sábado, 4 de abril de 2015

ESPAÑA TODO GRATIS ¿HASTA CUÁNDO?


A finales de los noventa, Ecuador fue testigo de una emigración rápida y masiva a Europa, principalmente a España y secundariamente a los Países Bajos, Italia y Francia. A pesar de que pocos ecuatorianos residían en España en 1998, para el 2001, más de 135.000 ecuatorianos habían inmigrado en España y convirtiéndose en la más grande población de inmigrantes en ese país6. Las salidas de ecuatorianos crecieron vertiginosamente desde apenas 5.000 en 1994 a más de 7.000 por mes en el 2000 (Dirección Nacional de Migración, Ecuador 2000a). España registró casi 125.000 arribos en el 2000, cifra muy superior a los 10.301 registrados para 1997 (Dirección General de Policía, 1999). De manera similar, el número de ecuatorianos con residencia se incrementó, de menos de 2.000 en 1995 a casi 31.000 en enero del 2000, lo cual convierte a los ecuatorianos el grupo inmigrante latinoamericano más grande con residencia y el sexto más grande en relación con el total general (Ministerio del Interior, España 2001). El gobierno municipal de Madrid (ayuntamiento) informa que el número de ecuatorianos que viven en la Municipalidad de Madrid aumentó quince veces en dos años pasando de 4.915 en 1999 a 75.527 a julio del 2001 (Ayuntamiento de Madrid 2001; Lora -Tamayo D'Ocón 1999).

Si bien la emigración masiva a España se vio facilitada por el Acuerdo hispano-ecuatoriano de 1963, por el cual se permite a los ecuatorianos ingresar a España como turistas durante 90 días sin una visa, ésta en su volumen y extensión debe ser comprendida como una respuesta ante la crisis económica y política nacional favorecida por la demanda en España de mano de obra no calificada y con preferencia para la femenina; como también la maduración de redes migrantes establecidas por migrantes pioneros desde la Provincia de Loja y Otavalo que se trasladaron a fines de los años ochenta y comienzos de los noventa. 

El hecho de que la visa no haya sido un obligado requisito así como la habilidad de viajar dentro de los países del Acuerdo de Schengen, ha permitido a los ecuatorianos, que pueden reunir de 3.500 a 4.000 dólares y convencer a las autoridades de migración que él o ella son turistas, ingresar a España y luego subrepticiamente buscar trabajo y/o un auspiciante que pueda ofrecerles un contrato de trabajo, lo cual es el primer paso para obtener un permiso formal de trabajo. Las autoridades de migración de España no siempre reciben entusiastamente a los ecuatorianos. Más bien, aquellos que arriban como "turistas" son sometidos a preguntas acerca de sus planes de viaje, sus intenciones, y sus recursos financieros.
 En el caso de que no pueda presentar aproximadamente una "bolsa" entre 2.000 a 2.500 dólares, una tarjeta de crédito, un plan turístico, reservaciones en hoteles, un vuelo de retorno confirmado, y una justificación para estar en España, a él o ella se le podría negar el ingreso (ser excluida) y forzados a volver inmediatamente7. 
Una manera por la que los migrantes ahorran estos gastos es mediante el "reciclaje" de la bolsa, de manera que un migrante que ha llegado a España, envía el dinero requerido a través de un courier de un miembro de la familia o amigos. Numerosas familias han facilitado la emigración de varios de sus miembros usando los mismos 2.000 dólares iniciales. 
El requisito de "bolsa" fomenta la práctica de prestación informal y clandestina (chulco) en donde los migrantes obtienen a préstamo el dinero necesario y apenas pasan a través de migración en el Aeropuerto de Barajas en Madrid, pagan el capital prestado un 10% a 14% de interés sobre el préstamo al socio en el extranjero del prestamista.

Para evitar el escrutinio que las autoridades de migración aplican comunmente a los "turistas" latinoamericanos, miles de ecuatorianos están aprovechando el Acuerdo de Schengen para volar a Amsterdam, donde las autoridades de migración, aparentemente, no hacen un escrutinio tan riguroso a los ecuatorianos (Alou, 1999). 
El incremento de viaje de ecuatorianos hacia los Países Bajos, de menos de 3.000 en 1995 a casi 17.000 en 1999, combinado con la evidencia anecdótica, revela que los Países Bajos son una compuerta para los ecuatorianos que continúan su viaje a España (Dirección Nacional de Migración, Ecuador 2001; Vidal & Moreno 2000; Alou 2000). Esta cifra es considerablemente menor a los 750,000 a un millón comúnmente reportados en el Ecuador, incluidos los más destacados periódicos, pero es consistente con los estimativos publicados por los investigadores (Kyle 2000; Jokisch 1998) Así mientras que España sirve como compuerta para los norte africanos indocumentados que van al Norte de Europa (Cornelius 1994; Huntoon 1998), los ecuatorianos han usado Europa del norte, como una compuerta para hacer su entrada a España.

Lo novedoso en el fenómeno migratorio actual requiere de una comprensión más completa que la que aquí ofrecemos, aún así la evidencia disponible sugiere varios rasgos notables. Primero, la emigración masiva estuvo precedida al menos por dos grupos de migrantes. Los Otavaleños estaban presentes, aunque en números pequeños a finales de los años setenta o comienzos de los ochenta (Meisch en Kyle 1996) y los Lojanos quienes parecen estar subrepresentados en la proporción de migrantes ecuatorianos, han emigrado a España para trabajar, al menos desde principios de los años noventa y pueden haber sido los que prepararon el camino para la familia y amigos una vez que la economía ecuatoriana se deterioró. (Abbott, 2000; Gómez, 1998; Vidal & Moreno, 2000).8 Otras regiones de la sierra, (incluyendo Quito), parecen haber enviado más migrantes a España que las provincias costeras (Gómez 1998; Vidal y Moreno 2000), con una excepción importante. 
Los migrantes del tradicional "eje central" de las provincias de Azuay y Cañar se unieron relativamente más tarde a esta corriente migratoria, y en cantidades relativamente menores. De los casi 37,000 ecuatorianos registrados al ingresar a España en 1999 (Dirección General de Policía 1999), sólo 2,000 parecen ser originarios de las provincias de Azuay o Cañar (Dirección Nacional de Migracion,2000a, 2000b)9. Este hecho puede ser explicado, por dos factores: 1) Centro-Sur del Ecuador había ya enviado miles de migrantes a los Estados Unidos y por consiguiente el potencial de la fuente migratoria estaría agotado en comparación a otras regiones, y 2) la mayoría de las familias del Centro - Sur, incluso de aquellas rezagadas de las fases iniciales de emigración, tienen miembros familiares inmediatos o lejanos en los Estados Unidos, por lo que esperarían el acceso en base a redes que enlazan los dos lugares. 
Dado que las redes transnacionales a los Estados Unidos son dependientes de las conexiones sociales y económicas y están geográficamente concentradas en las provincias de Azuay y Cañar, la mayoría de los otros ecuatorianos no tienen acceso a estas redes que perpetúan las conexiones con Nueva York y Estados Unidos. La falta del requisito visa y el costo relativamente bajo de emigrar a España, sin embargo, pone menos obstáculos para migrar y aparentemente más oportunidades de empleo para las mujeres. 
Una investigación preliminar señala que las redes que unen al Ecuador y a España se basan en los hogares, pero la rapidez de la emigración y la escala nacional de emigración, al igual que las entrevistas a ecuatorianos en España en el 2000 sugieren que tener familia establecida en España que conozca sobre el cómo migrar, acerca de posibilidades de alojamiento y oportunidades de empleo, facilita la emigración, aunque esto no haya sido un requisito previo. Algunos emigrantes han partido sin familia o amigos que esperen por ellos; otros han ido con débiles conexiones. 
Un segundo rasgo interesante acerca de la migración ecuatoriana a España es que lograron encajar dentro de una economía española que continúa demandando mano de obra de bajos salarios, semicalificados, y con preferencia, en el caso de los hombres para trabajos agrícolas y hacia las mujeres para el servicio doméstico. España parecería ser entonces, un destino lógico para los migrantes ecuatorianos dadas las similitudes culturales y de idioma, pero hasta mediados de los años ochenta, España era un país de emigrantes con una consistente tasa de desempleo entre 15% y 20% (Lieberman 1995; Arnago 2000; Martin 2000). 
Sin embargo, desde mediados de los años ochenta, España se ha vuelto un destino importante para los migrantes documentados e indocumentados. A finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, cuando la economía española entra en auge, muchos jornaleros agrícolas españoles (en su mayoría hombres) pudieron encontrar mejores trabajos, creando así un vacío en la oferta de empleo. De manera similar, conforme los ingresos de la clase media aumentaron, la demanda para servicio doméstico puertas adentro también aumentó, pero las mujeres españolas que llenaban esos puestos pudieron encontrar otro empleo escapando de esta forma de trabajo, (Cornelius, 1994). 
Tanto las labores agrícolas como las de servicio doméstico fueron cada vez más ocupados por inmigrantes del norte de Africa, América Latina y Asia, muchos de los cuales habían obtenido permisos de trabajo de corto plazo. Una fuerte asimetría de género se desarrolló conforme las posiciones de servicio doméstico fueron ocupadas mayoritariamente por mujeres, principalmente de República Dominicana, Perú y las Filipinas y los trabajos agrícolas fueron ocupados mayoritariamente por hombres del norte de Africa y en menor grado de América Latina y Asia (Ioé 1989 en Cornelius 1994; Huntoon 1998; Arango 2000; King 2000). 
La demanda para el servicio doméstico y la labor agrícola persiste y el gobierno español ha buscado cubrir esta demanda concediendo entre 86.000 y 126.000 permisos de trabajo por año durante los años noventa (Anuario de Migraciones, 1998). 
Los migrantes ecuatorianos encajaron en el agrupamiento ocupacional por género y en la concentración geográfica de Latinoamérica, especialmente respecto a los inmigrantes dominicanos (y en menor grado los asiáticos) que arribaron antes que ellos. A pesar de que la mayoría de informes de prensa ecuatoriana ponen énfasis en el número de hombres que trabajan en agricultura (sobre todo en Murcia) y en la construcción, la corriente migratoria a España fue liderada por mujeres, y la mayoría de ecuatorianos que viven allí son mujeres10.
 En 1997 más del 58% de los migrantes con destino a España (Simica 1999), unos 62.3% de ecuatorianos registrados por las autoridades en la Comunidad de Madrid en 1999 (Lora-Tamayo D'Ocón 1999) y 67% de ecuatorianos con residencia y con visas de trabajo válidas, eran mujeres (Anuario Estadístico, España 1999). Este patrón de migración dominado por mujeres refleja el aumento en la demanda para ocupaciones donde aquellas dominan: servicio doméstico puertas adentro, limpieza, cuidado de niños y ancianos; ello se refleja, en términos de la política laboral española, al haber emitido, entre dos tercios a tres cuartas partes, de los permisos de trabajo para ecuatorianos, a mujeres. 
Conforme el número de permisos de trabajo españoles se cuadruplicó de menos de 2.000 en 1995 a más de 8.000 en 1999, más del 66% de éstos se concedió a mujeres, las cifras muestran que para 1998, cerca de un 74% de los concedidos eran para el servicio doméstico; sólo 8,5% para agricultura, la mayoría de los cuales se concedió a hombres (Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales 2000, España 2001). Las mujeres están migrando a partir de una variedad de situaciones familiares. Algunas se están uniendo a parientes masculinos en España, pero muchas son solteras o emigran sin sus esposos (Gómez 1998; Vidal y Moreno 2000; Estupiñán de Burbano 2000).

Esto difiere de la corriente migratoria hacia EE.UU. donde es raro que las mujeres casadas emigren antes de la salida de su marido, y muchas emigran después de que su marido les auspicia (Jokisch 1998). Este modelo de mujeres que lideran la corriente de emigración para trabajar mayoritariamente en el servicio doméstico en Madrid y Barcelona concuerda con el modelo establecido por peruanos y otros migrantes Latinoamericanos (ver Escrivá 2000 e Ioé 1997). Si las experiencias de las mujeres ecuatorianas son similares a lo que Escrivá reporta sobre las experiencias de mujeres peruanas en Barcelona, puede entonces esperarse que las mujeres estén siguiendo a su familia y amigos a España y que sus motivos iniciales para emigrar estén íntimamente ligados a las carreras y supervivencia de miembros inmediatos de la familia, pero la autonomía y el escape de una sociedad con hogares patriarcales, también son factores importantes (Escrivá 2000, 215). Además, se da el caso de muchas mujeres relativamente bien educadas que pueden ganar autonomía, pero experimentan un estatus social y económico inferior en comparación al que tuvieron en su lugar de origen.

Sin embargo, la mayoría de los ecuatorianos llega a España sin un permiso de trabajo e inmediatamente contacta a amigos y familiares para buscar trabajo y/o un patrocinador que pueda hacer una oferta de contrato formal. Los inmigrantes usan lugares de reunión públicos como los parques de El Retiro y El Oeste en Madrid, donde miles socializan cada Domingo y se enteran sobre oportunidades de empleo. Aquellos con suficiente suerte para obtener un permiso de trabajo están usualmente restringidos a un empleo de corto plazo y con sueldos relativamente bajos. 
En 1998, el 56.6% de los permisos de trabajo eran válidos para un año o menos y 76% para dos años o menos (Ministerio del Trabajo y Asuntos sociales 2000) . Los Inmigrantes ganan consistentemente menos que los nativos españoles, incluso en trabajos similares (Calavita 1998). Las domésticas puertas adentro ganan entre 400 y 600 dólares por mes, más comida y vivienda (Calavita 1998; Vidal y Moreno 2000), los jornaleros agrícolas en la Provincia de Murcia ganan aproximadamente 3,75 a 4,50 dólares por hora, y los obreros de la construcción pueden ganar hasta 6,75 dólares la hora. 
Un tercer rasgo notable que ha sido reportado, aunque no está documentado formalmente, es que los ecuatorianos en España provienen de una variedad de situaciones y posiciones económicas así como de grupos étnicos, y van desde trabajadores pobres de zonas rurales y urbanas, a quiteños relativamente acomodados poblaciones indígenas, mestizas y blancas. 
Vidal y Moreno (2000) reportan tres grupos económicos entre los migrantes ecuatorianos: los que no pueden cubrir sus gastos diarios en el país, aquéllos que pueden cubrir sus necesidades básicas diarias pero no pueden lograr un estándar de vida más alto, y gente de la clase media y media alta cuyo bienestar económico cayó considerablemente como resultado de la crisis económica. Aquellos que están económicamente mejor y que tienden a ser también mestizos o blancos, informan que se sienten humillados realizando trabajos que solamente realizarían personas indígenas y/o pobres en el Ecuador. Algunas ecuatorianas que trabajan actualmente como domésticas puertas adentro en España, hace sólo algunos años contrataban domésticas en el Ecuador. 
Un cuarto rasgo notable es que en España, la mayoría de los ecuatorianos están localizados en Madrid y secundariamente en Barcelona y Murcia. De los 30.878 ecuatorianos con residencia española en el 2000, 12.266 (40%) se localizó en la Comunidad de Madrid, 4.687 (15%) en la comunidad de Cataluña (Barcelona) y 2.907 (9,4%) en Murcia (Anuario estadístico 2001). Esta distribución es alentada por la práctica española de otorgar permisos de trabajo. En 1998 más del 77% de los permisos de trabajo concedidos a los ecuatorianos fueron para trabajadores en la Comunidad de Madrid 11. 
Una última característica significativa de la migración masiva tiene relación con los cambios operados por el que ocurrió conforme gobierno español en materia de políticas para inmigrantes y que por consiguiente atrapó a los ecuatorianos en un "experimento legal". La legislación aprobada en enero del 2000 dio a los inmigrantes "ilegales" amplios derechos incluyendo garantías para la educación, cuidados médicos, el derecho de libre reunión y protesta, la reunificación familiar y el adherirse a sindicatos; se podría multar a los inmigrantes ilegales, pero la deportación era improbable. También proveía residencia a inmigrantes ilegales que pudieran probar, entre otras cosas, haber estado en España antes del 1 de Junio de 1999. 
La mayoría de esta legislación fue sin embargo deshecha, cuando el conservador José María Aznar del Partido Popular, ganó la mayoría en la Legislatura y por ende la Presidencia, en Marzo del 2000, aprobándose una nueva legislación bastante similar al "Immigration and Reform Control Act" (IRCA) aprobada en los Estados Unidos en 1986. La nueva ley si bien continuó con la amnistía para los inmigrantes que vivían en España antes del 1 de Junio de 1999, pero buscó reducir la inmigración ilegal eliminando muchos de los derechos otorgados por la legislación anterior, cerrando las fronteras, e incrementando la presión y multas para empleadores que contraten inmigrantes sin los permisos de trabajo12. 
Al máximo de la controversia, la legislación estipula la expulsión inmediata de los inmigrantes ilegales y extiende de dos a cinco años el lapso de tiempo que los inmigrantes tendrían que permanecer en España para ser elegibles para obtener la residencia. También obliga al gobierno a hacer acuerdos bilaterales con los países fuente de la población inmigrante ilegal a España. 
En este marco, en Enero del 2001 Ecuador y España firmaron el primero de cuatro acuerdos bilaterales que España firmaría en los siguientes siete meses13. Los acuerdos tienen la intención de reducir el trafico de inmigrantes y dar un trato preferencial a los obreros de los países fuente. "La operación Ecuador" estipula los permisos de trabajo y/o residencia de un número no especificado de ilegales ecuatorianos que vivían en España antes del 22 de enero del 2001 para lo cual debían manifestar su acuerdo en retornar voluntariamente, mientras que el gobierno español acordó pagar por los vuelos a Quito y el retorno a Madrid. 
Los ecuatorianos mostraron sus reservas frente a la promesa española y la Asociación Rumiñahui, de residentes en España etiquetó al acuerdo de absurdo y una traición a los migrantes ecuatorianos. A pesar del escepticismo ecuatoriano, la sub-estimación hecha por España sobre cuantos ecuatorianos se inscribirían en ese programa, y el caos que causaron las declaraciones públicas contradictorias, 24.884 ecuatorianos se inscribieron en el programa para fines de febrero, a pesar de que España sólo devolvió a 4.069 ecuatorianos a Ecuador para su "regularización". 
Los otros 20.789 recibieron permisos de trabajo y/o residencia sin retornar al Ecuador (El País, Abril 9, 2001). El legalizar a casi 25.000 ecuatorianos incrementa el número de ecuatorianos con permiso de residencia a más de 55.000, pero indudablemente deja a decenas de miles sin este estatus legal14. 

IMPACTO EN ECUADOR
La continuación de la migración a los Estados Unidos y el éxodo masivo a España han ampliado el rol del Ecuador dentro de la economía global en tanto exportador de personas (a más de otras materias primas) y como un importador de remesas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que las remesas aumentaron de menos de 100 millones de dólares en 1994 a 840 millones en 1998 (FMI 1999) y el Banco Central del Ecuador estima las remesas en $1,32 millones para el 2000 (Banco Central 2000, 9). Si estas cifras son relativamente exactas, las remesas se han tornado en la segunda fuente más importante de ingresos desde el exterior, seguida solamente por las exportaciones de petróleo. 
Conforme la emigración ha cambiado de un fenómeno predominantemente regional a un fenómeno de carácter nacional, los hogares de todo el Ecuador están entrando en una economía migratoria, con la consiguiente dependencia de las remesas, experiencia que los hogares en Azuay y Cañar han vivido por más de una década. Aún así, esta forma de dependencia económica no debe ser condenada tan a la ligera; migrar en busca de oportunidades económicas no es nuevo y las remesas proporcionan oportunidades a las personas que han estado excluidas de la economía ecuatoriana. Los hogares a lo largo de la Sierra del Ecuador durante muchas décadas necesitaron combinar la producción agrícola con las ganancias fuera de sus tierras, lo cual requirió comúnmente de migraciones internas, hacia la costa o centros urbanos. 
La migración internacional es una extensión radical de la migración doméstica, requiriendo ausencias de largo plazo y un riesgo económico y personal mayor, pero también posibilita un incremento sustancial en el ingreso del hogar, algo que la migración doméstica no provee. 
En este sentido, la migración les permite controlar sus ingresos y economías en tanto no dependen del manejo de las políticas económicas nacionales; las remisiones no son controladas por el gobierno (como son los ingresos del petróleo), ni son los migrantes forzados a simplemente esperar por el goteo de los auges de exportación del banano o el camarón. Más bien, los migrantes y sus familias asumen enormes riesgos para ganar dinero en economías de altos salarios evitando la incertidumbre de la economía ecuatoriana para mejorar su posición económica. 
Las transferencias de los migrantes son dedicadas a numerosos gastos dependientes de varios factores, que no están necesariamente limitados a la posición del migrante dentro de la familia ampliada, tales factores son: entre otros, el lapso de que el migrante ha estado lejos, las emergencias familiares, las deudas, y la intención de reunir a la familia en el exterior. Pagar la deuda que obtuvieron para la emigración (sobre todo si es indocumentado) y pagar las necesidades básicas incluyendo la educación de los niños son normalmente las primeras prioridades de las remesas, seguido por adquirir o construir una casa moderna, también financiar la emigración indocumentada de un miembro cercano de la familia y la adquisición de tierras. (Borrero 1995; Carpio 1992; Jokisch 1997,1998). 
Después de que la deuda ha sido pagada y las grandes inversiones en una casa y posiblemente en una parcela de tierra - lo que normalmente ocurre dentro de los tres primeros años, gastan las remisiones en artículos suntuarios como equipos de sonido y otros electrodomésticos (Borrero 1995; Jokisch 1998; Kyle 2000), sin embargo, las remesas pueden disminuir a una cantidad de subsistencia mensual o bimensual, cantidad que pagará muchas de las necesidades básicas, pero no permitirá ningún ahorro en el Ecuador (Jokisch 1998). 
Hay evidencia para demostrar que, aunque las remesas de los migrantes son el segundo rubro de exportación más rentable del Ecuador pueden ocasionar altos costos. Muchas comunidades han perdido a la mayoría de sus residentes y el deterioro societal trae como resultado otros males sociales. La descomposición familiar, causada por una larga separación entre los miembros de la familia y en algunos casos el abandono, han sido reportados por varios investigadores (Borrero 1995;Carpio 1992; Jokisch 1998; Kyle 1996). 
El SIDA probablemente contraído por los migrantes en Nueva York, ha matado a varios miles de ecuatorianos, aunque el estigma sentido por las víctimas y la pobre documentación de los casos de SIDA impide una estimación exacta (Pribilsky 1999). Miles de niños están siendo cuidados por miembros de la familia ampliada o substitutos en ausencia de sus padres, lo cual, según reportan los maestros en Cuenca y a lo largo del Cañar, ha aumentado el abandono escolar y la apatía del estudiante. La Unión Nacional de Educadores (UNE) reportó que en Azuay y otras provincias, docenas de maestros se han unido a la corriente migratoria, dejando a las escuelas sin suficientes maestros (El Universo, el 7 de Julio del 2000). 
Intentos fallidos de migración han hundido, aún más en la pobreza a algunos migrantes. La economía clandestina de los chulqueros y coyotes ha permitido a unos pocos explotar a miles de familias migrantes. Si bien en el campo, algunos han comprado tierras, lujo que no hubieran podido permitirse sin la migración, otras familias se han visto obligadas a vender sus tierras para pagar los préstamos (Jokisch 1998).
CONCLUSIÓN
A finales de los años noventa la emigración ecuatoriana a los Estados Unidos se ha intensificado presentándose un éxodo masivo hacia España y en menor medida a otras partes de Europa. En solo dos años, más de 135.000 ecuatorianos emigraron a España, convirtiendo a los ecuatorianos en la nacionalidad inmigrante más grande en Madrid y una de las más grandes en toda España. En contraste con la corriente migratoria a los Estados Unidos, esta emigración ha sido nacional (no concentrada regionalmente ), siendo las mujeres mayoritarias de estas primeras oleadas migratorias. Personas de todas las clases económicas y orígenes étnicos han participado en las fases tempranas de tal migración.

Las consecuencias de esta nueva fase de migración pueden parecerse a las consecuencias ya sentidas en el centro - sur del Ecuador , pero la magnitud de la migración, el contexto en el cual está ocurriendo y las características personales de quienes están emigrando son lo suficientemente diferentes, al punto que no deberíamos esperar acríticamente, que el patrón se repita a sí mismo. La investigación ha mostrado que quien migra y el contexto cultural y económico de la migración tienen influencia sobre la trayectoria y naturaleza de los impactos. El hecho de que las mujeres forman una parte muy importante de la corriente migratoria y están trabajando en esferas económicas específicas de bajos salarios, lejos del fuerte contexto patriarcal en el Ecuador, alterarán probablemente los patrones de asentamiento ecuatorianos en España y las normas culturales en ambos países (Hondagneu-Sotelo 1994; Lawson 1998; Pessar 1999). 
Aún cuando las autoridades españolas están más preocupadas por la llegada masiva de africanos cruzando el Estrecho de Gibraltar, aún así, los ecuatorianos también se han vuelto parte del problema y del "experimento de inmigración" hacia el país y probablemente seguirán siendo un grupo inmigrante grande durante muchos años15. El plan de España para restringir la inmigración ilegal fortaleciendo simultáneamente la aplicación de la ley y aumentando el número de contratos de trabajo ofrecidos a ecuatorianos, probablemente no funcionará según lo planeado.
 Es improbable que los ecuatorianos con visas de trabajo simplemente retornen al Ecuador una vez que sus contratos terminen. Más bien, es más probable que los ecuatorianos seguirán un modelo impuesto por otros migrantes y usen su estatus legalizado para establecerse en España, instalando redes que faciliten el arribo de familiares y amigos.

En resumen, la migración a España es probablemente un precursor de un prolongado y cada vez más complejo patrón de migración transnacional que une a España con Ecuador. Pronto, el Ecuador se unirá a una lista creciente de países que experimentan una diáspora en su población . España se ha vuelto un destino preferido para los migrantes ecuatorianos por numerosas razones, incluyendo el malestar económico y político en el país, el idioma, las esperanzas de obtener residencia mediante las ofertas anticipadas de amnistía, la demanda de España por mano de obra de baja remuneración, tanto para trabajo doméstico como agrícola y con preferencia de género, y la facilidad de entrada que disminuye substancialmente el costo y riesgo de emigración comparado a los Estados Unidos. 
Pero; si inmigrar a los Estados Unidos se vuelve más difícil, lo que podría ocurrir como resultado del rigor en las fronteras como consecuencia resultante del ataque del 11 de septiembre a Nueva York y, si España cambia su ley de inmigración para requerir de los ecuatorianos visa de entrada, los ecuatorianos probablemente cambiarán o diversificarán, el punto local de su emigración, pavimentando el camino, desde sus estrategias y experiencias pioneras acumuladas, para una diáspora de ecuatorianos. 

(Source: Ecuador Debatetns.mforos.com)
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