viernes, 5 de febrero de 2016

Harvard y su brutal Política de Discriminación a los no-judíos


¿Privilegio Blanco o Privilegio Judío?
David Duke.- En EEUU (y en todo Occidente) los Mass-Mierda judíos nos recuerdan constantemente el llamado “privilegio blanco”. Sin embargo, en las universidades más importantes del país, los eurodescendientes son, de lejos, el grupo más infrarrepresentado.
De hecho, los judíos están, en proporción, sobrerrepresentados a unos niveles salvajes, a pesar de ser superados ampliamente por candidatos no-judíos mejor cualificados.
El gráfico anterior revela la poca “diversidad” que hay en Harvard y en la Liga Ivy (o Liga de la Hiedra, incluye a las universidades más elitistas de EEUU: la de Columbia, Harvard, Pensilvania, Yale, Princeton, Brown, Cornell y Dartmouth College), así como sus escandalosas políticas de discriminación positiva hacia los judíos, que disfrutan de una representación muy superior a la del resto de grupos raciales/étnicos estadounidenses.

 Guardando la proporción con la población judía y europea estadounidense, los primeros tienen una presencia un 4700% superior a la de los de segundos. Estas cifras son explicables sólo cuando tenemos en cuenta que se trata de Universidades dirigidas por elementos de la Élite (esencialmente judía). El Sistema las utiliza para educar a los futuros miembros del Régimen. El poder es un Club (hace falta invitación), que favorezcan a los candidatos de su tribu no debería pillar a nadie por sorpresa.
Los puestos de poder son puestos de confianza. Es en estas Universidades donde la futura élite forma sus amistades. Y es en este entorno donde el Régimen recluta a las nuevas generaciones, frecuentemente con la ayuda de fraternidades universitarias .

El 68% de la población estadounidense tiene orígenes europeos, sin embargo, este grupo representa tan sólo el 20% de los alumnos en la Universidad de Princeton.
Los Judíos constituyen el 1.8% de estudiantes en edad universitaria, pero representan el 25% de las admisiones. 
Si bien americanos de raíces europeas fundaron Harvard, la universidad más importante de EEUU, y a pesar de constituir el 68% de la población estadounidense, ésta se encuentra ahora bajo una poderosa influencia judía, llegando al extremo de que tan sólo un 20% de sus estudiantes son eurodescendiente.
Harvard y la Liga Ivy siguen una política descaradamente racista contra los estudiantes mejor calificados, permitiendo a los blancos europeos constituir tan sólo un 20% del alumnado de Harvard (en comparación con el 25% asignado a los Judios, el 1.8% de la población estadounidense).
Cabe señalar que los Judíos son, con mucho, los más privilegiados en cuanto a ingresos e influencia en los Estados Unidos, en comparación con cualquier otro grupo identificable de este país. Los estudiantes judíos están igualmente sobre representados en comparación con los asiáticos, hispanos y afroamericanos.
Es más, como Ron Unz señala en su artículo “El mito de la Meritocracia en EE.UU.”, el etnocentrismo judío en Harvard no para de crecer. Entre 2000 y 2011, sólo el grupo judío aumentó su porcentaje en Harvard, mientras que el de todos los demás cayó. En este periodo el porcentaje de estudiantes judíos se incrementó en un 35%, alcanzando unas cotas de sobre representación de escándalo. 

Queda pues, demostrado, que los Judíos son los verdaderos reyes del privilegio racial en Estados Unidos, y, en particular, en el proceso de admisión a las universidades de élite más importantes de América, que son sin lugar a dudas los principales centros de reclutamiento del Régimen.
Los estadounidenses eurodescendientes que fundaron estas grandes universidades, son en la actualidad el pueblo más discriminado de todos con diferencia. 
Algunos estudiantes blancos europeos de alto nivel guardan rencor a los estudiantes afroamericanos, que disfrutan de programas de discriminación positiva. Cuando la realidad es que la discriminación contra los estudiantes blancos, sobre todo de alto nivel, es mucho más probable que tenga lugar para el beneficio de Judíos, y no afroamericanos.
Es más, el concepto y la aplicación de programas de discriminación racial positiva no la iniciaron los afroamericanos, sino supremacistas Judíos. Un método magnífico (entre muchos otros) con el que la Élite judía ha logrado neutralizar al único grupo capaz de hacerle la competencia. 
Discriminación Racial hacia Estudiantes No-judíos mejor cualificados
Si tenemos en cuenta únicamente los méritos de los judíos en Harvard (y en toda la Ivy League), estos siguen estando sobrerrepresentados por un factor de 13 veces el número que sus méritos justificarían.
La sobrerrepresentación de judíos se ha producido debido a la discriminación racial que han sufrido estudiantes estadounidenses (europeos) mejor cualificados, favoreciendo al mismo tiempo la admisión de estudiantes judíos con peores calificaciones.
La investigación de una autoridad judía, Ron Unz, echa por tierra la fantasía de la “raza superior” judía, y demuestra que están no sólo enormemente sobrerrepresentados en universidades de élite como la de Harvard, de acuerdo a su proporción en la población, sino que también disfrutan de una representación muy superior a la merecida teniendo en cuenta sus méritos.
Los judios, peor cualificados en comparación con los estadounidenses de origen europeo, están sobrerrepresentados por un factor de 13 en relación con sus méritos, y casi 6 veces respecto a los asiáticos.
Esto se comprueba fácilmente comparando los grupos de los mejores estudiantes de los Estados Unidos dentro del programa de becas National Merit Scholarships. Basta con comparar el porcentaje de Judíos con las mejores calificaciones dentro de este programa (el que es el mejor indicador de predicción de las capacidades del estudiante antes de la universidad), con el rendimiento de grupos gentiles como asiáticos, africanos, hispanos y europeo-americanos.
Cuando se comparan las calificaciones entre gentiles y judíos con las admisiones en las mejores universidades, uno puede juzgar fácilmente la relación entre la cualificación académica y el acceso a la universidad en Harvard y otras universidades de élite.
Por supuesto, existe una forma aún mejor de comparar la capacidad relativa de un grupo en Harvard o en cualquier institución educativa de élite: examinando sus logros después de cuatro años en la institución.
Derrumbando el Mito de la Superioridad Intelectual Judía
Cuando uno menciona que los Judíos están enormemente sobrerrepresentados en comparación con otros grupos raciales en las universidades de élite, en los medios de comunicación, en la banca y altos cargos del Gobierno, los medios judíos presentan a la Tribu autoelegida como intelectualmente superior a los no-judíos.
Los medios de comunicación dirigidos por la Judería organizada (CNN, BBC, Fox, ABC, NBC, CBS, etc) nos venden la imagen del Judío brillante, tipo Einstein, e intentan hacernos creer que los Judíos tienen una ética de trabajo superior a la de los gentiles.
Si uno se atreve a denunciar el dominio judío dentro del mundo académico o de cualquier parte de la sociedad, el contra-argumento oficial es que “los Judíos son más inteligentes que los demás”.
Se nos enseña que los Judíos dominan Harvard y la Ivy League, o mismamente Hollywood, la banca, etc, porque son los más capaces. Es decir, cada uno de ellos se ha ganado el puesto por sus méritos a nivel individual.
Si este argumento fuera válido, tendría que demostrar que son notablemente más inteligentes, que trabajan más duro, y que el número de Judíos mejor preparados y capaces es superior al de sus competidores gentiles, sobre una base per cápita y en números reales.
Por supuesto, esta idea es ridícula si tenemos en cuenta que los judíos no representan ni el 2% de la población en EEUU. Aun cuando el nivel medio de rendimiento académico de los asiáticos y americanos europeos fuera inferior al de los Judíos, la realidad es que seguirían habiendo muchos más no-judíos que judíos. La única explicación racional para esta diferencia es la existencia de otros factores que propician este dominio judío dentro de los organismos de Poder y el mundo académico. 
De hecho, el mejor indicador de habilidad de los grupos en su paso por universidades de élite, no es su forma de preparar un examen o siquiera teniendo en cuenta su pasado académico, sino simplemente observando el rendimiento de los respectivos grupos al completar sus estudios.
Existe una forma simple y elegante de determinar quiénes serán los mejores estudiantes. Se llama Phi Beta Kappa (ver Fraternidades universitarias, o cómo la Judería organizada recluta a las nuevas Generaciones), sociedad de honor de excelencia académica en los Estados Unidos.
Miembros de Phi Beta Kappa en Harvard constituyen aproximadamente el diez por ciento de los estudiantes con mejor rendimiento. Con un promedio de 3,75 (sobre 4) y un plan de estudios basado rigurosamente en las Artes y las Ciencias, con la inclusión de clases de matemáticas avanzadas y el dominio de lenguas extranjeras.
Como he señalado anteriormente, los estudiantes europeos son superados en número por los estudiantes judíos en Harvard. Estos primeros constituyen tan sólo el 20 por ciento del alumnado, en comparación con los Judíos, que son el 25%.
La desventaja numérica de los estadounidenses eurodescendientes equivale a la de un equipo de baloncesto limitado a 4 jugadores que tiene que competir contra un equipo judío de 5 jugadores.
Sin embargo, ¿qué porcentaje de miembros de Phi Beta Kappa de Harvard son de origen europeo, y qué porcentaje son judíos?
Judios – 11%
Estadounidenses de origen europeo – 54%
Asiático-americanos – 35%
Queda, pues, el mito de la superioridad intelectual judía refutada.
No, Harvard no rebosa de judíos porque los judíos sean superiores intelectualomente. Los judíos no dominan las universidades de élite y los altos cargos del Gobierno por sus méritos y capacidad individual. Sino por la influencia de su colectivo. La Élite es un club, te tienen que invitar. Estamos hablando de cargos de confianza, no de méritos. Teniendo en cuenta que el Establishment es judío, que los judíos disfruten de este favoritismo es natural.
En términos de per cápita, los estadounidenses eurodescendientes tienen cinco veces más probabilidades (500%) de alcanzar la condición de Phi Beta Kappa en Harvard que los estudiantes judíos.
Harvard es la universidad de élite de EEUU. A pesar de estar copado por administradores y profesores judíos, y aún superando en número a los estudiantes de origen europeo, los judíos alcanzan el estado Phi Beta Kappa en una proporción mucho inferior a la de los de origen europeo. 
Que la administración de Harvard no permita a los europeo-americanos ser más del 20 por ciento de su alumnado, indica que un gran número de ellos son rechazados por motivos de raza en Harvard, en la Ivy League, y en otras universidades de élite estadounidenses, todas ellas dominadas por judíos.
¿Quién está detrás del supremacismo judío en Harvard?
La brutal discriminación racial que sufren los europeos, asiáticos y otros en nombre de los estudiantes judíos, plantea la cuestión de cómo y por qué.
La conclusión es ineludible.
Existe una dominación judía en la facultad y el personal de la Universidad de Harvard, y en el resto de la Liga Ivy.
La judía supremacista Elena Kagan actualmente forma parte de la Corte Suprema estadounidense. El Gobierno de los EEUU es el ejemplo más claro de dominación y etnocentrismo judío. La práctica totalidad de sus políticos desciende de familias de aristócratas judíos.
Aprovechando sus posiciones de poder dentro de estas universidades, discriminan sistemáticamente y de forma planificada a los no-judíos en las admisiones, en el profesorado y en su administración. El supremacimo racial judío que rodea el nombramiento y la tenencia de la Escuela de Derecho de Harvard, con mucho, la más importante en los Estados Unidos, ilustra la dinámica de este grupo en el resto de organismos de poder.
Elena Kagan, ahora juez del en la Corte Suprema, fue designada Rectora de la Facultad de Derecho de Harvard por Lawrence Summers, el judío encargado de presidir la Facultad de 2001 a 2006. Kagan otorgó más del 50% de los cargos docentes de la universidad a sus compañeros tribales.
Es decir, con Elena Kagan, los judíos, apenas el 2% de la población adulta de Estados Unidos, se hicieron con más del 50% de los cargos docentes.
La discriminación racial de Kagan se puede demostrar con las matemáticas más básicas. Nada más y nada menos que un 2400% de sobrerrepresentación en sus nombramientos, en comparación con el porcentaje de la población judía en los EE.UU..
Los Kagan son una familia de aristócratas judíos de ascendencia jázara. Definición de “Khagan” – Wikipedia. Y les encanta ocupar altos cargos en los EEUU.

Aquí tenemos a Victoria Nuland Kagan repartiendo comida a los manifestantes del Movimiento Maidan en Ucrania. La misma que en una grabación telefónica designaba a los dirigentes del nuevo Gobierno ucraniano que se formaría tras el golpe. El paripé de las elecciones es un mero trámite con el que el Gobierno busca legitimar su posición de poder a ojos de la población. No, en las elecciones no elegimos nada.
Os recomiendo mis artículos Entendiendo la Crisis en Ucrania y La “Democracia” funciona: Poroshenko gana las elecciones en Ucrania. Casualmente, los ucranianos han elegido como presidente a un oligarca judío. ¡El mundo es un pañuelo!
La posición de Elena Kagan en Harvard, con la ayuda de alianzas tribales y su influencia en la política, posibilitaron el que debe ser uno de los nombramientos de más baja cualificación en toda la historia de la Corte Suprema de los EEUU. Se unió a otros dos judíos, otro caso evidente de sobrerrepresentación.
¿Existe alguna razón de peso que permita afirmar que sus decisiones en la Corte Suprema no reflejarán su lealtad a su colectivo, como hizo en la Universidad de Harvard?
Los evidencias de discriminación racial en las más altas esferas del mundo académico sugieren que el dominio judío de Hollywood, la banca y las organizaciones políticas podrían seguir el mismo modus operandi.
Que las altas esferas rebosen de judíos no significa necesariamente que sean los más cualificados a nivel individual, como ocurriría dentro de una estricta meritocracia. La realidad es que la fuerte presencia judía en los organismos de poder indica la existencia de una gran organización de carácter etnocéntrico. Es decir, promueve sistemáticamente a judíos, y excluye a los no-judíos. Vuelvo a repetirlo, los puestos de poder son puestos de confianza.
El NY Times se jacta del dominio judío en los EEUU
El columnista más importante del New York Times (periódico judío con sede en Jew York), David Brooks, escribió una columna llamada “The Chosen: Getting In”.  El artículo comenta un libro escrito por el profesor judío James Karabel, titulado “The Chosen” (los elegidos), sobre la toma de control judío en las Universidades de la Liga Ivy.
En el primer párrafo del artículo, Brooks habla de cuando dio una conferencia sobre el libro de Karabel. Señala que después de su discurso una judía se le acercó y le dijo: “De lo que estás hablando, es de la dominación judía de los EEUU”.

… Una mujer se acercó a mí después de una de mis conferencias sobre el libro y me dijo, “te das cuenta de que estás hablando de la toma de poder de los judíos en los EEUU”. Mis ojos saltaron de sus órbitas, pero luego me di cuenta de que ella era judía, y que ella sabía que yo era judío, y que entre nosotros podíamos admitir que esa declaración era muy cierta. Porque los judíos estuvieron a la vanguardia de los movimientos sociales que durante el SXX transformaron el sistema universitario y la naturaleza de la élite estadounidense.
Frecuentemente los Judíos abandonan la discreción y nos cuentan con todo el descaro su posición dominante en la sociedad. No pueden resistirse a hablar de sus logros. Yo me alegro de que lo haga, porque está diciendo la verdad.
Los Judios, apenas el 2% de la población estadounidense, se han apoderado del sistema académico y de su élite. Y no porque este 2% sea la más inteligente de los Estados Unidos.
Son respetablemente inteligentes. Pero ésta no es su arma de dominación, sino su etnocentrismo, su fuerte identidad como colectivo, y su enorme capacidad de organización. Promoviendo, al mismo tiempo, todo lo contrario en las sociedades que parasitan (multiculturalismo, individualismo, antitradicionalismo, etc).
Si la opresión étnica y la explotación es inmoral, entonces ¿no deberíamos levantarnos, todos nosotros, y liberarnos del supremacismo racial judío?
Nota: yo no creo que la opresión racial sea inmoral. Es un comportamiento natural y legítimo. Los europeos nos quitaremos el yugo judío cuando estemos a la altura. De momento, mucho me temo que nuestro actual papel servil lo tenemos muy merecido. Al individuo medio me remito.

(Source: alertajudiada.com)
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