israel.
(298) Los propios judíos se han enorgullecido de su labor de sabotaje. Por ejemplo, en el campo de Dora, donde se fabricaban las V—2, los judíos sabotearon su puesta a punto, de manera que un buen porcentaje de las mimas quedaron inutilizadas. En Sachsenhausen la dirección del campo debió solicitar, la ayuda de la Gestapo ante la magnitud de los sabotajes en la fabricación de motores Heinkel. (“Impossible Oubli”, Paris, 1970).
(299) En toda la Historia del Derecho, esta fué la primera vez que un acusado fué declarado culpable de un número indeterminado de crímenes. Incluso en los procesos contra las “brujas” en la Baja Edad Media se debía especificar, obligatoriamente, cantidad y calidad de los delitos imputados. Normalmente, el Juez del Proceso de Jerusalén debiera haber sido revocado, y el juicio anulado y repetido con otro juez, que se ajustara a derecho (N. del A.)
(300) William Shirer: “Rise and Fail of the III Reich”.
(301) Publicado en la Revista “The Broom”, de San Diego, California,el 11 de mayo de 1952.


Imagen del Rapport donde se menciona las victimas Judias en los Campos de Concentracción.

Alli se ve que el total de judios muertos fueron de 271.304 personas, bastante menos que los 6 millones que se dice.

“La primera víctima de la guerra es la verdad”

Winston Churchill



DOCUMENTAL: El Fraude del Auschwitz (1ª parte de 7)
Holocuento para inútiles ( 1/3 )

Los campos de concentración nazis y el mito de los 6 millones



Los llamados modernos medios de Información que, en honor a la Verdad, debieran ser apodados de “Desinformación”, han presentado una imagen convencional del problema. El contencioso germano-judío ha sido fallado por la Historia Oficial de la post-guerra de manera totalmente maniquea. Los nazis y, por extensión, los alemanes todos, eran unos brutos salvajes que encerraban a los judíos de Alemania y de los países que lograron ocupar militarmente en unos campos de concentración, con la finalidad de exterminarlos en crematorios y en cámaras de gas. Los judíos eran unas inocentes criaturas, que se dejaban llevar mansamente al matadero, entonando a coro el Cantar de los Cantares. Esa imagen ha sido reiterada, ad nauseam, en revistas y periódicos, por la radio y la televisión de todos los paises, beligerantes o no en la pasada guerra… Docenas, centenares de peliculas han aparecido y aparecen aún, pasados treinta años del final de la contienda, repitiendo obsesivamente el mismo leit motiv: alemanes estúpidos, nazis asesinos, judíos inocentes y holocausto infernal de seis millones de personas, perpetrado con refinamientos de crueldad inconcebibles en seres que se suponen civilizados.
Antes de entrar decididamente en lo que constituye el tema central de la presente obra, esto es, la demostración de que no existió un plan oficial aleman para la exterminación masiva de los judíos por el hecho de serlo y que, en cualquier caso, la cifra de bajas judías, por todos los conceptos, de resultas de la conflagración mundial, no pudo sobrepasar el 10 por ciento de la cifra oficial, hemos querido situar el problema en sus justos y exactos términos. Tal vez nos hayamos extendido excesivamente en los precedentes epígrafes, pero ello nos ha parecido impréscindible para una nueva evaluación precisa del problema.
Bien intencionados de la escuela revisionista se han sumergido de lleno en el tema, olvidándose de los antecedentes del mismo, y limitándose a señalar la imposibilidad material de la cifra de seis millones de exterminados. Un tal planteamiento, excluyendo las circunstancias que enmarcan el caso, parece dar por sentado que es lógico el internamiento de varios millones de civiles en campos de concentración.

 Si se omite el mencionar lo que, basandonos en testimonios de parte contraria a los nazis o, simplemente, a los alemanes en general, hemos reseñado en los epígrafes anteriores, cualquier lector medianamente advertido notará una laguna que por fuera hay que colmar. A nuestro juicio, el planteamiento correcto del problema de lo que no dudamos en calificar como “el mayor fraude histórico de todos los tiempos” es el siguiente:
a) La tradicional amistad entre el Sionismo y el Pan-Germanismo quedo rota cuando, a mediados de 1917, aquél traicionó una alianza fáctica y propició la entrada de los Estados Unidos en la guerra, al lado de los Aliados, lo que originó la derrota de Alemania y el infausto Tratado de Versalles, en cuya redacción participaron numerosos e influyentes judíos, en muchos casos nacidos en Alemania
b) La masiva participación de los judíos en las revueltas comunistas ocurridas en Alemania entre 1917 y 1925, así como su papel de líderes de los movimientos disolventes y antinacionales, culminando todo ello en una posición de preponderancia política y económica contribuyó poderosamente al triunfo electoral del Nacionalsocialismo, cuyo programa preveía la asimilación de los judíos alemanes al estatuto de extranjería.
c) Tal como hemos visto en precedentes epígrafes, los judíos del mundo entero, incluyendo los nativos de Alemania y Austria, declararon, de hecho y oficialmente, la guerra a Alemania.
d) En el transcurso de la guerra, diversos judíos con pasaporte norteamericano, inglés, francés o apátridas (ex-alemanes) coadyuvaron al endurecimiento de la guerra contra Alemania y a la entrada de los Estados Unidos en la contienda.
e) Las actividades de los judíos en los diversos movimientos de resistencia, es decir, de francotiradores que combatían sin uniforme, han sido tan voceadas por los propios hagiógrafos de los judíos que huelga extenderse sobre ello. En dichos movimientos —de lucha ilegal según las Convenciones de Ginebra y La Haya, no se olvide— los judíos eran legión.

f) En tales circunstancias, y atendidos los citados precedentes, los civiles judíos constituían, tanto en Alemania como en los territorios que sucesivamente fue ocupando el Ejército Alemán en el curso de la guerra, un peligro potencial. Por consiguiente, se hizo necesario, en determinados casos, su internamiento.
g) Ese internamiento hubo de realizarse en campos de concentración, que hubo que improvisar en plena guerra, pues los construidos en preguerra para alberge de marxistas y elementos asociales no bastaban. Con la masiva llegada de prisioneros, especialmente procedentes del frente del Este, la situación en los campos de concentración empeoró, aumentando la tasa de mortalidad, ya normalmente elevada en los campos de prisioneros.
h) La tesis oficial pretende que, mediante gaseamientos, crematorios, fusilamientos en masa y sevicias de todo género, no menos de seis millones de judíos fueron deliberadamente ejecutados por los nazis, siguiendo un plan oficial del Gobierno Alemán.
i) Como vamos a demostrar seguidamente, no existió ningun programa oficial de exterminación de los judíos, no existieron cámaras de gas y los crematorios tenían como finalidad la incineración de los cadáveres. Finalmente la cifra de seis millones de judíos muertos representa de quince a veinte veces la realidad.
j) El “mito de los seis millones” es artificiosamente mantenido en vida por el interés mancomunado y convergente del Sionismo Internacional y de la Unión Soviética. Para ésta, la creencia en tal entelequia mantiene en pié un muro de horror entre Alemania Occidental y los demás paises de la Europa residual aún no sometidos al Comunismo. Si seis millones de judíos fueron exterminados, muchísimos alemanes debieron saberlo; si lo sabían y lo toleraban Alemania era —y debe continuar siendolo— un país de salvajes, indigno de la convivencia internacional. Así se mantiene una resquebrajadura permanente en el ya de por sí poco sólido edificio de la Alianza Atlántica. Para aquél, —para el Sionismo—, la pervivencia del mito representa la seguridad de poder continuar contando con la República Federal Alemana como enjuagador de los permanentes déficits del Estado de Israel.

 Los campos de concentración para judíos y (no-judíos) estaban ubicados en las siguientes ciudades: Katzweiler, Dachau, Flossenburg, Buchenwald, Bergen-Belsen, Neuengamme, Ravensbruck, Sachsenhausen, Gross-Rosen, Theresienstadt, Mauthausen, Stutthoff, Chelmno, Treblinka, Sobiror, Maidanek, Belzec, Auschwitz-Birkenau, Vught, Dora, Beuchow, Drancy, Ellrich, Elsing, Gandersheim, Gurs, Herzogenbusch, Kistarcsa, Lublin y Wolzec.
Para empezar, he aquí una fantástica coincidencia. Según la literatura concentracionaria, aún cuando los malos tratos ejercidos con lunático sadismo se dieron en todos los campos citados, sólo fueron “campos de exterminación” propiamente dichos los de Auschwitz-Birkenau, Stutthof, Chehnno, Belzec, Treblinka, Maidanek y Sobiror, es decir, todos los situados en territorio actualmente controlado por los comunistas, rusos o polacos. Se ha podido probar que ni Dachau, ni Buchenwald ni Bergen-Belsen, todos ellos en territorio Alemán, fueron “campos de exterminación”; cuando se ha pretendido continuar las investigaciones en los siete campos restantes, actualmente en territorio controlado por los comunistas, éstos han declarado, bajo “palabra de honor” que la versión que los presenta como campos de exterminio es correcta, y el asunto se ha dado por zanjado. Así pues, la cuestión de los campos de exterminio se inicia, ya, con una coincidencia matemáticamente super-improbable. Pero de ello ya hablaremos más adelante, al estudiar el caso campo por campo.
Ahora creemos interesante hacer un inciso sobre la necesidad del internamiento de grandes masas civiles de halógenos potencialmente hostiles, llevada a cabo por paises en estado de guerra. Pero he aquí que según datos proporcionados por el mismo Congreso Mundial Judío, habían, en 1957:
- Judíos en la Unión Soviética…………………………………………………. 2 millones.
- Judíos en los Estados Unidos………………………………………………. 5,2 millones.
- Judíos en otros países…………………………………………………………4,6 millones.
- Lo que totabiliza: 11,8 millones.
Once millones ochocientos mil judíos. Es decir, 0,8 millones MÁS de los que debieran haber de acuerdo con el primer cálculo. Por consiguiente, un testimonio de tan excepcional calidad como el propio Congreso Mundial Judío admite, tácitamente, que el número de “victimas” no puede ser siquiera de 5,7 millones, debiendo rebajarse a 5,7 – 0,8: 4,9 millones.
Pero, según informa el demógrafo norteamericano Roland L. Morgan, en el censo de la población soviético de 1957, el número de judíos residentes en la URSS era ligeramente superior a los tres millones y no los DOS MILLONES mencionados por el Congreso Mundial Judío. Si substraemos ese millón “perdido” y ahora “hallado” en Rusia, de la cifra del párrafo anterior deberemos deducir precisamente “ese” millón: 4,9 millones – 1 millón: 3,9 millones.
Ahora bien, si el Congreso Mundial Judío pudo “arreglar” la población judeo—soviética en un tercio, ¿podemos admitir como aceptable la sospechosamente baja cifra de sólo 5,2 millones de judíos en los Estados Unidos…?
Roland L. Morgan lo niega resueltamente, razonándolo de la siguiente manera: “Según cifras oficiales del Comité Judeo— Americano la población judía de los Estados Unidos era, en 1917, el 3,27 % del total; en 1927, el 3,58 % y en 1937 el 3,69 %. Todos sabemos que, además del aumento natural normal se produjo, en las décadas de los años 40 y 50 un tremendo influjo de inmigrantes judíos — tanto ilegal como ilegalmente— a las hospitalarias tierras americanas. Pero, sorprendentemente, si hemos de creer las cifras del Congreso Mundial Judío, en 1957 el porcentaje había descendido hasta un 2,88 % del total (5,2 millones sobre 180 millones). Esto es imposible. No se puede admitir”.

En efecto: ¿cómo pudo ocurrir ese “milagro”?. No sería más lógico suponer que, según el demógrafo norteamericano Wilmot Robertson, a mediados de la decada de los cincuenta debieron haber en los Estados Unidos entre ocho y nueve millones de judíos, lo que llevaría su porcentaje con respecto al total de la población a un 4,5 %?. Porque, en todo caso el asumir que el porcentaje descendió por debajo del nivel de 1937 es sencillamente absurdo.
Examinemos esta cuestión desde otro punto de vista. La revista “Time”; citando el Anuario de las Iglesias Americanas informa de que hay, en los Estados Unidos, 5,5 millones de judíos “practicantes de la religión mosaica”. En otras palabras, si el número total de judíos oficialmente admitidos en el pais es de 5,2 millones, resulta que más del cien por cien de los judíos —apróximadamente el 106 por ciento— están inscritos en sus comunidades religiosas. ¿Otró milagro?… Que no todos los judíos residentes en los Estados Unidos son practicantes de su religión está corroborado por un artículo aparecido en el mismo semanario “Time” en el que se afirma que sólo el 10,6 % de la población neoyorquina profesa la religión mosaica, a pesar de que el porcentaje total de los judíos en esa ciudad es del 28%, aún cuando creemos, avalados por las obras de Robertson, entre otros, que esa cifra es inferior a la realidad, que más bien debe acercarse al 35%. En todo caso, una cosa es evidente: más de la mitad de los judíos neoyorquinos son religiosamente indiferentes y no se hallan registrados en las sinagogas. Según las estadísticas , el 38% de los americanos son ateos o agnósticos, y el 62% pertenece a una u otra de las diversas religiones. Dando por sentado —tratando, como siempre hacemos, de ponernos en la postura más favorable a la tesis oficial de los seis millones— que los judíos norteamericanos son más religiosos que sus compatriotas neoyorquinos, les aplicaremos, a todos ellos, el porcentaje general del 62%. De manera que si hay 5,5 millones de judíos “practicantes” (62%), deben haber, aproximadamente otros 3,3 millones de “no practicantes” (38 %). Sumando ambas cifras tendremos un total de 8,8 millones de judíos en los Estados Unidos, lo que cuadra con las cifras de Robertson. Además, esta cifra, que es el 4,9% de la población americana, coincide con nuestro anterior cálculo y es, indudablemente, mucho más plausible que la ridículamente baja cifra de 5,2 millones que, con fines evidentemente políticos facilitó el Congreso Mundial Judío.
Este exceso en la población judía de los Estados Unidos, es decir, 8,8 miIlones – 5,2 millones: 3,6 millones nos da derecho a acortar, por tercera y úl tima vez el número de victimas, pues resulta obvio a la luz de los precedentes cálculos que el número de los judíos americanos ha sido, igual que el de los rusos, “ajustado” en más de un tercio. Y resulta evidente que si no se hubieran producido tales “ajustes” hubiera sido imposible mantener tanto tiempo el mito de los SEIS MILLONES (ahora, ya 5,7 millones) de víctimas judías.
De modo que, finalmente, resulta: 3,9 millones – 3,6 millones “descubiertos” en los Estados Unidos: 0,3 millones. Y esta cifra, 300.000 judíos, es el número aproximado de muertos que tuvo esa comunidad a consecuencia de la II Guerra Mundial. Es posible incluso que la cifra haya sido algo más baja, o algo más alta, pudiéndose concluir que el número total de bajas judías debió escilar entre las 250.000 y las 400.000.
Creemos que las cifras y razonamientos presentados más arriba debieran ser mas que suficientes para demostrar que las reticencias y cautelas de la Encyclopædia con respecto al número de victimas judías estaban más que justificadas, pues la más bombástica y desvergonzada campaña propagandistica que han visto los siglos multiplicó, de quince a veinte veces, el numero real de bajas judías en la contienda mundial.
Aldo Dami, autor que dista mucho de ser un “pro-nazi”, con sangre judía en sus venas y casado con una judía, ha escrito un documentadisimo libro el que demuestra que el total posible de victimas judías en la guerra fué de seiscientas mil, aunque afortunadamente, dicho total posible no se alcanzó, pues hubo muchos individuos dados inicialmente por desaparecidos en las cámaras de gas y crematorios, que aparecieron, años después, en el nuevo Estado de Israel. Para Dami perecieron, como máximo, medio millón de judios, incluyendo los que murieron en la sublevación armada del ghetto de Varsovia y las victimas del terrorismo de los movimientos de “resistencia”, del consiguiente “contraterrorismo” y de los bombardeos aéreos.

 Otro judío, el demógrafo Allen Lesser confesó que “el número de judíos fallecidos en la pasada contienda ha sido profusamente exagerado”, y también que, “según se divulgó durante los años de guerra, por parte de las agencias de prensa judaicas, el número de judíos muertos en toda Europa, asciende a varios millones más de los que los mismos nazis supieran jamás que hubiesen existido” .
De las cifras facilitadas por el escritor judío Jacob Letchinsky se deduce, igualmente, que, como máximo, de trescientos cincuenta a cuatrocientos mil israelíes perecieron en la contienda, por todos los conceptos, y aproximadamente, los dos tercios de esa cifra en los campos de concentración.
La cifra de trescientos mil judíos muertos ha sido sostenida por el periódico suizo “Die Tat”, de Zurich que tras un documentado estudio, basado en fuentes neutrales y judías, concluye que “el total de victimas judías en los campos de concentración alemanes durante la guerra es, de aproximadamente, unas 300.000”. Esa cifra incluye los fallecimientos a causa de todos los factores, epidemias, muertes naturales, inanición e, incluso, bombardeos de la Aviación Aliada. La propia Cruz Roja Internacional, en documentado estudio aparecido en el periódico suizo Bassler Nachrichten, y cuya reproducción adjuntamos (en la edición en papel del libro), afirmó oficialmente que el número de muertos en los campos de concentración fué de 395.000.
Esta cifra, emanada de la Cruz Roja, no ha sido, evidentemente, reproducida millones de veces por los periódicos y los locutores de radio y televisión del mundo entero. Al contrario, un espeso muro de silencio ha mantenido a la incómoda cifra en el más discreto de los anonimatos. La Verdad no siempre es cómoda, especialmente cuando contradice los dogmas oficiales. Pero… ¿no parece más digno de fé el testimonio de la Cruz Roja Internacional, al fin y al cabo entidad filantrópica y neutral, que las acusaciones del Congreso Mundial Judío y demás organismos paralelos, que son entidades políticas y no ciertamente neutrales en el caso que nos ocupa?.
Es importante mencionar que el “Guinness Bock of World Records”, publicación estadística que goza de buen renombre en el mundo de habla anglosajona, publicó que… “a pesar de haberse repetido frecuentemente que las victimas judías en la última guerra fueron seis millones de personas, de nuestros estudios resulta que el máximo de victimas que hubo fué de 1.200.000, de los cuales 900.000 en el campo de concentración de Auschwitz”. El Guinness Book simplemente manejó las cifras oficiales que le fueron facilitadas, y a través de las contradicciones de las mismas llegó a la antedicha cifra. Pero es preciso tener en cuenta que tales cifras oficiales estan muy sujetas a caución, especialmente las referentes a Auschwitz, emanadas, como se sabe, de las autoridades polacas.
Joaquin Bochaca

Capítulo del imprescindible libro: “El mito de los 6 millones”

Fuente: http://revisionismos.blogspot.com/2007/04/los-campos-de-concentracin-nazis-y-el.html

HOLOCAUSTO
LA GRAN MENTIRA DEL SIGLO XX


El cargo más grave que se hizo a los líderes nazis fue el de haber cometido “crímenes contra la humanidad”; en otras palabras, ejecuciones de judíos. La parte acusadora, o sea los mismos israelitas, calcularon en seis millones el número de ejecutados. Una cantidad tan grande de fusilamientos es incuestionablemente injustificada, pero el delito no se configura con el simple dicho del acusador. Para probarlo se hubiera requerido el trabajo de un tribunal imparcial y de una investigación que no fuera practicada por los mismos acusadores, máxime cuando esos acusadores exageran siempre todo suceso que tienda a favorecerlos. Frecuentemente llegan incluso a desprestigiar como victimarios a quienes en realidad son víctimas de ellos.
Un gran sector de abogados británicos, por conducto de la revista “The Solicitor”, de junio de 1946, hizo la siguiente observación: “Cuando un hombre insiste en ser juez de su propia causa hay que suponer inevitablemente que ésta no resistirá a la investigación. ¿No sacará la posteridad esta conclusión respecto a los juicios de Nuremberg?”.
Antes de la guerra sólo había 600,000 judíos en Alemania. Y una vez terminada la contienda aún había tantos que pudieron asumir innumerables puestos públicos, montar tribunales de “desnazificación” y ocupar cargos directivos en el comercio, en la industria, en la banca y en general en todas las actividades públicas. Después de la guerra, la agencia noticiosa “France Press” informó cómo millares de judíos asistieron en Munich al entierro de Philipp Auerbach. Y en toda la prensa (incluso la israelita) se publicó asimismo cómo en el pequeño poblado alemán de Bielfeld una multitud de hebreos se opuso a la exhibición de una película interpretada por Weit Harlam, debido a que años antes éste había filmado una cinta anti-judía. De igual manera fue del dominio público que apenas el Dr. Eberhard Stern formó en Berlín un partido nacionalista, millares de judíos brotaron por doquier para asaltar su casa y protestar en contra suya. Todo esto sin contar las decenas de miles de israelitas que al terminar la contienda emigraron de Alemania a Palestina, a Estados Unidos y a otros muchos países, inclusive México.
Si antes de la guerra había sólo 600,000 judíos en Alemania; si al terminar la contienda su número era tan considerable que hacían sentir su influencia en todas partes, ¿cómo pues, se explica la ejecución de seis millones de israelitas?… ¿Se trataba acaso de una mágica resurrección?…
Una parcial explicación de estos misterios aritméticos, consiste en que los alemanes ejercieron dominio temporal sobre diversos países europeos en los que había judíos. Pero es el caso que en cada uno de esos países también se repitió el mismo prodigioso milagro de la resurrección. Apenas los ejércitos aliados penetraron en Francia, surgieron por todas partes los “ejecutados” israelitas y se encumbraron de nuevo en la política y las finanzas: Marie Claude, Vaillant-Couturier y Pierre Villain lograron hacerse diputados y junto con Madeleine Braun (también judía) encabezaron una nueva corriente prosoviética. Y apenas el ejército judío-bolchevique penetró en Rumania, Checoslovaquia y Hungría, surgieron israelitas por todas partes para hacerse cargo de la nueva administración pública marxista, de la alta estructura de las finanzas, de la industria y del comercio.
Antes de la guerra sólo había 6 millones de judíos en toda Europa, y de haber sido asesinados seis millones, no habría quedado ninguno, lo cual es absolutamente falso. En todos los países las tropas aliadas encontraron numerosas colonias de israelitas y a otros muchos se les libertó de los campos de concentración. Aun antes de que terminara la contienda, a fines de 1944, Himmler accedió a que emigraran a través de Suiza 1,200 hebreos semanariamente, y el 19 de abril de 1945 (antes que terminara la guerra) Norbert Masur, del Congreso Mundial Israelita, llegó a Berlín a gestionar ante Himmler que los judíos detenidos no fueran cambiados de campamento, a fin de evitarles posibles represalias durante su translado.
El cuento de los 6 millones de judíos muertos comenzó a ser fabricado por el israelita Poliakov, partiendo de las declaraciones del Dr. Wilhelm Hoettl y de Dieter Wisliceny, quienes dieron informes sobre evacuaciones, emigraciones, decrecimiento del judaísmo europeo, etc.. Poliakov barajó estos términos y a todos les dio la acepción de “liquidación”. Echó a rodar la bola y luego otros le fueron agregando dramáticos retoques. Los comisarios judíos soviéticos capturaron el campo de Auschwitz y hablaron de 4 millones de judíos muertos con gas, lo cual es falso porque meses antes la Cruz Roja internacional había visitado ese campo y no existía tal exterminio ni cámaras de gas. Pero el embuste fue difundido mundialmente por las agencias internacionales de prensa (controladas por el judaísmo) y coreado por películas filmadas, documentales amañados, panfletos, libros, etc.. David Rousset, en Francia, y Eugen Kogon, en Alemania, dramatizaron la “liquidación de los 6 millones”. El comunista húngaro Miklos Nyizli inventó la “confesión” del Dr. Mengele, y después de que fue ejecutado Rudolf Hoess (comandante del campo de Auschwitz, no confundir con Rudolf Hess) se inventó su “confesión” sobre las matanzas y se tradujo a todos los idiomas para “confirmar” en el mundo entero lo de los “6 millones de liquidados”. (A esta lista hay que agregar en 1994 la amañada cinta “La Lista Schlinder” del productor y director judío Steven Spielberg.)
Todo esto tiene por objeto desplegar una enorme cortina de compasión hacia los judíos para encubrir los móviles políticos de sus jefes internacionales, empeñados en una lucha total contra el mundo no judío. Y como ganancia extra (cosa muy importante) el Estado de Israel se basa en este cuento para cobrarle a Alemania las indemnizaciones que ha venido exigiendo. En 1998 éstas importan más de 100,000 millones de dólares. Ningún otro país ha hecho negocio con sus muertos, ni menos con sus “muertos vivos”. (Aquí es importante agregar que al enterarse de que Alemania iba a indemnizar a “sobrevivientes del holocausto”, miles de judíos que jamás pisaron un campo de concentración se tatuaron números en los brazos para obtener el dinero).
Para elaborar el mito de los 6 millones de judíos muertos (todos los que habitaban en Europa) no se omitieron trucos. Por ejemplo, un bombardeo aliado había devastado la población alemana de Weimar, poco antes de que terminara la guerra, y eran tantos los muertos que el jefe de la policía, Walter Schmidt, optó por incinerarlos, de lo cual tomó fotos. Pues bien, esas fotos de alemanes muertos por los aviones aliados fueron luego exhibidas como si se tratara de israelitas asesinados. En Munich ocurrió algo parecido y el arzobispo y cardenal Faulhaber atestiguó que los cadáveres encontrados por los aliados en el crematorio de Dachau no eran de judíos, sino de alemanes muertos en el bombardeo de la ciudad. Agregó que en Dachau nunca existieron cámaras de gas, como ahora se dice que las hubo.
Por su parte, el abogado Stephen F. Pinter, de St. Louis, Mo., estuvo seis años en Alemania como funcionario del Departamento de Guerra de Estados Unidos, comisionado para investigar lo de los campos de concentración, y afirma que lo de las cámaras de gas para matar judíos carece totalmente de fundamento; en cuanto a los hornos crematorios, no eran para exterminar a nadie, sino para cremar cadáveres. Mr. Pinter agrega que él fue la primera autoridad aliada que recibió el campo de concentración de Flösenburg y precisó que ahí no habían muerto más de 200 personas, pero meses después se enteró con sorpresa que estaban celebrándose ceremonias en Flösenburg para honrar a los “tres mil exterminados”.



El doctor judío Benedikt Kautsky, que estuvo internado en Auschwitz y en otros campos, dice: “Yo estuve en los grandes campos de concentración de Alemania. Pero, conforme a la verdad, tengo que estipular que no he encontrado jamás en ningún campo ninguna instalación como cámara de gaseamiento”. (“La Mentira de Ulises”.- Por Paul Rassinier, antiguo internado en campos de concentración.)
Solamente si se admite la creencia de que el judío es el elegido para dominar el mundo, y de que esa hipotética superioridad le permite multiplicarse en la tumba, puede aceptarse que durante la guerra perecieron seis millones de judíos, pues la inmensa mayoría de ellos vive ahora (1953, año de la 1ª edición de este libro) en Europa, en América y en la Palestina ocupada.
Es tan decidido el interés de mantener el mito de los seis millones que en Alemania se incurre en el “delito de opinión” si se niega el “holocausto”. El general Otto Ernst Remer fue condenado el 26 de noviembre de 1986 a tres meses de cárcel y a una multa por decir que tal cosa era falsa. Y en Francia el líder Jean Marie Le Pen fue multado por afirmar que no había habido las famosas cámaras de gas (Sep. 24 de 1988).
Por otra parte, es rigurosamente cierto que muchos judíos fueron muertos o ejecutados, pero se omite decir que eran miembros de grupos sin uniforme y sin bandera, que a retaguardia de las líneas organizaba sabotajes, conspiraciones, espionaje y asaltos sorpresivos. Este encubierto sistema de combate ha sido siempre sentenciado en todos los países del mundo a la máxima pena de la ejecución. Es un principio de ley internacional que todo aquel que combate sin uniforme y sin insignias se priva automáticamente de garantías en el caso de caer prisionero.
Los escritores Goldsmith, Marik, Buch y Ruszicka han relatado cómo sus congéneres organizaban saboteadores a espaldas de las líneas alemanas en la URSS. En su barrio de Bialystock organizaron un gran levantamiento que empezó el 16 de agosto de 1943, encabezado por el líder judío comunista Daniel Moskovicz y por Mordechai Tanenbaum, dirigente del hechalutz. (“Prensa Israelita”, 2 de abril de 1964).
El periodista Edwin Hartrich reveló el 26 de febrero de 1948 que un tribunal militar norteamericano acababa de contradecir el principio básico en que se basaron los procesos de Nuremberg. El nuevo tribunal dictaminó que “los soldados alemanes eran víctimas de ataques por sorpresa, hechos por un enemigo con quien no podían batirse en combate abierto. Era práctica común la emboscada a las tropas alemanas. A menudo los soldados alemanes eran capturados, torturados y muertos. La mayoría de las fuerzas subterráneas no cumplían con los reglamentos de la guerra y por lo tanto carecían de todo derecho a ser tratados como beligerantes… Los miembros de estos grupos ilegales (añadió el tribunal militar norteamericano radicado en Francfort) no tenían derecho al privilegio de ser tratados como prisioneros de guerra al ser capturados, y en consecuencia los alemanes no pueden ser acusados de ningún crimen por haberlos fusilado”.
Añadía el tribunal que la ejecución de quienes combaten sin uniforme era practicada por muchas naciones, inclusive la Gran Bretaña, los Estados Unidos, Francia y la URSS. Tanto así que el reglamento de guerra en tierra, del ejército norteamericano, establece como ilegales los actos de resistencia realizados por individuos “sin emblema, distintivo o uniforme por el cual pueda reconocérseles a distancia, ni porten sus armas abiertamente ni luchen de acuerdo con las reglas bélicas universalmente aceptadas”. Tal era el caso de millares de fanáticos judíos que luchaban secretamente, como que de todo secreto han hecho un arte inimitable en los últimos cuatro mil años, desde que desafiaron el poder de los faraones. En realidad el movimiento político judío podría ahora proclamar con orgullo la temeridad de sus encubiertos combatientes de Europa, pero sin duda alguna le conviene más presentarlos como pasivas víctimas de una “inexplicable e incoherente furia hitleriana”.
Otra acusación contra los alemanes se refería a la ejecución de rehenes. Este procedimiento, como medida represiva contra los ataques encubiertos de combatientes no uniformados, se halla previsto asimismo en el artículo 358 del reglamento de guerra norteamericano, y en los artículos 453 y 454 del código de justicia militar británico. Se acusó a las tropas SS alemanas de ejecutar a 10 rehenes por cada soldado alemán asesinado a mansalva, pero es el caso que los franceses tenían una cuota de 25 a 1, y los estadounidenses de 200 a 1.
El Dr. Judío Listojewski publicó en la revista “The Broom”, de San Diego, Cal., el 11 de mayo de 1952: “Como estadístico me he esforzado durante dos años y medio en averiguar el número de judíos que perecieron durante la época de Hitler. La cifra oscila entre 350,000 y 500,000. Si nosotros los judíos afirmamos que fueron seis millones, esto es una infame mentira”.
Aparte de los que fallecieron de muerte natural, de los ejecutados por espiar o sabotear y de los muertos en francos levantamientos armados en la retaguardia alemana como el de Varsovia, también es cierto que a veces ocurrieron crueles abusos contra rehenes israelitas. Las propias autoridades nazis descubrieron uno de esos abusos en 1944 cuando el juez Morgen, de la SS, comprobó que en el campamento de Bunchenwald habían sido asesinados numerosos judíos por el comandante Koch, que inmediatamente fue procesado y fusilado por las mismas autoridades nazis, en tanto que otros funcionarios quedaron presos. En la mentada película “La Lista Schlinder” se muestra al comandante Amon Goeth, que efectivamente maltrataba a los judíos (aunque no con la exageración con que se muestra en la amañada cinta). Lo que no se dice en ese filme es que dicho comandante fue encarcelado por las mismas autoridades alemanas por maltrato a los judíos y estaba esperando juicio al terminar la guerra.
Abusos semejantes fueron poco después descubiertos cerca de Auschwitz, al parecer solapados por el jefe de la policía Kaltenbrunner, y se les puso coto en octubre de 1944. Sin embargo, hasta los que morían de muerte natural están ahora considerados como víctimas del nazismo.
Pero lo de las cámaras de gas y la liquidación de 6 millones de judíos es un recurso publicitario, un fantasmón contra todo intento de poner en claro los móviles ocultos del movimiento político judío. (El mismo objeto tienen las grandes campañas psicológicas de prensa, como la desplegada acerca del ex coronel Eichman, secuestrado en Argentina por agentes del sionismo internacional, incomunicado en la Palestina ocupada y ahorcado sin un juicio imparcial; y como la espectacular maniobra publicitaria del teatro contra el Papa Pío XII, “El Vicario”.)
Naturalmente que al tratar esto en Nuremberg sólo era una voz la que privaba y una versión la que se oía. En otros muchos juicios menos conocidos se utilizó hasta la violencia contra los acusados para sacarles “confesiones” , y esto dio origen a una investigación realizada por estadounidenses. El juez Edward Le Roy van Roden, jefe de una comisión investigadora, denunció el 14 de enero de 1949 “los salvajes métodos empleados por los agentes fiscales aliados… apaleamientos y puntapiés brutales; dientes arrancados a golpes y mandíbulas partidas”.
Este juez (uno de cuyos hijos es aviador y estuvo prisionero en Alemania) acusó en particular a los fiscales del tribunal aliado de Dachau, que condenó a muerte a numerosos prisioneros alemanes.
Y así como los ahorcamientos de Nuremberg fueron un símbolo de la venganza judía, la prisión de Spandau, en Berlín, es otro símbolo de que esa venganza arde como una lámpara votiva. Allí estuvieron presos, durante períodos de diez a veinte años, Walter Funk, Ministro de Economía; Baldur von Schirach, jefe de las juventudes hitlerianas; Albert Speer, cuyo “delito” había sido elevar la producción de armamento, y otros jefes del Gabinete.
Von Schirach y Speer salieron en 1966 y quedó solitario Rudolf Hess, nazi número 3 que voló a Inglaterra a ofrecer la paz.
En el desquiciamiento de la derrota, algunos antiguos jefes nazis abjuraron de Hitler y de su lucha, como Frank y Von Schirach. Otros continuaron inalterables. El ministro de armamentos, Speer, condenado a 20 años, fue interrogado sobre qué haría al quedar libre y contestó: “Naturalmente que agitaré”.
–¿Quiere usted decir que agitará para revivir la causa nazi?
–Por supuesto ¿por qué no?
–contestó.

El almirante Karl Doenitz, de 53 años, comandante de los submarinos y luego sucesor de Hitler, admitió que en septiembre de 1942 dio órdenes para que no se rescatara a los supervivientes, pero tuvo que hacerlo así porque después del hundimiento del barco inglés “Lakonia”, varios submarinos alemanes acudieron a auxiliar a los náufragos y fueron atacados durante las operaciones de salvamento, de acuerdo con las órdenes de Churchill.
“En consecuencia” afirmó, “estoy convencido de la legalidad de la guerra submarina alemana y si dependiera de mí volvería a hacerla exactamente en la misma forma… En la guerra uno debe saber ganar y perder”.

Rudolf Hess, representante del Fuehrer, que voló a Inglaterra para ofrecer la paz que Hitler proponía a Occidente antes de atacar al marxismo judío, declaró al ser condenado a prisión perpetua: “Tuve el privilegio de trabajar durante muchos años de mi vida bajo la dirección del hijo más grande que el pueblo alemán ha engendrado en miles de años de su historia. Aun si pudiera, no destruiría ese período de mi vida. Estoy contento de haber realizado mi deber como alemán, de haber cumplido mi deber para con mi pueblo como nacional socialista y fiel partidario de Hitler. Si tuviera que iniciarme nuevamente actuaría precisamente en la misma forma, aun sabiendo que mi fin consistiría en ser quemado en una pira. Siento la mayor indiferencia por las decisiones de los hombres; algún día compareceré ante el Eterno para rendirle cuentas y sé que él me dará la absolución”.
El 17 de agosto de 1987 las autoridades aliadas anunciaron que Hess había muerto. Al día siguiente se dijo que se había estrangulado con un cable, lo cual no fue confirmado. El cirujano inglés Hugh Thomas afirma que Hess fue asesinado; que la autopsia practicada por el médico británico James Cameron revela que murió de asfixia, pero no mencionaba en su dictamen la palabra “suicidio”. (Londres, 12 de marzo de 1988, AFP).
Los restos de Hess fueron inhumados en secreto, en un lugar no identificado. Existe la versión de que, sumamente debilitado, con 93 años de edad, no se quiso dejar la impresión de que fuera un mártir de la “justicia” aliada.
De cuatro millones de prisioneros hechos por el comunismo judío en la URSS, 185,000 fueron liquidados sumariamente y 2Ì615,000 murieron en cautiverio.
Respecto a los prisioneros hechos por americanos, ingleses y franceses, durante la guerra y poco después de terminada, el investigador canadiense James Bracque afirma que en los campos de concentración aliados, murieron 800,000, debido a las severas directivas del general Eisenhower. “Hubo prisioneros que fueron enterrados vivos con aplanadoras (las fotos y filmes de estos alemanes muertos son presentadas ahora como si se tratara de judíos asesinados por los nazis); otros murieron de hambre, de agotamiento, deshidratación, tifoidea, disentería o pulmonía. Se ocultaron deliberadamente esos hechos y los archivos” (“Las Otras Pérdidas”, por James Bracque. Toronto, 25 de agosto, 1989. AFP).
(Tomado casi en su totalidad de “Derrota Mundial” de don Salvador Borrego E.)
¿Qué importancia tiene para los mexicanos la cuestión del llamado holocausto?
Adolfo Hitler es el prototipo de hombre que ama a su patria, se sacrifica y finalmente da su vida por ella. Él es un ejemplo no sólo para los alemanes o los anglo-sajones, sino para todo hombre cabal en el mundo. El judaísmo internacional está utilizando el mito del holocausto para desalentar el resurgimiento del nacionalismo en cada país, inclusive México.

FRENTE NACIONAL, México, fns88@mailcity.com
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El fraude del diario de Ana Frank:

(….) ¿QUIEN FUE EL AUTOR DEL “DIARIO”?

Se dice que “inicialmente, la publicación del Diario fue rechazada por numerosos editores” (7). Desde 1952, en que fue editado por vez primera en París -la primera edición holandesa apareció en el verano de 1947 (8)-, se han hecho más de cincuenta ediciones en todos los idiomas importantes, contabilizando hasta la fecha más de 25 millones de ejemplares vendidos (9), muchos de ellos a la fuerza (10), amén de una hollywoodense película de gran éxito, obras de teatro y numerosas adaptaciones transmitidas por radio y televisión.

Pretende ser el verdadero diario íntimo de una niña judía de Amsterdam, de 12 años de edad, escrito durante la ocupación alemana, mientras permanecía escondida con su familia en los fondos de una casa; posteriormente fueron arrestados (4 de Agosto de 1944) y trasladados a campos de concentración, donde Anne Frank falleció a los 14 años de edad, en Marzo de 1945, víctima de una epidemia de tifus que se extendió en la zona (11).
Señalemos aquí que la detención de los Frank la llevó a cabo la policía holandesa (Policía Verde) y que Anne fue trasladada primeramente al campo de tránsito para deportados judíos de Westerbork (Holanda), posteriormente, el 2 de Septiembre de 1944, al campo de trabajo de Auschwitz-Birkenau y en Diciembre del mismo año a Bergen-Belsen (12), donde el fin de la guerra y el caos inherente producido por los bombardeos aliados sobre ciudades y los medios de comunicación y avituallamiento llevarían al hambre y el tifus. Es decir que fue paseada por toda Europa. Uno se pregunta si no suponía todo esto un esfuerzo por perder la guerra, puesto que en un momento de máxima necesidad, los alemanes se dedicaban a trasladar a los presos de naciones enemigas de campo en campo, con el consiguiente consumo del escaso combustible que hacía falta en el frente y utilización de numerosos trenes útiles en otros menesteres. Y si la intención de los alemanes era “exterminar” a la población judía, tampoco se comprende que Anne pasara tres meses en Auschwitz sin ser “gaseada” para ser trasladada a Bergen-Belsen, que en ningún caso era un campo de exterminio (según el Institut für Zeitgeschichte de Munich, instituición paraoficial del gobierno alemán, ni en Bergen-Belsen ni en todo el antiguo territorio del Reich existieron cámaras de gas para el exterminio de seres humanos) (13). Añadamos que el padre, Otto Frank, fue hospitalizado en Auschwitz para ser curado de sus dolencias (14). Resulta en cualquier caso sorprendente este interés de los alemanes para que los teóricamente destinados a la cámara de gas entraran en ella gozando de salud.
Según Otto Frank, el “Diario” fue encontrado por casualidad, por él mismo, escondido en una cavidad que, casualmente, se hallaba entre la viga y el techo del lugar donde habían estado recluídos, antes de caer en poder de los alemanes. Ese encuentro fortuito ocurrió, según Otto Frank, bastante después de finalizada la guerra, en 1952 (15), si bien esta fecha no coincide con la de publicación de las primeras ediciones (1947) (16). Para Wolfgang Benz (44) el diario fue hallado por Miep Gies, una vecina de los Frank en las Prinsengracht 263 de Amsterdam, el mismo 4. 8. 44, día de la detención. Se dice que Anne Frank escribió su diario a escondidas. Así lo afirma en su prólogo George Stevens, quien afirma no sólo que el diario era pequeño, sino también “que del pequeño diario sólo Anne tenía conocimiento” (17).
Aquí surge un problema, ¿cómo es que un libro que, según las ediciones, tiene unas 230, 240 ó 290 páginas, puede ser incluído en un diario pequeño que podía ser escondido detrás de unas libretas de apuntes del colegio? A pesar de hallarse en un desván relativamente pequeño, ninguno de los acompañantes la vió escribir (18), lo cual no deja de ser difícil, teniendo en cuenta que se trataba de un escrito voluminoso. Otros autores no coinciden sobre este punto (19). Según el historiador catalán J. Bochaca, que una niña de doce años escriba, en la segunda página de su diario, un ensayo filosófico sobre las razones ontológicas que la impulsan a hacerlo; así como que una niña de tan corta edad sea capaz de redactar una historia de la familia Frank, sin notas a la vista; que confinada en una buhardilla esté al corriente de la legislación y las medidas antisemitas de los “nazis”, incluyendo fechas, números de decretos y nombres propios; supone un caso impar en la historia de la literatura universal (20).
El mismo autor hace notar que las ediciones inglesa y alemana del “Diario” difieren tan fundamentalmente, que las diferencias no pueden ser atribuídas, racionalmente, a criterios de traductor. La verdad sobre el diario de Anne Frank fue revelada, inicialmente, por la publicación sueca “Fria Ord”, en 1959, en una serie de artículos diarios aparecidos en marzo. En Abril de aquel mismo año, la revista americana “Economic Council Letter” (15 de Abril de 1959) resumió los artículos de su colega sueco, con la siguiente gacetilla: “La historia nos proporciona muchos ejemplos de mitos que tienen una vida más rica y más larga que la verdad, y que, sin duda, pueden llegar a ser más efectivos que la verdad” (21).
Nuestras dudas aumentan cuando leemos en el “New York Times” del 2 de Octubre de 1955, que en el diario de Anne Frank “sólo figuraban aproximadamente 150 inscripciones” donde se consignaban “cronológicamente las sensaciones e impresiones de una adolescente” (”mamita me trata a veces como un bebé, lo que no puedo soportar”) y “adicionalmente muy pocas que no podrían considerarse como pertenecientes a esa categoría” (”temo mucho que nos descubran y que seamos fusilados”) (22). No obstante ello, continúa Richard Harwood, el “Diario” publicado consta de 293 páginas y su texto no concuerda con la relación, que acabamos de citar, entre numerosas inscripciones propias de una adolescente y “muy pocas” de mayor o menor referencia política. De hecho, no sólo las observaciones de carácter político del diario, sino su contenido general y su estilo, presuponen un conocimiento de interrelaciones históricas, juicio y arte de la expresión poco comunes incluso entre adultos. La edición “original” del Diario nunca fue publicada, puesto que el padre, Otto Frank, decidió expurgar el mismo de fragmentos escabrosos de una adolescente o de críticas a la madre de Anne. Más tarde este debió admitir que además de la escritora judía Anneliese Schütz e Isa Cauven “para colmar algunas lagunas en el diario debió requerir los servicios del periodista holandés Albert Cauven” (23). Incluso el poco sospechoso semanario “Der Spiegel”, instrumento principal en la “reeducación” del pueblo alemán, debía admitir que “el ‘Diario’ en su conjunto no es auténtico”. Para el Spiegel queda claro que “aquello que ha hecho emocionar al mundo, no proviene enteramente de la mano de Anne Frank. En la edición el ‘Diario’ ha sido transformado por numerosas manipulaciones…” (24). La investigación oficial llevada a cabo por la Dra. Hübner deduce que el “Diario” publicado está compuesto de 177 capítulos (cartas), que proceden de cuatro diferentes fuentes: 4 del Diario, 5 de un libro de relatos, 69 de dos diarios, que la Dra. Hübner define como primera elaboración del Diario, 99 procedentes de hojas sueltas, que la investigadora define como segunda elaboración del Diario.


JUICIO ESCLARECEDOR

Mayores sospechas nos asaltan, lógicamente, al estudiar el pleito en que se enzarzaron el conocido escritor judío norteamericano Meyer Levin y el padre de Anne Frank. El juicio transcurrió entre 1956 y 1958 ante el County Court House de la ciudad de Nueva York, obteniendo el demandante Meyer Levin un fallo a su favor que condenaba a Otto Frank a abonarle una indemnización de 50.000 dólares de la época por “fraude, violación de contrato y uso ilícito de ideas”; el pleito, que se arregló privadamente después de la sentencia por obvio mútuo interés, versaba sobre la “dramatización escenográfica” y venta del “Diario”. El juez, así mismo judío, era Samuel L. Coleman, quien dictó sentencia en el sentido de que Otto Frank debía pagar a Meyer Levin “por su trabajo en el diario de Anne Frank” (25).
Para cualquier interesado, todo lo referente al caso Levin-Frank está archivado en la Oficina del Condado de Nueva York (N. Y. Country Clerk’s Office) con el número 2241-1956 y también en el New York Supplement II, Serie 170, y 5 II Serie 181 (26). Así pues, la sentencia del juez -y juez judío- en el sentido de que el autor del Diario es Meyer Levin y no la niña, existe (27).
Lo que interesa hacer notar es que de la lectura de la numerosa correspondencia privada de Otto Frank y de Meyer Levin que fue aportada al juicio como prueba de las partes, surge la grave presunción “juris tantum” de que el “Diario” “es substancialmente una falsificación” (28), y que el autor material de esa falsificación fue el igualmente judío Meyer Levin. Levin, en legítima defensa de sus derechos de autor, además de demandar al Sr. Frank por cuatro o cinco millones de dólares por su labor de parafrasear el manuscrito “para el fin que tenía que cumplir…”, pleiteó igualmente contra el productor de cine Kiermit Bloombarden, pues en la película -del mismo título que la obra- aparecen también escenas escritas por él y que no estaban contenidas en el Diario original (29).
Meyer Levin había sido corresponsal en España durante la guerra civil de 1936 a 1939 y más tarde enviado de la Agencia Telegráfica Judía durante los enfrentamientos con los palestinos entre 1945 y 1946. La Enciclopaedia Judaica le reconoce como “el primer escritor en poner en escena el Diario de Anne Frank (1952)” (Vol. 11, pág. 109) (30).
El milagro inexplicado de los cambios de letra de Anna Frank
en dos documentos fechados el mismo año: el famoso
“diario” (arriba) y una carta dirigida a una amiga (abajo).


UN BOLIGRAFO PREMATURO

 Pero no acaba aquí todo, y nuestra duda se convierte en decepción cuando descubrimos, como lo ha hecho el historiador británico David Irving tras su investigación (31), que en el “Diario” de Anne Frank había tinta de bolígrafo. Así lo determinaron unos expertos que acudieron expresamente a Suiza para comprobar el manuscrito original en posesión de Otto Frank. Según estos, parte de los diarios habían sido escritos con bolígrafo -inventado en 1949 y cuya aparición en el mercado data como temprano de 1951- algo imposible al haber fallecido Anne Frank de tifus (32) en 1945. Dos ciudadanos alemanes, Edgar Geiss y Ernst Roemer, pusieron públicamente en duda, una vez más, la autenticidad del famoso “Diario”. Ante ello el Tribunal del Distrito de Hamburgo encargó a la Oficina Federal Criminal Alemana (BKA) un examen de los textos para determinar científicamente si la escritura de éstos se había llevado a cabo durante los años 1941 a 1944, basándose en los análisis del papel y la escritura del manuscrito original. Este análisis químico-técnico fué llevado a cabo en abril de 1981, bajo la dirección del Doctor Werner (33).
A pesar de su publicación, la ley del silencio de los “mass-media” intentó dar la menor publicidad posible a los resultados de los análisis. Sí lo hizo el “New York Post” del 9 de Octubre de 1980 mencionando el hecho.
Según este análisis, las correcciones, comentarios y añadidos en las hojas de parte del manuscrito fueron hechas en tinta azul, negra, roja, a lápiz y en BOLIGRAFO de tinta negra, verde y azul. Como comentarios y texto principal son de una misma mano, recordémoslo, el libro fue escrito por alguien después de la guerra o cuando menos lo finalizó pasada la contienda. El original consta de tres libretas encuadernadas y 324 páginas sueltas (34)


Reproducción del artículo del “New York Post” del 9.10.1980 donde
se confirma que Anne Frank no pudo haber escrito con tinta de boligrafo
su Diario, porque todavía ¡no había sido inventado el bolígrafo!

DIFERENCIAS EN LA ESCRITURA

Un calígrafo pudo comprobar, además, que todo había sido escrito por la misma mano y que, por tanto, no podía ser la de Anne Frank. Se trata de Minna Becker, perito calígrafo judía, quien afirmó ante el juez, repetidamente, que toda la escritura del diario pertenece a una misma mano (35). Para dilapidar este tema sólo ha hecho falta acceder a las cartas auténticas que Anne Frank escribió de niña a unas amigas, publicadas en los Estados Unidos; la letra de estas cartas sí tiene el aspecto normal de una niña de 10 ó 12 años, lo que no es el caso del “manuscrito original”, que nos revelan a un autor de mayor edad. Las cartas fueron adquiridas por el “Instituto Simon Wiesenthal” y, siempre según David Irving, sí son auténticas, no así el diario (36). Bochaca confirma asímismo, como han hecho posteriormente otros autores, refiriéndose a Paul Rassinier, que la escritura que se afirma es la de Anne Frank, reproducida en el libro “Spur eines Kindes”, de Ernst Schnabel, difiere totalmente de la escritura de Anne Frank en el manuscrito original.
El Profesor Faurisson, de la Universidad de Lyon, cuya especialidad es la crítica de textos y documentos, y que mantuvo varias conversaciones personales con el padre de Anne Frank, insiste en este tema otorgándole el peso suficiente para llevar al escepticismo sobre el “Diario” de Anne Frank. Su primer trabajo sobre el caso fue publicado en francés en 1980. Una traducción del mismo apareció en el verano de 1982 en el volúmen del “The Journal of Historical Review” con el título “Is the Diary of Anne Frank Genuine?” (págs. 147 – 209). Entonces señalaba dos ejemplos de la letra manuscrita atribuida a Anne Frank, ambos escritos cuando esta contaba aproximadamente 13 años, pero extrañamente la primera (datada el 12 de Junio de 1942) parece mucho más madura y similar a la de un adulto que la supuestamente escrita sólo cuatro meses más tarde (10. 10. 42). Respondiendo a dicho escepticismo sobre la autenticidad del “Diario”, el State Institute for War Documentation de Amsterdam (Rijksinstituut voor Orloogsdocumentatie – RIOD), publicaba un libro en 1986 que incluía el facsímil de una carta supuestamente escrita por Anne el 30 de Julio de 1941.
El descubrimiento en los EE.UU. de otros varios ejemplos de la letra manuscrita fue anunciado en 1988. El mismo incluía dos cartas fechadas el 27 y el 29 de Abril de 1940 y una postal, escritas a alguien en Danville (Iowa). Estas últimas, como las del 12. 6. 1942 y 10. 10. 1942, creaban un nuevo problema al Instituto de Documentación de Guerra de Amsterdam, dado que la letra manuscrita que aparece en ellas es completamente diferente que la escritura de adulto de la carta del 30 de Julio de 1941, así como la mayor parte del manuscrito en cuestión. Estos descubrimientos confirman la creencia del Prof. Robert Faurisson de que la letra manuscrita de “adulto” atribuída a Anne es, en realidad, muy parecida a la letra manuscrita de una de las personas que oficialmente “ayudaron” a Otto Frank a preparar el “Diario” para su publicación después de la guerra.
Para María Paz López y su artículo en “La Vanguardia”, estas diferencias de escritura son normales (!) en un adolescente. Igualmente soslaya, al tratar el tema del informe pericial encargado por el RIOD, el tema de la escritura a bolígrafo, mencionando exclusivamente las anotaciones a lápiz del padre. Podemos concluir pues, que no se trata de un “Diario”, sino de una novela, basada en un manuscrito escrito después de la guerra por Otto Frank o sus colaboradores, y redactado por Meyer Levín, con algunos añadidos posteriores del holandés Albert Cauven (38). El historiador alemán Udo Walendy es definitivo: “El Diario de Anne Frank -durante años lectura recomendada tabú para escuelas y público- es una falsificación” (39).

ANNE FRANK A LA FUERZA

 Conviene advertir aquí que para evitar dudas y desbancar las crecientes sospechas sobre la autenticidad del libro, fue impuesto por las autoridades alemanas actuales como “lectura obligatoria” en las escuelas (¡increíble negocio para los propietarios de derechos -Fondo Anne Frank- y editores!) y se llegó al extremo de adoptar medidas disciplinarias (retiro de la “venia docendi”) contra maestros y profesores que osaran manifestar sus dudas al respecto (40). El Profesor Stielau, de Hamburgo, fue expulsado de su cátedra, en 1957, por el mero hecho de haber osado poner en duda la autenticidad del Diario. ¡Increíble!.

Todavía en 1976, el padre de Anne, Otto Frank, lleva a cabo acciones y denuncias contra Heinz Roth, de Odenhausen, en un juicio tendiente a prohibir publicaciones que sostengan que el diario, tal como se publicó, no puede haber sido escrito por una niña de 12 años. Ejemplos éstos que demuestran cuán estrecho es el margen de la libertad de pensamiento cuando se rozan ciertos temas tabú (41).

UN TIMO MORAL

 Richard Verrall (que publica bajo el nombre literario de Harwood) advierte que la falsedad del mito de Anne Frank va mucho más allá, es muchísimo más profunda que la eventual falsificación del texto. Reside en la “unilateralidad” y en la “recurrencia infinita” del tema: una perfecta aplicación política de la propaganda actual del viejo tema de la niña inocente atrapada por la maldad exclusiva de los otros, pero que triunfa incluso después de muerta. El mito de Anne Frank, por la fuerza de su impacto sobre la sensibilidad colectiva, se convierte no sólo en símbolo de la “inocente” nación judía perseguida, sino más aún y contra todas las reglas de la lógica, en “prueba indiscutible” de la maldad intrínseca, inmedible, de los perseguidores.
Reconozcámoslo pronto, en efecto, no importa desde un punto de vista humano que el “Diario” de Anne Frank sea una falsificación o no. Esta niña falleció, víctima del tifus -y no en una “cámaras de gas” inexistente en Bergen o convertida en “pastillas de jabón” que se han revelado una falacia, todo hay que decirlo-; y el padecimiento y muerte de cualquier niño es siempre lamentable. Pero es importante constatar que los posibles sufrimientos de una niña judía de 14 años, en tiempo de guerra, no son más significativos por el “hecho” de que hubiese escrito un diario, que los sufrimientos tanto o más terribles de otros posibles niños judíos; o que las desgracias infinitamente más numerosas de otros niños alemanes, italianos, japoneses, polacos, rusos o de otras nacionalidades que han sufrido horriblemente por muchos otros motivos en esa misma guerra: despedazados, quemados vivos a millones, mutilados o inválidos para toda la vida a causa de los bombardeos masivos de población civil efectuados por los aliados contra ciudades abiertas alemanas; abandonados en medio del caos ante la muerte o desaparición de sus padres; violados, corrompidos por la barbarie de buena parte de las tropas enemigas. Sólo en el Holocausto alemán de Würzburg, durante los últimos días de la guerra, fueron quemadas 5.000 personas, de entre las cuales más de 100 niñas y mujeres se llamaban Anna, convertidas en cenizas durante la noche del 16 de Marzo de 1945 (44).
¿Pero quién se acuerda de tal suma de horrores sufridos por los no judíos? ¿Quién llora por el niño alemán que, en Dresde, junto a otros 250.000 civiles, mujeres y niños principalmente, corre aullando envuelto en el fuego inextinguible del fósforo líquido? ¿Quién por la niña alemana violada varias veces hasta la muerte por una sucesión de bestias animadas a ello por el judío soviético Ilya Ehrenburg? ¿Quién escribe novelas lacrimógenas por los no menos reales e inocentes niños japoneses de Hiroshima y Nagasaki? ¿Quién por los niños de la misma edad de Anne Frank, masacrados en Paracuellos del Jarama, que en su propio país tampoco cuentan con una calle?. Nadie.
No hay “best sellers” para ellos, no hay “dramatizaciones”, ni 50 ediciones, ni cine, ni teatro, ni bombardeo televisivo, ni campañas en su nombre, ni recogidas de firmas, ni movilizaciones entre los partidos políticos del sistema y sus parlamentarios, ni manifestaciones públicas cincuenta años después, ni nadie que quiera recordarles cambiando el nombre de una calle, por pequeña que esta fuera. ¿Por qué? ¿Tal vez porque no cuentan con un lobby que haga del dolor un negocio sin precedentes? ¿Porque les falta la conveniente orquestación de los “mass-media”, que hacen del sufrimiento ajeno un arma política, con la intención de desarmar moralmente a quienes denuncian semejante hipocresía? ¿O deberíamos ser más atrevidos y decir que, simplemente, porque no son judíos?. Entonces habría que denunciar y perseguir igualmente a aquellos que por dinero o por oscuros intereses políticos y personales hacen, con los niños que han padecido en el pasado, discriminaciones en razón de su raza, religión o ideas políticas de los padres y sólo se acuerdan de unos niños muy concretos y minoritarios, soslayando a los demás. Se trata, sin duda, de un agravio comparativo.

Por Pedro Varela

NOTAS(1) y (2) WEBER, Mark: Anne Frank. Publicado en “The Journal of Historical Review” de Mayo/Junio de 1995, pág. 31.(3) “Daily Telegraph” 24.3.1933 y “Daily Express” de misma fecha.(4) IRVING, David: Pruebas contra el Holocausto. Conferencia en el Hotel Majestic de Barcelona, el 17 de Noviembre de 1989.(5) FELDERER, Ditlieb: Il Diario di Anna Frank: una Frode. Edizioni La Sfinge, Via Marchesi, 30, Parma (Italia), 1990, pág. 6.(6) HARWOOD, Richard (Richard Verrall): ¿Murieron realmente seis millones?. Historical Review Press, Inglaterra, 1977.(7) Enciclopaedia Judaica, citada en FELDERER, opus. cit. Pág. 14.(8) BENZ, Wolfgang: “Legenden, Lügen, Vorurteile: Ein Wörterbuch zur Zeitgeschichte”. DTV Deutscher Taschenbuch Verlag. 2ª Edición, 1992 y FELDERER, pág. 13:Enciclopedia Brockhaus, Vol (6-450).(9) PAZ LOPEZ, María: La niña que contó lo inexplicable. “La Vanguardia” de Barcelona, el Miércoles día 15.3.95, pág. 2 de “Revista”. Según BENZ opus. cit., esta cifra en 1992 era de 16 millones.(10) BOCHACA, J.: El mito de Anne Frank. Revista Cedade Nº 170 de Marzo de 1989. Págs. 18 a 20.(11) Anne Frank “Diary” a fake. Publicado en el periódico “Holocaust News” Nº 1, pág. 3, del Centre for Historical Review. P.O. Box 446, London SE23 2LS. Así mismo Enci. Judaica pág. 53 y Felderer op. cit.(12) Enciclopaedia Judaica, pág. 53. Jerusalén, Israel, 1971-1972.(13) ROTH, Heinz: Anne Frank’s Tagebuch, ein Schwindel., 1979.(14) Enciclopaedia Britanica. Citado por Felderer.(15) BOCHACA, opus cit.(16) y (17) FELDERER, opus. cit. pág. 13 y pág. 22.(18) BOCHACA, opus cit.(19) PAZ LOPEZ, opus. cit.(20) BOCHACA, J.: El mito de Anne Frank. Revista Cedade p.18-20.(21) BOCHACA, J.: El mito de los seis millones. Ed. Bausp, Barcelona, 1978; pág. 100.(22) HARWOOD, opus. cit.(23) BOCHACA, opus. cit. y también FELDERER, opus. cit. p. 14.(24) Citado por “Kommentare zum Zeitgeschehen”. Folge 269. September 1993, p. 65.(25), (26), (27) y (28) BOCHACA, J.: El mito de Anne Frank. Revista Cedade. Págs. 18 a 20.(29) GIL MUGARZA, Bernardo: Requiem por Anne Frank.. “Arriba” 9.5.59.(30) FELDERER, opus. cit. Pág. 15.(31) IRVING, David: Pruebas contra el Holocausto. Hotel Majestic, Barcelona, 17.11.89.(32) PAZ LOPEZ, opus cit.(33) BOCHACA, opus. cit. (34) “New York Post” del 9 de Octubre de 1980.(35) BOCHACA opus cit.(36) IRVING, opus. cit.(37) Ver FAURISSON, Prof. Robert: Anne Frank’s Handwriting. Publicado en el “The Journal of Historical Review”, Volume Nine, Numer One, Spring 1989. Pag. 97 a 101. IHR, California 92627. Pruebas caligráficas.Y Vol. 3, Nº 2, summer 1982: “Is the Diary of Anne Frank Genuine?” así como “Le Journal d’Anne Frank est-il authentique?” en “Vérité Historique ou Vérité Politique?”(38) BOCHACA, opus, cit.(39) ROTH, Heinz: Anne Frank’s Tagebuch, ein Schwindel. Odenhausen, Julio de 1979.(40) BOCHACA, opus cit.(41) HARWOOD, opus. cit.(42) GIL MUGARZA, opus cit
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DIARIO DE ANA FRANK

La falsificación literaria más grande del siglo XX

Por: Grupo de Estudios RT 791

El denominado Diario de Ana Frank es el punto más sensible de lo que constituye una auténtica “industria de la lástima”, que gira en torno del mito del “holocausto”. El contraste de la imágen inocente e infantil de la protagonista, frente a sus intrínsecamente perversos captores, ha convertido a esta obra no sólo en un best-seller mundial (con innumerables ediciones, traducciones, teatralizaciones y adaptaciones cinematográficas), sino además en otro muro de los lamentos, donde toda refutación sobre la veracidad del “holocausto” es respondida con una bien estudiada campaña de histeria y sensiblería.
El historiador británico de renombre mundial, David Irwing, el ex profesor de la Universidad de Lyon 2 (Francia), Robert Faurisson, y el estudioso austríaco nacionalizado sueco, Ditlieb Felderer, han demostrado públicamente hasta el cansancio la falsedad de los pretendidos manuscritos que se atribuyen a una niña judía llamada Ana Frank, fallecida por una epidemia de tifus en 1944 en el campo de Bergen Belsen.
Según se dice, el comerciante judío Otto Frank de la ciudad de Frankfurt (Alemania), huyó junto a su familia en 1933 a la ciudad holandesa de Amsterdam, debido a la llegada de Hitler al poder. Cuando durante la II Guerra Mundial los alemanes ocupan Holanda, los Frank deciden refugiarse en un escondite para salvarse de la “persecución nazi”. En 1944, toda la familia es arrestada y deportada por la Gestapo, siendo el único “sobreviviente” Otto Frank, quien fue enviado a Auschwitz, donde en vez de ser “gaseado”, es hospitalizado a causa de una enfermedad. Terminada la guerra, Frank retorna a Amsterdam donde le entregan los originales del Diario y publica su primer edición holandesa en 1947.
En la presente nota, pondremos a consideración del lector los principales argumentos y dudas que existen acerca de la autenticidad y veracidad de lo contenido en dicho Diario. Es importante señalar que el mismo siempre ha sido empleado como el más eficaz golpe bajo de la propaganda sionista contra el Nacionalsocialismo alemán.
Pruebas y Fundamentos
En un artículo del investigador Enrique Aynat Eknes, publicado en la revista española Revisión, encontramos los principales argumentos que aquí citaremos. Destaquemos que este trabajo de Eknes tiene como base el excelente libro de Dietleb Felderer titulado “Anne Frank’s Diary, a Hoax” (“El Diario de Ana Frank, una mentira”). Nos detendremos en primer lugar en análisis externos del manuscrito, para luego introducirnos en el texto propiamente dicho.
Ante todo, se debe saber que el estudio que un historiador hace de un documento, como puede ser un diario personal, se realiza con mucho detenimiento, con una pormenorizada descripción de sus características externas tales como tamaño, tipo de papel, cantidad de hojas, cantidad de páginas escritas, espacios en blanco, elemento de escritura, encuadernación y múltiples detalles más. Todo ello permite verificar — entre otras cosas –, si realmente fue redactado en el tiempo y lugar que se le atribuyen, y no caer ingenuamente en un fraude. Este minucioso trabajo, verdaderamente científico, es lo que nadie, hasta la llegada de los revisionistas, había efectuado con los documentos vinculados a los hechos de la Segunda Guerra Mundial.
Respecto del llamado Diario de Ana Frank es necesario saber que:
1. Con significativa obstinación, Otto Frank (fallecido en 1980), siempre se negó a que el manuscrito fuera sometido a un análisis exhaustivo a los efectos de verificar su autenticidad.
2. En 1980, a consecuencia de un juicio contra Ernst Roemer — un jubilado de setenta y seis años que se atrevió a negar la autenticidad del Diario –, la Caja Alemana de Defensa Legal logró a pedido del Dr. Rieger que el Departamento Criminal Federal sometiera a análisis los textos y constató que parte de los mismos habían sido escritos con bolígrafo, invento introducido en 1951, es decir, cuanto menos siete años después de la muerte de Ana Frank.
3. Sin embargo, ya veinte años antes, en 1960, la perito calígrafa Minna Becker había dictaminado judicialmente que todos los textos manuscritos del Diario provenían de una sola caligrafía. Por lo tanto, quien hizo el manuscrito puso los agregados con bolígrafo… lo que en términos claros significa que ANA FRANK NO FUE LA AUTORA DEL DIARIO.
4. Una de las pruebas presentadas por David Irving, fue el contraste entre dos documentos, uno conteniendo la caligrafía auténtica de Ana Frank, correspondiente a las cartas enviadas por ella en esa misma época, y otro con las anotaciones del Diario, cuya caligrafía que no se corresponde en absoluto con el de la niña de trece años.
5. Un folleto de la “Fundación Ana Frank de Amsterdam”, afirma que los amigos holandeses de la familia hallaron un cuaderno de ejercicios con tapas de cartón y de pequeño tamaño. El diario sueco Expressen del 10 de octubre de 1976, publica una fotografía de Otto Frank sosteniendo un volúmen considerable que en nada se parece al cuaderno mencionado. Con relación al texto en sí mismo, éste es un mar de contradicciones. El historiador Felderer hace unas atentas observaciones que permiten puntualizar:
6. Resulta poco creíble que en un estrecho refugio, en el que permanecieron durante casi dos años, ninguna de las ocho personas que se encontraban en él supieran que Ana Frank redactaba un diario durante ese lapso (junio 1942 – agosto 1944). El padre dice que se entera después de retornar de Auschwitz.
7. La necesidad de silencio en el refugio, para no llamar la atención y evitar ser capturados (23/3/43), se contrasta con las descripciones de las “riñas terroríficas” (2/9/42), “peleas escandalosas”, “gritos y alaridos, golpes e insultos que habría ni que imaginarlos” (29/10/43), así como las prácticas de danza de Ana cada noche (12/1/44).
8. Es curioso, según el Diario, que los Frank para escapar a la persecución hayan elegido las mismas oficinas y el mismo almacén de Otto Frank para esconderse (9/7/42).
9. También es contradictorio cuando dice que Lewin, “un pequeño judío químico y farmaceútico, trabaja para el Sr. Kraler en la cocina” (1/10/42). ¿Cómo?, ¿Un judío trabajando pacíficamente cuando se pretende que los judíos sufren una brutal persecución por parte de las autoridades?…
10. Son reveladoras, nos dice E. Aynat, las tendencias sexuales de esta niña de ¡trece años!: “Recuerdo que cuando he dormido con una amiga, he sentido el fuerte deseo de besarla… No he podido dejar de ser terriblemente inquisitiva sobre su cuerpo… Le pregunté, si como prueba de nuestra amistad, podíamos acariciarnos mutuamente los senos, pero rehusó. Llego al éxtasis cada vez que veo la figura desnuda de una mujer, como una Venus, por ejemplo. Me afecta de tal modo que me es difícil impedir que me caigan las lágrimas. ¡Si por lo menos tuviera una amiga!” (5/1/44) En fin, ¿un poco de pornografía para una mejor venta?… ¿Es éste el lenguaje y las inquietudes de una niña de trece años?… ¿Es ésta una niña sana?…
11. Según una entrevista a Otto Frank en 1956, las persianas siempre estuvieron bajas y las ventanas nunca se abrieron, pero Ana afirma que mirar el cielo “es mejor que las píldoras Valeria y el bromo” (15/6/44) contra la ansiedad y la depresión.
12. Finalmente, queda en evidencia el objetivo de este Diario: su germanofobia manifiesta: “Serán permitidas todas las lenguas civilizadas, excepto el alemán” (17/11/42). “Los alemanes son las bestias más crueles que han pisado la faz de la tierra” (19/11/42).
Esto no ha impedido que las autoridades “alemanas” de posguerra hayan introducido el Diario como libro de lectura obligatoria en las escuelas, para autodenigración de las nuevas generaciones.
El Instituto de Revisionismo Histórico de los Estados Unidos (IHR), ofreció nuevamente U$S 25.000.- de recompensa a quien pruebe que el Diario de Ana Frank fue escrito por ella. Ni la propia fundación constituída sobre este fraude literario se animó a reclamar tan generosa oferta.
¿Quién llora por estos niños?
Desearíamos cerrar esta nota — que solamente ha ilustrado los principales detalles de esta gigantesca mentira publicitaria — con las certeras palabras del revisionista británico Richard Harwood, quien a propósito del Diario dijo lo siguiente:
“Es justo reconocer que las consideraciones que exponemos son hasta cierto punto ociosas. En efecto, no importa demasiado que el Diario sea falso o verdadero. Los eventuales sufrimientos de una niña judía de doce años no son más significativos por el hecho de que haya escrito un diario, que los sufrimientos tanto o más terribles de otros niños judíos; o que las desgracias de los infinitamente más numerosos niños alemanes, italianos, japoneses, polacos o de otras nacionalidades que han sufrido horriblemente, despedazados o quemados vivos, mutilados o inválidos por toda la vida a causa de los bombardeos aliados a ciudades abiertas; abandonados en medio del caos por la muerte o desaparición de sus padres; violados o corrompidos por la barbarie de las tropas enemigas. ¿PERO QUIEN SE ACUERDA DE ESTOS HORRORES?, ¿QUIEN LLORA POR EL NIÑO ALEMÁN QUE CORRE AULLANDO ENVUELTO POR EL FUEGO INEXTINGUIBLE DEL FÓSFORO LÍQUIDO?, ¿QUIÉN POR LA NIÑA ALEMANA VIOLADA HASTA LA MUERTE POR UNA SUCESIÓN DE BESTIAS?, ¿O POR LOS NIÑOS JAPONESES DE HIROSHIMA Y NAGASACKI?…”
“Porque de todos estos innumerables casos horrendos nadie habla. No hay best-sellers, no hay dramatizaciones, no hay 40 ediciones, no hay cine, ni teatro, ni radio ni televisión. La falsedad del mito de Ana Frank va mucho más allá, es muchísimo más profundo que la eventual falsificación del texto. Reside en la unilateralidad y en la recurrencia infinita del tema. Una especie de Bolero de Ravel de la propaganda, una perfecta aplicación política del viejo tema de la niña inocente atrapada por la maldad, pero que triunfa aún después de la muerte: Blancanieves perseguida por la madrasta perversa, la débil doncella prisionera en el torreón medieval o la inocente heroína que en los filmes del Far West el cow-boy bueno salva en la cabalgata final. Y así, el mito de Ana Frank, por la fuerza de su impacto sobre la sensibilidad colectiva, se convierte no sólo en símbolo de la inocente nación perseguida, sino más aún y contra todas las reglas de la lógica, en prueba indiscutible de la maldad intrínseca, irredimible, de los perseguidores…”
Continuaremos en próximas ediciones.
Grupo de Estudios RT 791
Libertad de opinion, Año II – Nro. 10, Julio 1998, Buenos Aires.
www.libreopinion.com
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El dibujo dice: “PREGUNTÓ POR LA PRUEBA DE LOS 6 MILLONES DE JUDIOS GASEADOS”.


LAS MAS RIDICULAS Y BIZARRAS AFIRMACIONES SOBRE LAS ATROCIDADES DEL HOLOCUENTO

Una gran cantidad de las afirmaciones de los holocaustofilos sobre los “horrores” que habrian tenido lugar en los “Campos de la Muerte”, resultan desde el principio tan descabelladas y absurdas que no puede evitarse emitir una pequeña sonrisa al leerlas, ya que la incredulidad fluye por si sola.
La existencia de miles de afirmaciones ridiculas sobre las supuestas atrocidades del Holocuento se explica por el hecho de que cada “historiador” dice y escribe lo que quiera (al menos hasta antes de que el Revisionismo cobrara la fuerza de hoy), como quien arroja una piedra a un tmulo para formar entre todos una montaña, muchas veces elaborando tremendos tratados en base a las fantasticas declaraciones de “testigos” que, en realidad, nunca estuvieron en los campos y no tienen ni la cultura ni el criterio para medir la logica de sus aseveraciones. Es producto, ademas, del entusiasmo por escribir el mayor nmero de atrocidades holocausticas posibles, sin reparar en medir lo razonable o creible que pueda ser cada una de ellas. Los argumentos que se han usado para comprobar el Holocuento son los mismos que se han presentado para comprobar la existencia de ovnis o del Monstruo del Lago Ness, o sea fotografias y testimonios, pudiendo ver el lector la direferencia de criterios que se ha tenido para aceptar un tema y negar otros por “fantasticos”. Casualmente, entre los holocaustofilos tambièn abundan los testimonios comprobadamente falsos y las fotografias trucadas tan comunes en esos temas “fantasticos”.
A continuacion, exponemos algunas (y solo algunas, por razones de espacio) de las mas estpidas y ridiculas afirmaciones “historicas” que se han hecho sobre el mito del Holocausto y la coleccion de crueldades y salvajismos que habria tenido lugar:
SALADOS HASTA MORIR: La supuesta declaracion de Diekls sostiene que los SA encargados de los primeros campos se “divertian” por las tardes de verano dandole a beber “salmuera y jugo de bacalao” a los presos, para luego ponerlos al sol del patio en donde perecian por deshidratacion. Cuando recordo que en el invierno no habia sol, Diekls denuncio nuevas reglas para el juego: ahora, lo hacian colocandoles un “cigarrillo encendido en la boca”, por el lado de las brasas contra la lengua, y se les obligaba a tragarlo de un par de mascadas.
FENOMENOS SISMICOS POR TANTA MUERTE: Elie Wiesel, uno de los mas “autorizados” historiadores del Holocausto, Premio Nobel y presidente de la comision de los Estados Unidos que investigo las atrocidades por orden de Jimmy Carter, escribio en 1982 que en algunos campos era tal la cantidad de muertos en el dia que caian en un mismo lugar que “durante meses y meses” despuès de una ejecucion, el suelo “no dejaba de temblar” y que, a veces, “gèisers de sangre brotaban del piso”.
PRIMERO QUEMADOS, LUEGO GASEADOS: Tambièn vienen del “sobreviviente” Elie Wiesel afirmaciones extrañas. Hasta 1959 sostuvo como “testigo” que los judios eran asesinados ARROJANDOLOS AL FUEGO, y de ahi se bautizo al supuesto genocidio como “holocausto”, en referencia a la quema ritual. Pero sorpresivamente, aparecio despuès afirmando que los judios habian sido asesinados “en camaras de gases”, mito sostenido hasta hoy y que èl nunca antes habia citado.
PRIMERO ELECTROCUTADOS Y LUEGO GASEADOS, VERSION RUSA: Tal como en el caso de Eli Wiesel, los rusos tampoco mencionaron “gaseamientos” como la forma de exterminio usada por los alemanes. Los primeros informes de 1945 de las tropas rusas, antes de ponenerse de acuerdo todos los aliados en difundir la mentira de las ejecuciones por medio de camaras de gas, reportaron tener pruebas de que en el campo de Padua a los internos se les ejecutaba “con descargas mortales de electricidad”, a veces incluso dentro de una picina con agua electrificada… Porque claro, øquè iban a hacer picinas instaladas en los Campos de Concentracion si no eran para matar a los presos en vez de tenerlas para sus actividades recreativas?.
PRIMERO ELECTROCUTADOS Y LUEGO GASEADOS, VERSION EXPORTADA A AMERICA: Los norteamericanos tambièn cayeron en la fantasia del holocuento de que los Judios eran electrocutados en masa en Auschwitz, antes de sustituir el mito por el de las camaras de gas. Periodicos americanos tomaron las citas de un “testigo soviètico liberado de Auschwitz”, en febrero de 1945, segn el cual se empleaba “una banda transportadora elèctrica en que se podia electrocutar simultaneamente a cientas de personas y de ahi conducirlas a los hornos crematorios. Eran quemadas casi al instante, produciendo un fertilizante para los campos cercanos”.
EL DR. “FRANKENMENGELESTEIN”: Una serie de revistuchas, como la Enciclopedia Popular Magazine, han afirmado que Josef Mengele hacia atroces experimentos con los niños que llegaban a los campos, y que, en una oportunidad “trato de crear siameses cosiendo juntos a gemelos normales”. Y por si esto fuera poco, agrega seguidamente: “Otro testigo conto que intentaba cambiarle el color de los ojos a los prisioneros con inyecciones que los cegaban o mataban”.
CACERIA DE PRESOS EN DACHAU: Uno de los “sobrevivientes” que declararon sobre Dachau (campo en el que hasta Wiesenthal reconocio que no hubo muertos, antes de arrepentirse) en los juicios y las investigaciones, y cuyo testimonio ha sido creido por muchos historiadores a pesar de que nunca hubo otra declaracion que lo corroborara, afirmo que en el campo habia una linea divisora trazada en el suelo y que ningn interno podia pasarla. Algunos guardias alli “jugaban a la caza”, lanzando sus gorros al otro lado del limite y exigiendo a algn preso que fuera a buscarselo, para dispararle en la distancia tan pronto como atravezara la linea prohibida.
LA MAQUINA DEL TIEMPO: Rudolf Hss, primer comandante del campo de trabajo de Auschwitz, fue torturado o obligado a declarar en N¸remberg una serie de incongruencias usadas en los juicios, como el haber visitado el campo de Treblinka en junio de 1941 (Treblinka fue inaugurado en julio de 1942, o sea UN A-O DESPUES), que en Auschwitz se calcinaban completamente (incluyendo los huesos) tres cadaveres por crematorio cada 20 minutos y que, a penas termiaban de ser ejecutados los prisioneros de las camaras de gas, los funcionarios del campo solian “entrar fumando” a retirar los cadaveres (a pesar de que el HCN es tremendamente explosivo y de que se afirme que “entraban con mascaras antigas”).
EL RIFLE MAGICO DE A. GOETH: El cineasta Steven Spielberg, basandose en los “testimonios de los sobrevivientes”, postula en su pelicula “La Lista de Schindler” que en el campo de Plawzog, cada mañana, el comandante Ammon Goeth se lenvantaba con un rifle de alta precision y se divertia disparandole a la cabeza de los presos en la distancia que andaban por los patios, cual moderno francotirador loco. Lo curioso es que Goeth simpre andaba armado, PERO CON UNA ESCOPETA, como lo demuestran todas las fotos que de èl existieron, con la que es imposible realizar sus tiros de precision y distancia expuestos en la pelicula. Ademas, los Revisionistas han demostrado que el balcon de Goeth estaba bajo el nivel del terreno del campo de los patios, de modo que desde alli no podria haber tenido a su alcance a los presos.
LAS SARDINAS DE REVENSBRUCK: Un “testigo” de Ravensbruck, tambièn tomado en cuenta por innumerables historiadores, declaro que los recièn llegados al campo eran encerrados en piezas tan estrechas y en tal cantidad que, por lo apretados que quedaban, los que se desmayaban o morian asfixiados “seguian de pie, mantenidos verticalemente entre sus compañeros”.
MAS SARDINAS: Otro “sobreviviente” de Mauthausen dejo en actas que en los blocks del campo eran metidos “225 presos en una pieza de 10 por 14 metros”.
CONTINUAN LAS SARDINAS: El famoso “informe Gerstein” dice, para Nuremberg, que un numero de “750 a 800 personas de pie eran apiladas sobre unos 25 metros cuadrados y dentro de 45 metros cbicos de espacio”. En otro lado asegura que la cantidad de muertos de los campos de Belzec y Treblinka sumaria ENTRE 20 Y 25 MILLONES DE EJECUTADOS.
PROTOCOLOS DE BIENVENIDA: Un individuo identificado como el “Preso N 62204 de Mauthausen”, declaro en las invetigaciones que al llegar al campo, los gendarmes metian a los presos a golpes de garrote y mordidas de los perros a “una ducha hirviendo”, luego “una ducha de agua helada”, luego metidos “cinco horas en un sauna”, luego encerrados en una “pieza fria” y bajo “un chorro brutal de agua helada”. Agrega a la patètica descripcion que, de este modo, “algunos recièn llegados morian en la desinfeccion”.
DESNUTRIDOS, PERO DEL PLANETA KRIPTON: La Coleccion Laser de la Segunda Guerra, 1974, en su capitulo “Los Campos de Exterminio”, señala lo siguiente, a proposito de la vida en los campos: “Para subir de carrera el comando de Ebensee (un campo), es necesario remontar 150 escalones. Cada hombre lleva una piedra de 20 KILOS en el hombro. A la pasada, un SS, por jugar, lanza un cachiporrazo sobre uno de los que suben. El desgraciado titubea, y cae precipitadamente hacia el fondo con el estrèpito de su piedra y de su cuerpo, que rodan juntos. Muere todo quebrado”.
ASESINATOS CANIBALES: El Profesor Richet escribio con recogimiento y horror que, siendo tanta el hambre a la que eran sometidos los internos por los SS de Ravensbruck, que en una oportunidad algunos de ellos “mataron a 4 de sus camaradas” para robarles sus tarjetas para recibir pan. En otros casos se dice que algunos detenidos “robaban trozos de carne humana y los asaban”, llegando a comerse a un hombre entero en un dia.
ERROR DE SUMATORIA: Segn la pelicula “Nuit et Brouillard” del director de cine francès Alain Resnais, filmada en 1955 y basada en “testimonios reales y declaraciones veridicas”, los prisioneros que perdieron la vida en Auschwitz sumaban la aterradora cifra de 9.000.000 DE EJECUTADOS.
EL GRIFO MILAGROSO DE BIRKENAU: Segn en Doctor Desirè Hofner, en Birkenau habia exactamente una y solo una llave de agua para proveer del liquido vital a “los 13.000 prisioneros que habian en este campo en julio de 1942″.
JUGANDO CON BALANCINES DE MUERTOS: David Russet testimonio que, en el campo de Dora, eran colgados del cuello los presos, para luego ser agitados como muñecos por los oficiales de la Gestapo, quienes obligaban ademas al resto de los reclusos a pasar entre los cuerpos balanceandose, como medida de escarmiento, todos los dias.
APRENDIENDO CIRUGIA ESCOLAR: En las “confesiones” de Braumktter sobre el campo de Sachsenhausen, en 1947, se le obligo a declarar por tortura y fuerza (hoy lo sabemos) afirmaciones tan descabelladas como la siguiente: “Se practicaban cortes en los muslos de los presos designados y los cortes se rellenaban con viejos trapos y paja sucia. Todo esto traia como consecuencia la prevista septicemia, de la cual morian gran parte de los individuos inoculados”.
LA CRUEL COMPASION DE GRAY: El estafador y falsificador de arte Martin Gray, al que muchos historiadores le han dado tribuna, aseguro que en Treblinka se le destino a la tarea de sacar a los muertos de las camaras de gas recièn usadas. Con un tono de congoja, señala que si en el proceso encontraba algn niño o bebè todavia vivo, lo estrangulaba con sus propias manos, por razones humanitarias, “para que no sufriera”. Hoy se sabe que Gray jamas estuvo en Treblinka.
LAS LAMPARAS DE PIEL HUMANA: La declaracion de uno de los “sobrevivientes” de Buchenwald, expuesta en N¸remberg durante el juicio contra Ilse Koch, esposa del comandante del campo, dice lo siguiente: “Todos los prisioneros que tenian tatuajes recibieron la orden de presentarse en el dispensario… Despuès que fueron examinados, los que llevaban tatuajes mas interesantes y mas artisticos fueron muertos por medio de inyecciones. Sus cuerpos fueron en seguida enviados al servicio patologico donde los pedazos de piel tatuados fueron extraidos y remitidos a la mujer de Koch, quien hizo fabricar con esta materia prima algunas pantallas y otros objetos de ornamentacion”.
500 HOMBRES A LA TINA HELADA: En el libro “Los Campos de Concentracion”, se expone el testimonio del “sobreviviente” Martin Winterberger, segn el cual 32 presos murieron en diciembre de 1941 a causa de un paquete de tabaco que alguien robo a un guardia. Segn su declaracion, fueron obligados a desvestirse 500 sospechosos del robo, a 8 bajo cero de temperatura ambiente, empezando algunos a morir de frio hasta el mediodia. Como nadie admitio ser responsable, y al ver que algunos transpiraban por la fiebre, uno de los guardias grito “°Estos tienen calor, y bien… Se les va a refrescar!”. Acto seguido, LOS 500 HOMBRES fueron metidos en “bañeras llenas de agua helada”, donde se desvanecian o simplemente se ahogaban.
UN VAPORIZADOR DE HOMBRES EN AUSCHWITZ!!!: Este relato debe estar entre los primeros lugares de idotez y ridiculez… En el Tribunal de N¸remberg, el fiscal mayor de los Estados Unidos, señor Robert Jackson, seguramente desesperado por agregarle mas muertos imaginarios a las listas, aseguro que los guardias de Auschwitz contaban con un moderno “invento” con el que “vaporizaron” a 20.000 judios prisioneros, segn sus palabras, “en una forma tal que no quedaba ningn rastro de ellos”.
CIANURO INTELIGENTE QUE ELIGE SU VICTIMA: El “sobreviviente” polaco Oscar Bergen declara que, luego de ser ubicado en Treblinka, se le encargo bajar los muertos gaseados en los vagones de los trenes (muertos alli para ahorrar tiempo) que eran conducidos asi directamente desde los ghettos hasta el crematorio. Bergen dice que los cadaveres acababan de ser ejecutados, y los sacaba cuando todavia tenia olor al cianuro, sin que èl resultara intoxicado jamas.
LA ULTIMA CENA: En 1953 se “encontro” por casualidad y enterrado un supuesto manuscrito anonimo de un detenido de Auschwitz, dentro del mismo campo, en el que se lee que a los presos que eran conducidos a las camaras de gas se les ofrecia un “ltimo favor”, y ellos solo solicitaban deseperados “un pedazo de pan”.
HITLER FUE UN “HOMBRE LOBO”: El “prestigioso” antropologo inglès Robert Eisler, escribio en 1951, en “Man into Wolf”, que a Hitler le encantaba pasear entre los cadaveres de los campos de batalla y de los centros de exterminio, agregando que esto se debe a un sadismo derivado de una licantropia severa, pues ERA UN HOMBRE LOBO. De ahi su decision de matar judios en masa (como corderos). Eisler señala como prueba de su teoria que, en una oportunidad, encontraron a Hitler en cuatro pies mordiendo una alfombra en su despacho.
PELEANDO POR AIRE: El Doctor Nyiszli, supuesto mèdico legista hngaro, describio las ejecuciones de gas agregando detalles patèticos como que “al abrir las puertas de las camaras, los cadaveres no estaban diseminados por todas partes, sino que apilados hasta el techo de la pieza”. Y luego agrega explicando el fenomeno: “Es que el gas subia desde las capas inferiores hasta arriba, obligando a los desgraciados a pisotearse y encaramarse unos sobre otros”. Hoy se sabe que este tal Nyszli jamas existio, siendo un invento de los periodistas judios franceses, entusiasmados con sumarse a la ola de escritores de horror holocaustico.

ALGUNAS SIMILITUDES ALEMANIA 1940 – ISRAEL 2012














Y como colofón las tres preguntas de Ahmadinejad sobre el mito del Holocausto judío (observad la cara del periodista de NBC)




(POSTED by cazadebunkers.wordpress.com)
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