viernes, 17 de julio de 2015

Fenomenología del Mestizo (Violencia y Resistencia)


“Trabajar y tener alegrías en la vida es propio de los seres humanos. La actitud ladina consiste entonces en un esfuerzo por ocupar un lugar en un orden humano fuera del cual existe sólo basura”.

“Alcanzar una identidad de gente mediante el rechazo excluyente de su raíz social, es lo que la dominación ofrece, inicialmente, al ladino. No consiste tanto en que se olvide y abomine de su mezcla —usualmente nominada como mestizajes racial y cultural—, sino en que olvidando la dominación que lo discrimina y excluye, la asuma”.

“La tensión o desgarramiento que domina al ladino, su exasperación por ser sin mezcla, no se deriva tan sólo de que se le demanda renunciar a su raíz social y rechazarla, sino de que se le convoca a concretar un absoluto: una dominación sin el otro, sin mezcla”.

“El ladino, ya vimos, aspira no sólo a esta Única Cultura, sino que a su pureza. Un imposible. Las culturas, como las sangres particulares, son todas mezclas, interacciones e interdependencias. Figurativamente, toda cultura es mestiza, mezcla, tensión. Pero no toda cultura o subcultura es ladina o promueve el ladinaje. Pretender que una sociedad es ladina porque en ella están generalizados los rasgos de un mestizaje, como en Chile o México, equivale a confundir una presencia biológica difusa con la dominación de una específica sensibilidad histórica cultural. Si Chile o México constituyen sociedades ladinas es porque en ellas impera una sensibilidad de muerte. Y esta es independiente de los rasgos biológicos de sus habitantes”.

“El traspaso y confusión entre la categoría biológica de raza y su aplicación al análisis histórico ha sido un elemento recurrente en la caracterización que las élites ladinas latinoamericanas realizan de sus sociedades. Domingo F. Sarmiento hace suyo, por ejemplo, este compendio de confusiones: Si alguno duda del mal de esta mezcla de razas, que venga al Brasil, donde el deterioro consecuente a la amalgamación, más esparcida aquí que en ninguna otra parte del mundo, va borrando las mejores cualidades del hombre blanco, dejando un tipo bastardo sin fisonomía, deficiente de energía física y elemental,// El híbrido entre blanco e indio, continúa Agassiz, llamado mameluco en el Brasil, es pálido, afeminado, débil, perezoso y terco, pareciendo como si la influencia india se hubiera desenvuelto hasta borrar los más prominentes rasgos caracterizados del blanco, sin comunicarles su energía a su progenie. 


Es muy notable que en sus combinaciones, ya sea con los negros o con los blancos, el indio imprime su marca más profundamente sobre su progenie que las otras razas, y cuan rápidamente también en los posteriores cruzamientos, los signos característicos del indio puro se restablecen expulsando los otros. He visto progenie de una híbrida entre indio y blanco, que resume casi completamente los caracteres del indio puro”.

“Forzado a abandonar imaginariamente su raíz social se somete al proyecto imposible de ser aceptado o incluido como blanco sin transformar las relaciones históricas que lo han conformado como ladino34. De esta manera, cuanto más se empeña en ser blanco — rechazando al indio, al pobre, a la mujer, a la víctima y lamiendo el culo de los señores— más acentúa su naturaleza de ladino y más se aleja de su meta no factible a la que sacrifica su existencia diaria. En su imaginario asumido, sin embargo, el obstáculo que le impide ser igual a sus señores es identificado como la existencia o pervivencia de su pasado: por ello el ladino se revolverá implacable contra su raíz social a la que culpará de la frustración por no poder alcanzar lo que él cree es su sueño”.


“El odio del ladino contra su pasado lo lleva a reinventarlo e invertirlo, falsificándolo. Quien personificó la resistencia social de su pueblo contra el sufrimiento y que, como tal, es símbolo de la actualidad de la resistencia a la muerte de ese pueblo no vencido, es trastrocado por el ladino en símbolo de muerte y nacimiento de lo que no existe”.

“Desde este punto de vista, el ladino es un intransigente al que sólo eventuales impotencias materiales tornan discreto, adulador, pacífico o "democrático". El fanático oligarca y el avispado "meritócrata" desarrollista son en las sociedades latinoamericanas exponentes de la ciega y a veces ingenua —pero nunca tierna— radicalidad espuria del ladino”.

“El desplazamiento y falsificación de su origen y de la historia son factores indisociables de los compulsivos procesos mediante los que se configura socialmente el ladino. Una publicación reciente del conservatismo latinoamericano es prácticamente un muestrario de esta obsesión, desplazamiento y reconfiguración imaginaria del origen: uno de los análisis sobre Chile es ejemplar en este aspecto: Cuando Chile celebre su bicentenario como nación independiente el año 2010, es muy posible que ya sea un país desarrollado. Algún historiador, economista o político se preguntará: ¿Cuándo se salvó Chile? J. Piñera Echenique”.
“El apasionado llamado por el ser humano integral muestra así la profunda conflictividad que desgarra interna y socialmente la sensibilidad del ladino y la saturante ideologización de salvación antihumana que penetra su discurso”.

“La psicología del ladino remata en el apasionado neo-conservadurismo de un amor infinito por su despreciado, castigado e irrecuperable sí mismo”.
“En este trabajo hemos caracterizado como ladino de mierda precisamente al mestizo inevitable de las sociedades latinoamericanas que busca ignorar la interacción que lo constituye o que desdeña y sesga una región de su raíz social como pura exterioridad”.

“El ladino, es un desesperado cuya desesperación ha sido producida y hoy es autoprovocada. La crueldad del ladino, su desapego, su exasperación, no son rasgos de una idiosincrasia sino efectualizaciones de historias que han procurado invisibilizar sus raíces”.


“El carácter implacablemente bestial de las Fuerzas Armadas latinoamericanas en la represión contra sus pueblos tiene como antecedente decisivo su configuración ladina. Los aparatos armados y sus más altos oficiales reúnen, en el límite, las dos condiciones bajo las cuales el ladino puede materializar su odio radical: el monopolio de la legitimidad de la violencia y la guerra y la impunidad por sus acciones. El componente ladino de estas Fuerzas Armadas se pone también de manifiesto en su bloqueo sistemático a los esfuerzos por lograr una integración subcontinental efectiva que no sea la de la represión. Esta integración supone una reconsideración de los procesos mediante los que se constituyeron nuestras sociedades, asunto intransable para la sensibilidad e identidad ladinas”.
“En su imaginario, el ladino se siente encarnando la más pura voluntad de Occidente”.

“El ladino se proclama ahora no sólo la más eficaz encarnación del Absoluto Occidental, sino su "adelantado". Sólo falta un paso para consumar el ridículo, propio de sus carencias”.



(Source: es-es.facebook.com/notes/fernando-foitzick)
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