miércoles, 8 de julio de 2015

LA RAZA USKA (ETNIA ATLANTE) - Parte IV

No son como nosotros.

El indio americano. De todas las especies humanas, en un sentido fisionómico, la amerindia (el indio puro) es la más horrorosa de todas las que dios creó, con todo hay que decirlo, poco sentido estético y armónico. Más pareciera ser el resultado de un contrahecho, fútil y hasta gracioso experimento de la creación “a ver qué cosa salía” y que Dios decidió mezclar,  intuyo, pensando que la mezcla sería mejor que el original. En consecuencia parece que el tiempo se empleó en corregirla con el cariño de un padre, y se engendró otra especie, mestiza y de apariencia lenta y adusta, con la llegada de africanos y europeos (estéticamente especies mejoradas y con seguridad las más bellas de la tierra), que dio origen a la raza latina, que ciertamente ya peor o más fea que la anterior no podía ser, esto es cosa imposible (dentro del ramo de la especie humana). Parece que Dios quiso mejorar (corregir) su experimento mezclándolo con lo más bello o armónico físicamente que existía, haciendo desaparecer discretamente al indígena puro y casi ridículo, o por lo menos matizándolo en su exagerada fisionomía. De esta forma desaparecieron los araucos, boroas, patagones, incas, olmecas, aztecas, mayas, algonquinos, cherokees, seminolas, etc, y surgió el chino, cholo, mulato, zambo, mestizo, ladino, etc. En otros términos podríamos decir que biológica y genéticamente el indio en su versión pura o matizado en el mestizaje, vendría a ser el resultado de un pueblo asiático poco o menos evolucionado física e intelectualmente (degenerado) que el mongol actual promedio. Este producto racial mezcla de la índigena con el europeo, que se da en todos los países iberoamericanos, y supuso la extinción casi total del acervo genético usko, en esencia recesivo respecto de la raza indígena (téganse en cuenta que una raza evolucionada tiene aspectos primitivos, pero la primitiva sólo posee ésto último, por lo que sus factores se convierten en dominantes), es tan distinto al español racialmente usko, como lo eran las tatarabuelas indias de los latinos mestizos. Tan distintos a los europeos eran los indios, en estado puro o salvaje, que cuando fueron descubiertos en la exploración de América, en más de una ocasión dudaron que fueran seres humanos. El filósofo Kant, coloca a la raza india americana en la escala inferior de la humanidad, por debajo de la negra.
Del mundo latino conocemos únicamente la decadencia. Su historia de norte a sur, siempre del eterno vencido, es la de conquistas efectuadas por otras naciones en detrimento suyo. En el norte de América, el indio ha sido recluido en reservas naturales, como si de un animal en peligro de extinción se tratara; y en el sur ni con todos los recursos que da la tierra en abundancia, han conseguido salir del subdesarrollo perpetuo.

Una rápida comparación entre el usko y el indio, hace brillar aún más al primero. Él es un dios legendario del segundo, el Quetzalcoatl del mítico país de Aztlán. Tiene un insuperable sentido tanto científico y tecnológico, como artístico en cualquiera de sus manifestaciones, modos o expresiones, del que evidentemente carece el indio. Como prueba, queda el arte, la ciencia y la tecnología occidental, dejada y tomada por el resto del mundo. Las obras perfectas y bellas del primero, marcan la diferencia entre el genio de un dios, y el resto de mortal y simple humanidad. La raza del sol, de los dioses uskos, que conquistaron América, fue siendo aniquilada por el mestizaje con el bípedo indio.
Una cosa es que se empezaran a mezclar los pueblos hace siglos y a miles de kilómetros, y otra bien distinta es que lo hagan en la sagrada Iberia. Espero, cuando Iberia y Occidente se hayan podrido por completo, llevar tiempo muerto para no verlo. Diría incluso que es preferible que a uno lo entierren vivo a vivir sobre suelo indígena. Suelo que éste pisa es un palmo de tercermundo. Es preferible una Iberia destruida a una Iberia latina y mestiza como sus antiguas colonias. Será un sueño el día que ningún africano, asiático o americano pueda decir que le pertenece un sólo palmo de tierra ibera.
Cabe matizar que aquí el indio es tratado como una categoría racial única e indistinta, pues tan indio es el del norte, como el del sur, sin más distinción que los nombres de las tierras que habitaron.
Los indios son por lo general de baja autoestima, conozco varios casos de mestizos (hijos de india y europeo). Uno de esos casos podría ser el de un mestizo, hijo de italiano y colombiana, cuyo hermano presenta rasgos europeos, (se parece al padre), siendo él de aspecto plenamente indio, bajo, moreno de aspecto tiznado, morfología craneal braquicéfala (casi de forma de patata), frente de poca altura (menor que la de un bulldog), nariz amorfa, brida mongólica (ojos achinados pero no vivarachos como los japoneses, sino adormecidos y caídos como los de síndrome de down), constitución chaparra y rasgos femeninos, casi pareciera que estuviéramos describiendo a un ser mitológico, el troll. Este individuo se entristece al no haber sacado el aspecto físico de su padre y hermano (maldice el capricho de la lotería genética, de la que se considera perdedor).
La fisionomía del indio o mestizo siempre es la misma, no cambia apenas a lo largo de su vida, mas que en la vejez. El español medio cuando nace es indistinto a los niños autóctonos de Irlanda o Escocia. Su pelo normalmente es de un castaño rojizo o rubio dorado, de cejas casi imperceptibles y ojos por lo general verdosos, marrones, grises o azulados. Estos rasgos son difíciles de encontrar en la mayoría de la población adulta española, sobre todo masculina. Sin embargo durante la niñez y la infancia, la mayor parte de los niños españoles son de cabello claro, liso y fino, y piel muy clara. Este fenotipo es el predominante en el norte de Europa donde se conserva hasta la madurez o vejez, incluso en algunos casos llegando a intensificarse. Al contrario los españoles, a lo largo de su crecimiento, van atenuando estos caracteres hasta incluso llegar a desaparecer. Es muy normal en España encontrar personas morenas o castañas que en la niñez podrían ser por su aspecto, perfectamente niños nórdicos. Durante la adolescencia y fundamentalmente en la madurez, fruto del clima, las condiciones meteorológicas y atmosféricas, y también de la alimentación, los cabellos se van oscureciendo hasta borrar casi el aspecto de origen. Todo el abanico de rasgos fisionómicos que en mayor o menor medida definen los caracteres de casi todos los europeos los tienen en algún momento de su vida los españoles, algo que en cierta medida parece dar a entender que el origen de los mismos no es otro que Iberia, el país del Hombre mesolítico de la Braña, de ojos y pelo claro y piel oscura. Si un grupo de vascos y vascas, volviera a repoblar una Irlanda despoblada por completo, en no muchas generaciones, el clima y la dieta de aquel lugar, harían advenir el fenotipo nórdico tanto o más que el que actualmente caracteriza a los irlandeses.
La consideración de los indios o mestizos como españoles, o europeos, al obtener la nacionalidad legal, obviamente no cambia su condición de extranjeros en el sentido biológico y genético. De hecho el que escribe preferiría no ser español y evitar así compartir nacionalidad con estas personas que no forman parte de la naturaleza biológica ibérica o atlante, pues lo contrario es negar nuestra realidad y evidentemente la suya. La física cuántica se esmera por demostrarnos que no existe, no es posible, aquello que no vemos, sólo lo que podemos ver es posible. Nuestra realidad biológica y genotípica aunque desconocida e invisible para la mayoría, existe y se ha manifestado siempre, a pesar de no ser reconocida en todo momento. Ese reconocimiento es merecido y justo, aunque para sacarlo a relucir pudiera en ocasiones parecer que afloran pensamientos o actitudes injustas. Las injusticias con el tiempo desaparecen y se olvidan, sin embargo la verdad no cambia, y su justicia es eterna. Si el reconocimiento de nuestra realidad (eterna) como especie social y biológica, implica situaciones difíciles o injustas, podrán asumirse, pues con el tiempo dejarán de existir, mientras lo primero existirá siempre. Es debido y civilizado, como es lógico, conservar y respetar los derechos humanos, no creando situaciones de prolongada injusticia, más que cuando el interés general prime sobre el individual, o el de todos frente al de unos cuantos.
Es necesario distinguir la nacionalidad racial de la nacionalidad política con el fin de establecer relaciones de coexistencia ordenada dentro de un mismo Estado. Ello es extensible a la forma de gobierno, que como es lógico, deberá ser separado y diferenciado, resultando un pueblo y país para los uskos y otro territorio separado y distinto que acoja al resto (cohesionando constitución racial y constitución política).
Ningún país de América Latina, ni si quiera de Norteamérica, supera el cociente intelectual de España que alcanza la cifra de 100. El Cono Sur (Uruguay y Argentina), quizá regiones más eberitas o menos intensamente mestizas, son los únicos países de América Latina que superan 90 de cociente intelectual (a mucha distancia del resto del continente), más de diez por encima de la media sudamericana. El resto del continente latinoamericano navega entre la irrisoria cifra de setenta que marcan los países afroamericanos del Caribe (Dominica 67) y el algo más de ochenta del resto (escala considerada como subnormalidad). No obstante, parecen más inteligentes que los africanos en su conjunto, cuyos países no pasan ni a la escala considerada como de subnormalidad en Europa (caso de Guinea Ecuatorial con 59 que es el cociente de un insuficiente mental o deficiente mental superficial, y también del resto de países africanos, que no superan la decena de los 70 y que es la escala que se maneja para considerar a una persona como deficiente medio o limítrofe).
Estos resultados se obtuvieron de cifras hechas a través de varios estudios científicos sobre escalas mundiales (IQ and the Wealth of Nations, e, IQ and Global Inequalitydel doctor Richard Lynn[27] de la Universidad del Ulster), y parecen establecer un vínculo genético con determinados tipos de inteligencia, como la cognoscitiva, matemática, etc.,. Esto último, ha sido el factor determinante para que países emergentes en Asia y el Lejano Oriente, aumenten su inteligencia entrenada. Así se explica que regiones indistintas desde el punto de vista genético como Hong Kong (con 107 de IQ), diste siete puntos del resto de China (100 de IQ). Si no hay diferencia genética, que justifique la disparidad de siete puntos, la misma ha de advenir ante una situación indistinta desde el punto de vista racial, del añadido que aporta el ejercicio intelectual o estrés mental al que están sometidos algunos pueblos del Lejano Oriente. Como ya hemos dicho, a mediados del siglo XX, el IQ de China, debía ser inferior al de India, sin embargo su disciplina educativa, ha forzado un producto de fracción de inteligencia, destinada fundamental o básicamente al trabajo y nada a la creatividad o inventiva. Muy al contrario remitiéndonos a lo anteriormente descrito, ocurre con los occidentales, cuya naturaleza biológica, compactadamente asentada en torno a la raza occidental, ha configurado una inteligencia biológica y natural, innata, fundamentada y esencialmente basada en la creación e invención (recordemos el número de patentes registradas por Occidente, diez veces superior a las del conjunto de Asia, con más del triple de población, y que básicamente son mitad asiáticas y mitad compradas a EEUU y la UE). Todos los inventos de la humanidad, cualquiera que sea, ha sido hecho por las manos del occidental atlántico. Un chino, ni inventa, ni crea, sólo copia y trabaja con precisión suiza, como un robot.
[27] En esta escala no existe necesaria correlación entre el desarrollo o poder de los países y su cociente intelectual medio. De esta forma se observa que en dicha lista un país de gran desarrollo económico y educativo, como el caso de EEUU, iguala a Argentina y queda notablemente por debajo en cociente intelectual medio respecto a un país como España, menos desarrollado económicamente. Igualmente ocurre con Francia (cuna de la educación, la cultura y el arte) y sobre todo con Portugal, países vecinos de España, e igualmente por debajo en cociente intelectual medio.
Curioso es también como al pueblo que supuestamente levantó las grandes pirámides egipcias y primera civilización de la humanidad, esta lista sólo le da un cociente de poco más de 80, el mismo que marcan los ricos Emiratos Árabes. Ningún cromañón con un cociente inferior a 90 hubiera podido sobrevivir a la glaciación.
Otro dato que destaca es como otra antigua cuna de la civilización, el país del genio griego, la patria de la filosofía y de la Acrópolis, tiene hoy día el mismo cociente que Turquía o Libia.

Mientras el potencial occidental es inmenso, el del resto tiene límites, una línea que una vez alcanzada no se traspasa. Los asiáticos han llegado a esa franja máxima (algo incuestionable por lo menos en cuanto a pensamiento filosófico, creativo, constructivo o divergente se refiere), por otra parte inalcanzable e impensable para los africanos, que ni sueñan con quizá algún día, que la madre naturaleza, les otorgue el don de salir de la categoría de deficiencia mental. Lo que es evidente y manifiesto es que en la naturaleza intelectual y psicológica del occidental, los caracteres que escapan a cualquier medida como aquellos relacionados con la creatividad, el ingenio, la inspiración filosófica, artística y científica, son sin duda algo que ningún otro pueblo puede alcanzar ni con formación o con entrenamiento de ninguna clase. Son estos elementos de la inteligencia, los que hacen de ella un misterio incapaz de ser medido o estudiado desde el orden natural. La inteligencia que es natural, y por tanto medible es la propia de los pueblos asiáticos. La del occidental comparte junto con ese tipo de inteligencia material, otra bien distinta que no responde a caracteres de medición sino que procede de un orden sobrenatural. El día que toda la inteligencia de un ser humano pueda ser medida por completo o entrenada y alcanzada por cuantos la ejerciten, será el tiempo en que no habite la tierra ni un solo usko.
España sólo puede sentir vergüenza por sus hijas mestizas que son las naciones de Latinoamérica, y hubiera sido deseable para esta nación, que ese continente hubiera sido recolonizado por italianos, franceses, ingleses o alemanes, para no tener que compartir apellidos o incluso idioma con esa gente americana de madres indias, que forma parte inseparable del tercer mundo.
Poca sangre india o africana es mucha, pues los genes primitivos de estos pueblos son dominantes frente a la raza atlántica. Esos elementos primitivos también se encuentran en los europeos occidentales, pero las generaciones los postergaron hace decenas de miles de años. Un atepasado de raza indígena despierta una serie indeterminada de genes primitivos aletargados y dormidos en una raza más evolucionada intelectualmente, por ello un pequeño aporte de sangre primitiva, es mucho.
Haplogrupo J e I: un aporte somático de este grupo no necesariamente resta o merma la capacidad o cualidad del IQ, si bien el genio occidental, no se resiente en la medida que su contribución al conjunto de una población, no afecte el mínimo del cincuenta por ciento de R1b. Su aporte, podría sostenerse en el máximo del veinte por cien, sin que haya un deterioro de la consistencia ibero atlante. Un aporte mayor del treinta por ciento, podría incidir, caso de Grecia, Turquía o Rumanía, en la capacidad intelectual media (en un porcentaje en torno al diez por ciento) y mermar de manera más considerable las capacidades inventivas y creativas (una merma no inferior al veinte por ciento).
A pesar que este marcador, es de todos, el menos dañino para el occidental, sus cambios en la capacidad intelectual, abstractiva, artística, inventiva, etc. son claros, basta con ver la realidad de países donde otrora, rebosaba el linaje R1b, y que ahora mezclados por una docena de marcadores, alcanzan altas frecuencias del H J. Entre otros casos los de las civilizaciones mesopotámicas, griega, helénica, minoica, cretense, etc. ahora muertas y abandonadas a unos pueblos semíticos, extraños a sus antiguos moradores eberitas, fueron un día foco de civilizaciones antiguas, usko-mediterráneas.
No obstante el aporte de este linaje, es preferible que sea de época antigua, y con un largo período de asimilación o selección, como el ocurrido en épocas antehistóricas, (ejemplo colonización fenicia de la costa andaluza).
En los africanos, parece que aumenta muy sensiblemente, o por lo menos no rebaja el IQ. Prácticamente no varía dicha frecuencia en ningún país africano donde más incide. A diferencia del R1, inserto de forma discreta en algunos países del África Noroccidental, donde el cociente aumenta considerablemente (caso de Marruecos con 85 IQ).
El haplogrupo I, hermano del J, aunque europeo, no es occidental, ni mucho menos atlántico. Su importancia es escasa, su reducido aporte, hace imposible considerarlo troncal o básico de ningún pueblo del mundo (con la salvedad quizá de algunos pueblos fineses). Lo que sí sabemos es que en los Balcanes, es donde más se encuentra su frecuencia, y que el roce con los pueblos atlantes es bastante limitado (en ninguno se alcanza el treinta por ciento). La genialidad de este grupo es nula, los únicos pueblos donde ésta florece (y su frecuencia es alta), son los escandinavos, en donde la sangre uska del haplogrupo R1b mayoritario es su evidente causa.
Todo lo dicho sobre este marcador dejado por los pueblos semitas no debe fomentar el antisemitismo, pues es cosa evidente, que el odio semita es el único discurso posible de aquél que no tiene raza.
Haplogrupos asiáticos y beringios (O y Q): ambos al igual que el anteriormente descrito están alejados del R1b, al proceder también de antepasados y marcadores distintos (originados a partir del haplogrupo N, importante en Siberia y las poblaciones europeas del este eslavo). Podemos precisamente, por lo dicho hacernos una idea más o menos cercana del resultado de insertar dichos genes en los cromosomas atlantes, observando a la Europa eslava. Un aporte superior al veinte por ciento del marcador O/N, es insostenible desde el punto de vista de un país occidental.
En Europa existen países con un aporte más que considerable de estos marcadores, este sería el caso de algunos habitantes de Finlandia y los pueblos lapones de Fenoscandia. Su implicación en la sustancia biológica occidental, merma el IQ, biológico o innato, además de las cualidades y capacidades abstractivas, inventivas, imaginativas y psicológicas de manera profunda. Compárese el cociente intelectual de noruegos y suecos con gran aporte del haplogrupo r1b con el de los fineses que queda por debajo, u otro tipo de caracteres psicológicos como la creatividad, el ingenio, la inteligencia musical, literaria etc. La imaginación, los sueños y la astucia de un niño occidental, difiere mucho de los asiáticos.
El caso del haplogrupo Q, descendiente según algunos, al igual que el R, del marcador P, es el de la mayoría de los pueblos beringios y amerindios. Un aporte de este marcador rebaja capacidades creativas, artísticas, filosóficas e inventivas. También produce rebaja del cociente intelectual, siendo éste el claro ejemplo de América Latina, incluyendo a países con menor aporte indígena (Argentina y Uruguay), donde su IQ, junto con su producción cultural y científica, es considerablemente superior a la del resto de países de Iberoamérica, pero notablemente inferior a la de España o cualquier país de Europa occidental.
Haplogrupo E paterno y haplogrupos matrienales L1, L2 Y L3: Es el resultado de una etnia formada por la hibridación de elementos cromañones (más intensos al norte de África, y cuanto más nos acercamos a la Península Ibérica y a Asia) y otros elementos simiescos, de estirpe no sapiens. Dicha mezcla (pues propiamente no es hibridación, ya que dicho engendro empeoró los caracteres de uno de sus progenitores, sobre todo los de tipo intelectual) ha formado una constitución física robusta y una inteligencia discreta, no demasiado apta para una prolongada existencia en la naturaleza. Este linaje es definitorio de la cualidad de retraso mental o deficiencia, (caso extremo el de Guinea con 59). En cualquier caso, tanto en personas del tercer mundo como en individuos de origen africano, insertos en el mundo civilizado o primer mundo, el IQ no supera la decena del setenta.
Es evidente que hubiera sido del todo imposible, que un cromañón prehistórico europeo, hubiera podido sobrevivir en los hielos cuaternarios, con un cociente intelectual inferior a noventa, estando muy por encima del general de las personas actuales de origen africano. Cualquier aporte, por pequeño que éste sea de dicho haplogrupo, sustrae inteligencia de la clase o linaje que sea.
En el norte de África y Oriente Próximo, este haplogrupo mezclado con la raza semita, dió origen al homo arabicus. La raza árabe heredó de la semita su carácter asiático. Ese carácter mestizo afroasiático imprime un signo evidente, sin religión o política que se lo mande, no encuentra dicha raza en su naturaleza axiomas o principios de humana civilización. Mientras el occidental separa principios de carácter universal de cualquier religión, consagrándolos como principios generales, es decir universales; la raza creada en el margen sur y este del Mediterráneo, no es capaz de separar de la religión nada que sea positivo para el mundo o para su sociedad. De este modo expresa el imán o el rabino, al declarar que no existen principios aplicables al ser humano como género.
Con más de mil millones de fieles y más de un milenio de existencia, no consta en el mahometismo o el judaísmo experiencia o modelo humanista o pacífico reseñable, ni mucho menos una declaración universal de principios.
En España una cifra del cinco al siete por ciento de la población descienden de este linaje, lo que ha infiltrado una mínima parte de esos genes simiescos en el total de la población.
Al igual que hace China con la regulación de la natalidad para paliar los efectos nocivos ambientales, económicos y sociales de la superpoblación, Occidente debe y tiene derecho a sostener el equilibrio poblacional del tercer mundo tanto dentro (tercermundismo propio) como fuera de sus fronteras, mediante políticas de regulación de la natalidad en poblaciones de dicho origen. En China la política de hijo único ha dado como resultado el que el mundo no se superpoblara aún más con setecientos millones de chinos, que afortunadamente no han nacido, gracias a dicha medida. Lo deseable sería que Europa pudiera no sólo regular el efecto de la superpoblación extranjera en territorio europeo, sino fomentar las medidas necesarias para contener la natalidad de estos países con o sin su colaboración, en la medida que es un problema que afecta a Occidente antes que a nadie, y es desde aquí de donde debe partir el objetivo de su erradicación.


La cosmocracia y el proteccionismo biológico-étnico.
La Fed (el escudo rojo) El sistema cosmocrático, puede definirse como aquel que utiliza un falso fundamento democrático, en el cual la soberanía nacional es sustraída, secuestrada y depositada en un sólo centro del poder mundial. Los gobiernos de las cosmocracias no son siervos del pueblo sino esclavos sometidos a un poder no democrático. Además de control total de la economía existen organizaciones como el Club de Madrid, que ayudan activamente a difundir, fomentar y afianzar la estructura política cosmocrática mundial.
Uno de los elementos de esta nueva filosofía mundial, es el relativismo absoluto y la desaparición de la auctoritas occidental, que se muestra cuando se hace creer que los valores que han cimentado Occidente han de ser meramente respetados. Es un error pensar que únicamente hemos de limitarnos a defender valores de nuestra civilización, basándonos en la protección o defensa de nuestro espacio cultural; más al contrario, éstos han de ser impuestos, hasta sus últimas consecuencias.
La cosmocracia se ha servido de las dos grandes pulsiones del hombre, y de la revolución de conceptos. El amor y el terror, fueron en su día un pilar para el conductismo y la formación de las religiones como institución. Hoy día es un pilar esencial en el sistema socioeconómico cosmocrático. El opio para el pueblo no es la fe o la religión, sino el amor. Marx, no fue un genio como pudo serlo Platón o Kant, más fue una especie de Ulpiano, que plasmó obviedades y pensamientos de sentido común, que muchos otros ya habían hecho con anterioridad, por tanto en consecuencia nació su pensamiento en Occidente, dentro de un sustrato cultural avanzado.
El fenómeno religioso encarnado en la Iglesia, configuró elementos básicos de los sistemas que degeneraron en la sociedad cosmocrática. Éstos son el amor,y evidentemente el odio-envidia, que es una de sus consecuencias. Ninguno de ellos existe o encuentra contexto fuera de la mente y es en ella donde muere. Es una falacia pensar que el amor se comparte, esto es cosa imposible. Es una distorsión o alteración profunda de la realidad. Entre el amor y el odio, y la realidad, no existe correlación con lo cierto o lo existente. Algo parecido ocurre con el bien o el mal máximo. La Iglesia, ayudó fuertemente a desarrollar la distorsión y deformación de la idea real de amor y definió un nuevo concepto traído de culturas no occidentales durante el período del Imperio Romano, el odio fariseo. El amor por tanto pasó a relacionarse con otro concepto, el querer. Esta unión cambió por completo el básico y puro concepto de amor cristiano. Ahora con la nueva visión y revolución cultural y conceptual iniciada por la Iglesia, querer y amar eran sinónimos. Por tanto si amo debo querer y si quiero se entiende que amo. Este hecho cultural se afianzó de manera inexorable en Occidente, cambiando por completo el proceso que se vivió durante el Renacimiento cultural y humanista europeo de los siglos XV Y XVI, condicionando de manera importante los procesos y cambios acontecidos durante la Ilustración europea. Estos grandes cambios vividos en Europa, estuvieron determinados por estos conceptos afianzados durante la Edad Media, aunque heredados mucho antes. A partir de entonces el Amor como concepto ligado a querer, implica que amar se vuelve un contrato en el cual para ser amado tengo que ofrecerme y ser querido. Por tanto quiero o amo algo que veo atrayente o influyente y que capta mi atención. Cosa distinta al sentimiento en sí, es el ejercicio mismo del acto de amar, pues cuando una pareja se ama ejercita el contrato mismo de amor. En éste, como en cualquier otro se exigen y demandan intercambios de servicios. Al querer a la pareja, se le ofrecen atenciones de toda clase, económicas, afectivas, anímicas y sexuales. Esas atenciones son mutuas y recíprocas, y están compensadas. El contrato de Amor por tanto va descomponiéndose, conforme la proporción o compensación se fractura. Sería este el caso de una pareja en donde uno desatienda económicamente, afectivamente, sexualmente etc. al otro. Si una parte de la pareja aporta a la otra belleza, simpatía, posición económica, atenciones afectivas o sexuales, etc. y con el paso del tiempo va perdiéndose cada uno de estos elementos que sustentan el contrato de Amor, finalmente el mismo se fractura y termina. De aquí deriva la confusión entre el concepto de amar como infinito, y amar-querer como concepto ligado a la pareja o a los objetos. El amor es inmortal e indestructible, pues Dios nos ama para siempre de forma infinita y sin esperar ninguna contraprestación. Dios nos ama, más no nos quiere. Es decir no espera ni quiere nada de nosotros para ser objeto de su amor. Sería algo parecido al amor que siente una madre por su hijo. Sin embargo la confusión de amar-querer hace que durante mucho tiempo se pensara que el matrimonio era de por vida, y el divorcio una lacra de la vida moderna que destruía a la familia tradicional. Precisamente ahora cuando más de la mitad de los matrimonios se rompen, se sostiene que la Familia y la sociedad está en crisis. Antes la sociedad y la cultura promovían un matrimonio de por vida, el divorcio era un estigma y estaba prohibido. Una madre no se puede divorciar de un hijo, y sin embargo consideramos amor, tanto el materno como el de una pareja de recién casados, al considerar que existen tipos o clases de amar. Estos últimos evidentemente no se aman, sino que se quieren. Sólo se puede querer a elementos naturales, y por tanto finitos, sin embargo se ama almas y por tanto elementos metaversales o infinitos. Durante todo este tiempo el amor-querer, fue el motor de la economía capitalista y consumista, junto con el odio. El fundamento lo encontramos en que es imposible querer algo que no se quiere, es decir querer a alguien que no nos es atractivo, como comprar ropa, muebles, joyas, coches, etc. que no nos gusten. Si quiero algo lo quiero para mí, de forma egoísta, y el amor es justo lo contrario es decir, libre y altruista. La cosmocracia actúa, manipulando e influyendo subrepticiamente sobre aquello que queremos de forma conjunta, las modas, gustos, etc., sosteniendo que la vida se basa en amar-querer cosas y personas. La economía capitalista vive y funciona gracias a esa premisa querer-amar. Diríamos que el Amor es un invento de los curas y de los comerciantes (como aquellos que expulsó del Templo Jesús), el cual ahora ya no se sostiene,dejando paso a un factor biológico tan fuerte y seductor que ya no es necesario sustentar bajo ninguna motivación religiosa, es decir el sexo sin más. Sin embargo el origen de ese amor-querer no es tan simple, si bien la Iglesia ayudó a afianzarlo, su inicios están bien lejos de Occidente y del cristianismo. La sociedad poco a poco está dejando paso a este fuerte elemento sustentador, en detrimento de uno ya dañado de muerte, es decir, el amor fariseo, que no es un tipo o clase de amor, sino una degeneración socio-cultural. La cosmocracia no precisa de la confusión religiosa amar-querer. Por tanto querer es un concepto relacionado desde hace siglos con el Bien máximo, y esto es suficiente, pues el hecho mismo de querer es enormemente seductor y atrayente, actuando como una droga. Otro sentimiento decadente es el odio, pues al igual que el Amor, como lo hemos explicado antes, son degeneraciones y no existen como tal, en ningún mundo superior o espiritual, por tanto son falsos. El odio aparece o emana del amor, y por lo tanto como lo opuesto al premio o recompensa, no es por tanto lo contrario u opuesto al amor, sino más bien una de sus consecuencias. El odio no puede existir sin el amor. Es decir cuando queremos y sin embargo no obtenemos lo que se desea, se generan sentimientos mentales reales y físicos como la ansiedad o frustración, que dirigidos socialmente dentro de un contexto de manipulación general, derivan en el odio-amor. Para odiar hay que seguir queriendo. Así por ejemplo cuando desde la infancia, se nos premia por buenas conductas, o al contrario se nos castiga, se genera la primera sensación de odio en el individuo. Este odio es otro motor importante en la economía mundial, pues genera otros sentimientos artificiales o dirigidos, como la envidia, que es en suma un sentimiento de frustración, inmadurez, ansiedad, infelicidad, etc. La envidia es un factor importante y casi determinante en el sistema económico mundial. Cualquier forma de amor que tienda a destruir o contaminar directa o indirectamente la sangre de la raza uska, es siempre despreciable.
La cosmocracia es la enemigo de los pueblos uskos, y en general de Occidente, pues lucha y tiene por objetivo arrebatar el papel de soberana y protectora al prodigio de esta raza.
Uno de los fenómenos culturales ligados a la cosmocracia y que redundan en la caída de la civilización de Occidente es el de la tercermundización del arte, y el consecuente nacimiento del arte de los simios. En otros momentos de la historia aconteció una degradación artística por parte de pueblos sin intelecto. Tal fue el caso del arte escatológico y erótico que definió buena parte de la cultura acadia, y la parte final de las culturas babilónica, etrusca, griega, egipcia o romana. Se observa en dichas culturas mestizas, con predominio de las razas asiáticas y africanas, un arte sexual explícito (que es propio de la mentalidad deficiente), como el que se exhibe en la cultura hindú y china. Este hecho trajo consigo el desarrollo de culturas intelectualmente deficientes e inmaduras, y la aparición de la pornografía exhibida en relieves, estatuas, pinturas, etc.
En ninguna parte de la enorme cueva de Altamira, podrá verse pintura sexual o incluso erótica alguna de nuestros antepasados, y ello teniendo en cuenta que ese tipo de elementos forman parte de la mentalidad primitiva y de culturas infantiles. Tampoco aparece la sexualidad en todas la culturas prerromanas, que guardan un sorprendente decoro impropio para sociedades precristianas primitivas. Los temas básicos de las culturas prerromanas cristianas (temática bucólica, religiosa, ecuestre, bélica) fueron esencialmente los mismos que desarrollaron las sociedades occidentales tras la romanización.
El arte occidental del siglo XX, sufre una revolución comenzada a finales del XIX, como consecuencia de la sociedad moderna industrial, y el protagonismo social y cultural de una nueva clase, el proletariado. Dicha renovación o revolución cultural, implica una nueva estética que rompe con la Ilustración, como consecuencia del drama de las guerras mundiales. Surge en este siglo el arte como protesta, desvinculado de la sociedad imperante y rupturista. De las cenizas y la destrucción del siglo XX nace un nuevo mundo vanguardista que va muriéndose conforme deja de ser vanguardia y se convencionaliza. Surge así el arte mortal, circunscrito a un contexto social y político, frente al arte universal o imperecedero, como fenómeno libre o esencialmente cultural.
Lo que debió ser un momento propicio para la creación de un gran movimiento cultural universal, no fue aprovechado. La revolución científica, social y política, demandaba una renovación cultural, de dimensiones tan importantes como la vivida en la Ilustración, un cambio por tanto de Era, y un paso más de la civilización en pleno progreso. Sin embargo la cultura no estuvo a la altura del momento, y el fenómeno clásico universal no pudo desarrollarse, agotándose en la vorágine de una sociedad profundamente cambiante, ante la imposibilidad de maduración, desarrollo y afianzamiento. Apegada al momento la cultura modernista y reivindicativa se vuelve vieja, muriendo en pocas décadas, al haberse alcanzado unas metas políticas o sociales. Este fenómeno cultural caduco, produjo en su momento un abuso creativo. La creatividad abrumadora de que gozaba, y que es la base necesaria de los movimientos culturales de trascendencia universal, se quemó como una mecha, ahogándose ante un exceso desmedido. Ahora nace una nueva etapa para el arte, sobre todo con la aparición del cine. El mundo que se abría a la civilización occidental en plenitud de su potencia, era prometedor. El cine era la herramienta que Occidente creó para gloria de su civilización, y como respuesta a la entrada de una nueva Era cultural, quizá la mas elevada y nutrida del genio universal de todos los tiempos. Todos estos elementos sin embargo, no fueron aprovechados y al contrario contribuyeron al nacimiento de la cultura cosmocrática. En este ambiente el arte se entiende como un sector necesario, pero no ligado a la cultura universal, sino como parte del sistema capitalista, aprovechándose de la atmósfera cultural en perpetua decadencia. El arte anterior no podía financiarse por sí mismo, y el mecenas era quien promovía el interés y la admiración artística, esto es, el amor al arte. En la actualidad el arte sólo sirve realmente para una cosa, promover el blanqueo de capitales. Uno de estos ejemplos en España, es el del emperador “Gao”, conocido galerista de arte de la mafia china, el mecenas del dinero negro. El comprador de arte, es por tanto un inversor y especulador que ve en esto un modo relativamente fácil y rápido de blanquear dinero. Esta mafia del arte aparece desde comienzos del siglo XX. Algo de esto se ve con claridad en algunos ejemplos de los grandes del arte contemporáneo. Por ejemplo se observa en la etapa final de artistas como Dalí o Picasso. En el final de la vida del pintor malagueño, su genial creatividad explotada hasta lo indecible, se convierte en fábrica de dinero “limpio”. Los últimos trabajos de Picasso, eran simples garabatos con “firma”, de una agonizante máquina de hacer dinero. En ese momento es cuando el arte se convierte en la cultura de los simios, un arte que caduca y se pudre (arte basura). De este subproducto de desecho de los grandes genios del arte contemporáneo, nace un fenómeno cultural putrefacto. El arte del siglo XXI, es en esencia un arte podrido, pues sólo existe por amor al dinero, en todas y cada una de sus manifestaciones. El arte que no es rentable, no es respaldado ni conocido. Para que el arte sea conocido y por tanto rentable, precisa ser polémico. El artista ya no es un genio, sino un polemista. Desde la segunda mitad del siglo XX, vuelve el erotismo y la pornografía, volviéndose explícitos, como las grotescas representaciones de las culturas antiguas, perdiéndose por completo el decoro o asexualidad natural que conformó la cultura original de Occidente desde sus inicios. Tradicionalmente en la cultura occidental, la sexualidad, ha sido una cuestión doméstica “privada”, no merecedora de mitificación o exaltación. En otras culturas la sexualidad ha definido un carácter inmaduro, deficiente intelectualmente, y en ocasiones depravado. El fundador del Islam, fue un depravado sexual, y más, un degenerado, pues entre las cientos de esclavas sexuales que tenía Mahoma, una de ellas fue forzada a casarse con él con la edad de nueve años.
La cultura contemporánea o cultura de simios, se nutre de un arte increado, donde el artista-polemista, sólo garantiza el valor de una obra, alcanzando la notoriedad polémica. El morbo, el escándalo, la provocación y la escatología son ahora los temas recurrentes, una vez que se ha destruido la base del decoro natural. Ahora el descaro, la repulsión, el esperpento máximo, y el horror, provoca morbo, expectación y atención. La atención se traduce en notoriedad, que se afianza en un mundo dominado por la tecnología de la comunicación. Un ejemplo de esto, son las galerías de arte moderno. A diferencia de los museos, que en teoría no deben perseguir finalidad de lucro, las galerías son auténticos bancos suizos. Una galería de arte es un nido de especuladores y blanqueadores, que buscan en el arte de los simios una forma rápida y sencilla de regularizar capitales. El Estado por su parte, también se beneficia enormemente de la cultura de simios, tanto de forma directa como indirecta. El arte provocador y escatológico atrae interés y turismo, y el comercio del arte basura proporciona enormes ingresos directos. Para un artista moderno la producción de su arte basura debe ser escaso, y muy rentable. Producir poco y provocar mucho, pues una obra se mide por su precio, y el precio depende de su capacidad de generar atención mediática. Cuanto más valga una obra, mayor será su interés de cara al inversor. Este valor debe adaptarse no al precio de mercado convencional de arte. Existe otro índice que marca el valor de las obras del arte de simios, y se depende muy estrechamente del valor del dinero negro. Hay una relación íntima y dependiente entre el valor del arte de simios y el de la cantidad de dinero oculto. Cuanto más dinero negro hay, más cotiza el arte moderno.
Surge de esta cultura basura corrientes pseudointelectuales, como el vanguardismo, el informalismo, el conceptualismo, y todas las demás corrientes de falso intelectualismo barata. Uno de los elementos que utiliza este arte de simios, para justificar su inexplicable existencia fuera de las causas ya comentadas, es el de la falsa intelectualidad y el elitismo. Las obras no se entienden, pues es cosa de eruditos y entendidos. Los profanos no alcanzan ese entendimiento de un arte concebido para mentes selectas y preparadas, incluso dotadas de una sensibilidad o espiritualidad especial. Sin embardo este argumento les hace aguas, en el momento en que el principal objeto que pretende el arte de simios se alcanza con la provocación, la escatología o la polémica. Es decir un arte de entendidos, que no se entiende, pero que sin embargo se preocupa de alcanzar un objetivo fácil y para todos los públicos, es decir provocar.
Otro motor que asienta el poder de la cosmocracia institucionalizando su veneno, es el de la razón de estado. Dicho elemento forma parte de esa revolución conceptual, que afianza un patriotismo cosmócrata. Dicho sistema ha influido y corrompido de forma tan extensa e intensa por todas partes, que lo más seguro es desconfiar de todo. En términos  bíblicos o mitológicos la cosmocracia vendría a ser el Anticristo o Leviatán. La Biblia en el último de sus libros, describe un cuerpo de una bestia de siete cabezas: “me paré sobre la arena del mar, y vi una bestia subir del mar, que tenía siete cabezas y diez cuernos; y sobre sus cuernos diez diademas; y sobre las cabezas de ella nombre de blasfemia.  Y la bestia que vi, era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón de color escarlata, le dio su poder, y su trono, y grande potestad”. También habla de ella el profeta Daniel. Este monstruo se llamaFed[28], y sus siete cabezas son los siete dirigentes de la Reserva Federal, pertenecientes al escudo rojo, es decir al dragón escarlata. Los diez cuernos son los diez miembros participantes de la reunión en Jekyll Island en 1910, que gestaría la fundación del sistema de reserva federal estadounidense, es decir el imperio del escarlata. Fed, controla el mundo mediante el sistema financiero internacional (grande potestad); ostenta el monopolio en el control de la oferta monetaria (no producen nada, sólo fabrican dinero sin valor, siendo el trabajo, esfuerzo y ruina del pueblo lo que le dota de ese valor; la plusvalía les viene de los intereses que cobran al prestar dinero fabricado y ausente de valor); gestiona también la fijación de intereses inter-bancarios y los préstamos habidos entre bancos; controla y es depositaria de los bancos internacionales y por tanto de la economía mundial, que indudablemente depende de ella; también controla la política y tiene instrumentos para destruir cualquier oposición a su poder (póngase por caso el asesinato de J.F.K., único presidente de EEUU que se atrevió a desafiarla).
La voluntad de la Fed, nace con absoluta discrecionalidad, a puerta cerrada, sin que nadie sepa o intervenga en ella, y tan sólo a los cinco años puede dar a conocer una parte de sus decisiones, pero en ningún caso la realidad de sus intenciones reales. Esta es la consecuencia, que en numerosas ocasiones nunca se llegue a adivinar cuáles son las razones de la toma de muchas de sus decisiones, incomprensibles incluso para los más eficientes expertos financieros, desde un punto de vista estrictamente económico y no de poder, control y fuerza. La crisis económica mundial de la primera y segunda década del siglo XXI, fue provocada, dirigida y preparada para devaluar el poder económico fundamentalmente de Europa y Asia. Este sería el último gran ataque de la cosmocracia para dominar el mundo, Con Asia todavía no han podido, y ese será el gran reto y última batalla que libre el sistema cosmocrático. Sin embargo en Europa la crisis ha logrado el sometimiento político y económico, mediante la adquisición financiera de cada uno de los devaluados y hundidos países.
La igualdad social es el pilar fundamentacional en el que se basa el sistema cosmocrático, pues usa términos filosóficos y humanísticos consagrados por las más ilustres democracias y movimientos sociales de la historia. Sin embargo, la realidad es que el sistema sólo puede fundamentarse en la injusticia y la desigualdad como motores del mismo. El mundo cosmocrático es sólo -Sí- los gobiernos consienten o estimulan el fraude, la estafa, el tráfico de infuencias y el blanqueo de capitales.

[28]FED, El sistema de reserva federal o reserva federal americana simplemente, es uno de los mayores poderes de la tierra, heredero del Escudo Rojo (Rothchild), capaz de forzar la historia, política y economía de Occidente y el mundo. Esta organización mafiosa y criminal sólo tiene de federal el nombre, pues es una institución privada, dominada por una casta al margen del gobierno (todos sus directores han sido y son judíos desde 1913) y del propio sistema. Incomprensiblemente, tienen la capacidad exclusiva de emitir dinero estadounidense, así como fijar los tipos de interés. y los préstamos interbancarios. Tienen mucho más poder que el Banco de España (que es una institución pública), o que cualquier otro banco nacional europeo. La democracia americana permite a sus ciudadanos elegir cada cuatro años a uno de los dos partidos, que fingen ser distinguibles o poseer ideología y determinación propia, cuando no es así. Pero lo que los americanos nunca podrán hacer es elegir cuando se produce la crisis mundial, el boom económico, la guerra o la paz, pues ello son cuestiones que competen a la FED. Nadie, ni si quiera el gobierno puede entrar en el edifico de esta mafia. Aquellos presidentes que han intentado frenar su poder han sido objeto de atentados terroristas, uno de los cuales llevó a la muerte a JFK, quien pretendió devolverle al Estado la competencia de emitir dinero y regular el mercado. Han comprendido a lo largo de los años y la historia, que mostrar y exhibir el poder no es bueno para el Poder, pues es una de las causas de su desgaste, por ello usan los gobiernos que se alternan en él, para perpetuar su fuerza, casi como si de una segunda Roma se tratara.

La casa de la Bestia
La casa de la Bestia, que se hizo con el dominio efectivo del mundo en 1913.
La Fed y el sistema financiero internacional no es un órgano democrático, de hecho a pesar de lo que se pudiera pensar la Reserva Federal sólo tiene de federal el nombre, pues es una empresa privada. Sin embargo el mundo esta sometido a ella y a sus dirigentes, miembros todos del escudo rojo o del dragón escarlata. Esta bestia es puro poder sin control al servicio de los bancos y las poderosas familias que los controlan. Los impuestos, sacrificios, y deudas crediticias de los ciudadanos del mundo van a parar a la Fed, quien a su vez aumenta o disminuye la oferta monetaria a su antojo, sin dar cuentas a ningún gobierno. Es decir los ciudadanos pagan la deuda de su propia moneda cuando esta pierde valor, así como la propia generada por el sistema financiero. La Fed utiliza el prodigio y talento para hacer del desarrollo y el progreso factores dependientes de su poder.
La parte más importante y el soporte de poder de la cosmocracia, es la Fed, siendo sus dirigentes del escudo rojo, la cabeza invisible que domina el mundo, pudiendo lanzar bombas que destruyen por completo a una nación, con un poder destructivo mayor que el de cualquier ataque atómico. Otra bestia que se alza pero no es más que un tentáculo más de la Fed, es el BCE. Algunos políticos como Rajoy, pretenden que este banco, también ostente las mismas potestades y discrecionalidades que la Fed. Se puede concluir que la tarea principal de la Fed, es la de devaluar el trabajo, el esfuerzo y la productividad. Es decir al producir moneda sin valor, devalúan el dinero (con valor), proveniente del trabajo y el esfuerzo, por tanto conseguido mediante el logro. Luego prestan ese dinero venenoso, y cobran interés, devaluando aún más el verdadero producto del esfuerzo. Si no hay dinero para pagar esos intereses, se refinancia, (aumentando lógicamente la deuda), en caso de ser esto insostenible, se aumentan los impuestos de forma proporcional para ajustar el balance, hasta el punto de que buena parte de los mismos van a parar a la FED, lógicamente  a costa de servicios sociales, de progreso y en general de calidad de vida.
FED es una empresa privada, que funciona no sólo al margen del estado sino por encima del estado. Incluso el corrompido Vaticano y hasta el romano pontífice se postraron ante el poder sin límite del escudo rojo. Esto último es fácil de explicar, lo demás es obvio. Centrándome en esa cuestión, manteniéndose al margen y por encima de la política, FED queda también al margen de la presión mediática y social. Son los políticos, la cara visible del sistema, los que funcionan como herramienta que protege y amortigua de toda tensión provocada por sus acciones. Los políticos son los responsabilizados siempre de todos los males causados a la economía. Normalmente suelen ser incompetentes corruptibles y necios, lo cual hace creíble, más todavía este argumento. Los sistemas además, son bipartidistas, simplificando la estructura de poder. Este binomio es muy simple, cuando uno agota su mandato, normalmente por giro político del espectro social, cansancio y/o tensión social (vía corrupción, escándalos, maltrecho de la economía, malestar social, prensa, etc.), el otro partido renovado (del binomio), con caras nuevas, campañas de imagen, promesas, programas, etc., toma el inmediato relevo, y así cíclicamente. Además la propia estructura del estado, está hecha para actuar de forma bipartidista, en cualquiera de sus poderes y estructuras, y en todas y cada una de las naciones cosmocráticas del mundo. Sin embargo, no forman parte de dos , sino de un único poder. El conocido como consenso político sólo se activa para afianzar el control del poder indivisible. Se parte de la base de que los partidos políticos son sinónimo y pilar de la democracia. Sin embargo no puede existir democracia con sistemas partidistas. Los políticos y sus partidos son poder que corrompe y destruye la soberanía nacional.
El BCE, actúa como cooperador fiel de los dictados de la FED, siendo en la práctica un tentáculo de ésta, que termina por ahogar al occidente europeo, dejándolo inútil y sin vida ante la presión voraz de Asia.
Otro mecanismo de control mundial es la UE, un experimento, mediante el cual se dirige la política internacional. Ese experimento, ha hecho más fuertes a los fuertes y más débiles a los denominados PIGS. Éstos países se han ido desindustrializando paulatinamente, mediante un fenómeno de desolocalización, hacia la Europa del Este de infuencia germánica y Alemania. Las economías del norte de Europa se han fortalecido a costa de la pobreza, debilidad y dominación absoluta de los PIGS de la periferia europea, que son la parte perjudicada del experimento de la UE. El ejemplo más evidente de la esclavitud de estos países del eurosur, es Grecia. La reveldía se paga con el aislamiento y la amenaza del colapso financiero. Recientemente la fortaleza de países como Alemania y su entorno de infuencia (Polonia, Rep. Checa, Austria, etc.), en un proceso de absorción y desarrollo de todo el peso industrial del mercado europeo, ha hecho entrar en el club de los PIG, a países de la Europa del norte, como Irlanda o el Reino Unido (PIIGGS).
La UE, se concluye no es compatible con el desarrollo y prosperidad de Europa occidental, España no puede mas que ser lastre de la poderosa Alemania, siempre a su sombra, dominada y conquistada por la fuerza de la cosmocracia mundial.
Las cosmocracias, son los enemigos de la civilización, forzando al mundo a vivir en una libertad superficial (en todos los sentidos de la palabra). Destrozan naciones enteras, para después erigirse como los únicos con poder de salvar al mundo del caos que ellos mismos han provocado. La patria originaria donde la cosmocracia encontró su tierra de cultivo, es EEUU. Por norma general, nunca se debe creer en nada que venga de dicha patria. El gobierno cosmócrata de EEUU, miente de forma sistemática. Cualquier noticia o información, si ésta es oficial, será mentira siempre, salvo que se trate de una noticia ajena a sus propios recursos e intrascendente. Todo lo que elabora o desarrolla EEUU, es una tras otra mentira. Incluso en ocasiones, lo que parece una verdad indiscutible, es producto de un refinado y maquillado embuste. En otras ocasiones, han aprendido la lección, pues cuando se esmeran en inventar finas mentiras, normalmente se les suele descubrir, y por tanto mienten lo más burdamente que se puede, utilizando la técnica contraria (pensando en que una mentira enorme, que no  se molestan en encubrir, no generará interés en ser investigada), póngase por caso de este último el asesinato de Bin Laden, y del primero el atentado de JFK o de las torres gemelas. Esto se puede entender mejor con el siguiente ejemplo, si uno es vendedor de coches y tiene que vender uno de buena calidad, se esmerará en realzar y ensalzar las características y cualidades del producto (no es necesario mentir), pero sin embargo, si el coche es una chatarra mentirá y embaucará al ingenuo comprador. Si el vendedor constantemente se ve obligado a vender chatarras, se contaminará del hábito de mentir, y lo hará siempre, tanto si es necesario como si no. Este hábito es constante y general en todas las cosmocracias del mundo.
La cosmocracia, pretende dominar y controlar el tiempo de la historia. Mediante la ingeniería conductista, diseñada y reforzada durante décadas, consigue predecir buena parte de de los comportamientos de poblaciones enteras o de países. Esto último lo consiguen, mediante refuerzos tanto positivos, como fundamentalmente negativos, es decir, mediante castigos. Todos los males y desgracias de nuestro tiempo, están completamente previstos y asumidos por la cosmocracia, que pretende la esclavización uniformada de seres humanos de categoría única.
La cosmocracia domina el mundo y sólo se la puede vencer, arrebatándole ese dominio supranacional. No basta cortarla en un país o continente, si no es vencida totalmente, vuelve a crecer como la hiedra.
La Sagrada Familia es el origen de un Dios, y de una raza pura. Los uskos sólo nacen de madre y padre usko, encarnando en ellos el sagrado mito de la familia hebrea, la cual describiera el profeta Esdras en los capítulos ya expuestos. La búsqueda constante de su preservación ha ido unida a la historia del usko, dando de ello prueba el que en los lugares de su creación o gestación, dicho pueblo haya mantenido siempre unas altas frecuencias de indemnidad y pureza; ello a pesar de haber entrado en un intenso contacto con pueblos y culturas distantes y a veces antagónicas, como sucedió de hecho en la Península Ibérica. La conservación de la línea de conexión prehistórica ininterrumpida, y por tanto de la singularidad de la herencia genética, en un contexto que pudo haber promovido su ruptura en más de una ocasión, hacen ver que la Sagrada Familia fue una institución que nunca se separó de la cultura uska. Esta Familia, no debe confundirse con un concepto religioso o católico, pues es un fenómeno genético que incorporado a la sangre ibera fomentó su incorruptibilidad por milenios. La amenaza a dicho elemento heredado y presente en el acervo genético, viene del mestizaje como fenómeno cultural ligado a la cosmocracia. Sólo el mestizaje y ningún otro elemento, puede destruir la Sagrada Familia. Trasnochados principios morales o religiosos no hacen más que desvirtuar más lo que de trascendental y virtuoso ha tenido el elemento sagrado de la familia. La Iberia prerromana dejó mas de un ejemplo para la historia de las últimas consecuencias de la incorruptibilidad de aquellos pueblos nativos iberos. La ciudad de Numantia, durante varias décadas venció el asedio de los mejores generales romanos, no pudiendo ser doblegada por el mayor ejercito del mundo en ese momento. Finalmente la sitiaron, diezmando a la población numantina, de cuyos supervivientes se sabe que prefirieron la destrucción a la mezcla de su sangre con la del invasor.  Igual ocurrió con otras ciudades como Sagunto, arrojándose sus habitantes al cuchillo y fuego antes de acabar por entregar la ciudadela al enemigo.
Un elemento vital para la cosmocracia es la Tela de Araña, cuyo dominio se ejerce en forma de hileras. El poder reside en el centro, pues un pequeño movimiento central puede ejercer todo el poder al otro extremo del tejido por muy lejos que este se encuentre. De hecho los extremos no son del todo conscientes, y en la mayoría de los casos completos ignorantes del origen de los giros y transtornos que afectan y determinan la vida de un país. Los conspiranoicos se han empeñado durante este y el pasado siglo en buscar grupos de poder ‘lobbies’, que fuerzan el poder en su provecho particular, o directamente se lo disputan. Los mismos se hayan a mitad de camino entre el centro y los extremos. Sin embargo el Poder lo detenta el Centro único y todopoderoso que mueve todos los hilos llegando hasta el último rincón del mundo. La lucha social emprendida desde los extremos del tejido está llamada al fracaso, ya que no arranca al Poder de su centro. Sólo la destrucción del centro deshará los hilos, desbaratándose la tela y estructura cosmocrática.
Otro de los elementos que identifican el desarrollo de una sociedad hacia el sistema cosmócrata son los sistemas jurídicos donde aparecen los mercenarios de la Justicia y el auxilio judicial. Es el mismo sistema, que reconoce su injusticia y despotismo, el que acepta que debe existir una defensa y mercadeo de la misma al margen de éste. Esto ocurre porque el propio sistema debe consentir el delito para que el orden cosmocrático funcione, arbitrando fugas y argucias legales que permitan escapar del mismo. Si el individuo puede cometer delitos sin conocer la Ley, también puede defenderse de la misma aún sin conocimiento de los procedimientos legales, establecidos únicamente para hacer del auxilio judicial una requisito indispensable. Buena parte de ese sistema judicial auxiliar forma parte de un reconocimiento implícito por parte de los Estados y de la propia Justica de que son corruptos por sistema, o más bien que la necesitan por definición. De hecho prueba de ello se encuentra en el origen del auxilio judicial, aparecido como respuesta a la tiranía del Estado romano, como consecuencia de los excesos y arbitrariedad de un sistema injusto y tirano. En ese comienzo el individuo necesita defenderse del Estado, que es un gigante corrupto. En una sana democracia, los mercenarios y con ellos todo el auxilio judicial, son prescindibles, así como procedimientos o requisitos procedimientales y burocráticos. La justicia sana sólo puede partir de una sociedad y un Estado anticosmócrata, y ha de ser por tanto ecuánime, natural, espontánea y equitativa, prescindiendo de trámites y argucias procedimientales, así como de todo auxilio y mercadeo judicial, pues toda defensa ha de ser procurada por el mismo individuo, y garantizada por el propio Estado. Nos parece justo y necesario que el juez sea neutral e imparcial, sin embargo consentimos que una parte de la Justicia tenga intereses particulares. Los abogados no participan de la Justicia por el bien de la misma o para ayudar a su correcto funcionamiento, sino en beneficio particular, convirtiéndose en lacras inadmisibles del sistema judicial al que convierten en su mercado.
En Europa el primer país en iniciar su camino a la destrucción fue Francia, cuya situación actual es terminal. Ni cerrando sus fronteras a cal y canto se podría revitalizar al moribundo francés, pues su problema ya hace tiempo que dejó de ser externo. Muy al contrario se ha afianzado en el corazón galo, echando raíces. El cáncer se ramificó como una metástasis imparable por el resto de Europa, y partiendo de Francia, se extendió rápidamente al Reino Unido, después los Países Bajos, Alemania, España, etc. Tras esto la Unión Europea, ratifica el hecho fundamental de la globalización, y es la inexistencia de las razas. El tratado Schengen, consumó esta concepción del mundo, pues estableció las no fronteras humanas en un espacio comunitario limitado, reduciendo con ello el elemento nacional a una cuestión meramente política. Las naciones a partir de entonces son cosa de la política y no de las personas, pues ya se ha desvinculado por completo el elemento étnico de cualquier referencia nacional. Si el sistema europeo concibe la nación como algo esencialmente político, es de esperar que el mismo, llegue a su destino final juntamente con las naciones que lo forman. Cuando el orden europeo caiga dejará una Europa apátrida, tierra de nadie, a manos de una raza de bárbaros. En este mundo es normal pensar que el cosmopolitismo en cuotas moderadas es positivo o enriquecedor, lo que es igual a pensar que el cáncer en dosis pequeñas es bueno. Ocurre sin embargo que el cosmopolitismo es un fenómeno desmedido que como todo lo desbordante es aniquilador. La consecuencia no es tanto una Europa decadente, sino ser el sujeto de aniquilación, sin retorno.
No es dable concluir el presente capítulo sin antes hacer una disertación sobre lo que ha de ser una Europa deseable. Visto hasta ahora cual es el diagnóstico y pronóstico, se hace necesario estudiar la posible cura y tratamiento, si lo hubiera. Desde un punto de vista económico, requeriríamos de un detalle y análisis que hace necesario un capítulo dedicado a ello. El orden económico es complejo pero menos intensamente vital que el orden racial, pues lo primero se puede cambiar, lo segundo no. La economía ha desarrollado un mundo basado en la tecnología cosmocrática, cuyo interés es la reafirmación y afianzamiento de su poder. El orden tecnológico se ha desarrollado principalmente en las telecomunicaciones, lo cual ayuda a la formación de un mundo global de poder concentrado.
Cada individuo es una nación libre e independiente, ningún estado u orden debe coartar la espontaneidad y libertad individual. Cada uno de nosotros somos una nación y un estado en potencia. En términos nacionales sólo la raza es el valor absoluto de un país. Una única familia uska podría ser el inicio de una gran civilización.
La vía para la reestructuración de Europa sólo puede venir resucitando el carácter y energía del pueblo usko. Esa energía perdida y adormecida que protagonizó el motín de Esquilache, el levantamiento del 2 de mayo, o el carácter que propició las guerras civiles. Éstas últimas, siendo obviamente acontecimientos deleznables, son consecuencia del carácter y energía de un pueblo. Y lo son por tanto del revulsivo y la catarsis lógica del conflicto, incluso armado. Sin embargo con mucho es preferible una sociedad convulsa y armada, pero enérgica por su carácter, que una bonachona y retardada por la adulteración tóxica del veneno cosmócrata. Levantarse contra las tiranías y las injusticias a fuego y hierro es síntoma de carácter y fuerza interior. La catarsis de una guerra civil siempre será positiva, cuando de ella surja como consecuencia la caída de un régimen o sistema tiránico. Ningún pueblo debe tolerar dictadura o tiranía alguna, debiendo defenderse con todos los medios a su alcance, hasta los más drásticos, para evitar la pérdida de libertad individual y espontaneidad. El genio que no crece libre, acaba siendo un cáncer. Una civilización avanzada, debe ser una fábrica de dioses en potencia.
Anteriormente se ha analizado la caída de grandes civilizaciones de la historia. El fenómeno acontecido en la Uskaria sumeria y las civilizaciones mediterráneas, no es exclusivo de la Antiguedad. Hemos detallado el proceso vivido en la cultura egipcia, griega, etrusca, romana, etc., por ello nos detendremos a analizar el proceso desde una perspectiva actual. Me parece importante subrayar este punto y resaltar la dificultad que ahora tiene su estudio, habida cuenta de que es un fenómeno extenso, por tanto se hace difícil su análisis. Todo Occidente se ha visto afectado por la situación de desgaste patológico a tal punto, que se hace imposible la comparación con algún elemento verdaderamente saludable. Esta afección general no ha dejado el ejemplo de ninguna parte sana del cuerpo enfermo de Occidente para su análisis comparativo.
Lo que ocurrió con el Mediterráneo, en tiempos cuna de las mayores civilizaciones de la Antiguedad Clásica, ahora transcurre en el Atlántico. Estos acontecimientos son difícilmente percibidos por aquellos que los sufren de primera mano, pues como toda enfermedad degenerativa, añade una serie de taras que acompaña a una o varias generaciones que añaden sin saberlo un eslavón más a la cadena de la decadencia de una civilización. Esta es general y global, y por tanto muchas veces desapercibida.
Tampoco los habitantes del Imperio Romano percibieron su abrupto final tan sólo unas pocas décadas antes de su caída. Aún así es notable cuando alguien visita EEUU (la hasta hace bien poco Roma del mundo moderno), ver la decadencia tan profunda que atraviesa el país consecuencia de su más reciente historia. La que se supone primera potencia mundial, no es mas que un gran espejismo, un maquillado engaño. Cloaca Máxima, conocida popularmente como Nueva York, es un sumidero sucio lleno de agujeros por sus viejas calles, que huele a moqueta mohosa pisada por un negro y cuyo suburbano es un viaje al tercermundo. Mil veces más limpia Marrakech, que esta cloaca, que ha representado durante décadas el poderío internacional del primer y único imperio de América.
El porqué de esta asquerosidad urbana tiene el epicentro en su atmósfera. Su contaminación no es provocada por la industria ni por el tráfico, sino otra bien distinta, que da la característica peste de la cosmocracia mundial. Ese olor enfermo y atmósfera sofocante es la generada por millones de personas de la raza amarilla y africana respirando y exalando el mismo oxígeno una y otra vez, pudriendo el aire puro de la cultura y civilización occidental. Este éter sólo lo perciben aquellos que no viven en una cosmópolis, pues el que habita por mucho tiempo en éstas, ya ha acostumbrado el olfato, los pulmones y las entrañas a recibir dicho aire.
Pasar demasiado tiempo en ella afecta a la inteligencia, su aire marea y atonta, e inmediatamente hace recobrar el orgullo y amor que siente el provinciano por sus orígenes. Manhattan vive pared con pared con el tercermundo del Bronx, e igual ocurre con otras grandes ciudades como Chicago o LA, y por supuesto Detroit, Miami, New Orleans, etc. Es curioso como incluso hoy día ya se hace difícil pensar para aquél que visita USA, que alguna vez eso fue un gran continente y la primera potencia.
A lo largo de la historia España ha sido entregada a distintos invasores a cambio de sangre, la misma que vertieron después sus ejércitos en pago por su expugnación. Sin embargo EEUU, es un país de occidente, creado por occidentales, que ha sido entregado por ellos mismos. Nunca antes una gran potencia en plena cúspide habia sido entregada o regalada por completo. Pero a quiénes se ha entregado, y sobre todo, más importante aún, a cambio de qué.
La cosmocracia es inocua en partes donde sus efectos son imposibles de valorar. Tal es el caso de las antiguas colonias iberoamericanas, o incluso ya en Norteamérica y en determinadas zonas cosmopolitas europeas. En países como México o Argentina, los efectos que pueda causar la cosmocracia, ni empeoran ni mejoran nada, pues no hay nada que pueda mejorarse y casi tampoco nada que pueda ser peor. Son el vivo resultado de lo que será Europa, Norteamérica y tras ellos el mundo, mucho antes de finales de este siglo. Perdida la naturaleza uska de las naciones occidentales se acabará con Occidente para siempre, y con él se cerrara el último capítulo de la historia legada por los pueblos uskos. Los uskos desaparecen discreta pero aceleradamente de este mundo, mientras los asiáticos y otras razas lo superpueblan, originando el fin no sólo de toda civilización, sino de la concepción cultural y espiritual del ser humano, como un dios y centro del universo.
A finales de este siglo los uskos serán una tribu casi esquimal en comparación con el resto de individuos que poblarán la tierra.
Para reestructurar Europa, se debe promover la energía y carácter de los ciudadanos contra el orden político, desde el nivel más bajo, hasta el más alto, que es uno de los tentáculos más poderosos de la cosmocracia, la UE. Una transición en Europa debe ser regenerativa y por tanto debe rescatar el elemento nacional, es decir racial. Uskaria debería contemplar dicho aspecto como emergente y prioritario, declarándolo de emergencia nacional. Puesto que en principio segregar a los no uskos es algo prácticamente imposible, sería necesario regenerar como se hace cuando se quema el monte, reforestando las pequeñas zonas más fértiles. Así en las naciones ibéricas libres, deberían establecer reservas nacionales para los uskos. Estos núcleos representarían auténticas reservas biológicas impenetrables o pequeñas colonias de ciudadanos uskos plenos de la sangre más pura y ancestral. La tierra que formó a esa raza son las regiones próximas a los Pirineos o al norte del río Ebro. Este clima geográfico donde se junta el Atlántico y el Mediterráneo, es el que ha acompañado al usko durante decenas de miles de años.
Sólo podrían habitar estos núcleos auténticos iberos puros, descendientes de abuelos de sangre uska pura haplogrupo R1b y H (materno y subtipos hasta el 16), tanto de forma directa como indirecta. En iberia individuos que reúnan tales características hay abundantemente más que en cualquier región del mundo. Ni si quiera las Islas Británicas podrían reunir ambos caracteres, paterno y materno, en tanta abundancia. Sin embargo si ocurriera que se tornaran escasos, un sólo pueblo o una sólo familia bastaría y merecería la pena para poner Uskaria en marcha. Un pueblo o varios conformados por auténticos uskos ibérrimos en un tiempo darían origen a Uskaria. Dichas polis debieran de ser zonas libres de toda infuencia. Serían por tanto independientes y soberanas para regenerar el mundo occidental. Dicho protocolo sería el segundo renacimiento de Europa. Las polis surgidas del mismo, verían emerger el genio de forma abundante por cada esquina, como en la antigüedad ocurrió en Atenas.
Los sinsabores que de principio pudiera acarrear el proceso de supervivencia, quedarían satisfechos  por los resultados que se obtendrían.  En conjunto y coordinación el protocolo Uskaria debería refundar la Unión Europea y consolidar como hecho fundacional la descosmopolitización de Occidente y el nacimiento de la Era del Anticosmos. Es por ello Uskaria una utopía esencial y necesariamente internacional, que más que políticos, necesitaría de biólogos y científicos. Los puntos básicos de la misma podrían resumirse en:
    • Asegurar aquellos elementos que definen la nacionalidad plena, como la independencia, soberanía financiera, libre desarrollo y determinación de cada pueblo, región y país que pueda ser considerado nación uska.
    • Se deberían arbitrar mecanismos internacionales de control y vigilancia del respeto y conservación de ese estado ideal de pureza, que sustituya a los actuales organismos cosmócratas.
    • Para la consecución de dicho libre desarrollo, cada pueblo usko debe poseer recursos energéticos y materias propias para garantizar su independencia. En caso de no poder hacer uso libre de los mismos, los pueblos uskos tienen el deber y el derecho de proveerse de ellos en cantidad suficiente.
    • Un organismo internacional debería arbitrar y gestionar los recursos energéticos mundiales, pues es un contrasentido que el genio y el talento sean universales, y sin embargo dichos recursos sean privativos. Los pueblos y naciones no son iguales, pues mientras unos derrochan genio y talento, en otros dicho genio permanece ausente. Es por ello que las necesidades energéticas son también distintas. Un organismo internacional deberá tener en cuenta estas diferencias para gestionar de forma justa y equitativa  los recursos naturales y energéticos.
    • La identificación y sagrada protección del acervo genético ibérico, representado en los niños uskos, tomándose como elemento básico y fundamental de toda humana civilización, estando en su preservación asegurada la continuidad de ésta. Es por tanto un derecho y un deber asegurar el mantenimiento y continuidad de la cadena de ADN uska en el mundo, con la necesaria creación de reservas biológicas inviolables. Sólo de forma conjunta se pueden controlar los flujos masivos migratorios que asolan Europa. La raza es un instrumento esencial del Estado.
    • Modificación del derecho internacional para hacerlo acorde a los principios del sistema anticosmocrático, y por lo tanto la creación de un orden distinto para los pueblos uskos.
    • El establecimiento de una Unión Europea que sustituya la Antieuropa, como medio de establecer el metaimperio de la civilización occidental, o primer imperio moderno y tecnológico, que sirva de puente y canal entre el universo y el metaverso, cuya preocupación no sea  el ciudadano sólo en su estado físico, sino también metafísico. La conexión de ambos mundos supondría lo que en terminología bíblica sería el advenimiento de la Parusía y fundación del Tabernáculo.
    • Disposición de ejército propio por parte de las naciones uskas con el fin de frustrar cualquier intento de obstaculizar la independencia y el desarrollo de las mismas, venga de donde venga. La culminación de este propósito es el derecho a disponer armamento nuclear.
    • Por último hay tener en consideración un principio obvio, y es el hecho de que todas las naciones no son iguales, del mismo modo en que también sufren depauperación y pérdida de valor, a consecuencia de elementos que aceleran en mayor o menor medida dicho proceso degradante. El derecho y los organismos internacionales deben tomar en cuenta este hecho.
Dicho lo cual nada de esto tiene que ver con un patético y falso altruismo, ni en nada éstas u otras ideas aquí descritas se conmocionan y compadecen con el futuro de las generaciones de una Europa moribunda. Más bien forman parte del egoísmo natural de aquél al que le han intentado arrancar y despojar de su concepción del mundo y de lo que tiene que ver con el espíritu y la esencia racial, (por tanto es algo vivo y que afecta al presente).
Nacionalidad
Una nación al momento de constituirse, está formada por una constitución social o política, y por otra constitución racial. La primera necesariamente debe modificarse a lo largo del devenir histórico y generacional, siendo flexible e imposible de inalterar. Sería un tejido que va desarrollándose en el que van dejando su carácter las generaciones sucesivas, fruto del desarrollo intelectual y cultural de una sociedad. La constitución racial existe antes de la constitución política, y al momento de esta última, se define como el estado o status racial existente en uno o varios pueblos que forman el estado naciente.
Una nación puede estar conformada por una o varias consituciones políticas, manteniendo resortes que hagan posible su conexión y armonización. No es posible que una nación posea varias constituciones raciales definidas o conjunción indeterminada de las mismas. Cada nación es una raza, por tanto los países donde conviven razas de distintos orígenes son cosmocracias. La cosmocracia se culmina cuando un país es indistinto a otro en el aspecto racial, y por tanto también, con el tiempo, en el cultural e intelectual. De esta forma, Francia, en poco tiempo será indistinta al norte de África, dejando de existir como tal, la nación francesa, que al nacer, formaba una constitución racial distinguible, muriendo con ello el rastro de sangre de la nación racial. Una nación puede pertenecer a un conjunto de naciones hermanas, es decir a un tronco racial común de donde se origina o parte y en cuyo centro se conserva el rastro de la vieja sangre ancestral. Otro elemento sería el corazón o alma viva del tronco, que pudiera ubicarse en alguna de las ramas del mismo. El corazón sería aquél elemento racial donde se hace más distinguible la nación tanto de sus hermanas como evidentemente del resto. Lo llamamos también alma, pues esa distinción se hace en positivo, es decir cuando una nación alcanza las mayores cotas de progreso y desarrollo intelectual y cultural. Un árbol racial formará naciones semejantes, indistintamente del lugar que ocupen. De esta forma EEUU, en su orígen estuvo ligada íntimamente a Europa, fundamentalmente en el aspecto cultural e intelectual, pues fue poblada por europeos, y estuvo menos estrechamente relacionada, sobre todo en los aspectos citados, con el resto del continente americano. Del mismo modo ocurrió con Australia, poco o nada relacionada con la vecina Asia, y también con Sudáfrica, respecto al resto del continente africano.
Una nación en donde convivan varias etnias, no tiene por qué ser necesariamente multiétnica. Lo será si su constitución política no establece ningún mecanismo de equidad entre las distintas comunidades raciales. Si ese mecanismo formula una convivencia indistinta e igual entre toda la población, su constitución racual será multiétnica. Por el contrario si dicha constitución política formula un mecanismo de equidad, y por tanto de distinción racial de la población, su constitución racial no será multiétnica. Ejemplos de este último caso vendrían a ser el del Antiguo Egipto durante buena parte de su existencia, y otro más reciente el de los de EEUU, hasta 1964. En España la constitución político-racial, se mantendrá hasta 1870, fecha en que se derogan los estatutos de limpieza de sangre. Sin embargo España no se convertirá de facto en un país multiétnico hasta finales del siglo XX.
El mestizo es el resultado de la abolición social y política de la constitución racial, por tanto momento en el cual una nación pasa a ser multiétnica. La multietnicidad es el agotamiento o fase final de una nación, siendo el sujeto mestizo su verdugo.
Los que conservan su raza pueden hacer patria donde quiera que estén, haciendo nacer los países que su propia sangre permita. Los que no la conservan no hacen nacer países, sino que los destruyen al salir de sus fronteras.
Se consideran como conceptos ligados a nacionalidad la cultura, lengua, estado, etc. como elementos circunstanciales y testimoniales de una historia. Para identificar lo sustancial hay que tener los siguientes presupuestos: En primer lugar el elemento étnico, identificado en una base genética propia y distinguible. Pocas naciones se han originado o aún conservan dicho elemento de forma sustancial. En segundo lugar un entorno y espacio evolutivo, en donde la etnia desarrolla de forma espontánea su identidad y circunstancia. Se considera esta parte perteneciente al estudio antropológico físico o etnológico. Es en este elemento donde se forma la voluntad, que ha de ser libre para asentar el carácter y cultura étnica. Muchas naciones usan este último elemento como definitorio de su identidad o singularidad y por tanto nacionalidad. Algunos países del sur de América, han conformado un elemento étnico mestizo como definitorio de nación americana, por tanto el mestizaje se ha convertido en este continente en fábrica de naciones. Estos países no son distintos a la cosmocracia, y es en su seno donde ésta nace y desde donde se extiende. Qué hace distinta a Colombia de Venezuela, o a Perú de Ecuador, dónde empieza la una y dónde acaba la otra, qué singularidad puede haber en la indisitinción más absoluta que da la mezcla. El concepto de nacionalidad racial desaparece y se convierte en algo parecido a la pertenencia a un equipo de fútbol, (por costumbre, tradición o preferencia, no por sangre).
Ser español como ser francés o británico, es meramente un trámite administrativo, sin mayor consideración, que expresa una realidad presunta de pertenencia o integración dentro del territorio político que conocemos como UE. Evidentemente se considera español, no al que desciende de ancestros españoles, sino al que obtiene de forma natural o artificial dicha nacionalidad.
Las naciones que no poseen un elemento racial suficientemente fuerte, no pertenecen a más nación que a la cosmocracia, pues ésta por definición no posee raza alguna.
La nación ibérica nunca se ha desarrollado finalmente por diversos procesos que han interrumpido su libre desarrollo, su formación y nacimiento. España aparece, a pesar de los muchos intentos de fortalecer su esencia primera, como un país mestizado culturalmente, con demasiados elementos foráneos, y una identidad poco o nada clara. Portugal, la otra parte de la nación ibérica, se inicia y forma del mismo modo, y además con bastante menos esfuerzo por vivificar y revitalizar su esencia natural (étnica y etnológica), progresicamente destruida.
Es un error considerar la nación como idea de unidad política; el elemento unitario sólo puede ser inexorablemente racial, pues las naciones se crean por grupos étnicos, no políticos. De este modo surge una comunidad organizada, a partir de la familia extensa o tronco racial, cuyo elemento de unión inseparable es la sangre. Una nación puede existir aún sin tener unidad política o administrativa. El centralismo y unitarismo político o modelo francés son identificados con la nación, de forma que sólo la estructura política y organizativa son el elemento tenido como identidad nacional, dejando al pueblo como elemento histórico, accesorio y circunstancial. De esta forma la globalización y antes de esto la cosmocracia puede tejer y expandir su influencia por el mundo, una vez que los países convergen en el mismo modelo político. El principio definitorio de nación pasa a convertirse en el verdugo de los pueblos. El centralismo unitario surge en un contexto histórico en el cual la importancia del Estado frente al individuo es absoluta. Por causa del sometimiento a la ley del Estado Absoluto, el súbdito, que pasa a llamarse ciudadano sin cambiar esencialmente su condición, queda como elemento dependiente del órgano político. Unido a éste el individuo pertenece al Estado-nación. Si una parte de la comunidad se independiza de la estructura política, deja de pertenecer a la nación, y por tanto, al constituir una independiente, hace nacer otra. Todo ello es el error histórico y conceptual más grave que ha afrontado Europa en toda su historia. Que una comunidad se separa de la unidad política, no implica que lo haga también de la unidad racial, por tanto no puede fundar una nueva nación, ni separarse del vínculo racial que le une como nación al resto de sus congéneres.
Con lo dicho han sido varios los elementos que han contribuido a que no hubiera resquicio posible para que naciera Iberia como nación. Se puede observar la distancia y singularidad de lo puramente ibero, con respecto a aquellos pueblos de base racial uska, que han sufrido procesos culturales intesos, cuando comparamos al pueblo vasco, con el resto de su entorno. Racialmente los vascos guardan proximidad con el resto de territorios y países de Occidente, sin embargo su cultura y su lengua distan lo suficiente como para excluirlos del entorno cultural occidental. El vasco es un pueblo continental, y sin embargo se ha conservado intensamente aislado, más incluso que las Islas Británicas o las Highlands. Si España y Portugal hubieran alcanzado esa pureza vasca, Iberia hubiera nacido y los iberos tendrían su patria racial.
Ni España ni Portugal, han sabido guardar y preservar lo puramente ibérico, salvando el caso vasco. De Portugal, se puede decir que de haber mantenido su pureza ibera original, al igual que los vascos, los portugueses serían los vivos antepasados de los protoceltas, su lengua hubiera mantenido los rasgos propios de las lenguas madres y su cultura tendría elementos puros de origen cultural y racial paleohispánico en abundancia. De un pueblo tan extenso y numeroso como fue el lusitano, asentado al sur y norte del Duero, desde Portugal, hasta Asturias y Extremadura, ha quedado muy poco vestigio de valor apreciable. España por otro lado, es el resultado de un proceso poco autóctono, cargado de elementos alóctonos, traídos de culturas y pueblos del Mediterráneo, estrechamente asociados al mundo asiático. La cultura y lenguas latinas que impregnaron y acabaron con casi toda la cultura puramente ibérica, trajeron consigo un lazo de unión firmemente atado al Mediterráneo y su influencia afro-asiática, con toda una variedad de elementos culturales exóticos. A éstos se unieron nuevos elementos más, norteafricanos y árabes, que terminaron de enterrar la esencia ibérica original.
Con todo lo dicho que se creara la nación eberita, sería algo imposible, en el estado de pureza y autenticidad que la hubiera originado antes de la invasión romana. Algo tan difícil como hacer revivir a los dinosaurios, pues casi todo el elemento etnológico eberita ha desaparecido ante la marea del Mediterráneo. El castellano por ejemplo no es el resultado de la evolución de las primitivas lenguas uskas de Iberia, sino del latín, una lengua de origen italiano, influenciada por el elemento mediterráneo.
Sin embargo es cierto que en España, se conservan restos etnológicos de gran importancia entorno al País Vasco. El elmento racial, aunque se ha visto modificado a lo largo de los siglos, conserva una parte importante de la sustancia original. Es un hecho que en España, todavía puede encontrarse a descendientes puros del pueblo usko, en varias partes de su geografía.
Es por este motivo, que el elemento más importante, es decir, el que contiene la esencia racial, no ha desaparecido como el etnológico. Sin duda este último es una pérdida irrecuperable, pues rompe el estado de libertad y espotaneidad en el cual se desenvuelve y desarrolla cultura propia una nación uska. Sin embargo siempre preferible la pérdida de la base etnológica, a la base étnica, pues lo último implica cortar desde el tallo el árbol, que aún vive y da fruto, aún teniendo raíces podridas.
Otra cuestión sería la de vivificar la base étnica puramente eberita que queda por varios de los rincones de España, e incluso hacer esfuerzos por rescatar e incentivar el interés por los rastros etnológicos originales. Es resumen hacer un esfuerzo decidido por sanar en la medida de lo posible las raíces podridas del árbol. Si ese proceso, aún con todo el esfuerzo humanamente posible, desenvoca o no en el nacimiento de Iberia, es algo imposible de asegurar. Imaginando tal escenario, y al momento de iniciarse ese proceso, la formación y gestación de Iberia implicaría no sólo sustituir la organización política sino llevar a cabo su restructuración racial. El resultado de dicho alumbramiento, no sería un estado sucesor de España (en su hipotético caso), sino una nación que interrumpió su nacimiento mucho antes de la creación de España, que aún sin rechazar la historia y legado heredado de dicho país, supondría un nuevo pacto social y una regresión en búsqueda de la pureza original cultural y racial. Un nueva nación, en definitiva, con sus orígenes remontados al albor de los tiempos, y sucesora, en su caso, de la propia Atlántida, es decir la madre de todas las naciones. España a diferencia de Iberia, no es madre de las naciones hispánicas, pues éstas no son naciones, sino el resultado, más bien los desechos, del devenir de su historia, formadas a raíz de un inmenso prostíbulo colonial.
Es por este motivo, que aclaro, como se dijo anteriormente, la importancia secundaria respecto a la base étnica, que representa el elemento etnológico. Que se hable o no español por parte de un elemento racial no ibérico, no cambia evidentemente su naturaleza. Una nación debe nacer libre y espontáneamente, consagrándose a un pacto natural, no forzado por procesos históricos. Por todo lo dicho la fundación de una Iberia eterna, no ha de venir de nadie más que de sus hijos de sangre.
En Portugal, iniciar un proceso semejante, nunca dará como resultado el nacimiento de Iberia, al menos en lo que al centro y sur del país se refiere. En esencia el país ha perdido casi por completo su naturaleza ibérica, acercándose más un país colonial desde el punto de vista racial, es decir básicamente mestizo. Todo esfuerzo en este sentido es totalmente inútil.
A la pregunta si somos españoles, contestamos que sí, a la de si nos sentimos españoles, o la de qué significa español, podemos encontrar mayores dificultades. La primera cuestión es fácil de ser resuelta, cualquiera con determinados requisitos puede serlo. El sistema cosmocrático que ha influido irreversiblemente a Europa y también a España, permite que sea quien sea, y venga de donde venga, pueda ser considerado español jurídica y legalmente. Sin embargo el elemento racial nunca ha sido considerado realmente a lo largo de la historia moderna. Habría que remitirse a San Isidoro (Etimologías) y el arzobispo Don Rodrigo (Cronicón), San Jerónimo o el mismo Alfonso X, los primeros antropólogos de Iberia, aunque ambos contaminados de protonacionalismo. La única referencia histórica significativa, la encontramos durante la Reconquista y hasta 1870, con la instauración de leyes de sangre o estatutos de limpieza (como un recuerdo arcaico del olvidado pacto de sangre atlante) que diferenciaban a los cristianos nuevos (moriscos y criptojudíos) -esta vez sí como concepto étnico y no sólo religioso-, dentro de una sociedad ibérica mayoritariamente de sangre cristiana pura -por los cuatro costados- de sangre azul (de piel blanca y venas azules y verdosas, frente a las gentes de piel oscura). Estas leyes en educación, ejército, marina, administración, etc. no eran propiamente discriminatorias, como si lo era por ejemplo el apartheid en Sudáfrica. Si bien impedían el acceso a instituciones educativas o profesiones, germanías, etc., no discriminaban, puesto que esa gente nunca gozó de tales derechos o reconocimientos por parte de los reinos cristianos. Es decir, los conquistadores cristianos usaron el derecho a ocupar la tierra reconquistada al invasor que le declaró la guerra, pero lo hicieron usando además el derecho a no mezclarse con dicho enemigo y con otra gente extranjera. Tan sólo negaron derechos que nunca pertenecieron a dicha gente que de las aljamas venía a contaminar la sangre cristiana. Estas leyes viejas fueron más permeables en una sociedad que aunque lejano aún tenía latente el recuerdo de un viejo pacto de conservación racial. Desde cualquier perspectiva y punto de vista histórico, dichos estatutos fueron necesarios y deseables, aunque incluso diría que moderados en su ejecución, para el mantenimiento de España como reino europeo. Siempre es preferible un país profundamente despoblado pero en buena medida racialmente íntegro, que uno irreversiblemente mestizo y superpoblado.
Distinto obviamente el apartheid sudafricano, puesto que el invasor extranjero en esta ocasión ocupó y se hizo dueño ilegítimo de tierras ancestrales de otra gente, interfiriendo en su vida, cuando no descaradamente forzando situaciones de esclavitud. Abusó por tanto el invasor del derecho de ocupación, discriminando al pueblo que estaba antes que él. Los estatutos de la limpieza de sangre de los reinos cristianos ibéricos, en principio resultaron positivos y necesarios para la salud de Occidente. Después de 1870, los requisitos de sangre se abolieron, pues evidentemente ya eran poco necesarios. Sin embargo la convulsión étnica desencadenada en la historia del viejo reino visigodo, motivó una exhaustiva criba racial. La preocupación por este tema fue de enorme importancia hasta entrado el siglo XIX; en Sevilla por ejemplo se encuentran hasta mil expedientes raciales para el acceso a instituciones educativas y públicas, en donde se probaba la limpieza de sangre hasta el tercer grado ascendente (de los  ocho bisabuelos). La conversión forzada masiva, trató de justificar la expulsión de gente extranjera con argumentos religiosos, sin embargo pronto este proceso se vio como un auténtico obstáculo en el curso de su ejecución. Tras la conversión, formalmente al extranjero se le dotaba en principio de la nacionalidad e integración social hispánica, lo cual dejaba sin resolver un problema que no era religioso sino étnico. A partir de ahí el extranjero se vuelve indistinguible y su segregación se vuelve más difícil y traumática. En ello cayeron nuevamente quienes observaron el error de principio, por tanto la persecución hubo de agravarse con el sistema del fin justifica los medios. Así se siguió viendo en el converso a un extranjero irreconciliable, distinguiéndose a partir de entonces la sangre buena o vieja de la sangre mestiza. Las conversiones dejaron un sibilino rastro genético, que en algunas generaciones imposibilitaría que se distinguiera al descendiente de sefardíes.
A partir de entonces se aplicó una justicia inquisitorial, tan escrupulosa que era imposible que un criptojudío o judío de segunda y tercera generación no fuera sospechoso y acusado válidamente con pocos o ningún argumento. La justificación religiosa seguía sirviendo como principal excusa, sin embargo seguir sosteniéndolo fue mucho peor y sus consecuencias más graves, que afrontar con honestidad y franqueza dicho problema desde un principio esencialmente racial. Sus consecuencias de haber sido así, desde luego, hubieran sido mucho más humanitarias, no habiéndose prolongado situaciones de forzosa intransigencia. Para el siglo XVI, los expedientes de limpieza de sangre, eran adoptados y requeridos por todas las instituciones educativas, religiosas, estatales y militares de España. Dicho instrumento fue un requisito administrativo, y más, un salvoconducto racial, tras lo que fue una guerra no sólo entre dos religiones, sino principalmente entre dos razas.
Antes que España y precipitadamente respecto a ella, el marqués de Pombal abolió en gran parte los fundamentos de dichos estatutos en Portugal, cuando en España estaban todavía en pleno auge -incluso acompañados de la prisión general de gitanos o gran redada de 1749-, siendo una de las causas de la llegada a dicho país de los moriscos (que en España no fueron nunca muy numerosos) y sobre todo de los criptojudíos, que llegaron masivamente al centro y sur del país.
Podemos afirmar que los estatutos de sangre, son o por lo menos supusieron en buena medida y en todo lo referente al derecho público, el núcleo original, básico y fundamental de los derechos históricos de Castilla. Además de ello generaron durante siglos un sentimiento de identificación de buena parte del país con el apego ancestral céltico, antepasado de Pelayo y del que se entendía como cristiano viejo, que plasmaron autores de varias épocas como el poeta gallego Pondal “La luz vendrá para la caduca Iberia de mano de los hijos de Breogán”.
Habla la historiadora Nara Milanich:
“Un componente importante de la visión del temprano mundo ibérico moderno era la noción de la limpieza de sangre. Tener sangre «pura» implicaba que el propio linaje estaba libre de «contaminación» por judíos, moros, gente de filiación ilegítima y en el contexto del Nuevo Mundo, africanos e indígenas. Por lo tanto, limpieza de sangre implicaba que los miembros de un linaje poseían ciertas cualidades étnicas y raciales, una determinada herencia religiosa y un estatus de nacimiento distinguido. Y como el honor del propio linaje, en gran medida determinaba el honor propio, la limpieza de sangre era un componente crucial del estatus individual. El conocimiento y habilidad para probar los antecedentes propios, eran, por lo tanto, fundamentales. En suma, al menos en el discurso oficial, la ilegitimidad estaba relacionada con licencia sexual, mezcla racial, orígenes inciertos y por extensión, una falta de honor personal.”
En la civilización occidental ha habido esencialmente tres tipos de guerras, que se han dado a lo largo de la historia europea.
Una de éstas, es la guerra racial, siendo España el paradigma, y en sentido estricto, el único caso dado a la historia de este tipo. Dicho proceso se basa en una reacción ante un invasor real, y no un mero conquistador, o lo que en términos clínicos viene a ser una infección. La guerra racial, no es un mero acontecimiento bélico, ni cultural o imperialista. En estos últimos casos puede acontecer o no el elemento racial, pero la diferencia está en que el proceso acaba y finaliza dentro de sí mismo. Una guerra no racial es finalizada dentro de un parámetro estrictamente bélico. El elemento racial hace que una guerra no se extinga dentro de esos parámetros. Además del reestablecimiento del statu quo propio tras las consecuencias de la postguerra, se añade un elemento étnico que ha de ser resuelto, más profundamente incluso tras el proceso. En ese sentido tras la Reconquista de los reinos cristianos de la Península Ibérica, se formularon sistemas políticos y jurídicos, para intentar reestablecer un statu quo racial, lo más cercano a la historia dejada antes del 711. Se establecieron estatutos raciales, para diferenciar a cristianos puros o de sangre vieja, de los musulmanes o judíos, y a su vez también de sus descendientes, incluso conversos, de cara no sólo a su distinción, sino a una serie de expulsiones masivas. Esto no se produjo en ningún caso en la situación inversa, es decir con la población mozárabe (hispanorromanos o visigodos hispanos convertidos al islam). Esta población de musulmanes de raza cristiana o hispanogoda nunca fueron diferenciados de las poblaciones árabes, pues ambas siempre gozaron del mismo estatuto, una vez convertidos a la misma fe. Para los árabes hubo desde siempre una guerra estrictamente religiosa de tipo expansionista, pero no racial. Para los cristianos, hubo una doble motivación. Por un lado trataron al enemigo dentro de su propio planteamiento moral o de guerra religiosa, y por otro mediante un movimiento de expulsión del invasor racial.
Se inicia la expulsión de las primeras generaciones de árabes, usando el pretexto religioso, y tras ellos, las posteriores, también de conversos (estigmatizados), pues la conversión no cambia su condición como raza. Por tanto la paz sólo llega cuando acontece el reestablecimiento racial anterior a la guerra.
Otra guerra racial, es la librada en América por las naciones occidentales. En ésta, España intervino desde una posición inversa a la protagonizada durante la Reconquista, finalizada en 1492. Ahora ya no defiende su existencia o supervivencia como entidad étnica, sino que busca el predominio racial mundial. La conquista de América, junto con otras naciones europeas, nace como proyección o eyección de un Estado avanzado, a puertas de convertirse en padre de una gran civilización, a modo de las grandes culturas clásicas, que ya no cabe en sus propias fronteras recién recuperadas y eclosiona, y se expande. España finaliza una guerra racial de reconquista e inicia casi al mismo tiempo otra de conquista. El mestizaje latino, extenso e intenso sobre todo en proporción con el que pudiera acaecer en las colonias inglesas o neerlandesas, no fue producto del amor hacia ninguna raza, sino un acto de poder feudal sobre el pueblo sometido. Por tanto la creación del latino, mezcla de europeo e india, es consecuencia de la necesidad fisiológica, forzada o no, ante un mundo salvaje y sin ningún aliciente o distracción. Los europeos acaban racialmente con el indio masculino, y se apropian de aquéllo que tiene valor no racial, es decir las mujeres. Las primeras indias de españoles o portugueses no eran esposas sino concubinas o fulanas, pues se entendía que no era mujer entera en un sentido étnico de la palabra. Eran mujeres, pero de una entidad humanda distinta, una feminidad salvaje, nada que ver con las madres o hermanas o cualquier mujer conocida hasta ese momento. Este hecho fue reconocido por el Estado, así en 1549, Carlos V (I de España) en Real Decreto de 27 de febrero de 1549 prohibía que mulatos o mestizos pudiera acceder a cualquier cargo municipal, posición pública o repartimiento en las Indias. Era necesario presentar un exámen de pureza de sangre para acceder a la educación, cargos públicos, propiedad de la tierra, etc. al igual que ocurría en los estatutos de sangre tras la Reconquista hispánica. Esta situación respecto a los moriscos y a los indios, se mantuvo en España y en América, hasta casi el final de la era colonial. El Estado no sólo reconocía la distinción racial, sino directamente asumía la desigualdad en grado. Esto por supuesto nada tenía que ver con un aspecto religioso, o con la ilegitimidad filial (hay que que recordar que en época de Carlos I de España, el bastardo Clemente VII, llegó a Papa), sino exclusivamente étnico.
Tras esta primera unión fisiológica, surgen las generaciones de mestizos o latinos, siendo éstos ya los que reconocen a las indias en matrimonio mixto, puesto que la raza blanca pura ya se encontraba casi extinta. Por lo tanto no es un europeo racialmente íntegro quien reconoce a las primeras esposas indias, sino las primeras generaciones de hombres mestizos o latinos. El imperio español sólo reconoce este hecho cuando prácticamente en América no quedaban europeos racialmente íntegros (o lo que es lo mismo sin ningún antepasado indio o mestizo). Las primeras esposas indias oficiales, lo eran pero ya no de españoles sino en su mayoría de mestizos.
Así el historiador argentino Alberto M. Salas, escribe:
“Entendemos que en el mestizaje no hubo mayor responsabilidad ni una notoria generosidad racial, insinuada por algunos autores. Fue un hecho natural, incontenible en aquellas circunstancias. En cuanto a los prejuicios raciales debemos señalar que durante el proceso de la Conquista y luego durante el inmediato de la colonización y asentamiento del dominio, los españoles habitualmente no se casaban con las indias, sino con las españolas que acudían a la riqueza de las tierras. Se pueden catalogar matrimonios mixtos, pero no son habituales, y casi siempre muy interesados. Las ciudades, como dice Fernández de Oviedo, se ennoblecían con los matrimonios con las mujeres blancas, con las casas de piedra, con los grandes palacios que se construyeron en México y en Lima. La generalidad de las uniones de españoles con indias son amancebamientos, más o menos perdurables, y la mayor parte de los mestizos son, en consecuencia, ilegítimos, circunstancia que los disminuye notablemente, los sume en una masa común y anónima, en la que incidieron poderosamente otros elementos raciales.”
En otra cita del mismo autor:
“En oposición a la conducta del hombre, que en Indias aban­dona muchas inhibiciones y se olvida de la mujer e hijos que dejó en España, la mujer española actuó en el sentido absolu­tamente inverso. Voluntariamente no se mezcló con el indio por­que ello suponía su desprestigio social y el desprestigio de sus hijos, que saltaban hacia atrás en la escala de valores de aque­lla sociedad naciente. Es posible que hayan existido relaciones voluntarias y hasta algunos matrimonios, pero resulta eviden­te que el mestizaje lo realizó el varón español, como gesto voluntario. Si la mujer española participó en esta mezcla de razas fue de manera involuntaria, forzada, como la presa apetecida de las indiadas que asolaron las ciudades del sur de Chile.”
La causa de que el gobierno por entonces no cribara o expulsara a los indios o meztizos de las colonias como ocurrió a los moriscos de España, es precisamente porque eran colonia a miles de kilómetros.
La historia de la raza uska, en todas las regiones, etapas y circunstancias históricas, se resume en una constante guerra racial; a veces perdida, como consecuencia de lo cual también perdida toda humana civilización, otras ganada, garantizando con ello su supremacia mundial.
Cabe matizar que pudiera haber dudas sobre que la guerra, o más bien conquista de América fuera una guerra racial, por lo menos en lo que respecta a España. En primer lugar porque no fue una auténtica guerra, sino una conquista o exploración. No se produjo por tanto entre iguales o semejantes, sino entre civilizados y humanos salvajes. España no defendía ninguna raza (no existía en dicho continente raza de valor que defender o proteger), sino su total supremacía, ante su desemejante. Tampoco se tomaron medidas drásticas en el proceso colonizador contra la población india, en la medida que el mestizaje no suponía un problema para España, como si pudo ocurrir con las poblaciones africanas durante y después de la Reconquista, pues se produjo en el lejano continente americano. No pretendieron los españoles otra cosa que levantar auténticas colonias vasallas de la metrópoli.
Otra cosa pareciera ocurrir con Inglaterra, pues su incursión americana, casi desde el comienzo, tuvo la intención no de levantar una mera colonia vasalla de encomiendas, sino los pilares para la fundación de una nación occidental entera, es decir una nueva Inglaterra.
Estos ejemplos de guerra por tanto podrían estar más relacionados con el tipo de guerra imperialista o religiosa, cuyos objetivos son expandir un poder normalmente concentrado, intentando formar con ello un orden supranacional o universal, que afiance determinados valores morales, religiosos, económicos, políticos, etc.
También se han dado guerras de exterminio o genociodio, realizando la segregación, en búsqueda de la aniquilación física de poblaciones o regiones enteras. Tal fue el caso de la Alemania nazi, o las guerras de los Balcanes. Se debería incluir con toda justicia la guerra israelí contra Palestina, pues también es fundamentalmente una guerra de exterminio.
En otras partes del mundo y de la historia europea, han existido asimilaciones raciales al hecho nacional, basado evidentemente en el concepto ancestral y de la comunión de la sangre. Sin embargo la falta de suficientes elementos científicos, fue suplida toscamente con argumentos antropológicos muy pobres y con dosis extremas de misticismo barato. El nacismo, trató de sustituir la falta de credibilidad científica de sus postulados antropológicos con fanatismo y fe ciega. Los nazis aborrecían el cristianismo, y sin embargo usaron el esoterismo y el misticismo para convertir su ideología en una religión mesiánica. Criticaban la religión y pretendieron ridículamente convertirse en una de ellas.
Durante la época prerromana, el sistema clánico ibérico o celta prerromano, basado en el matriarcado, contribuyó en una etapa de gran flujo migratorio en el Mediterráneo, y de expansión fenicia y griega, a mantener la sangre uska en unos niveles de pureza tan extraños para el contexto histórico y geográfico que vivió la Península Ibérica en ese momento, que pareciera tener su origen en un remoto y ancestral juramento racial.
El control familiar de todos los individuos del matriarcado o gens (los que descendían de una antepasado común), se estableció a todos los niveles, religioso, económico, y matrimonial. Ese poder se hacia a dos niveles. Por un lado la gens, establecía los requisitos de primer orden, como los que afectaban al mantenimiento de los lazos religiosos, raciales y económicos, y en segundo lugar el que establecía la gentilidad, que fue el origen de un sistema monárquico más avanzado. Este es sin duda el origen de la monarquía y del fundamento de sangre que lo rigió durante la Edad Media y posteriormente, cuando los reyes al igual que los faraones, sólo se casaban con princesas de su misma casta y sangre.
Puede decirse que el sistema clánico, es el nacimiento del sentido racial y ancestral de nación. Esto puede hacer entender mejor el aspecto de nacionalidad como entidad biológica humana, separadamente de cualquier consideración política, religiosa, histórica, etc. La nacionalidad aquí, puede vivir sin mayores consideraciones, pues con un sólo hecho natural basta. Se distinguía pues dos elementos, uno racial y físico y otro etnológico o metafísico (cultural, religioso, etc.) interrelacionados e interdependientes.
Un aislamiento profundo del centro y norte de la Península Ibérica, consolidó un estado ideal de naturalidad que ayudó a formar ese elemento etnológico al margen de cualquier influencia extraña. Por tanto Iberia era sólo Iberia. Este núcleo matriarcal de gentilidades ubicadas en zonas más atlánticas y pirenaicas, fue el origen de los reinos cristianos que repoblaron la Península tras la reconquista. Estas poblaciones eran lo suficientemente compactas como para mantener la sustancia original ibérica en un alto grado de indemnidad.
Antes incluso de todo esto existió un pacto no escrito mediante el cual la raza de los atlantes aseguraba la pureza de su sangre. Muchos son los restos y símbolos que dejan constancia del mismo. Los dólmenes, damas oferentes y otras piezas destruídas o modificadas para ocultar su verdadero orígen y simbología. El pacto nacería con el comienzo de la Era Lítica, y en parte su orígen es causa de la misma. El juramento se forja tras el Diluvio Universal o lo que es lo mismo la caída o hundimiento de la Atlántida. En ese momento la raza hija del cromañón instituyó la aristocracia de la sangre para preservarse íntegra y conservar así su majestad, pues desde el origen sabían que eran descendientes de un dios.
Este pueblo puro y semidiós conocía la ganadería, la agricultura, el comercio, el trabajo de los metales, amurallaba sus ciudades y construía las primeras acrópolis y acueductos. El pacto aseguraba dos elementos indispensables para la supervivencia, la fuerza y la gloria. Éstos eran la voluntad y la sabiduría. Dichos principios eran obligados para alcanzar la misión de regresar a su origen divino en el olimpo de los dioses, erigiéndose como señores del anticosmos, pues eran navegantes multiversales, pudiendo alcanzar con ello el conocimiento de la eternidad. La sabiduría debía complementarse y orientase a la voluntad de perseguir incansablemente este objetivo metaversal. Con toda la sabiduría pero sin la voluntad, el pueblo no podría escapar de la materia y ascender al mundo de los dioses del que proviene. El conocimiento y la inteligencia son bases del Saber, que es intenso y fuerte en los pueblos atlantes. Por ello esta virtud es la que se pierde con menos intensidad al depauperarse la pureza original. La voluntad por contra es más vulnerable y susceptible de perderse en dicho proceso.
Los pueblos atlantes poseían el recuerdo de su origen en la piedra de Venus, una gema similar a una esmeralda del tamaño de un codo, en donde se podía ver el símbolo del del mismo. El signo de la serpiente en espiral, es decir la sabiduría máxima, o el conocimiento de la sangre y la genética, junto con el símbolo de la gema podrían descubrir el origen y la eternidad. La voluntad jugaría un papel esencial en la interpretación y determinación a seguir sobre dichos conocimientos. Ambos elementos coinciden sólo en determinados individuos puros pero no en todos los miembros de la raza. En el pacto nace una cultura atlante que se intenta esconder y destruir por parte de invasores que profesan religiones y creencias distintas e incompatibles con la cultura y civilización atlante. De esta forma dólmenes son semienterrados o algunos por la imposibilidad de ser destruidos, escondidos o enterrados, son modificados y su simbología y gravados deshechos y desfigurados. De igual modo las estatuas, las damas oferentes (que no son tales, sino diosas o vírgenes de la Atlántida) son mutiladas o desfiguradas y sus restos enterrados, al igual que sus lugares de culto. El resto de brillantes acrópolis atlantes son también destruidas, todo en un intento bárbaro por borrar el origen de la civilización atlante.
Una de las mayores representaciones que hemos podido rescatar de la cultura de la Atlántida, son los restos de la civilización de Tartessos. En ella se formaron y reagruparon los restos de dicho reino. Lo lógico e ideal hubiera sido una reagrupación completa de todos los pueblos atlantes de Iberia. Sin embargo el pueblo elegido no pudo reagruparse por completo por varias razones. Iberia era tal y como describió Tácito, un páis bien distinto a los orígenes de los grandes imperios uskos de la Antigüedad. Estaba fragmentado y separado por multitud de montañas, tanto casi como el antiguo reino ibero del Cáucaso, que hacían complicada la comunicación, tampoco había caudalosos ríos, ni la tierra era tan fértil como en otras partes del Mediterráneo. Los habitantes de Iberia no fueron muy numerosos, sino al contrario una discreta población diseminada y aislada en la mayoría de los casos, debido a los varios procesos catastróficos y éxodos que se vivieron en la Antigüedad. Si al contrario Iberia hubiera contado con una gran población concentrada, y una geografía favorable y fluvial, el imperio hespéride hubiera sido tan grande como el que levantó Roma, de hecho unos milenios después, Iberia formó su imperio planetario. Tartessos parecía destinada a convertirse en la capital de este imperio atlante ibérico, sin embargo varios procesos acabaron con su civilización.
Los fenicios se aprovecharon de la oligarquía cartaginesa cuyas bases militares eran de origen usko. Las poblaciones del norte de África eran en buena parte similares a los fenicios, es decir de origen semítico. La alianza semita se fragua para ocupar el lugar que correspondía por derecho a Tartessos. La realeza tartesa se corrompió como hizo Salomón, pudriendo y mezclando su sangre. En constante guerra y muy inferiores en número contra la horda norteafricana, Tartessos es destruida y sus restos ocultados. En esta época acontece el afianzamiento de una población en un remoto tiempo prácticamente desconocida en la mayor parte de Iberia, los semitas y su mundo, su cultura, su religión, sus dioses y en definitiva las potencias de la materia. Para cuando los romanos llegaron a la Península, algunos autores romanos y griegos ya abvirtieron diferenciaciones en cuanto a razas se refiere en el entorno usko-mediterráneo de la Península Ibérica. Así distingue Ptolomeo dentro del reino de la Bastetania, a un grupo usko, el de los bastetanos, situado en la parte oriental (el representativo de la Dama de Elche y de la de Cabezo Lucero), y otro denominado bástulo, mezclado con la raza semita, en la parte inmediata al Estrecho de Gibraltar (representativo de la Dama de Baza).
El constante ímpetu ibero, obsesionado por ver qué queremos ser, siempre ha dejado latente en la mente y durante siglos la cuestión no resuelta de qué es lo que somos, cuál es nuestra base y el fundamento de nuestra existencia en el universo. Durante toda nuestra historia hemos estado rodeados de tanta rebosante cultura y civilización, que siempre nos hemos considerado privilegiados en ser los depositarios del Saber de tantos pueblos y civilizaciones que de todas partes curiosamente terminaban sus periplos en las costas del Mediterráneo occidental.
Nunca hemos sospechado que tanto esplendor no procedía de más pueblos que los autóctonos de Iberia, y de Europa, valga la redundancia. Los avances y el desarrollo de todas las que creíamos eran culturas extranjeras, curiosamente florecían en Iberia como en ninguna parte. La diversidad de expresiones y manifestaciones de cultura y civilización que de norte a sur aparecían de época en época por la tierra de los eberitas, ahora hemos comprobado, que se trataban del producto del genio inmenso y desbordante de un pueblo tocado por la mayor de las gracias, la potencialidad de ser verdaderos dioses. Algunas matizaciones de esas mismas manifestaciones culturales, son en otra parte, el resultado de la interpretación de algún pueblo extranjero, que observando los tesoros de Occidente, imaginó que él también podía jugar a ser señor y creador, y se puso a copiar y cambiar lo que el eberita ya hacía siglos que llevaba haciendo.
La empatía y la fraternidad, son el resultado de la evolución del sentimiento instintivo de supervivencia de la especie, y en término roussiano forman parte del estado primigenio o natural. Sin unidad de sangre, la empatía y fraternidad pierde su fundamento como valor o elemento social positivo.
¿Podemos renunciar a ser españoles?-, la respuesta es evidente, sí, bastaría, una ley que lo permitiese o no lo prohibiera, por lo tanto no somos españoles; ¿podemos renunciar a ser iberos, si consideramos esto como una entidad racial?-, No, ninguna ley puede arrebatarme dicha condición, ni yo mismo podría disponer de ella; por tanto somos realmente lo segundo. Del mismo modo un gitano, podrá dejar de ser español, o viceversa, pero nunca podrá dejar de ser gitano.
Cómo se entiende, llegados a la conclusión de que una buena parte de los castellanos, comparten su sangre y su raza con los vascos y catalanes, que la singularidad linguística y cultural haya expresado sentimientos nacionalistas o secesionistas. Dichos elementos culturales, no son la causa, sino el pretexto. Además de la obvia reacción ante el sistema centralista-casticista, que acontece hace tres siglos, existe junto a la misma un elemento sentimental que promueve, básicamente en los vascos, una actitud de distancia ante lo castellano. En Cataluña es un sentimiento distinto, no tan profundo como en el caso vasco, pues su cultura es hermana de la castellana. En el caso castellano, sin embargo, a diferencia de las culturas vasca y catalana, se afianzó el elemento casticista. A semejanza del mismo en Andalucía germinó el folclore andaluz. Estas corrientes exóticas, se nutrieron de varios factores que afianzaron definitivamente un carácter nuevo. Por un lado la influencia de las juderías y aljamas fueron un elemento esencial en la constitución del casticismo manolo o majismo. Por otra parte el impulso de la moda cañí, y las pragmáticas de Carlos III, favorecieron un clima más tolerante y permeable al mundo y la cultura gitana, respecto de las medidas fallidas tomadas por el marqués de la Ensenada. El gran desarrollo de la cutlura taurina, la moda romanticista del bandolerismo y el exotismo que dejaron la cultura árabe, judía y gitana, conformaron el auge del costumbrismo andaluz y castellano, y la idea racial de una España cañí. Nacen de estos elementos el casticismo y el folclore andaluz, que se atrajeron mútuamente desde el principio, viéndose nexos comunes en ambas culturas populares, y más aún, un origen exótico. Sin embargo esa atracción, no se dió con la cultura catalana o la vasca. Muy al contrario, sobre todo en este último caso, se vieron reacciones de absoluta indiferencia o desprecio, por parte de la cultura vasca, y de total desinterés por parte de la castellana. Es decir mientras, la andaluza y la castellana se retroalimentaron, y afianzaron su identidad gracias a las corrientes políticas y culturales, de naturaleza centralista; la vasca y catalana, permanecieron al margen de dicho proceso, distanciándose de la idea de la España exótica y cañí. Tanto una como la otra no recibieron la influencia tan intensa del exotismo judío, morisco y romaní, que por su circunstancia, sí se dieron en Andalucía y Castilla. Un motor importante y esencial en el arraigo y fortaleza del casticismo, fue la política centralista y uniformista castellana. Castilla fue el principal de los reinos, y su indiscutible protagonismo, amortiguado durante la Edad Media y buena parte de los siglos de Oro, formuló con la dinastía borbónica y durante la Ilustración, un intento de uniformismo absoluto, a imitación del modelo francés. Este modelo pudo haberse desarrollado en España, mucho antes, quizá con las colonias, pero ahora las poblaciones catalanas y vascas, se sentían ellas mismas como colonias de la metrópoli castellana, a la que además veían como un cultura demasiado plagada de elementos exóticos. En el caso vasco, estos mismos rasgos castellanos, fueron vistos, con lógica, como un signo que distinguía dos culturas pertenecientes a naciones y étnias distintas. La cultura vasca es de naturaleza ibera pura, y su coexistencia con el resto de culturas que se fueron formando en su entorno, se baso en el mutuo aislamiento.
No hay que olvidar sin embargo que el elemento exótico-cañí y judeo-morisco, fue siempre más intenso culturalmente que su proporción física real. La sangre que quedó de judíos, árabes y gitanos en el conjunto de España, en los siglos posteriores a la Reconquista, es una minoría, en los dos últimos casos marginal. Por tanto su influencia fue mucho mayor que su presencia real en el cuerpo racial de los castellanos y andaluces. También se hace notar el dato, de que en las zonas donde más influencia racial hubo de estos tres grupos (Castilla oriental, Andalucía oriental y Extremadura), es donde surgieron y se afianzaron estos costumbrismos de naturaleza extranjera. El resto de España, débil y carente del vigor y pureza cultural vasca, que contuvo la influencia castellana en dichas regiones, reaccionó con mimetismo y sincronía.
La nacionalidad española se ha convertido en algo similar a un contrato voluntario o presunto (Rousseau desconocía que en Iberia la devotio es un pacto social de sangre y esencialmente étnico). De este presupuesto nace el nacionalismo mediante la acción política. El nacionalismo político olvida, en lo que respecta a España, que el origen etnológico de Iberia, se encuentra en un remoto pacto de sangre, que hizo tan iberos racialmente a los vascos, catalanes, castellanos, etc.
A pesar de que el origen de las naciones son los pueblos uskos, éstos han conformado una raza especialmente destinada a la universalidad, proyectándose mundialmente y formando una cultura y civilización esencialmente universal.
Siguiendo con el mismo razonamiento podemos recordar lo que dijimos anteriormente sobre el ius universale o derecho de accesibilidad universal de Occidente, que en verdad se afianzó con la Carta universal de Derechos Humanos, y que recuerda el sentido y proyección de Occidente como propietario del mundo. Este principio se entiende mejor como un veto universal a restringir el acceso de las naciones occidentales a cualquier parte o espacio universal de su interés.
La influencia del occidental es eterna e imborrable, ha dejado una secuencia universal, cuyas consecuencias en el mundo son determinantes e imposibles de desaparecer, incluso después de la propia extinción de su base racial. En la filosofía, religión, ciencia, tecnología, arte y cultura, normas y valores etc., el usko es la referencia mundial, influyendo en los demás pueblos y seres humanos de manera determinante. Esa influencia no es inversamente proporcional. Los naturales de Extremo Oriente, son una de las especies humanas más inteligentes, sin embargo su condición no es la de la universalidad. La influencia del asiático no determina en nada al usko. Mientras Occidente ha cambiado en todo y por completo la vida del asiático, ésta última no ha influido ni determinado en nada la vida, valores, sociedad, cultura, tecnología o ciencia del usko. Lo mucho que ha hecho Asia es copiar y asimilar todo lo que de Occidente viene, y desarrollar lo que previamente había adquirido o aprendido del usko y su ciencia. La influencia del asiático se limita a sus fronteras políticas y geográficas, y todas sus acciones están determinadas por la inmensa influencia uska. Por contra Occidente es por definición universal, extendiéndose su influencia, ciencia y conocimientos por todo el mundo. El destino del usko es enteramente universal, la influencia asiática nunca puede competir con la desbordante y poderosa energía del gran genio occidental.
Hoy día  La nacionalidad desaparece, al haberse configurado un estado indistinto en cuanto a su contenido , (es decir cosmócrata). El elemento nacional sin embargo, sólo puede circunscribirse a un sólo concepto básico, el de la identidad racial (yo soy una nación entera, por cuanto por mi ser corre la sangre de una entera y sola nación) sin ningún aspecto jurídico o económico que lo destruya o contamine. El ciclo de sangre que forma mi nación, me atrapa dentro del mismo, reuniéndose en mí toda la identidad racial, por tanto nacional que existe. Es por ello que soy sujeto de los derechos y deberes del estado y el país que yo mismo encarno. El mestizo es el primer verdugo de una nación.
El concepto de nación surge de Europa occidental, tras la Paz de Westfalia, y la guerra de los Treinta Años, en donde se pone fin a los poderes universales, y de hecho también al Sacro Imperio, acabando con cualquier poder supranacional, e imponiendo un sistema de equilibrio que hundiría más si cabe a Europa. También fue la antesala de la desaparición del Imperio Español o Imperio Universal, que aún formando parte del Sacro Imperio, por sus provincias holandesas y alemanas, no participaría en dicho tratado ni en ninguna dieta imperial, pues bajo el auspicio de Francia y sus aliados, dicho tratado tuvo como interés primordial acabar con el eterno enemigo español, ignorando que con ello permitiría el nacimiento de su mayor y peor enemigo, que empezaría su niñez en las costas del Báltico. No obstante el fenómeno del nacionalismo surge en un contexto europeo muy distinto al que se vivió en el Imperio Romano o durante el Imperio de Carlo Magno. Anteriormente se observa en Europa un intento incansable y férreo de unir Occidente. El último gran empeño lo protagonizó el Imperio Español, heredero del Imperio Romano, quien sin embargo, al igual que el resto de potencias europeas, degeneraron dicho esfuerzo de unión universal, en disputas dinásticas y de poder. Tras esto, nace el concepto de nación, interés nacional, y el equilibrio mundial, un desastre esto último, que llevó a Europa a la ruina en distintos momentos históricos. En la actualidad el proceso de unificación europea, se inició desde el Occidente político, que permitió el definitivo acercamiento de las economías liberales de Europa, que a partir de la última década de siglo empezaron a sentirse también en el Este comunista. Esos tratados comenzaron a instituir una Europa económica, como pilar para la prosperidad y futura unión de ciudadanos libres. Ese objetivo se frustró definitivamente coincidiendo con la ampliación europea hacia los países del Este. La falta absoluta de identificación con la nueva Europa ampliada, la asimetría cada vez mayor, así como las sucesivas crisis institucionales, sociales y económicas, han desmantelado toda posibilidad de una unión real del Occidente europeo dentro de un contexto político. Esa unión sirvió de inspiración a la vieja Europa, tras la Segunda Guerra mundial, siendo la economía el pretexto que se usó en aras al restablecimiento de la confianza y hermanación de los nuevos europeos. Lo que empezó siendo un mero pretexto, que iniciara el respeto y mútua confianza, se ha convertido ya, en el único soporte que mantiene la estructura vieja y estanca de la Unión Europea. Ahora más que nunca, cuando falla la economía, y la asimetría es mayor, es cuando menos afección se siente por dicha unión. Hace años que no se avanza en el aspecto humano y social, y la estructura económica se ha visto inservible. El sueño de Europa ha sido dinamitado. Nada que se base en una economía desprotegida y la brutalidad cosmocrática, puede sostener la necesaria afección y bienestar de la población. No haber aprovechado esa paz y estabilidad, para fomentar y desarrollar una protección intensa de lo puramente occidental, es lo que ha arrebatado esa última oportunidad a Europa de liderar un nuevo protagonismo mundial. Un europeo occidental, debe sentirme más lo segundo, pues nada tiene que ver con un búlgaro, rumano o serbio, y sí con un francés, canadiense o australiano, de común origen.
Lo poco que queda del sentimiento identitario occidental, es lo que impide que países como Turquía o Marruecos, se integren en la UE.
Lo más importante del individuo es su identidad racial, pues de ahí deriva su única patria y estirpe.
España debe evitar involucrarse en conflicto exterior alguno, pues la única batalla que debe librar es consigo misma, al igual que el resto de Occidente, en la preservación de su estirpe uska. La situación es tan comprometida que sólo ríos de caudalosa sangre extranjera tendrían que sacrificarse para salvar Europa. Estoy convencido de que el país más confortable, cálido y amable del mundo, se convertirá en una asquerosa y negra tumba.
A diferencia de cualquier otro pueblo, el usko y sus naciones, tienen el derecho a preservarse y cumplimentar las medidas necesarias para dicha consecución. Estas naciones no sólo pueden marcarse como objetivo el bienestar social, pues esto convierte al hombre en esclavo de sí mismo, sino que deben tener por objeto dominar el mundo y dirigir sus grandes acciones y esfuerzos a ello, pues en ese camino el genio latente se desprende y hace emerger a las más grandes civilizaciones. Por otro lado, es sólo esa conquista orbital, la que consagra y asegura dicha preservación. Iberia sólo tiene una opción y es la de unir su destino al del pueblo usko, lo contrario es la aniquilación cosmocrática. Acabar con la inseguridad y el miedo, son la única forma de alcanzar la voluntad de Dios, que a partir de entonces nunca podrá ser callada. En ese período sólo puede reinar la razón y la firmeza. Alcanzar a Dios, es ser Dios, y un Dios no se rige por la inseguridad, el odio o el miedo.
Un elemento indiscutible de la nacionalidad es el de la personalidad. La personalidad nacional lo forman un orden ad intra y otro ad extra. El primero es el conjunto de caracteres que forman parte de la peculiaridad. El segundo son el resultado cultural, intelectual, psicológico, emocional, etc. que forman el carácter nacional. El patrimonio cultural y humano puede rebasar las fronteras naturales y físicas de una nación. Cuando esto acontece dicha cultura y civilización se universaliza y el tamaño de su personalidad se eleva y se expande por encima del espacio físico ocupado, siendo este el signo distintivo de la gran civilización.
Hay países que se consideran naciones sin tener dichos elementos, como también se considera que son personas cualquier individuo parlante que camina erguido.
Cuando la sociedad se escandaliza con las barbaridades y atrocidades que ocurren en submundos, parece que se pierde fe en la especie humana. Cuando esos hechos puntuales ocurren en nuestro mundo civilizado escandalizan aún más pues son hechos más sorprendentes y sórdidos provocados por la alteración, perturbación y el desequilibrio. En el submundo dichos acontecimientos parecen no tener medida que extendemos de manera absurda el concepto de personalidad. No todos los seres que caminan erguidos y hablan son personas. Cuando creemos perder la fe en el ser humano es habitual haber sido superados por alguna barbaridad venida del submundo. No puede ser persona quien no nace siéndolo, quien no madura, ni ha sido jamás persona, y ha vivido siempre rodeado de seres que no lo han sido nunca. De seguir el razonamiento actual, se acabará extendiendo el concepto de persona a simios, y entonces nos sorprenderá que algunas personas-simios se comporten como animales y no como personas. Lo fundamental para comprender hasta donde alcanza el error, es entrar en el submundo, bastando sólo un minuto intentando mantener una conversación con semovientes parlantes que caminan erguidos, para saber que dista un abismo insalvable y eterno entre ellos y cualquier persona, desde todos los puntos de vista, intelectual, emocional, cultural, psicológicos, etc. En algunos casos habrá más sintonía emocional o psicológica con un perro, y es seguro que hay simios más inteligentes que estos seres parlantes.
Otro elemento que forma nacionalidad, es el idioma. En España es un factor básico o vectorial, más que el étnico y evidentemente histórico, en cuanto a nacionalismos periféricos se refiere. Cada una de las comunidades históricas, ha patrimonializado y se ha apropiado en exclusiva de un idioma. El idioma castellano, sin embargo no es patrimonio de ninguna nación, pues es una lengua universal que pertenece a más de un continente. Antes mencionamos el elemento natural y biológico como único distintivo del que debe inferirse el concepto nacional. En este caso el idioma refuerza esa condición si cumple la función de lenguaje exclusivo y excluyente. El idioma nacional debe representar un concepto patrimonial y excluyente, que no debe ser difundido, ni enseñado o conocido por gente distinta. Sólo los iberos cuya condición se muestre más étnicamente pura, deben conocer una lengua exclusiva, original, autóctona y desconocida. El castellano no cumple esa condición, pues es como el inglés, un lenguaje de comunicación global. El vasco, sin embargo, posee, las características más ideales para ser patrimonializado como lengua de la patria ibérica. El castellano, catalán e incluso el gallego, son lenguas excesivamente mutadas, alienadas e influenciadas por el latín, el árabe, alemán, etc. La confusión se hace notable, teniendo en cuenta que la mayor parte de dichas lenguas, incluyendo el griego, con la salvedad del árabe, procedieron o se originaron en su día de a partir una remota lengua uska, es decir ibérica. De algún modo, el castellano, nos da pruebas, en numerosos elementos de estudio, de que fue en su origen más remoto, una lengua tan pura y uska como el vasco. El lenguaje no es el elemento indispensable de ninguna nación, ni define necesariamente a un grupo nacional. Es el elemento de refuerzo que remarca el carácter exclusivo y excluyente del fenómeno histórico nacional. Otros ejemplos de naciones que han exportado y difundido su lengua por todo el mundo, son hoy día cosmocracias que han arruinado sus naciones, favoreciendo la incorporación de extranjeros que han adquirido el conocimiento de su idioma a priori. Inglaterra o Francia, exportando mundialmente sus idiomas por sus imperios, favorecieron tras la descolonización procesos migratorios masivos desangrantes, al convertir dichas lenguas en elementos de recepción y entrada.
El euskera, es la lengua exclusiva, desconocida y patrimonial de Iberia, última que puede considerarse enteramente ibérica. Debe por tanto fomentarse el conocimiento de forma natural y espontánea, en todos los verdaderos uskos eberitas de la que por derecho es su lengua pura.
Dos elementos necesarios conforman la nacionalidad, según Rousseau dos partes de un contrato o pacto social. El Estado que sustrae y a la vez provee de derechos y libertades, y el ciudadano que deposita la Justicia y la Libertad en manos del gobierno civil absoluto, conforman un matrimonio social y político del cual surge la nacionalidad.
El pacto social de Rousseau olvidó tener en cuenta que la renuncia a determinadas libertades del estado natural, proviene de una contraprestación también natural y no social. La pérdida del elemento de protección colectiva sustituye los derechos de los ciudadanos por los del capital. El Estado no se preocupa del hombre ni sus necesidades pues su prioridad son el capital, que teóricamente ha de proveer de bienes y derechos al hombre. Ese derecho y bien colectivo a proteger no es otro que el de la sangre. El grupo de sangre es aquel que en la devotio ibérica entregaba su protección a quienes defendían su integridad tanto espiritual o religiosa como física. En la devotio ibérica, gala, romana, germana y escita encontramos el origen del Estado y de Occidente. Los bienes económicos cubrían y proveían este derecho, y el estado los protegía en la medida que cumplieran dicho objetivo. Cuando el Estado protege al colectivo lo hace protegiendo el interés general que no es más que el interés del capital (lo más rentable). Ello acontece porque se ha sustituido la protección colectiva y de sangre por la del orden cosmócrata. El código jurídico sustituye al código o juramento de sangre (devotio), pues presume la naturaleza egoísta de los individuos y les aplica la misma norma que al orden económico, despreciando toda equidad, pues en el mundo de los números y las cifras en que son convertidos los seres humanos, eso no existe. Cuando el Estado incumple su obligación de proteger al individuo, lo hace porque le aplica el cófigo general que es el que impera en el orden económico, ya que la persona pasa a ser un número o cifra (en la cosmocracia el Ser Humano forma parte de un balance de resultados, siendo parte de la sociedad sólo en calidad de siervo y bien del capital). El capital no es el que provee al colectivo, sino al revés. Todo el error del Estado liberal o gobierno civil absoluto, proviene de la renuncia al sagrado deber de la sangre, olvidándose de que con ello sigue siendo tan tirano como el rey absoluto. Sólo se puede entender como Estado legítimo y justo aquél que proviene del origen del contrato social natural, es decir el juramento de la sangre. El Estado que renuncia o es privado de tal deber es ilegítimo e injusto, pues con ello abandona al ser humano y se convierte en parte accesible de la cosmocracia. El punto en que el Pacto deja de tener valor y la cosmocracia es la soberana del mundo acontece en el momento exacto en que el hombre se convierte en un elemento indistinto del resto de bienes y servicios del capital.
Con todo lo dicho habría que añadir que por tanto la nación y la nacionalidad se extinguen cuando una de las partes deja de existir o de cumplir el pacto. El contenido del mismo es extenso y a veces difuso, pues existen derechos generales o principios generales del derecho que no obligan a la parte deudora, es decir al Estado. Por ejemplo el derecho al trabajo y a la vivienda son principios generales que no se cumplen y que sin embargo constan como elementos necesarios e irrenunciables del pacto social. También sobra decir que una nación libre, desaparece cuando entre su población no pueden encontrarse elementos o comunidades puras racialmente.
El pacto de la sangre o Piedra de Venus, es el origen de todas las naciones, de donde procede el poder supremo de dar derecho y de donde emana la fuente de su legitimidad. El mismo sigue existiendo aún no habiendo Estado, pues es anterior a éste último, y pertenece al estado natural del ser humano. Las naciones pueden existir aún sin Estado o principios políticos, un ejemplo de la antigüedad sería la nación o naciones celtas, cuya unión o base nacional era etnológica, racial y cultural, careciendo de un mismo gobierno. Otro ejemplo que aún pervive sería el del pueblo o etnia gitana. Ningún estado es hecho fundacional de una nación, sólo el elemento racial contribuye a fundar naciones, y su gobierno es consecuencia natural de su avance hacia la civilización. Lo contrario no contribuye más que a fundar cosmocracias o fundamentalismos religiosos, ejemplo de ambas cosas sería Israel.
Sin duda el Estado que se aparta de este deber se vuelve tirano, pues el fundamento último de todos los derechos individuales y de la paz social, es éste y no otro principio. Esto quiere decir que si tenemos derechos económicos y sociales o políticos, es porque tenemos derecho a la vida, y si tenemos ese derecho básico es porque previamente hubo o se originó un pacto de sangre que sirvió de base y extendió su sacralidad a la vida. La destrucción y violación del pacto de sangre, no trae como consecuencia la creación de ninguna nueva nación, sino al contrario la destrucción y el estupro de los rastros de aquéllas que pudieron participar de la misma.
Un reflejo de las consecuencias de este pacto se relatan en algunas fuentes antiguas, así apreció Tito Livio el genio adusto de la gente de Iberia, describiendo al ibero como “Ágil, belicoso, inquieto. Hispania es distinta de Itálica, más dispuesta para la guerra a causa de lo áspero del terreno y del genio de los hombres”. El mismo autor en otra cita decía de los cántabros “sobre todo eran una raza robusta y dura; sufrían sin murmurar el frío, el calor y el hambre, miraban con horror la ancianidad, y cuando habían pasado los años de ejercer las fuerzas viriles del hombre, cuando no podían marchar á la guerra, se precipitaban de lo alto de una peña”. De un modo más extremo habla Estrabón “Los Iberos igualan en fuerzas a las fieras, y animantes también su crueldad y ciega saña. En la guerra de los Romanos contra los Cántabros, banse visto entre estos madres dar muerte á sus hijos antes que dejarlos caer en manos de los enemigos; un niño empuña una espada
por mandato de su padre y mata á sus hermanos y parientes encadenados; una
muger da muerte á cuantos estaban prisioneros con ella, y un hombre se precipita en una hoguera antes que rendirse á los deseos de sus vencedores que
se hablan embriagado en un banquete. Como muestra del obstinado furor
de los Cántabros, cítase el hecho de que algunos prisioneros condenados á ser
puestos en cruz, no cesaron de entonar cantos de guerra aun en medio de su
suplicio”. No hay nada más representativo de un pacto de sangre que la madre que con su muerte evita que el enemigo se perpetúe y destruya su raza, y acabando con la vida de sus hijos, los libera de la esclavitud humana y racial. Es la mujer la parte esencial de ese juramento atlante, y el hecho destacable de optar por matarse y matar a sus hijos a contaminar su estirpe, es prueba de la existencia de que antes de que el romano pusiera el pie en Iberia, los atlantes uskos dejaron el recuerdo de la sangre y su sagrada protección en sus descendientes los pueblos iberos prerromanos. Bien distinto y con las sabidas consecuencias es la reacción que tuvieron otros pueblos, pónganse como ejemplo las indias americanas, que respondieron al exterminio de su raza abriéndose de brazos y piernas a su exterminador.
Un relato de Valerio Máximo, cuenta como algunos soldados celtiberos de Numancia, ante la inminente caída de la ciudad, decidieron combatir entre ellos a muerte por parejas, y tras ello suicidarse los vencedores. Este hecho va más allá de la simple clientela militar, pues también hicieron uso de darse muerte las mujeres, y éstas a su vez a sus hijos.
El pacto de sangre se asienta o vertebra sobre otro que es el pacto de la justicia o pacto de la venganza. Es decir si se comete una injusticia o crimen contra los hermanos de sangre, éstos tienen derecho a vengar e impartir justicia como parte del equilibrio racial. El pueblo en sí subsiste sin Estado, pero no puede hacerlo sin el pacto de sangre. Si éste fuera dañado o destruido el pueblo desaparecería, pues para que exista es indispensable que se haya consagrado previamente dicho pacto. Hoy día el elemento indispensable de la cosmocracia es el Estado impersonal o neutro, sin valor de la sangre, pues estos términos no coinciden con la humanidad global; es decir el hombre como recurso humano, irracial, mero bien del capital.
El origen del pacto de sangre, se encuentra en la devotio atlántica, principio así mismo del juramento o devotio ibérica. Ya se habló en lo referente a la Atlántida sobre el asunto que menciona Platón en el diálogo con Critias. Recordemos como escribe sobre las leyes particulares o regias que derivan, como toda la sociedad atlante, del mencionado pacto.
-“Además habia numerosas leyes particulares relativas
á las atribuciones de cada uno de los reyes. Las principales
eran: no hacerse la guerra los unos á los otros;
prestarse recíproco apoyo en el caso de que alguno de
ellos intentase arrojar á una de las razas reales de sus Estados
; deliberar en común, á ejemplo de sus antepasados,
sobre la guerra y los demás negocios importantes,
dejando el mando supremo á la raza de Atlas. El rey
no podia condenar á muerte á ninguno de sus parientes,
sin el consentimiento de la mayoría absoluta de
les reyes.
Tal era el poder, el formidable poder, que en otro tiempo
se creó en este país, y que la divinidad. según la tradición
, volvió contra el nuestro por la razón siguiente.
Durante muchas generaciones, mientras se conservó en
ellas algo de la naturaleza del dios á que delbian su orí-
g-en, los habitantes de la Atlántida obedecieron las leyes
que hablan recibido y respetaron el principio divino, que
era común á todos. Sus pensamientos eran conformes á
la verdad y de todo punto generosos; se mostraban llenos
de moderación y de sabiduría en todas las eventualidades,
como igualmente en sus mutuas relaciones. Por esta razón,
mirando con desden todo lo que no es la virtud, hacían
poco aprecio de los bienes presentes, y consideraban
naturalmente como una carga el oro, las riquezas y las
ventajas de la fortuna. Lejos de dejarse embriagar por
los placeres, de abdicar el gobierno de .sí mismos en manos
de la fortuna, y de hacerse juguete de las pasiones y
del error, sabían perfectamente que todos los demás bienes
acrecen cuando están de acuerdo con la virtud; y que,
por el contrario, cuando se los busca con demasiado celo
y ardor perecen, y la virtud con ellos. Mientras los habitantes
de la Atlántida razonaban de esta manera, y conservaron
la naturaleza divina de que eran participes,
todo les salía á satisfacción, como ya hemos dicho. Pero
cuando la esencia divina se fué aminorando por la mezcla
continua con la naturaleza mortal; cuando la humanidad
la superó en mucho; entonces, impotentes para
soportar la prosperidad presente, degeneraron. Los que
saben penetrar las cosas, comprendieron que se habían
hecho malos y que habían perdido los más preciosos de
todos los bienes; y los que no eran capaces de ver lo
que constituye verdaderamente la vida dichosa, creyeron
que habían llegado á la cima de la virtud y de la felicidad
, cuando estaban dominados por una loca pasión, la
de aumentar sus riquezas y su poder._”
La fuente más antigua que refiere a Hiberia o Hesperia, es la del autor latino Rufo Festo Avieno, quien en su poema Ora Maritima (s. IV d.C), describe la ubicación del pacto de sangre, justamente en la capital de la Atlántida en el reino de Tartessos:
-“A la ciudadela de Geronte y al cabo del santuario, como hemos explicado antes, los separa la salada mar por medio; y entre altos acantilados se recorta una ensenada. Junto al segundo macizo desemboca un río caudaloso. Luego se yergue el monte de los tartesios, cubierto de bosques.
Enseguida se encuentra la isla Eritía, de extensas campiñas, y en tiempos pasados, bajo jurisdicción púnica; de hecho, fueron colonos de la antigua Cartago los primeros en asentarse en ella. Un estrecho separa Eritía de la ciudadela del continente en tan sólo cinco estadios.
Por donde se da el ocaso del día, hay una isla consagrada a Venus del Mar, y en la misma un templo de Venus, una ermita en roca viva y un oráculo.
Cuando se viene desde aquel monte, que te había dicho resultaba temible por sus bosques, se halla un litoral de arenales en suave pendiente, en los que los ríos Besilo y Cilbo derraman sus aguas.
Después, hacia poniente, alza sus riscos soberbios el peñón Sagrado. A esta zona, en tiempos pasados, Grecia la denominó Herma. La palabra Herma se refiere a un parapeto del terreno, encarado de frente, y el lugar en sí fortifica el estrecho por ambas bandas”-.
Otra mención de su existencia y su ubicación en el mismo poema:
-“Allá, bajo dominio de los tartesios, hay una isla frente a la ciudad, consagrada desde antiguo por sus habitantes a Noctiluca. En esta isla hay asimismo una laguna y un puerto seguro. La ciudadela de Menace se halla por encima. Hacia donde esta región se aparta de las olas, se yergue el monte Siluro con su alta cumbre. A continuación sobresale una peña enorme, que se adentra en la profundidad de la mar. Una pineda, en otros tiempos frondosa, le dio nombre en griego; y el litoral se abaja hasta el santuario de Venus y el cabo de Venus. Asimismo en esta costa se alzaron antaño numerosas ciudades y abundantes grupos de fenicios controlaron antes estos lugares. En cambio, ahora, este territorio, ya solitario, despliega simples arenales inhóspitos y las campiñas, privadas de labriegos, se echan a perder y son un erial.
A partir del cabo recóndito de Venus puede contemplarse Herma en lontananza, en territorio libio, que antes he citado. La costa se extiende aquí de nuevo, desprovista ahora de pobladores, en realidad, puros terrenos abandonados. Antiguamente también aquí se alzaron a la vista muchísimas ciudades y numerosos pueblos frecuentaron estos lugares. Después, el puerto Namnacio se arquea desde la profunda llanura marina, próximo a la ciudadela de los masienos y al fondo de esta ensenada se alza con sus altas murallas la ciudad Masiena. “-
El ibero atlante puro hizo de sus pactos algo esencialmente racial, pues el origen de todo gobierno era la sangre preservada en un pacto. De este modo otra de sus instituciones consagrada por mandadato de los dioses atlantes, fue el hospitium. Ni romanos, ni fenicios, participaron de esta alianza de la sangre hermana, es decir el derecho de la gens. En este caso el hospitum o la hospitalidad corresponderían al segundo grado social (la gens o tribu), sustentado por las gentilitates o clanes tribales, parientes y descendientes de la misma estirpe de dioses y diosas uskos. Este mismo juramento o hermandad de sangre atlántide se muestra en la mitología sumeria.
Podríamos concluir el presente capítulo en referencia a la forma de estado o gobierno ideal o más perfecto para la sociedad occidental. Siendo este tema tan profundo y extenso, merecería no un simple apartado, sino todo un extenso tratado político, social y económico, que desviaría un tanto el tema principal expuesto sobre el linaje de la sangre y la raza uska. Probablemente sería el mejor complemento al presente tratado, sin embargo al respecto sólo diré que el gobierno o sistema, sea cual fuera su ideología o fundamento, se convierte en deseable, siempre y cuando conciba como necesarios e irrenunciables, los principios y protocolos de preservación biológica de la sangre de Occidente. Es correcto pensar que la ausencia de un estado etnócrata deviene en la progresiva e inevitable desaparición de la realidad cultural y racial de un pueblo.
Cualquier sistema que hoy día proclame dichas bases etnócratas se convierte en deseable, siendo a su vez, dentro de esta categoría, aceptables sólo aquellos que afiancen la libertad individual, la democracia, y luchen contra el sistema cosmocrático.
Tan deseable es la etnocracia en Occidente, como incluso fuera del mismo. Si los demás pueblos que no forman la humanidad racial occidental, se preocupan por las cuestiones que atañen a su raza y aplican principios etnócratas, esto es tan o más beneficioso que si lo hacen los propios pueblos de Occidente. Si pueblos africanos, asiáticos, etc. se aplicaran los mismos principios etnocentristas y raciales que se siguen los miembros del pueblo gitano, esto podría suponer por sí solo, la salvación de Occidente. La etnocracia es tan positiva dentro como fuera de la civilización occidental, siendo por lo dicho anteriormente un beneficio incalculable para la sociedad, pudiendo ser aplicada a cualquier nación del mundo, sea de la raza que sea.
¿Es compatible con la nacionalidad española, la secesión de otras regiones como Cataluña?. No nunca seria asumible por el estado español porque en la práctica supondría la pérdida de la mejor y mayor parte de la sangre ibérica pura.
¿Sería compatible un estado catalán independiente y soberano plenamente libre y único dueño de su destino?. Esto tampoco es posible porque un estado por sí solo no puede alcanzar la independencia y soberanía plena, para ello necesita de todo un sistema internacional que lo garantice y actualmente esto no existe. Es decir tener garantizados los recursos energéticos, igualdad real de todos los estados (principio del derecho internacional que evidentemente no se cumple, póngase como ejemplo el reparto de poder en la UE, ONU, OTAN, etc.), poseer un sistema financiero y económico a salvo de la corrupción y las presiones o influencias internacionales y cosmocráticas, etc, son premisas necesarias para garantizar una plena soberanía, que es por otro lado la única posible.
Un Estado fuerte tiene el derecho y obligación de imponerse y demostrar su fuerza ante todos. Su fuerza y gloria serán bastantes para pacificar y sosegar las voluntades y principios contrarios a su existencia. Un Estado por contra débil, podrido y cosmócrata no merece existir, por lo que tampoco tiene derecho a imponer voluntad ninguna, pues estará siempre errada de principio, hasta no restaurar su estado de poder y fuerza. Entonces a qué tiene derecho un estado cosmócrata; Sólo tiene derecho a desaparecer. España no tiene derecho a existir en tanto que forma parte del sistema cosmócrata y por tanto nadie debiera sentir pena porque se desmembre en pedazos y desaparezca. El estado español no representa a Iberia. Curiosa y paradójicamente este sentimiento autodestructivo es tan español como el pasodoble, y más, un signo distintivo que algunos personajes de la historia como Adriano, Napoleón, Otto von Bismarck, Amadeo de Saboya, etc., han observado en nosotros a lo largo de la historia.
-¿Qué efectos puede desencadenar la secesión de Cataluña o País Vasco del resto del estado español?. La consecuencia para estas regiones puede ser indiferente, y desde luego inapreciable en el largo plazo, por tanto ni mejora ni empeora ni mejora sustancialmente nada. Bien distinta sería la situación del resto de España. La partida de las dos regiones con más sangre uska de Iberia, dejarían una España poblada por los elementos menos puros de la península. Murcia entonces sería la región con más uskos puros, a lo que habría que añadir que es una región con escasa población. La pérdida de unos diez millones de uskos bastante íntegros de la mitad noreste, convertirían a España con el paso del tiempo en país pobre y olvidado como Portugal. Además de ser las regiones más uskas, País Vasco y Cataluña son también curiosamente las más desarrolladas económica y culturalmente. Sin estos territorios España, superpoblada de extranjeros, con una población uska mayoritariamente de segundo nivel, y parte de poblaciónes claramente no uskas, no sería distinta a un país mestizo o colonial, como Portugal, Argentina, Chile o incluso con el paso del tiempo México. España retrocedería en términos demográficos al año 1980, pero ahora con una población considerablemente distinta, camino de la irracialidad.
Para poner fin al presente capítulo se puede añadir este artículo que considero interesante incluir en la problemática sobre la nacionalidad en el contexto actual:
La mexicanización de España.
Al igual que otros procesos semejantes vividos en otros países, el de España por su devenir histórico tiene particularidades que lo hacen ver un resultado o desenlace próximo al que puede verse en determinadas zonas de Norteamérica. En Francia por ejemplo ese devenir y circunstancias históricas, movieron poblaciones enteras venidas de África, cuyo resultado y alcance es difícil de determinar. Inglaterra se afianzó por todo el mundo, y su imperio planetario atrajo tras su caída a una superpoblación venida de todos los rincones del tercermundo (África y Asia fundamentalmente). La clave en el proceso español tiene varios puntos en común con los de sus vecinos europeos inmediatos. Por ejemplo uno de éstos sería la causa y origen de muchos problemas. Al iniciarse estos procesos se observa un gradual incremento de las dificultades y problemas que sufren los países, cuyo origen se va internalizando progresivamente. Mientras no se produce dicho proceso las dificultades provienen mayoritariamente del exterior y por su influencia. La mayor parte de la inestabilidad es producida por elementos foráneos, o bien ésta es intensificada por su influencia. Transformada la sociedad hacia la mexicanización, los problemas y la inestabilidad cada vez es más originada desde el interior. Sin embargo existe una diferencia crucial entre la inestabilidad originada antes de estos procesos y que proviene de un origen autóctono, que la inestabilidad advenida tras los mismos y de procedencia alóctona. Los primeros se resuelven desde este mismo origen y por quienes los provocaron en su momento. Si son de origen extranjero, que sería en la mayoría de los casos, la estabilidad retornará normalmente también desde el interior. Es decir en este caso el propio país es el que recupera su statu quo recobrando por sí y para sí la paz social. En el segundo caso, afianzado el proceso de mexicanización, un país no logra jamás el statu quo. En ese momento tampoco se recobra la paz social, surgiendo lo que se conoce como militarización indefinida o estado de alarma permanente de un país. Países desarrolados occidentales ya sufren evidentes signos de esta consecuencia. Uno de ellos es EEUU y su fuerte estado policíaco, el cual no ha sido creado para dar mayor seguridad o tranquilidad, sino para comenzar un proceso de escalada policial irreversible contra la mexicanización y criminalidad creciente de la sociedad civil. Algo de esto se vive hoy día de forma acelerada en Europa occidental. Por ejemplo es notable el incremento del estado policial de países como España, Francia, Inglaterra, etc.
Problemas que eran completamente externos como el islamismo radical, en otro tiempo alejado y circunscrito a Asia y alguna región marginal africana, ahora es un foco de preocupación e inestabilidad o alto riesgo, originado o trasladado ad intra. La inestabilidad promovida desde el interior en un páis mexicanizado tiende a volverse crónica, siendo ésto el signo primero y distintivo de dicho proceso.
Se podría pensar que la delincuencia en los países cosmócratas es un problema, pero realmente no es así. El crimen es uno de los motores económicos de la cosmocracia, tan necesario como el sistema financiero global, al que estrechamente está relacionado.

Evolución histórica de la población española.
ESPAÑA
Población española en el siglo III a.c
Población española en el siglo III a.c
1
La población en el siglo III a.c, se dividía en tres zonas delimitadas desde el punto de vista cultural. El norte y centro de la Península vivía en un entorno natural y de absoluta espontaneidad, no influenciado por ningún otro carácter genético. El norte, por ser más abrupto y riguroso, albergaba poblaciones más naturales, siendo el centro algo más estable y desarrollado aún siendo su naturaleza genética igualmente pura. Finalmente el sur gracias al clima y su situación mediterránea, fue el centro de grandes civilizaciones de la antigüedad y el precursor de la gran civilización usko-mediterránea. En el aspecto étnico, es todavía pronto para delimitar zonas, situándose en la cuenca mediterránea los únicos núcleos bastante reducidos de poblaciones exóticas, circunscritas a colonias fenicias y griegas. La influencia cartaginesa pudo atraer a un número bastante residual de soldados africanos, que dirigidos por Aníbal hacia Roma, finalmente desaparecieron con la caída de Cartago. Otra parte, la formada por los colonos cartagineses, pudo establecerse en el Levante ibérico, fundando ciudades como Qart Hadasht, siendo dichos pobladores descendientes de uskos que poblaron el norte de África hace más de seis mil años provenientes de Iberia. Los generales y gobernantes cartagineses, incluyendo obviamente a la dinastía bárquida y sus famosos generales Asdrúbal y Aníbal, fueron usko-mediterráneos.
Hispania romana hasta el año I AD
Hispania romana hasta el año I AD.
2z1
El dominio de Roma no supuso prácticamente cambio alguno respecto a la configuración étnica anteriormente observada. Sólo gracias al inicio de la explosión comercial del Mediterráneo, favorecida por la caída de Cartago y la relativa calma de tránsito marítimo advenida por el recién afianzado poder de la República romana, puede observarse la llegada de nuevos marinos y mercantes de las regiones mediterráneas orientales. Otro pequeño aporte se da con algunas legiones romanas de procedencia africana cuya presencia fue discontinua e intermitente.
España en el siglo VI
España en el siglo VI
Tras los sucesos que precipitaron la cáida del IR de Occidente, España, en parte todavía dominada por el Imperio Bizantino, hace tiempo que es una región comercial e industrial estratégica, formando parte del brazo económico del Mediterráneo. Esta influencia comercial y el hecho todavía permanecer algunas provincias españolas dentro del Imperio Romano de Oriente, fomentó el incremento de población extranjera del Mediterráneo oriental, que se asentó sobre los núcleos anteriormente formados durante las colonias prerromanas de marinos fenicios y griegos. A esta población, durante y después de la caída del IR., se añaden pueblos del norte y centro de Europa, básicamente germanos o escandinavos, una parte importante de los cuales descendían de uskos que poblaron esas regiones y desarrollaron la cultura de Hallstatt. Otra parte más residual la conformaban pueblos más orientales de familia eslava o ugrofinesa, compuestos fundamentalmente por alanos. Por último una muy residual población africana descendientes de las legiones romanas, similar al grupo africano que arribó a Inglaterra.
España en la Edad Media, al momento de iniciarse la invasión musulmana.
España en la Edad Media, al momento de iniciarse la invasión musulmana.
Con la invasión musulmana se incrementan las poblaciones afroasiáticas en la Península, sin añadir ningún grupo diferente a los ya existentes durante el inicio de la Edad Media. Por otro lado hay un descenso general de la población española, producida con las invasiones bárbaras y a lo largo del reino Visigodo. La población inicial de procedencia africana venía formada por soldados situados en campamentos en las marcas o fronteras. Era gente joven y con escasa esperanza de vida, que absorbía buena parte del número de africanos que entraban a la Península.
1300
Plena Edad Media y momento culminante de la Reconquista
En las primeras décadas del siglo XIII, Portugal ya hace tiempo que terminó con la Reconquista y de la España musulmana para el año 1248 solo queda un escuálido reino de Granada, limitado territorialmente a dicha provincia. La guerra ha diezmado fundamentalmente a la población puramente africana formada por soldadesca, no así a los comerciantes fundamentalmente semitas y mediterráneos, cuyas poblaciones siguieron creciendo en las tranquilas regiones del sur y el levante mediterráneo. Los pobladores descendientes de los pueblos germánicos (suevos, visigodos, vándalos, asdingos, silingos, etc.), fueron asimilados completamente por sus parientes uskos autóctonos.
España en el siglo XVIII
España en el siglo XVIII.
En la España del siglo XVIII, hace casi un milenio que no se conoce la entrada de población extranjera, más que la que quedó tras la Reconquista. Sus descendientes, semitas y africanos, sufrieron decretos de expulsión que mermaron sobre todo la población africano descendiente o morisca. Fue quizá más sencillo asimilar a la población semita, más civilizada u occidentalizada que al morisco silvestre o salvaje, más incivilizado. El porcentaje de éstos últimos no superaría ya el siete por ciento durante lo que restara de milenio. Otro cuerpo los representan las pocas generaciones de primeros descendientes de gitanos llegados a España desde Asia, a penas unos miles, que sin embargo debido a su peculiar carácter e idiosincrasia dejaron notar su presencia desde el primer momento.
Población moderna española en el año 1989
Población moderna española en el año 1989.
En este gráfico se muestra lo que podemos entender como la población nacional o carisma biológico y genético definitorio de la naturaleza española. Esto vendría a ser básicamente la definición étnica de lo que podemos llamar pueblo usko-mediterráneo. El mismo vendría definido por un cuerpo o tronco mayoritario original y autóctono, el formado por los descendientes uskos o atlantes, y las distintas matizaciones dadas por pobladores mediterráneos originados en un contexto geográfico, cultural e histórico propio.
Actualidad. año 2013.
Actualidad. año 2013.
Situación del mapa español actual, derivada de las décadas 90 y 2000, fruto de la abrupta entrada de nuevos extranjeros, fundamentalmente norteafricanos y americanos. La misma puede calificarse como peligrosa o nociva para la naturalidad étnica de España.
Aproximación de los grupos étnicos originales de España oriental en el siglo XX hasta la década de los ochenta.
Aproximación de los grupos étnicos originales de España oriental en el siglo XX hasta la década de los ochenta.
La situación de la España del Este, muestra una imagen igual de homogénea que la España antes de las invasiones bárbaras, es decir inalterable desde el punto de vista étnico durante casi dos mil años. Imagen ideal y saludable que por otra parte debería tener el resto de Europa u otras naciones surgidas de Occidente.
Situación aproximada de la España más occidental, hacia el Oeste partiendo de una línea desde Asturias a Granada.
Situación aproximada de la España más occidental, hacia el Oeste partiendo de una línea desde Asturias a Granada.
España occidental muestra probablemente la mayor influencia mediterránea de una nación plenamente uska. Es decir, sin haber perdido su identidad suficientemente uskarita, puede decirse que ha asimilado matizaciones propias del contexto mediterráneo en el que se desenvolvieron pueblos de navegantes, comerciantes y soldados.
GRECIA
Grecia siglo IV a.c
Grecia siglo IV a.c
Grecia en el siglo IV ac., vivió la Época Dorada de Atenas, donde se erigió la Acrópolis, con magníficos olimpos, templos y teatros, coincidiendo con una población oligarca y de casta plenamente occidental de origen brigante ibérico.
Grecia bajo el dominio romano.
Grecia bajo el dominio romano.
El dominio romano del Mediterráneo oriental, trajo consigo una expansión comercial de los estratégicos puertos helenos, y el desarrollo de una importante red comercial en el Egeo. Una de las consecuencias de tales circunstancias y de la proximidad griega con Asia, fue la llegada de poblaciones extranjeras de origen fundamentalmente turco, sirio y egipcio.
Grecia siglo V
Grecia siglo V.
Durante la caída del IR de Occidente, Grecia, al igual que el resto de Europa vivió las invasiones bárbaras y la llegada de nuevas poblaciones procedentes del Danubio, durante el ataque a Constantinopla y Atenas por parte de los visigodos.
Grecia siglo XV.
Grecia siglo XV.
En esta situación Grecia encarna su propia tragedia, viviendo una catastrófica transformación de lo que un día fue un estado occidental pleno, a uno afroasiático, donde lo poco que queda de occidente en sus gentes, se ha diluido tanto que es imposible ya rescatar el genio griego occidental enterrado definitivamente bajo litros de sangre extranjera desbordante.
Grecia siglo XX
Grecia siglo XX
La situación de Grecia, irá en adelante en detrimento del antiguo linaje usko de sus primeros pobladores. El marcador R1b, que se observa en algunos habitantes actuales griegos, es evidentemente de origen plenamente neolítico, por lo tanto es de los  más antiguos y el que dio comienzo a la Hélade.
ROMA
República Romana en el siglo III ac.
República Romana en el siglo III ac.
Imperio Romano siglo II d.c
Imperio Romano siglo II d.c
Su Mari
su mariHace más de 6000 años se produjo el proceso de llegada de los atlantes a Sumeria. Los cimerios y sus antepasados ibéricos asentaron colonias y polis a lo largo del río Éufrates, cuyo origen más remoto sería de procedencia neolítica. Dichas polis aparecieron en un entorno asiático, predominantemente nómada, donde los asentamientos atlantes pudieron conservar su integridad cultural y étnica, pues no fueron tierras de conquista o absorción, sino que fueron levantados en zonas ricas (el oasis mesopotámico) , pero ausentes de población, es decir limpias y vírgenes. Dicha situación, a pesar de los escasos datos de los que se dispone, parece que se mantendría hasta el período dinástico arcaico. Básicamente las polis y sus ciudadanos son una sola entidad étnica reconocible con gobiernos autónomos libres. El resto de grupos humanos no serían los constitutivos de la ciudadanía, sino los nómadas, comerciantes y viajeros, de procedencia fundamentalmente árabe. Hay en general una escasez de inmigración, debido a la falta de medios de transporte y dificultad de atravesar desiertos desde Asia o África para llegar al oasis mesopotámico. Buena parte del origen del reino de Israel se encuentra en estos primeros pobladores atlantes y a saberse conservar durante el periodo de mayor gloria.
sumari2
En el año 2200 a.C. el Imperio Sumer, ya estaba descompuesto, y su destino unido al de otras grandes naciones de la Antigüedad como Egipto o Grecia. Las constantes invasiones y oleadas nómadas arábigas (los bárbaros o dragones de las montañas, así los llamaban los atlantes), irán transformando las polis atlantes en culturas estancas y carentes de potencialidad y dinamismo. Todavía quedaba la suficiente sangre atlante como para que surgiera el Renacimiento sumerio. El imperio de la tercera dinastía, sin embargo, surgido por entonces en el 2100 a.C., más debilitado, no pudo contener la desbordante horda demográfica asiática, que durante el siglo posterior acabó por imponerse.

(Source: lasxtribus.wordpress.com)
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