miércoles, 8 de julio de 2015

LA RAZA USKA (ETNIA ATLANTE) - Parte II


Teutates o Marti Teleno, la mayor deidad de Occidente era de origen usko e ibérico.
Teutates o Marti Tileno, la mayor deidad de Occidente era de origen usko e ibérico.
Otro dato importante nos lo da la mitología imperial romana, que al igual que la griega, era de origen y base ibérica. Adoradores del dios ibérico Marte, eran celtas y romanos, cuyo nombre real era Teutates o Teleno, originalmente dios de los astures; pueblo celtíbero, conocido como Mars o Marti Tileno, también llamado Tutatis por los galos. Los romanos lo consideraron una de las deidades más importante de su civilización. Marte o Marti Tileno, era un dios usko heredado por los romanos de la mitología etrusca, cuya base era como ya hemos dicho plenamente ibérica, y establece incuestionablemente el origen ibérico de la mayor deidad romana y probablemente la más importante de la antigüedad precristiana en Occidente. Otro patriarca elevado a la condición de divinidad es Aitor, uno de los hijos de Tubal y hermano de Pyrene, el padre fundador del pueblo vasco; por tanto la deidad más antigua de la también cultura más remota de Europa. De la misma región procede Sugar, dios de la mitología vasca, conocido por los antiguos griegos como Segrap o Cekrap (Cécrope) (siendo para ellos el fundador y primer rey de Atenas). Hijo de este dios usko, mitad hombre mitad serpiente, y de una princesa escocesa es Jaun Zuria (el señor blanco), primer señor de Vizcaya.
La influencia uska penetró fuertemente con la llegada de la cultura neolítica y del Bronce en el centro y norte de Europa. Tal es así que el dios Aitor, cognado del nombre Thor, es la misma deidad de la leyenda germánica del trueno, inspirador de la literatura escáldica. Esta deidad cumplía funciones de protección, ayuda en la cosecha y de dominio de las tormentas, guerra, defensa, etc. En mitología egipcia hubo otro importante dios, Anubis, cabeza de can, protector o señor de los occidentales y de Iberia, el país de Venus. El sincretismo ibérico de este dios fue Tubal, el patriarca de todos los pueblos eberitas. El símbolo del can quedó plasmado en la cultura ibérica, siendo formada o constituida por canes (regiones), dándose así el nombre de Cantabria o Cantabriga (palabra compuesta por can, y briga, es decir pueblo o país).
Macroduquesa Lalla de Tamesmant, princesa guerrera, que al igual que los numantinos, luchó contra Roma y logró liberar a su pueblo. Esposible imaginar a esta mujer también con cabello rojo o castaño rojizo, ya que es una característica típica del rutilismo bereber y milesiano.
Macroduquesa Lalla de Tamesmant, princesa guerrera, que al igual que los numantinos, luchó contra Roma y logró liberar a su pueblo. Es posible imaginar a esta mujer también con cabello rojo o castaño rojizo, ya que es una característica típica del rutilismo bereber y milesiano.
De todos los pueblos descritos, son los bereberes junto con los egipcios actuales, los que menos, casi un ínfimo residuo, conservan de sangre original eberita y  de frecuencia R1b. Este residuo es en la actualidad de un cinco a un diez por ciento. Sin embargo en época del Macroducado de Tamesmant, la población uska del RIF, se encontraba aislada y refugiada de influencias extranjeras tras las montañas del Arco de Gibraltar. De no haber sido por la posterior influencia mediterránea y fenicia, los pobladores ancestrales de esta región del norte de África podrían haber alcanzado fácilmente el ochenta por cien de la frecuencia de R1b (asociado a la raza uska). Este porcentaje sería aún más alto que el de la media actual de España o Inglaterra, similar al del pueblo vasco. Téngase en cuenta que antes de la influencia árabe y africana (relacionadas con el Haplogrupo E) y restando ésta del genotipo del África noroccidental, nos quedaría un grupo étnico compacto definido por el haplogrupo R1b y una matización semejante a la ibérica del haplogrupo J, dejado por los semitas (fenicios), e inferior al veinte por ciento. Por tanto antes del Imperio Romano, tendríamos a eberitas (iberos de raza), tanto al este (Egipto) como al oeste (Tamesmant); siendo el Mediterráneo, en su época de mayor esplendor, dominado enteramente por albocracias uskaritas. Hoy día no existe ningún pueblo esencialmente usko que pertenezca a la religión musulmana.

Son los irlandeses, bretones, galeses, escoceses y vascos, junto con los residuos catalán y levantino, probablemente los que conservan hoy mayor frecuencia del haplogrupo R1b de todos los pueblos del mundo.
Fueron iberos los primeros ingleses, escoceses, irlandeses, daneses, escandinavos, franceses, alemanes e italianos. Antes de ellos, por los desiertos de permafrost no había nada anterior a la glaciación de Würm.
Un importante pueblo ibérico, fue el de los astures, estures o stures, cuyo nombre proviene de la raíz ibera stur, que significa ancho, y es legada al sánscrito como sthura, y al germánico stiura. De los astures o estures, descienden los celtas galos conocidos como los esturos. Éstos llegaron a Italia dando nombre al río Stura. Mucho antes sabemos que el primer pueblo que daría origen al resto de aquéllos que estarían llamados a poblar Europa, fue el de los cromañones ibéricos, que originaron el linaje R1b y el H (con una fusión neandertal) al que pertenecen la mayoría de los [16]eberitas(hebreos), que fundaron Osku, y dieron comienzo a la historia de la civilización.
A la civilización la entendemos como algo perdurable y continuo; surgiendo la moderna de la antigua, fruto la actual de la pasada, (es decir transmisible y transmitida de unos pueblos a otros y en diferentes edades), mutable e indestructible, mientras existe una base biológica portadora del gran genio occidental. El sustrato anterior antiguo, se manifiesta en la actual civilización occidental porque necesariamente existe un nexo de sangre que la mantiene viva. Cualquier rastro o signo que se califique de civilización, es necesariamente occidental. Sin embargo podríamos pensar que ha habido otras civilizaciones que son a prior tomadas como tal, alejadas de Occidente y de sus pueblos fundadores. Esto ocurre por ejemplo con las antiguas civilizaciones asiáticas.
La precursora de las civilizaciones orientales fue la antigua Mesopotamia. Dicha cultura tradicionalmente ha sido considerada ejemplo y exponente incontestable de la civilización asiática; más aún, cuna y germen de la civilización universal. Como veremos más adelante, en las civilizaciones mesopotámicas y sus ramificaciones hindúes y chinas, está más que presente la huella genética, lingüística y cultural del pueblo usko-mediterráneo.
Otro controvertido y legendario ejemplo es la Atlántida, que de ser real (y afirmamos que en la exposición matizada y mitificada, que aquí se describe, lo es) , no podría haber existido al margen del mundo occidental y el citado linaje R1b. Sería sencillamente imposible, a no ser que fuera de origen extraterrestre.
La civilización mesoamericana (mayas, incas, aztecas), está bastante alejada de Occidente, habiendo desarrollado en distintos ciclos, técnicas avanzadas, de arquitectura, agricultura, ganadería, astronomía, geometría, ingeniería, medicina y otros signos distintivos claros de civilización. Podríamos estar ante una única y rara excepción gestada al margen de cualquier remota relación con la civilización occidental. Sin embargo existen numerosos elementos que demuestran la existencia de conexiones desde un inicio remoto. El pueblo usko está estrechamente conectado con la civilización egipcia, la sumeria y sus restos relegados a la Casa de Israel[17]. La legendaria historia de los pueblos mesoamericanos, nos relata como se levantó y construyó un pueblo que alcanzó en algún momento la civilización de la nada indígena.

[16]Eberitas. También llamados cántabros, (canta-ebros), uskos o waskones, son las poblaciones europeas que tras la glaciación del Würm, se refugiaron en torno a la rivera del río Ebro (región conocida como la Keltiké o patria celta), origen protocelta de los llamados celto-ebros o celto-iberos. De este pueblo descienden los irlandeses y la raza milesiana, también los ingleses (galeses), escoceses, bretones y galos. Estos son los pueblos perdidos de las diez tribus de la casa de Israel, de las cuales la Biblia habla que fue de su remanente, del que nació el linaje de Jesucristo.
El pueblo hebreo es el antepasado de la mayor parte de los pueblos europeos, lo que anteriormente se conocía como raza blanca o aria.
[17]Casa de Israel, fue el nombre bíblico dado al reino de Jerusalén, perteneciente a las diez tribus antes de la segunda diáspora. En el contexto del presente tratado y como vemos aquí, entendemos como tal, al nombre bíblico de la etnia occidental perteneciente al Hr1b. Genéticamente los protoceltas hiberos son los antepasados de los israelitas, a diferencia de los semitas o camitas (llamados bíblicamente fariseos), conocidos como judíos y pertenecientes por ello a la Casa de Judá. Es en el reino de Jerusalén donde los protoceltas iberos son conocidos bíblicamente con el nombre de israelitas o hebreos (eberitas o hiberos), siendo ésta la raza de Dios.

Una de las posible madre del faraón Tutankamón, de cuyo ADN, se obtuvo una coincidencia del 96.6% con la población autóctona de la península ibérica. Obsérvese el color rojo del cabello, frecuente entre la población céltica occidental.
Una de las posibles madres del faraón Tutankamón, de cuyo ADN, se obtuvo una coincidencia del 96.6% con la población autóctona de la península ibérica. Obsérvese el color rojo del cabello, frecuente entre la población céltica occidental.
Hasta hace no mucho se hacía imposible encontrar remotas conexiones entre el origen de la civilización egipcia y la occidental. Había por tanto que conformarse con las relaciones posteriores que siguieron las grandes civilizaciones del Mediterráneo en encuentros sucesivos de su desarrollo más reciente. Hoy sabemos sin embargo gracias a estudios genéticos que buena parte de la oligarquía egipcia estaba directamente relacionada genéticamente con Europa occidental. Esa realeza de la que formaron parte los más destacados faraones de la historia, nada tenía que ver con los nubios o con los actuales egipcios. Los antepasados de Tutancamun [18]Ramses II etc. fueron uskos iberos, cuyo linaje fue el R1b, hoy prácticamente ausente en la población natural de Egipto. El profesor Ceccaldi y su equipo de investigación demostraron que estos grandes faraones eran leucodermos, es decir de piel clara y de cabellos rojos naturales. Así se describe el fenotipo del faraón Ramsés II, como un titán usko de dos metros de altura, pelo rojo, piel cara y nariz prominente.
Si uno observa las efigies y estatuas de los faraones se puede caer en el error de identificarlos con pueblos asiáticos o africanos. Las efigies de Ramsés II, nada tienen que ver con los rasgos que dejó su momia, cuyo rostro era alargado y anguloso, con una gran nariz corva, labios muy finos, y pelo rojizo. Estos caracteres son propios de la raza vasca o irlandesa (paradigma del pueblo usko puro) y se encuentran frecuentemente en la Europa Atlántica, sin embargo los bustos y efigies del emperador, muestran un rostro y nariz ancha y redondeada, labios prominentes, un aspecto femenino, el fenotipo característico de los esclavos y el pueblo nubio. Este hecho constata una costumbre dada no sólo en Egipto sino en otros pueblos mediterráneos, en donde la población afroasiática era predominante. La costumbre de los artistas era idealizar al emperador o dios encarnado, estilizando su aspecto al gusto o canon de belleza usual, que vendría a ser una mezcla estilizada de las tres razas (negra, asiática y blanca), dentro del contexto racial que se vivió en el Antiguo Egipto.
La raza dinástica egipcia, esa raza de escotos pelirrojos, altos y de tez blanca, fue la que reinó en Egipto durante milenios. Durante un tiempo existió la costumbre de llamar a las princesas egipcias con el nombre de Escota (Scota) si éstas se casaban con un escita. Los escitas eran de raza milesiana, es decir uska, y por tanto del mismo linaje que los ancestros de la raza dinástica egipcia. De esta forma se llamaría Escota la esposa de Míl, princesa egipcia hija del faraón Nectonebus, que fue luego reina de España e Irlanda, y también Escota fue llamanda la hija del faraón Cindris.
Al igual que en otras partes donde aflora la civilización, en el Antiguo Egipto, se hallan ciudades y dioses conectados con el legado usko de la Península Ibérica. Este es el caso del dios egipcio Sucar o Sokar, que al igual que el dios vasco Sugar, era un un dios didáctico que podía transformarse en reptil. No parece extraño que se conservaran deidades con el nombre original que los primeros pobladores uskos de egipto recordaban de su lejana patria. Después es conocido como Ptah Sukar, siendo bautizado el Nilo por Homero con su nombre -Ha Ka Ptah- (hogar de Ptah), conociéndose toda la región posteriormente con la palabra griega Aygiptos (Egipto), derivada del nombre del dios. La civilización del Egipto usko, arranca en el Neolítico, cultura de la que son protagonistas los iberos o celtas originales, es decir celtiberos. Se sabe que aquéllos que asientan las primeras polis egipcias, eran nómadas, es decir no procedían del entorno ni eran autóctonos. A la llegada de éstos y otros pueblos africanos, probablemente nubios o etíopes, se formaron dos estados diferentes (el Bajo y el Alto Egipto) También sabemos que aquéllos que portaron el “ureus”, tras la unificación egipcia eran de procedencia uska.
El cromañón padre raza uska y de los hijos de la Atlántida, exterminaron a sus semejantes homínidos, aquéllos deprimidos, atávicos y bestiales, en definitiva inferiores, mitad bestias. Este fenómeno no se llevó a cabo en todas partes, y fueron muy diferentes las prácticas que el cromañón llevó a cabo con sus parientes menos evolucionados. Se sabe que este homo-sapien nacido en la Europa atlántica, llegó a Libia y Egipto, de donde pasaron grupos de éstos y neandertales a Asia. En Egipto y otras partes de África Oriental, el cromañón no extinguió al resto de seres homínidos inferiores, sino que al contrario estos últimos pudieron prosperar y superpoblar zonas que ahora son desierto africano y que hace más de treinta mil años eran un vergel. Estos seres homínidos no pudieron sobrevivir en la Europa Atlántica, una región fría y cruel con los inferiores y los débiles. Sólo de este modo pudo alforar la humanidad, del mismo hielo, del frío y de la nada, como de igual forma surgió la vida en el planeta. En el continente africano y también en el asiático, las poblaciones de homínidos eran abundantes, aunque nunca pudieron desarrollar civilización alguna o atisbo de humanidad. El cromañón en lo que sería Egipto y otras partes se mezclaría o sería absorvido en buena medida por el resto de sus parientes homínidos simiescos. Estos últimos de no haber recibido sangre cromañona, hubieran acabado como el resto de sus parientes conviertiéndose en los monos y los simios actuales (descendientes degenerados de la especie homínida). En todas estas regiones africanas fruto del cromañón y el resto de especies homínidas, surgen los pueblos y razas africanas. Lo mismo ocurre en Asia, y posteriormente en América con las razas mogoloides. La historia de Egipto comienza con esta vorágine de mezclas, de la cual surgen los pueblos que irán descendiendo con el paulatino calentamiento de la tierra hacia regiones del Alto Nilo, Sudán y Etiopía. Durante el Neolítico Egipto vuelve a ser poblado por la raza más pura que existía en el mundo. El origen de este pueblo era la Europa atlántica o directamente la Atlántida. Las oleadas de raza atlántica llegaron hasta la India, y dejaron en el norte de África numerosos asentamientos neolíticos. En Egipto las poblaciones pudieron asentarse en la rivera del Nilo, pudiendo adentrarse hasta el Alto Egipto, formando las primeras colonias estables, las futuras polis. En este contexto de hace diez mil años, la progresiva desertización y aumento constante del Sahara, hicieron lo mismo que los hielos glaciares en Europa, quince mil años antes, aislar y concentrar a la población. Desde Merimde hasta el Fayum, se fueron formando los primeros asentamientos estables neolíticos, la primera cultura y principios de civilización egipcia. Río abajo, las raza negra fue aumentando y extendiéndose hacia el oeste bajo la barrera del Sahara y hacia el sur del continente. Durante todo el período predinástico las únicas poblaciones que irían llegando al Nilo, lo hicieron del oeste, y probablemente del mar, ya que tanto del sur como del Sinaí, la barrera del desierto era lo suficientemente amplia como para impedir la penetración de otros pueblos de Asia o África. Hasta el Periodo Arcaico, no hubo contactos con otras razas, y es de esta época de la que datan los primeros conflictos.
La preponderancia de esta raza atlántica se mantuvo casi durante toda la historia del Antiguo Egipto, perdiendo su fuerza a partir de Ramsés II, y finalmente desapareciendo con la dinastía kushita.
Hasta la etapa final de esta civilización, se mantuvo fuerte una albocracia, sustentada sobre una constitución política que separó el mundo africano del mundo egipcio. El Antiguo Egipto, no era una nación multiétnica, pues durante la mayor parte de su existencia conservó la distinción del pueblo dirigente, es decir la raza dinástica, que ocupó las clases superiores (aristocracia y casta sacerdotal principalmente), y por otro lado los siervos y esclavos, fundamentalmente africanos estos últimos. Durante la vigencia de esta constitución ninguna de estas etnias podía pertenecer a la casta de la otra, siendo imposible que un siervo pudiera ascender a visir, miembro de la corte o casta sacerdotal. La pertenencia a una casta se conformaba como un derecho de sangre, es decir racial.
Conforme la constitución político-racial, se va rompiendo, en principio puntualmente, consagrándose al principio de la meritocracia (como gracia o recompensa a los más leales y eficientes siervos de Egipto), y permitiéndose ascender a la raza africana y asiática a puestos elevados en el ejército y la política, y posteriormente de forma generalizada e indiscriminada (como después lo hiciera el Imperio Romano), el Antiguo Egipto acabó perdiendo su albocracia, y convirtiéndose en un estado africano, poniendo fin a su historia como primera civilización de la humanidad.
En América la albocracia que hubiera podido desarrollar una civilización como la mesoamericana, no ha dejado rastros de su presencia, como tampoco en Egipto ha quedado huella uska salvo la dejada por las momias faraónicas.
Los restos del hombre de Kennewick, (de origen celta o protocelta), junto con las averiguaciones acerca de la conexión entre la cultura Solutrense y la cultura Clovis[19], nos pueden dar pistas sobre una humanidad bárbara, que un día fue descubierta por europeos rodeada de tesoros y conocimientos impropios de salvajes. También hablan las crónicas de hombres hechos Dioses, que enseñaron a los indígenas el arte de trabajar los metales, la agricultura, las ciencias y la medicina, la conciencia religiosa, escultura y arquitectura, la ingeniería, las matemáticas y la geometría, astronomía, orfebrería, el gobierno etc. Éstos tanto en la cultura azteca como maya, parecen ser la misma deidad, el mismo hombre. Unos lo llamaron Quetzalcoatl y otros Kukulkan, y cuentan que tanto él como el resto de su raza, vino del país de Azthlan (la Atlántida). Las crónicas mesoamericanas describen a los hombres de esta raza de forma similar a como son los occidentales, de alta estatura, tez y piel blanca o rosada, pelo claro, ojos azulados o esmeraltados, barba prominente, cabeza alargada y aplastada (índice mesocefálico o dolicocéfalo, que es la media de los españoles); completamente distintos en todo a los indios. Las deidades atlánticas de estos pueblos mesoamericanos son similares a  los dioses iberos como Mari o Sugar pudiendo como aquéllos adoptar forma de serpiente. En el caso mesoamericano sólo hay dioses masculinos, pues parece que son el símbolo de aquellos hombres cazadores y pescadores, herederos de la cultura Clovis, que llegaron a ser inmortalizados como héroes divinos.
Las crónicas de los conquistadores españoles, hablaban de una casta o minoría aristocrática mesoamericana, de aspecto europeo e incluso de cabello y ojos claros. Otro Dios americano fue Tonatiuhtéotl o Tonatiuh, el cual fue identificado con el adelantado Pedro de Alvarado, por sus ojos celestes y pelo rubio.
Toda la religiosidad mesoamericana, se centra repetitiva y constantemente en el esperado retorno de los dioses atlantes, es decir en deidades masculinas, huidas y lejanas que habían dejado un vacío abrupto.

[18] El resultado de un estudio del perfil genético del faraón egipcio Tutankamon realizado por IGENEA, compañía que ofrece estudios genealógicos basados en el analisis de marcadores genéticos, establece un origen europeo occidental de la realeza egipcia. En dicho estudio se pone de manifiesto que el faraón Tutankamon, y sus antepasados, pertenecían al haplogrupo R1b1a2, uno de los más comunes en Europa Occidental. Este marcador no pudo provenir más que de los pueblos más remotos de Egipto, es decir de procedencia paleolítica.
En concreto, el haplogrupo R1b1a2 (que se corresponde con el marcador R-M269 ligado al cromosoma Y masculino) es el representativo de las poblaciones humanas de la Europa Atlántica, alcanzando frecuencias superiores al 80% en el País Vasco, costa oeste francesa, Bretaña e Irlanda. Así mismo, el haplotipo R1b en sus múltiples variantes alcanza frecuencias del 91% en vascos, 89% en galeses y del 81% en el caso de irlandeses, asturianos y gallegos, así como en los habitantes de la zona norte de Portugal.
Sin embargo, menos del 1% de la actual población egipcia presenta el marcador genético que define al grupo al que pertenecía Tutankamón. Esto quiere decir que el faraón estaba más emparentado con los actuales habitantes de la Europa Atlántica que con los egipcios contemporáneos.
[19]La cultura Solutrense y la cultura Clovis. Hipótesis Solutrense-Clovis, explica la primera migración transoceánica europea, llevada acabo por el cromañón ibérico desde el Golfo de Vizcaya hasta Terranova y el noreste de Norteamérica hace 10.000 años; afianzada finalmente al norte de México. De esta forma se inicia el periplo americano de la raza uska y el primer poblamiento de seres humanos en América. Esta teoría demuestra las conexiones habidas entre la cultura lítica americana y la cultura solutrense. Fue inicialmente propuesta en 1998 por Stanndford y Bradley, y se complementó con el hombre de Kenewick de fisionomía europea y que data de la misma época en que se basa dicha teoría, y con los restos de hombres de aquella época de la Edad de Piedra encontrados en México cuyas características son también occidentales.

Pedro de Alvarado, conquistador español, deificado como el Dios del Sol Tonatiuh. Los mexicas consideraban a la raza española como los hijos del sol, dioses rubios y barbados fundadores de su civilización, de los que se esperaba su retorno.
Pedro de Alvarado, conquistador español, deificado como el Dios del Sol Tonatiuh. Los mexicas consideraban a la raza española como los hijos del sol, dioses rubios y barbados fundadores de su civilización, de los que se esperaba su retorno.
Los indígenas creían en una profecía que garantizaba el retorno de la raza sobrenatural de dioses-hombres que fundaron una parte importante de la civilización americana durante su férula. Es por ello que identificaron a los conquistadores españoles con la que llamaban raza del sol, a su vuelta del país del Este (origen de los hijos del sol y la sede del concilio de los dioses), de donde decían que procedía dicho prodigioso pueblo. Muchos españoles como Pedro de Alvarado, fueron identificados y se les conoció con el nombre de estos dioses americanos por parte de los pueblos precolombinos.
Al igual que ocurrió en Egipto, en donde la falta de princesas de raza uska, llevó al incesto sistemático, en América la falta de mujeres iberas y el reducido número uskos en comparación con una masa de población antagónica, hizo que los considerados como hijos de los dioses desaparecieran, dejando que se levantara una civilización a medio terminar; parada en el tiempo y esperando a ser descubierta. Al regreso de los atlantes conquistadores a América, la raza de los hijos del Sol, sería progresivamente aniquilada por el mestizaje con la raza india; de una forma similar a como les ocurrió a sus antepasados.
En México existe una conocida leyenda que cuenta la historia de Quetzalcóatl, y que al parecer fue decisiva para el transcurrir de la historia en tiempos de Moctezuma y de Hernán Cortés. De Quetzalcóatl se dice que llegó desde muy lejos –algunos decían que desde Europa o del Oriente-, que tenía la tez clara a diferencia de los aztecas, que era muy alto, tenía barba y portaba una túnica blanca. Además, se dice que este personaje se mantuvo entre ellos enseñándoles ciertas habilidades y ciencias, así como reglas y valores morales para sus vidas. El dios hermano mellizo de Quetzaocoátl, fue Xólotl, sincretismo del dios atlante ibero-egipcio Anubis. Xólotl o Anubis, fue representado tanto en Egipto como en Mesoamérica con cabeza de can. Este dios, fue señor y protector de la estrella de la tarde (es decir Venus o Hespero, nombre con el que se conocía a la Península Ibérica, también llamada Hesperia o Hespéride). Sincretimo también de Anubis-Xólotl, es el dios atlante Tubal, patriarca de los iberos y de la Atlántida, por tanto también de la estrella de Venus.
Hernán Cortés, fue en la mitología precolombina, la encarnación de una de las principales deidades venidas de Oriente, del país de Aztlán, a través del mar.
Hernán Cortés, fue en la mitología precolombina, la encarnación de Quetzalcóatl, el dios blanco y de metal, una de las principales deidades venidas de Oriente a través del mar, del país de Aztlán, el origen de las deidades reptilianas como Ladón, Sugar o Mari.
Si bien su aporte fue importante para el desarrollo de esta sociedad, se cuenta que fue sujeto de conspiración por algunos que no compartían sus enseñanzas, razón por la que Quetzalcóatl decidió alejarse de estos territorios. Pero antes de irse les advirtió que debido a la forma en la que lo habían tratado, sus hijos llegarían más adelante a esa región para dominarlos y de esta forma hacerles pagar por ello. Pasó el tiempo y el temor por el cumplimiento de la advertencia tenía asustados a los aztecas, sobre todo a Moctezuma, quien con poco tiempo en su reinado era testigo de ciertos presagios que parecían indicar lo inminente: el regreso de la sangre de Quetzalcóatl a los aztecas para cobrar venganza. Aparición de cometas y otros fenómenos naturales fueron sucediéndose cada vez con mayor continuidad como presagio de lo que estaba por venir, lo cual hacía que se ofrecieran sacrificios y ofrendas para que se aplacara la insoslayable ira de Quetzalcóatl. Fue Hernán Cortés quien se benefició con todo esto, pues se pensó que se trataba de un descendiente directo que venía a cumplir la profecía hecha hace algunos años atrás. La tez blanca de Cortés y sus hombres –similar a la de Quetzalcóatl- fue un punto de partida, además de muchas otras señales que los aztecas tomaron como decisivas para considerar al conquistador español como quien llegaba a cumplir venganza. En cierta forma, todo sucedió tal como lo predijo Quetzalcóatl. La crónica mexicana de Alvarado Tezozómoc, relata así aquella mañana en que Moctezuma II, es informado de la presencia en la costa de Veracruz, de seres muy diferentes a los méxicas.
Señor y rey nuestro, es verdad que han venido no sé qué gentes y han llegado a las orillas de la gran mar […] y las carnes de ellos muy blancas, más que nuestras carnes, excepto que todos los más tienen barba larga y el cabello hasta la oreja les da. Moctezuma estaba cabizbajo, que no habló cosa ninguna. Después de Grijalva arribó Hernán Cortés, y se creyó que éste era el dios Quetzalcóatl. Acerca de la llegada de este último, Sahagún nos dice que: Como oyó la nueva, Moctezuma despachó gente para el recibimiento de Quetzalcóatl, porque pensó que era el que venía, porque cada día le estaba esperando, y como tenía relación que Quetzalcóatl había ido por la mar hacia el oriente, y los navíos venían de hacia el oriente, por esto pensaron que era él…
El dios atlante Quetzalcó(atl) (obsérvese como el nombre de los dioses americanos acaban en atl, que son las primeras letras de la Atlántida) el , fundador y rey del Imperio Méxica, era el mito de una auténtica raza de estirpe uska, que dominaron y civilizaron durante un tiempo a los pueblos mesoamericanos, dentro de un sistema oligárquico como ocurrió con el Imperio Egipcio.
El dios atlante Quetzalcó(atl) (obsérvese como el nombre de los dioses americanos acaban en atl, que son las primeras letras de la Atlántida) el fundador y rey del Imperio Méxica, era el mito de una auténtica raza de estirpe uska, que dominaron y civilizaron durante un tiempo a los pueblos mesoamericanos, dentro de un sistema oligárquico como ocurrió con el Imperio Egipcio.
Muchos presagios funestos se habían presentado en aquellos días, y esto mantenía pensativo a Moctezuma. El tlatoani de Tenochtitlan se apresura a enviarle a Cortés varios obsequios, como los atavíos de algunos dioses, entre ellos los de Quetzalcóatl. Según fray Bernardino de Sahagún, las palabras de Moctezuma fueron: Mirad que me han dicho que ha llegado nuestro señor Quetzalcóatl. Id y recibidle[…] Veis aquí estas joyas que le presentéis de mi parte, que son todos los atavíos sacerdotales que a él le convienen… Lo que sigue es ya historia conocida. El tlatoani trata por todos los medios de alejar a Cortés y sus huestes, pero éste ha tenido buena acogida por parte de los totonacas y a poco encalla las naves, con lo cual toma la determinación de conquistar Tenochtitlan. Sin embargo, cabe preguntarse la razón del desasosiego de Moctezuma, pues el regreso de un dios tan importante más bien debería ser motivo de regocijo. El Códice Matritense (f. 191r) nos habla de otro retorno, el de Tloque Nahuaque, con el cual acabarían los tiempos. Dice así el texto: Ahora lentamente se va más allá el Señor Nuestro, Tloque Nahuaque. Y ahora también nosotros nos vamos, porque lo acompañamos a donde él va, al Señor Noche Viento, porque se va, pero habrá de volver, volverá a aparecer, vendrá a visitarnos cuando esté para terminar su camino la Tierra.
Otro ejemplo de dios atlante, descrito por la mitología precolombina lo vemos en el conquistador Francisco Pizarro, de dorada armadura, barbado y de ojos celestes.
Otro ejemplo de dios atlante, descrito por la mitología precolombina, lo vemos en el conquistador Francisco Pizarro, de dorada armadura, barbado y de ojos celestes.
Quizá este relato explique los temores de Moctezuma. En cuanto a Quetzalcóatl, ya vimos cómo al marcharse hacia el oriente después de abandonar Tula, se incinera en las orillas del agua celeste y su corazón se convierte en el lucero del alba. De todas maneras, resulta interesante la actitud de Moctezuma de alejar a los recién llegados. Las estratagemas para acabar con los conquistadores fracasan, y así, finalmente, Cortés y sus hombres llegan al corazón del imperio y son recibidos por el tlatoani. No sabemos si las palabras de recibimiento son parte de la retórica náhuatl o si, por el contrario, Moctezuma aún pensaba que realmente era Quetzalcóatl que regresaba. Las palabras atribuidas a Moctezuma, de acuerdo con Sahagún, son las siguientes: ¡Oh, señor nuestro! Seáis muy bien venido, habéis llegado a vuestra tierra y vuestro pueblo, y a vuestra casa México: habéis venido a sentaros en vuestro trono, y en vuestra silla, el cual yo en vuestro nombre he poseído algunos días[…] Esto es por cierto lo que nos dejaron dicho los reyes que pasaron, que habíais de volver a reinar en estos reinos y que habíades de asentaros en vuestro trono, y en vuestra silla; ahora veo que es verdad lo que nos dejaron dicho… Estas palabras parecen confirmar el pensamiento de Moctezuma en relación con los recién llegados. Prisionero del capitán español pocos días después, Moctezuma muere y su muerte es llorada por su pueblo. Posteriormente, primero Cuitláhuac y después Cuauhtémoc asumen el mando de Tenochitlan y los combates arrecian (el castigo anunciado por los dioses se cumple). Cortada el agua potable que venía de Chapultepec y sin tener manera de abastecerse de alimentos, los aztecas van debilitándose, pero aun así la resistencia es impresionante. Todo concluye el 13 de agosto de 1521. Cuauhtémoc es tomado prisionero y llevado frente a Cortés; ahí pide la muerte digna del guerrero con aquellas palabras que han quedado grabadas en la historia: -Señor Malinche, ya he hecho lo que soy obligado en defensa de mi ciudad, y no puedo más, y pues vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder, toma ese puñal que tienes en la cintura y mátame luego con él-. Cortés lo perdona, con lo cual el sufrimiento del joven tlatoani debió de ser infinito, pues no se le concedía morir sacrificado, como correspondía a un guerrero, para acompañar al Sol. El retorno de los dioses había sido funesto. Con ellos traían otros dioses y otra manera de pensar. Callaban los sacerdotes de Huitzilopochtli para dejar la palabra a los sacerdotes cristianos.
Los nuevos conquistadores ibéricos, la mayor parte de ellos descendientes directos de los turdetanos atlantes de origen tartésico, eran sin duda para los méxicas los dioses de Aztlán. Las catastróficas consecuencias para la civilización precolombina, junto con las indeseables consecuencias de las muertes provocadas por la invasión, tuvieron un lado relativamente positivo, pues sin duda el que los españoles provocaran la muerte de indígenas evitó que los españoles se mataran entre sí, como en tantas otras veces ha ocurrido. Muchos soldados, asesinos y delincuentes, fueron llevados a América, evitándose así que se produjeran en España, los crímenes, violaciones y derramamiento de sangre que aquellos españoles convictos cometieron en América.
Si no conociéramos a la Dama oferente del Cerro de los Santos, sin duda pensaríamos que se trata de una figura egipcia. El nexo genético entre Hiberia y Egipto, dejó un sello irrepetible e inimitable.
Si no conociéramos a la Dama oferente del Cerro de los Santos, sin duda pensaríamos que se trata de una figura egipcia. El nexo genético entre Hiberia y Egipto, dejó un sello irrepetible e inimitable.
Si en Egipto una albocracia uska levantó las ciudades, necrópolis y pirámides; idénticos pueblos como fueron los celtas-algonquinos de América hicieron lo mismo legando a los aztecas el conocimiento para erigir pirámides.  Esos atlantes dejaron acerbo cultural y lingüístico usko-mediterráneo presente en el sustrato americano precolombino y en la lengua dené-caucásica.
También han aparecido pirámides chinas levantadas en un pasado remoto, situadas en el entorno geográfico y religioso de las momias celtas del Tarim, donde desde tiempos ancestrales se conoce al pueblo que las erigió como sai, nombre relacionado con el pueblo sakii, que recuerda el origen de su patria escita.
Allá donde se encuentran restos arqueológicos o religiosos de civilizada humanidad, se encuentran más tarde o más temprano los restos biológicos de occidente y del Hr1b. Cuando una civilización uska se posterga y finalmente se extingue, su destrucción física (etnológica) viene causada por la extinción de la sangre pura de sus pueblos. Una civilización y sus logros, por avanzados que éstos sean, no puede sostenerse sin un pilar biológico occidental. El ejemplo más claro lo tenemos en la caída del Imperio Romano y el origen de la Edad Media. Sin la base genética uska, nunca hubiera renacido Europa, desde la caída de Roma, donde los únicos restos de civilización hubieran sido los arqueológicos dejados durante el Imperio Romano, como arqueológicos fueron también los únicos restos de civilización que encontraron los españoles al entrar en América. Ni en el Egipto faraónico, Mesopotamia o la Grecia Clásica, hubo un Renacimiento tras la desaparición biológica del linaje atlántico. En ningún sitio salvo en Occidente se produjo el Renacimiento, allí donde la sangre uska se retuvo. Conservando técnicas propias de civilización occidental, los indígenas precolombinos, corrompieron y barbarizaron lo que antaño sería una especie de Egipto de castas faraónicas. Extinguida la raza real, no quedó más bárbaros, indígeno-precolombinos en su más cruda y salvaje libertad, con herramientas y tecnología propias de una civiliziación en ciernes, las pirámides aztecas (creadas a partir del mismo genio que desarrolló el Megalítico ibérico) o las numerosas estelas halladas en estas civilizaciones americanas, siendo su origen las estelas protoceltas ibéricas.
Arte céltico tarteso, obsérvese la similitud existente entre esta y otras figuras ibéricas y el arte egipcio.
Arte céltico tarteso, obsérvese la similitud existente entre esta y otras figuras ibéricas y el arte egipcio.
Fueron los faraones de pura sangre uska como Ramsés II, los más conocidos y célebres, que gobernaron reinos más prósperos, levantaron las mayores obras egipcias y fueron admirados como dioses por sus súbditos. Por el contrario faraones de estirpe claramente africana, fueron pésimos y crueles gobernantes, sus ciudades fueron abandonadas y malditas, y fueron detestados por sus pueblos. Cuando una dinastía faraónica de linaje eberita, reinaba en Egipto, se establecía un sistema de casta extremo. Su finalidad era la de proteger la sangre de la dinastía, y conservar su pureza étnica, pues se entendía que eran dioses encarnados. La pérdida de su pureza con sangre nubia, suponía la pérdida de majestad y santidad. La preservación de la raza-casta eberita, llegaba al extremo de casar a padres e hijas, o hermanos entre sí, de no encontrarse a otros príncipes de la misma sangre racial. Eran plenamente conscientes de su diferencia con respecto al pueblo nubio y egipcio africano. En ello se basaba su castidad étnica, que representaba la razón de ser de su soberanía. La etnia daba sentido a su divinidad. Sólo un sentido étnico, puede dar una razón de ser a un sistema monárquico y hereditario. Sin el mismo, la monarquía se convierte en tiranía y ésta degenera en los resultados conocidos en el Imperio Romano. Qué otro sentido se puede dar a la sucesión monárquica de padres a hijos, sino el de preservar la casta o sangre de la dinastía. En el caso faraónico, ese sentido no se puede confundir con la mera preservación dinástica. La aristocracia egipcia tenía un verdadero concepto de la etnia, y sólo buscaban princesas o príncipes de su mismo linaje para formar uniones, o a quienes fueran de su sangre, a los que inmediatamente se ennoblecía, para el casamiento, toda vez que no existía el matrimonio morganático, dentro de la misma casta, pues la sangre era el único signo de realeza y divinidad. El fin verdadero era el de preservar Egipto, mediante la conservación de la casta de sus gobernantes. En el sentido étnico, se encuentra además, la esencia y origen de la filosofía y religión del antiguo Egipto. La castidad étnica faraónica, se fundamenta pues, en la finalidad última de preservar el trozo de civilización occidental levantada en el Nilo; esa especie de isla africana en medio de la nada. Sólo el linaje o casta, podía mantener el mundo egipcio. Sin ella nada permaneció, y sólo las ruinas o los restos de las pirámides, son lo que mantiene el recuerdo del Egipto ibérico.
También hicieron uso de la casticidad étnica los oligarcas de la Grecia clásica, cuyo origen se encuentra en los banakos (reyes) griegos y micénicos, y en el pueblo brigantino o brygio, ambos de procedencia ibérica. Banako era el título con el cual se designaba al rey de los pueblos griego, cretense y micénico, y también dicho nombre se empleaba para los antiguos reyes de Iberia y los señores de Pamplona; su significado proviene de la antigua lengua ibérica y es el de escogido por dioses.
En distintas épocas grandes reformistas han tratado de “occidentalizar” naciones y pueblos, como ocurrió con los emperadores de la era Meiji en Japón y Pedro el Grande en Rusia, tratando de acercar sus países a Europa y la civilización. Los primeros afianzaron Japón como la primera potencia asiática industrializada, mediante lo que se llamó “la búsqueda internacional del conocimiento” consagrada en la Carta de Juramento de 1868, que no era otra cosa que activar y dirigir una nación hacia el sistemático y obsesivo propósito de imitar y copiar la tecnología, cultura, política, religiosidad y economía occidentales como única forma de reflejar el concepto de gran potencia imperial.
Otro propósito similar fue el que impulsó el boyardo Pedro I el Grande en Rusia, mediante lo que se conoció como “la Gran Embajada”; ello recuerda a la expedición del griego Heracles a Hiberia, el robo de las vacas de Gerión y de las manzanas de oro, donde se deja ver la intención de explorar y conocer la avanzada tecnología y cultura que se encontraba al mediodía de la Hespéride (España). De esta forma el zar viajó por Europa, buscando asimilar la cultura y tecnologías occidentales para civilizar un país sumido en una perpetua Edad Media. Ni este ni ningún otro intento ha podido transformar a los rusos en europeos; nunca han sido considerados parte de Europa, y su apariencia y cultura  es la de un pueblo asiático (obsérvese la cara del dictador ruso Putin, la bestia china). Catalina la grande, comprendiendo la imposibilidad de hacer que Rusia se acercara a Europa, trató de traer Europa dentro de su imperio asiático, promoviendo la colonización ucraniana por parte de compatriotas alemanes.
La genialidad de los rusos es escasa, sólo de siglo en siglo, aparece algún Tchaikovsky o un Dostoyevski, casi como un pequeño milagro estepario, fruto sin duda alguna del caudal genético dejado por un residual R1b procedente de los escitas milesianos y su primo el R1a. Ello obviamente no se circunscribe a Rusia, sino que atrapa a casi toda Europa del este y buena parte del centro (la Euromongolia, los hijos del Huno). La realidad de todos estos pueblos a la cabeza de los cuales se encuentra, además de los ex-estados soviéticos, Finlandia, país prácticamente antagónico a Occidente y casi esquimal, es la de una división cultural y étnica de pueblos distinguidamente no europeos. El resultado que ha dado la historia de la Europa oriental, es un empeño de tratar constantemente y a lo largo de varias épocas, de aparentar lo que no se es, y creerse en una relación de directa identidad con la civilización occidental a la que no han contribuido en nada. También es posible que dicho sentimiento fuera afianzándose mediante los períodos en que Rusia, y en general la Europa del este, fuera dirigida por reyes, cortes o gobiernos occidentales. Sin embargo todo el empeño fue inútil, la cercanía y la cultura nunca pueden sustituir a la sangre. La historia reciente del este de Europa ha dado muestras evidentes de un orgullo no occidental (algo impensable en otro momento); sin embargo, lejos de traducirse en valores sociales y de libertad, muy al contrario, fueron intensificándose los sentimientos paneslavistas, militaristas y nacionalistas brutales que originaron guerras civiles y mundiales, que  han dejado al mundo eslavo, roto, atrasado y marginado por completo. El Este de Europa ahora se aleja en su historia reciente de Occidente, y con ello poco a poco lo ha estado haciendo también de la civilización.
Rusia ha tenido históricamente dos espejos en los que mirarse, uno al oeste, siendo cuando lo ha hecho, los momentos de mayor progreso y civilización; otro, en un ejercicio introspectivo, normalmente buscando la unión paneslavista, volviéndose progresivamente tan bárbara como su antepasado Gengis Kan.
En el África subsahariana, en torno a Chad y Camerún, han existido unos pueblos admirados por el resto de la población. Tenían entre sus costumbres no mezclarse con gente de fuera, y eran considerados como una aristocracia de la que se conocían leyendas que establecían un origen mítico y casi divino. Algo parecido a la oligarquía del antiguo Egipto. Fulani, Hausa y Ouldeme, son el nombre de estos pueblos legendarios, que ahora se confirma que descendieron remotamente de antiguos uskos pertenecientes al haplogrupo R1.En sus caracteres físicos hay ciertas particularidades y diferencias con respecto al negro puro, ragos apreciados por el resto de la población no como algo exótico o raro, sino noble y superior. La extraña situación de esta isla humana, rodeados completamente de etnias africanas con predominio absoluto del Haplogrupo Ex, (el HE3b occidental), nos muestra una remota senda trazada por los primeros antepasados de los uskos que abandonaron Iberia.
Desde Iberia salieron cromañones, antepasados del R1, atravesando una península situada dentro de un continente congelado, pasando a través de las columnas de Hércules, al continente africano. Estos hombres atravesaron al Atlas en dirección a Burkina Faso. Un Sahara, menos desértico y extremo, les permite continuar la marcha hacia el antiguo vergel chádico, donde encuentran condiciones de vida saludables y abundancia de alimento. Otra teoría basada en datos filogenéticos, apunta al Sinaí como otro paso de la raza de cromañón hacia Asia.
mapasfEl hecho que permitió a Europa consolidar su raza, se encuentra en la glaciación de Würm (última edad de hielo 100.000-a-10.000 años), que aisló la población protoeuropea durante miles de años. La glaciación provocó la abrupta expansión de Fenoscandia desde el Ártico hasta el Atlántico, absorbiendo y uniendo Rusia, Escandinavia, Islas Británicas, Centroeuropa y norte de Francia, por medio de la congelación del estrecho de Dover y la bajada del nivel del mar, uniendo Irlanda y la región de Bretaña. El resto hasta los Pirineos, los Alpes, y los Balcanes respectivamente se convirtió en tundra desértica. La gran glaciación, tuvo su apogeo hace 20.000 años (el Würm II), y supuso la concentración y aislamiento de los grupos humanos en los distintos continentes. De este modo pudieron los beringios, llegar a Alaska desde Kamtjatka o los aborígenes asentarse definitivamente en Oceanía. En esas condiciones, se irían asentando las poblaciones, terminando con el nomadismo; conduciéndolas y asentándolas definitivamente.
En Hiberia y en los Balcanes respectivamente se concentraron las futuras poblaciones de Europa. De este modo se define la más grande de las épocas y mejor etapa de la historia jamás contada sobre la península que acogió a la Atlántida, la raza de Cristo y el remanente de Occidente. La mejor parte de la historia de Iberia está en su prehistoria.
Expansión del Hr1B, tras la glaciación de Würm
Expansión del usko, tras la glaciación de Würm
Gracias a esta edad de hielo, la población occidental pudo conservarse, aislada de Asia y del resto de razas que se fueron formando.
El antiguo ibero perteneció a un linaje enteramente puro como el diamante; poseía una constitución genética propia y diferenciada, sólo matizada tras su dispersión por los distintos subgrupos o halotipos que se fueron formando. Esto es la explicación de porqué los actuales españoles, no tanto los portugueses, conservan un setenta por ciento de media en la frecuencia de este linaje ibérico, a pesar de haber sufrido constantes visitas e invasiones debidas a su posición geográfica. A pesar de ello y gracias a la expulsión de poblaciones de africanos y mediterráneos, zonas tan importantes como Andalucía o el Levante, rebajaron considerablemente la influencia e incidencia extranjera. Basta ver en Granada como la frecuencia del linaje árabe (haplogrupo E), sólo alcanza el seis por ciento, mientras en Sicilia y zonas del sur de Italia, alcanza el veinticinco por ciento.
Los iberos glaciares se asentaron en torno al río Ibaiber (Ebro), el primer edén y cuna verdadera de Europa. En esta zona se encuentra la mayor concentración de los haplotipos H3 y H1 mitocondriales del mundo. En general el Haplogrupo H, se encuentra en una frecuencia que supera el cincuenta por ciento tanto en Iberia como en el resto de la Europa occidental. Esta frecuencia se reduce a casi anecdótica en el norte de África (entorno al 12 por ciento de máxima) y en Asia (hoy día casi inexistente). Estos halotipos H1 y H3, se originaron entre los valles de Dordoña e Hiberia, y conforman el linaje maternal mayoritario peninsular.
Haplogrupos H1 Y H2 mitocondriales, que testimonian el centro de asentamiento que supuso el Ebro en la prehistoria europea.
Haplogrupos H1 Y H3 mitocondriales, que dan prueba del centro de asentamiento que supuso el Ebro en la prehistoria europea.
Tras el Würm III, los eberitas (padres de las naciones celtas), se expandieron por Irlanda (milesianos), Escocia, Gales, Bretaña, Francia, y por último a través de Europa a Alemania, Escandinavia y los confines de Rusia. De esta forma sus linajes R1b y H, son básica y genuinamente europeos, pues todos los pueblos de Europa comparten en mayor o menor medida dichos linajes, encontrándose en Occidente sus grandes reductos y reserva natural.
Triángulo ibérico del HR1b.
Triangulación del HR1b en España, se puede observar como las zonas más oscuras son las de mayor frecuencia.
Triangulación del HR1b en España, se puede observar como las zonas más oscuras son las de mayor frecuencia.
Aunque los pobladores autóctonos de España en su conjunto no puedan ser considerados como miembros de una raza pura, lo cierto es que en toda Europa continental, a excepción de las Islas Británicas, no se encontrará a gente ni más íntegra ni más pura genéticamente en Europa, pues por sus venas corre el mayor flujo y frecuencia de sangre paleoeuropea que se pueda hallar en el mundo. Ni en la propia Francia, tierra de los Galos, puede encontrarse celtas más puros que los que viven al norte y este de Iberia. La moderna posibilidad de llevar a cabo estudios genéticos de población ha llevado a un necesario replanteamiento sobre la clasificación étnica del Comité interinstitucional para el estudio de los estándares raciales y étnicos de EEUU.
Aún así este argumento consuela poco teniendo en cuenta que de aquí cien años cualquiera podría pensar lo mismo, pero en una España en la que sólo quedara un cuarenta o a lo sumo un muy generoso cincuenta por ciento de sangre uska; puesto que en el resto de Europa fruto del mestizaje no se llegaría ni al treinta.
Los análisis de población reflejan un triángulo formado en España, en base a la frecuencia genética paleoeuropea, teniéndose para ello en cuenta los estudios genéticos que se han ido realizando por las principales universidades y centros de investigación desde principios de los 2000, recientemente ampliados por las universidades de Oxford y Leicester en Reino Unido, y Standford e Illinois (USA), y publicados en numerosas revistas científicas. Analizando un mapa genotípico de la península, podría decirse que existen principalmente tres vértices que alcanzan frecuencias de R1b similares a las de Irlanda; mientras que las poblaciones del resto de regiones podrían ser consideradas descendientes de los primeros; siendo igualmente poblaciones intensamente uskas pero menos indemnes. El vértice se encontraría en el Levante, y su base entre las regiones orientales del Cantábrico y el este de los Pirineos, coincidiendo con la Tarraconense, siendo su bisectriz el meridiano de Greenwich.
El primer núcleo se encuentra en torno a la región cantábrico-pirenaica. Son las tierras originarias de asentamiento de los pueblos vasco, autrigón, caristio y cántabro. El mismo tiene su centro en Navarra, donde se encuentran las frecuencias más altas (92 por ciento de R1b). Este núcleo irradia en sentido occidental, sur y este. En el primero, principalmente hacia Galicia y norte de Portugal. En sentido oriental pirenaico hasta Cataluña, y hacia el sur, a la Rioja y región aragonesa (la Celtiberia).
El segundo núcleo en importancia se encuentra en Cataluña (cuyo nombre proviene al igual que Andalucía -atalandu- del epónimo atlante C-atalonia), la tierra de asentamiento de los sordones, indigetes, laietanos, cessetanos, lacetanos, ausetanos, y ceretanos. Las frecuencias más altas rondan el ochenta y seis por ciento. En ese sentido equivaldrían en intensidad a la región vasca y cántabra. En general superan el ochenta por ciento y en todos los casos el setenta. Por ello en importancia se encuadra como el segundo de primer nivel o triángulo ibérico.
El tercer vértice o núcleo, probablemente igual de ubérrimo que el pirenaico oriental, lo representa la región del Levante o zona de repoblamiento y el este de Andalucía. Su centro se encuentra en la región de la diosa romana (Murcia), y de ésta se irradia hacia el norte, sur del levante y este andaluz, llegando por el interior a Castilla-La Mancha. Los pueblos que lo habitaron son irrelevantes hoy, puesto que de ellos tras la reconquista cristiana de la Edad Media sólo quedó un levante despoblado, siendo repoblado posteriormente por aragoneses, catalanes y navarros. La huella genética de los bastetanos y deitanos en principio se perdería casi por completo en el proceso de la Reconquista y repoblamiento posterior. En este núcleo levantino, se supera generalmente el setenta por ciento de Hr1b, llegando fácilmente al ochenta.
Mediante el triángulo podemos establecer tres categorías o niveles. Los de primer nivel o incidencia, serían los conformados por los vértices del triángulo. El navarro, catalán y levantino, serían regiones donde sus pobladores endémicos, con la particularidad levantina, formarían una constitución  genética en situación casi idéntica a los primeros descendientes del cromañón, es decir los Utskos o Eberitas. Éstos serían el pueblo originario de Europa, que protagonizó la expansión del Würm III-V o final de la glaciación. En el segundo nivel, se encontrarían los pueblos intertriangulares, es decir las regiones intermedias, Aragón, Valencia, Castilla la Mancha (el antiguo territorio del pueblo celtibero de los castellani). Estas regiones estarían habitadas por los descendientes de los primeros, y obtendrían unas frecuencias ligeramente inferiores o menos intensas.
Observando el mapa genético español, es difícil encontrar un aporte a tener en consideración de genética africana, siendo residual y prácticamente inexistente del centro a este de la Península. Los linajes patrienales de origen africano no superan en ningún estudio la décima parte. En cuanto a los maternos están ausentes incluso de Portugal.
Sánchez Albornoz decía respecto al número de árabes que “aun sumando generosamente todas las aportaciones de masas humanas orientales llegadas a España, nunca podremos llegar a los 40.000 hombres, y tengo por seguro que en realidad su número no sobrepasó apenas el muy reducido de treinta mil, mínima e insignificante cantidad para pasar sino como una oligarquía entre los millones de hispanos que habitaban a la sazón la Península.” Los resultados recientes de varios estudios genéticos, confirman que Albornoz no andaba lejos. Uno de ellos,  el estudio de población de la universidad Standford de California, establece en un 7% la influencia dejada por los africanos en España. Otros estudios posteriores reducen incluso esta cifra a 6 y 5 por ciento el aporte africano en la Península Ibérica, concluyendo con términos de irrelevante e inexistente en términos globales dicha aportación. No es posible considerar europeo a aquel individuo que pertenece al haplogrupo E, y cuyos rasgos son evidentemente norteafricanos, siendo para mí descendiente del extranjero invasor musulmán.
Tipos de R1b en España y Portugal y comparación genética con los pueblos norteafricanos y sefardies. Nótese la diferencia entre España y sur de Portugal, siéndo esta última región de influencias más marcadamente africanas y semíticas, sobre todo si se compara con el este penínsular. Obsérvese también la absoluta ausencia de linajes africanos en las regiones cantábricas orientales, y su escasez en general en la mitad este peninsular (Aragón, Castilla La Mancha, Murcia y este de Andalucía), donde no supera en ningún caso el cinco por ciento.
Tipos de R1b en España y Portugal y comparación genética con los pueblos norteafricanos y sefardies. Nótese la diferencia entre España y sur de Portugal, siéndo esta última región de influencias más marcadamente africanas y semíticas, sobre todo si se compara con el este penínsular. Obsérvese también la absoluta ausencia de linajes africanos en las regiones cantábricas orientales, y su escasez en general en la mitad este peninsular (Aragón, Castilla La Mancha, Murcia y este de Andalucía), donde no supera en ningún caso el cinco por ciento.
Otras zonas intermedias, aunque fuera del triángulo, son Galicia y el Cantábrico occidental. Por último, el tercer nivel, de menor intensidad, comprende las regiones de Andalucía oriental, Extremadura y Castilla y León. Su incidencia disminuye conforme nos acercamos a la frontera con Portugal.
Si incluyéramos a Portugal, estableceríamos todavía un cuarto nivel, si bien lo propio, sería descatalogar al sur de este país peninsular, por su baja incidencia de R1b para ser una región ibérica. El norte de Portugal, guardaría una proximidad con Galicia, y su frecuencia podría llegar fácilmente a superar el sesenta por ciento de Hr1b. Sin embargo, las distintas realidades genéticas han formado además de una frontera política, existe una barrera genética y étnica entre España y sur y centro de Portugal. Quizá influyera el hecho de que los africanos y judíos expulsados de España llegaron en buena parte a Portugal, que estaba despoblado por las guerras. También, seguramente, el que oleadas de africanos esclavizados por portugueses, se quedaron en el país. El resultado es evidente, basta con ver la actual selección nacional portuguesa de fútbol, sin mayor comentario. La herencia africana y semita en conjunto forman entre el cincuenta y el sesenta por ciento del porcentaje de los portugueses del sur, y más del treinta del conjunto total de los portugueses. Esto introdujo en el país una enorme cantidad de genes somáticos alóctonos, que ni el paso de los siglos ha podido borrar. Podríamos decir que los portugueses del norte, son los únicos portugueses que quedan ya, el único vestigio céltico lusitano del mundo y finales habitantes de la Portugalia (el puerto de los galos). En el caso portugués habría que decir que la diferencia es tal, que un irlandés, genéticamente se asemeja más a un español medio, que un español a un portugués del sur. No digamos ya aquellos españoles que se encuentran en lo que llamamos triángulo de primer nivel. Quizá el portugués medio, se asimile más a lo que sería un judío sefardita.
Portugal, que en tiempo unos pocos uskos elevaron por encima del resto de las naciones de Europa, y que durante siglos escribió la historia universal, ahora queda reducido a la inrreversible y perpétua ignorancia, y casi al borde del tercer mundo, en un devenir histórico similar al griego. Lo deseable sería reforzar e intensificar las relaciones y alianzas con el norte de Portugal, más nunca con el centro o sur afroasiático, aunque para ello lógicamente se hubiera también de fomentar una demarcación o separación entre ambas partes distinguibles de dicha nación.
En origen Portugal fue una de las regiones más intesamente uskas del mundo. Las especiales consideraciones de la lengua antigua lusitana, como también lo fuera la vasca, deja todavía perplejidad en la antropología. Sus caracteres lo determinan como una lengua originaria, precéltica. Es decir no es que los lusitanos fueran una rama más del tronco común celta indoeuropeo, sino que eran una de las estirpes o tribus originales de los celtas, aunque a diferencia de lo considerado hasta hace poco tiempo, su ubicación no se encontraba en la Galia o en las Islas Británicas, sino en el corazón de Iberia. El idioma lusitano deja prueba de ello, siendo así no una de las familias de lengua celta, sino la lengua hermana del protocelta, dejando en evidencia donde se encuetra el origen mismo de esa cultura europea que también vio nacer el megalitismo en sus comienzos. En este sentido si hoy día pudieramos encontrar a lusitanos puros en algún rincón de España o Portugal, serían un vestigio tan extraordinario y milagroso como el del pueblo vasco, siendo su genética tan abruptamente uska como la de éstos, y su idioma un prehistórico vestigio insólito para la historia.
Los actuales descendientes de este pueblo, (fundamentalmente los portugueses y extremeños), en origen formado por los originales padres de los celtas, no conservan más que entre un cuarenta y un poco más de ciencuenta por ciento de la sangre de sus ancestros. En concreto los portugueses modernos, del centro y sur, en términos genéticos, vendrían a tener el equivalente a un abuelo africano y otro semita.
iberos
La medición del triángulo podemos extrapolarla al resto de Europa, catalogando zonas de primer nivel, luego zonas intermedias o de segundo, y por último terceras o cuartas. Antes de seguir cabría aclarar qué es exactamente lo que se está midiendo. Partiendo de la base que el marcador de referencia utilizado es el Hr1b, y que, como hemos visto y veremos, es el que define la etnia occidental protoeuropea y endémica diremos pues, que la medición que formulamos, es la condición de europeo originario y genuino; es decir la mayor medida o cantidad de europeo que genética y biológicamente se es, y por tanto, en sentido contrario, aquel individuo que por ausencia de lo dicho, no pertenece a este grupo étnico o linaje humano.
Tomamos como requisito indispensable y mínimo referencial el del cincuenta por cien del Hr1b. Aquellos pueblos originarios de Europa atlántica, que poseen una frecuencia como mínimo del cincuenta por ciento de R1b, pueden ser considerados como descendientes o genuinos miembros de la etnia occidental europea, de la estirpe del cromañón y primeros pobladores del continente.
Aclarada la necesaria cuestión, seguimos ahora la frecuencia en escalas del continente. Para ello, en primer lugar tomamos en consideración las frecuencias más altas de Europa, que a la sazón, son también las del mundo.
Tipos de R1b en España y Portugal y comparación genética con los pueblos norteafricanos y sefardies. Nótese la diferencia entre España y sur de Portugal, siéndo esta última región de influencias más marcadamente africanas y semíticas, sobre todo si se compara con el este penínsular. Obsérvese también la absoluta ausencia de linajes africanos en las regiones cantábricas orientales, y su escasez en general en la mitad este peninsular (Aragón, Castilla La Mancha, Murcia y este de Andalucía), donde no supera en ningún caso el cinco por ciento.
Los milesianos y brigantes ibéricos, fueron los antepasados de los irlandeses, galeses y escoceses. La ciencia y genética, han demostrado lo que relataba la mitología celta.
En primer término nos encontramos un úberrimo remanente en la costa atlántica (las antiguas naciones celtas). Irlanda posee, junto con Gales, Escocia y la Armórica, las mayores frecuencias que existen, y que pueden llegar a superar el noventa por cien. No es de extrañar que la mitología irlandesa, dejara claro cuál era el verdadero origen de los pobladores de Hibernia (Irlanda). Cuenta ésta, que fue, Míl Espáine o Golamh Milidh (Golam el destructor), procedente de la región de Galicia (Iberia), y perteneciente a los goidélicos, y sus descendientes quienes poblaron Irlanda. Milidh (apodo en irlandés de destructor o exterminador), fue rey de Osku (Iberia), y su nombre se debía a que sus hijos exterminaron todo lo que había antes de su raza en Irlanda. Los actuales irlandeses vendrían a ser el resultado de la extensión y expansión de los milesianos goidélicos, brigantes, pictos y escotos de origen ibérico por Irlanda, Gales, Escocia y menor intensidad en el resto de Inglaterra. Los resultados genéticos vienen a confirmar el hecho mitológico, convertido en relato histórico.
Goidel Glas, el patriarca de los gaélicos y uno de los padres mitológicos de los celtas, cuenta la leyenda irlandesa, que fue hijo de Neolus, uno de los reyes de Grecia (Los reyes griegos, sus fundadores y sus dioses eran de una estirpe ancestral uska, y por tanto fueron antepasados de los celtas y celtoescitas). Cécrope, el primer rey de Atenas, representado como una serpiente (al igual que el dios ibero Sugar), es según la mitología irlandesa antepasado de los milesianos, y perteneciente a un linaje real tan antiguo como la de sus parientes los faraones egipcios o los reyes escitas. Este rey sería el antepasado de Goidel Glas, y de la mayor parte de la realeza griega, etrusca, escita e israelita. Goidel, entra en la corte del faraón y se casa con su hija Scota (todas las princesas dadas en matrimonio a los escitas son llamadas Scotas). Tras la revuelta de los etíopes y las plagas, se exilian de Egipto con la piedra de Scone (Jacob), a su patria de origen Osku (España). El Lebor Gbála Érenn, le nombra como Míl Espaine (el soldado de Hispania).
“La flota de los hijos de Miledh en el océano desde España en claros barcos, tomó, no es necesario decir mentira, los cammpos de Irlanda en un día”.
Los tuatha, serían los últimos habitantes que encontraron los iberos al llegar a Irlanda, siendo finalmente aniquilados por los hijos de Míl de España (los milesianos), hace unos cinco o seis mil años. Uno de los pueblos que anteriormente llegó a dicha tierra, pero fue diezmado por la peste, fue el de Partholon. La mitología irlandesa relaciona este pueblo, al que sitúa en origen en Iberia, con los remotos pobladores de Grecia, (hermanos de los primitivos griegos), y con el reino caucásico de Iberia y Escitia. De este modo se cuenta como los brigantes (de la estirpe de Eber, descendiente de Noé), antepasados de los milesianos, partieron desde Iberia a Escitia, a conocer el reino de sus parientes de Oriente. En su regreso de Escitia, se sabe que estuvieron en Egipto, Creta y Sicilia, todos reinos de sus parientes uskos. Míl era nieto de Breogán, fundador de la ciudad de Brigantia (La Coruña), donde se levantó la Torre de Breogán (ubicada donde la torre de Hércules). Según el Libro de las invasiones de Irlanda, Bile, padre de Míl, sería el jefe del pueblo de los Gaeidil, siendo conocido por sus conquistas en España. Su hijo Miles (Golamh), a la mayoría de edad, viajó como otros de su raza, a tierra de los escitas griegos, sus hermanos. El rey de los escitas, del mismo linaje que Miles, le entrega a su hija Seng, en matrimonio, con la que tiene dos hijos. Sin embargo con el tiempo teme el poder del hispano, y lo desafía en un duelo a muerte. Tras matar al rey de Escitia, Miles deja a su mujer en el lecho de su padre y se marcha con sus hijos y sus seguidores de regreso a Iberia. En la travesía Miles o Hispán, llega a Egipto, la tierra de sus parientes los faraones. El faraón Nectonebus, acogió al hispano, y Golamh vivió en su corte durante ocho años. Se casó con la pricesa Scota, hija de Nectonebus, con la que tuvo dos hijos, Emher y Aimirgin. Después continuaron su regreso a Iberia, hacia Brigantia. Cuando arribaron a la ciudad, ésta se encontraba vacía, su fundador había muerto, y sus habitantes huyeron a lugares más seguros. Miles refundó la ciudad, volviéndola la capital del reino. Junto con sus seguidores reconquistó su reino y afianzó su poder. Las tribus de la península lo elegirían su rey. Sus hijos conquistarían y poblarían Irlanda.
El origen protocelta de Escocia, como hemos dicho, también es ibérico. Los pictos o pintados, llamados así por los romanos por sus pinturas de guerra, son los hombres del hierro y del bronce que entraron hace casi diez mil años en las Islas Británicas, provenientes de las costas cantábricas. Las recientes pruebas de ADN relacionan estrechamente a este pueblo con los vascos y en gran medida también con el resto de pueblos iberos. El nombre de Escocia, relacionado con el del legendario pueblo escita, proviene de la desconocida Uskaria (el país de los uskos).
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Eburones (iberos galos), catalaunos y tri-eberos, tríveros o treveros, de evidente procedencia ibérica, dejaron unos Países Bajos de clara ascendencia usko-atlántica, en unas altas frecuencias que pueden llegar al setenta por cien.
También, holandeses y belgas, alcanzan frecuencias de R1b, superiores por lo general, al sesenta por ciento, fruto sin duda de la huella genética dejada por los eburones o eberones, los iberos belgas, (cuyo nombre se relaciona con otros pueblos celtiberos, el de los eburos, eburancos o berones), y por los tri-eberoi, tríberos o tréveros, de evidente procedencia ibérica. Los eburones belgas, al igual que los eburos suizos e iberos, tenían la costumbre de suicidarse tras la derrota con el sagrado eburo (tejo). Cumpliendo esa norma el rey de los eburones belgas Catuvolcus, se suicidó con el veneno del tejo. Silio Itálico, Floro, San Isidoro de Sevilla y también Plinio, afirmaban que el suicidio con el veneno extraído de la hojas de dicho árbol, era costumbre de origen ibero, siendo el tejo un elemento sagrado propio de este pueblo. Esta práctica la extendían a los no aptos para la lucha o ancianos. Estrabón también lo cita de la siguiente forma:
“Costumbre ibérica es también la de llevar un veneno obtenido de cierta planta parecida al apio y que mata sin dolor, con la que tienen un remedio siempre pronto contra los acontecimientos imprevistos; igualmente es cotumbre suya la de consagrarse a aquellos a quienes se unen, hasta sufrir la muerte por ello,”.
Eburo (tejo), da nombre al pueblo y la gentilidad ibera de los eburos, así como a ciudades iberas tales como  Eboura, Eburobrittium, etc. Se observa el etnónimo brit, en esta última ciudad ibérica descrita por Plinio, y cuyo significado vendría a ser el del pueblo britano o bretón, más la ráiz eburo (tejo).
Los usko-atlánticos se extendieron desde Escocia hasta el Benelux, durante el primer ciclo de expansión de la protohistoria europea. De estos uskos se originaron la mayoría de los belgas y holandeses, que reflejarían en su historia la misma pasión naval, exploradora y colonizadora que los españoles; conquistando lo que de mundo dejaron éstos últimos sin colonizar.
Más al norte de los eburones, se encontraba otro pueblo de estirpe eberita, los ambrones (se observa en buena parte de los antiguos pueblos de Europa el etnónimo de origen uskario, -bri, bre, bro-, observado en el nombre de cuantiosos ríos, antiguas denominaciones de ciudades y pueblos europeos), que se asentaron en Jutlandia y norte de Alemania, llegando en sucesivas oleadas hasta Hispania, junto con los teutones y cimbrios (uskos alemanes o germanos), desde el siglo IX al II a.C.
Relacionados con estos últimos pueblos, se encontraban los teutones. Dicho pueblo fue equivocadamente relacionado con los germanos, ya que los cronistas romanos, entendían que al norte y este del Rin, se encontraban todos los pueblos que formaban cultural y étnicamente la Germania. Sin embargo los teutones eran celtas, su lengua y su cultura era de origen galo, quedando además lo dicho aseverado por estudios arqueológicos recientes. Eran por tanto los teutones un pueblo usko, asentado en Jutlandia, junto a los ambrones, siendo ayudados por éstos y por los queruscos y eburones, en su camino hacia la Península Ibérica, a la que llegaron en el siglo II a.C.
Al oeste de Alemania, se encontraba otro pueblo cuyo nombre recuerda un origen ancestral usko, el pueblo de los Queruscos, cuya cultura y lengua era de base céltica, muy próxima a la de los eburones. El más conocido de los queruscos fue Arminio, un héroe celta, al igual que Viriato, que combatió y venció a la primera potencia romana, y cuyo nombre figura como el primero en el Walhalla.
Los brigantes eberitas, dejaron testimonio de su paso no sólo en Britania, sino también en Europa continental. Así el mayor de los lagos alpinos, fue conocido en la antigüedad como el Brigantia (hoy lago de Constanza), y del mismo modo la ciudad de Bregenz, en Austria. El mismo río Rhin, era nombrado por los pueblos uskos como el río Iber.
También a Hungría llegaron en un pasado remoto los uskos y celtas, dejando nota de su presencia en el nombre de algunos ríos y regiones como Estregonia o el río Iszter (río ancho o amplio que es como se conocía al Danubio). El nombre de la región de Estregonia hace referencia a los pueblos estures o stures, es decir astures (habitantes del río Astura-Esla o río ancho). La raíz -stur-, también aparece en el sajón -stiere-, alemán -stur-, sánscrito -sthura-, islandés y avéstico -stura-, cuyo significado sigue siendo el mismo (amplio, ancho) normalmente aplicado al ámbito fluvial. Así mismo varios ríos de Inglaterra llevan el nombre Stour.
Una de las primeras ciudades importantes que estos pueblos fundaron en Inglaterra fue Eboracum o Eburacum (que significa pueblo de los tejos), la actual ciudad de York. En la Geografía de Ptolomeo, se da a conocer como los celtas británicos se hacían llamar a sí mismos como Hiberi o iberi. Estos hiberi son claramente los hebreos que describe la Biblia, y obviamente los iberos y atlantes de la Hesperia[20] (Iberia).
Los catalaunos también de origen ibero, se asentaron en la Galia, siendo los catuvellanos sus descendientes o parientes, llegando a afianzarse estos úlimos en Bélgica, extendiéndose posteriormente por el sur de Inglaterra y Gales. En esta región inglesa, se encuentra el río Usk, con cuyo nombre fueron bautizadas otras ciudades y ríos como el Esk. Estos etnónimos hacen referencia al denominado pueblo o raza uska, origen ancestral de Albión.

[20]La Hesperia, es el jardín de Hera, la reina de los dioses del Olimpo griego, que se encuentra protegido y custodiado por el dios ibero Ladón, y que se sitúa en la zona o punto más occidental del Mediterráneo, donde se pone el sol (lucero de la tarde), a partir de donde se levantan las columnas Herákleas (de Hera y Hércules), es decir Iberia.  Fue además conocida Iberia como Vera Hesperia, pues en la navegación se debía seguir a la estrella occidental o Hespero (Venus), al atardecer para llegar a sus costas. La mutación fonética formó la palabra Hispania a partir de Hesperia o Hespéride, es decir tierra de Venus, donde se encuentra el monte del mismo nombre, situado en los dominios de Viriato.
Otros autores clásicos también se refirieron a Iberia como Celtaria, Keltiké, Celtiberia, Vera Hesperia o Peninsula Hespérica.
“El primer país de todos hacia oeste es Iberia. Ella es parecida a una piel de buey, cuyas partes que corresponden al cuello caen hacia la Céltica (Estrabón)”.

En Francia, la media de R1b en general permite la consideración de nación utska de sus pobladores autóctonos, más cuando nos acercamos al Oeste atlántico. En este país habitaron pueblos ancestrales iberos, fundadores de Aquitania, como los Auscos o Auscii; un pueblo uskaro o usko emparentado con los vascos, cuya capital fue Eliberris (cuyo nombre proviene de Hiberia). También sus vecinos los berrigiones, vivisques o viviscos (es decir uskos) y los Vasates (cuyo nombre y etnónimo Vaso-Baso proviene de la lengua uska, que quiere decir bosque) formaban la misma estirpe uskara, y conjuntamente fueron organizados en la provincia Aquitania III o Novempopulania. Estos grupos formaron la cultura celta gálica en Francia, y por tanto en buena medida son los antepasados directos de los franceses autóctonos. El mundo celta y su cultura puede definirse claramente como una etnia o nación ubicada en distintas regiones de la Europa occidental, que algún momento determinado partieron de su patria de origen Uskaria.
En estas últimas regiones, y fundamentalmente en el suroeste y Bretaña, la intensidad uska por línea paterna es pura.  Los galos fueron el tronco básico y fundamental de la población francesa, resultado de los primeros pobladores uskos. Su idioma y sus ciudades dejaron claro el origen eberita de este pueblo, algunas tan explícitamente como Embrun (en los Alpes), Eborobritum, Evreux o Eberovices, Eborobriga, (en la Galia), Eboromagnus o Hebromagnus (sur de Francia), y también en Germania occidental como Eburingen, Eboresheim, etc. Otra importante rama de los uskos fue la tribu de los helvecios, que fundaron una confederación de ciudades, algunas como Eborodunum, con un nombre que reflejaba claramente su origen eberita.
El mismo sufijo -brig-, que proviene del pueblo usko de los brigantes y es de procedencia ibérica, es el origen de la palabra germánica -burg-; su significado es el mismo de ciudad o fortaleza. El número de nombres que contienen esta palabra es ubérrimo en multitud de antiguas ciudades de la Península Ibérica, mayor que en cualquier otra parte del mundo (Eberóbriga -ciudad de Eber-, Brigantia, Nemetobriga, Miróbriga, Segóbriga, Deóbriga, Nertóbriga, Amallobriga, Lacóbriga, Conímbriga, etc.). El sufijo de origen ibero y protocelta fue heredado por los descendientes germanos y escandinavos derivando en el sonido -burg-, que extendió por buena parte de Europa, quedando así para numerosas ciudades tanto dentro como fuera de Germania:
  • En Europa Central: Hamburgo, Salzburgo, Magdeburgo, Oldenburgo, etc.
  • Norte de Europa: Edimburgo, Gotemburgo, Friburgo, etc.
  • En Francia: Estrasburgo, Bourgogne, Cherbourg, etc.
  • En España: Burgos, Malburgo, Burgohondo, Elburgo, Burgo de Osma, etc.
La ciudad más importante de la Galia romana, Amiens, fue conocida con el nombre celtibero de Samarobriva o Samaróbriga, palabra compuesta por ZAMARI, que en vasco significa bestia de carga, y briga que en lengua celtibera es ciudad.
De igual forma ocurre cuando se analiza el europeo antiguo o se realizan estudios hidronómicos, que aparecen términos, lexemas o raíces de la lengua uska. Así por ejemplo el río Jarama o Sarama en España (cuyo nombre arabizado mutó la -S- original, proveniente de la raíz Sar, por la -J-), junto con otros ríos ibéricos de misma raíz (sar) como Saravia, Saramda, Saramo, Sariegu, cuyo significado se deduce del sánscrito y significa afluente, dieron nombre a otros importantes afluentes europeos. Este cognado ibérico aparece en otros importantes ríos de Europa occidental, como el río Sarre en Francia. También de la raíz -Tam- provienen numerosos ríos ibéricos como el Tamessa (Tameza) en Asturias, Tamoga en Galicia, Tamassone o Tamasón  de Guadalajara, Tamaris, etc. cuyas raíces -Tam- y -essis-, sirvieron para dar nombre al río Támesis en Londres, el más importante de Inglaterra.
El río Deva, mencionado por Ptolomeo, toma su nombre del pueblo de los devales, relacionados con los caristios (vascos). A su vez se observa como existe otro río en Escocia y una ciudad en Inglaterra, con el mismo nombre Deva. También en Francia son numerosos los ríos cuyo antiguo nombre derivó de Deva, así, Dives, Dive, Divona. La ciudad francesa de Dijon, antiguamente llamada Divión, tiene también su origen en el nombre Deva. Esta palabra, pudo ser un término protoibero, que pasó al irlandés antiguo (deiv, div) que significa resplandeciente o divino.
En Italia, pasa lo mismo que con Portugal, la diferencia entre el norte y el sur, marcan la frontera biológica entre Occidente y el Mediterráneo afroasiático. Mientras el norte, desde Toscana a Lombardía, es esencialmente usko y de origen ibero-ligur, en el sur, y fundamentalmente a partir del Tíber, empiezan a ser frecuentes los marcadores del Mediterráneo oriental y África. En el sur del país y Sicilia, las poblaciones son casi indistintas a las de Grecia o Turquía, por tanto asiáticas.
Alemania, en su origen, a diferencia de lo que se pensaba, no fue poblada por gentes venidas del norte o del este, sino esencialmente del oeste y concretamente de la Península Ibérica. La mayor parte de los alemanes del oeste, pertenecen al marcador R1b-U106, que desciende del tipo usko-mediterráneo ibérico original. La raza germánica, si es que se pudiera hablar de algo así, es en la parte que le concierne a Europa, una rama más descendiente de los uskos, y en el resto herederos genéticos de los eslavos.
Los pobladores ancestrales del norte de Europa fueron uskos, en su origen tan íntegros como los que habitaron y aún pueblan los márgenes pirenaicos. Así los autores clásicos conocieron la península más septentrional de Europa como Uscania, Wescania o Escania, es decir Escandinavia, la tierra que en un tiempo remoto fue enteramente de los uskos.
Iberia Caucásica.
La cultura auriñaciense[21] y la influencia uskarita, llegó a Asia, desde Europa, propagándose a través de Anatolia y dirigiéndose finalmente a Israel y la meseta iraní. En este éxodo, los pueblos uskos se expandieron por Asia Central, y retomaron la ruta de regreso a Europa, esta vez a través no sólo de Asia Menor, sino del Póntico, fundado a su paso el reino de Escitia.
La entrada de esta cultura europea asentó varios pueblos uskos en Asia y el Cáucaso. Uno de éstos formo el legendario reino de Iberia, situado en lo que hoy es Georgia y Armenia. Estudios actuales genéticos de población han mostrado que frente a una casi ausencia del linaje R1b en el entorno caucásico, queda extrañamente un remanente étnico, una isla de gente de antepasados uskos, en lo que fue el reino caucásico de Iberia. Sus frecuencias actuales alcanzan una porcentaje entorno al cuarenta, algo similar a los actuales portugueses del sur.
Para entender la conexión entre las dos Iberias, habría que remontarse al origen más remoto, cuando el reino del Cáucaso formaba parte de la influencia del reino Escita. El historiador Fita Colomé, hace referencia a la Iberia georgiana como un posible y remoto origen de la Iberia europea y casi de todos los europeos occidentales:
“Refieren las crónicas georgianas, mandadas redactar y publicar por el rey Wagtang, que, después de la dispersión de las gentes, fue a poblar la Georgia o Iberia el gigantesco patriarca Togorma, hijo de Gomer y nieto de Jafet. Otros quieren que fuese Túbal, hijo de Jafet, quien pobló o colonizó la Iberia del Cáucaso, y que luego él o sus descendientes llegaron hasta la Iberia al Sur de los Pirineos, ya pasando primero a Irlanda, isla a quien dieron el nombre de Ibernia, y desde allí viniendo a España; ya viniendo a España directamente. Sobre estos nombres de Iberia e Ibernia, de Ebro y de iberos, dados a diversas comarcas, ríos y pueblos, se ponen varias etimologías. Ya los derivan de ibha, que en el idioma de los vedas vale tanto como familia, ya de avara, que en el mismo idioma significa occidente.”
En el momento de la cita, no se entendía bien por parte de los historiadores, que el origen de Europa pudiera estar en Iberia, y ni mucho menos se conocía la existencia de los antepasados homínidos de los europeos en dicho lugar. Es por ello que las conexiones lingüísticas, históricas, mitológicas y epigráficas que podían hallarse entre las iberias, tomando en consideración para ello la cultura vasca (como propiamente ibérica en vez de la hispánica o latina), se entendían tomando su origen de este a oeste. Por esta razón se ha tomando históricamente el Cáucaso como origen de la raza blanca o europea, también llamada caucásica.

[21]Cultura de Ciervos o Auriñaciense, cultura tecnológica glaciar paleolítica desarrollada en las regiones atlánticas de Europa hace 40.000 años por los iberos prehistóricos, durante la Würm, que supuso un avance respecto a la Perigordiense, y que se caracterizó por la gran expansión lítica por todo el continente uskario, así como el afianzamiento del pensamiento litúrgico ceremonial funerario y el arte escultórico y pictórico (primer arte humano conocido). Fue precedida por la Musteriense de origen neanderthal y la Perigordiense más reciente surgida del Homo Sapiens, siendo su foco de expansión la región occitana, tomando el nombre de la ciudad de Aurignac (pronunciado como oriñak en francés), nombre proveniente del vasco (euskeriano) Oreiñak, que significa ciervos, siendo uno de los elementos o materiales más usados el del asta de ciervo. Su desarrollo y expansión llegó hasta Asia, a través de Asia Menor. Esta cultura representa la esencia del origen del pueblo usko en estado más puro y primigenio, siendo sus principales y más antiguos focos los de Iberia, Francia, Bélgica e Islas Británicas.

Además de la genética, existe una conexión filológica euskaro-caucásica:
Concomitancias entre la lengua protovasca y los dialectos pónticos. Caucásicocircasiano de noroeste: 8% Caucásico ávaro de noroeste: 6% Georgiano, caucásico meridional: 9%
Estas conexiones son igual de intensas en la lengua tibetana y en la burushaski de la India. Hay que tener en cuenta que aunque parezca poco, las coincidencias entre esas lenguas y el vasco, son las mayores que existen en el mundo entre una lengua occidental y una caucasoide.
De esta tierra montañosa, habla Isaías 49:11, cuando establece que la Casa de las Diez Tribus perdidas, se asentará en terreno montañoso, más al norte de Asiria, en el Cáucaso. En este tratado como veremos, se entiende el linaje de José, o de las Diez tribus perdidas (Casa de Israel o efraimitas), como el del pueblo eberita, es decir usko. De igual modo Oseas 11:10, relata que al rugir de Efraín, imitando al León de Judá, temblarán las tribus desde el Oeste (occidente europeo). Los antiguos iberos que formaron el estado caucásico de Iveria en el siglo V a.C., fueron el pueblo primigenio de los conocidos como gómeres, gimirri o cimerios (de los cuales descenderían los sakai) que afianzaron el origen de la cultura y lengua indoeuropea primigenia en Asia. Aún hoy pueblos ubicados en lo que se considera la antigua frontera caucásica del estado de Iveria, así como en menor intensidad en el antiguo Urartu (reino-cuidad usko-mediterráneo cuyo significado proviene del vasco y se traduce como entre agua o ríos), e incluso en otras regiones como la antigua Persia, Armenia y Azerbaiyán, se conserva un legado genético usko protagonizado por una frecuencia intensa del marcador R1 para ser una zona asiática. Tras el afianzamiento de esta cultura originada en los estados uskos situados entre el Póntico e Irán, los cimerios se expandieron a Ucrania, forjando el comienzo de lo que más tarde será la cultura boyarda y el estado de Rusia.
En las montañas del Cáucaso, se conservan inmutables por el paso de los milenios, como gigantes de piedra, varios miles de dólmenes megalíticos iberos, situados en las cercanías de Sochi, Touapse, Tzelentzchik y Nocorossiysk. Estos monumentos son exactos en cuanto a su forma y estructura a los que existen en la Península Ibérica, Islas Británicas o Francia. El megalitismo, manifestación cultural y racial, tan vinculada al pueblo celta como éste a su antepasado el pueblo usko, dan prueba de antiguos asentamientos de nuestros ancestros en regiones tan lejanas como Rusia, China o la India, cuando los escitas campaban por extensas estepas vacías, antes de la explosión demográfica de los asiáticos y eslavos. Los dólmenes son en definitiva la prueba primera y tangible de la existencia de los pueblos uskos, siendo éstos la antesala de los celtas.
Lo poco que queda del legado usko en la estepa rusa, lo encontramos en los pueblos que aún habitan los Urales (la frontera natural con Asia). Uno de ellos el de los Baskires o Bascos, recuerda bien, por su nombre, a qué linaje pertenecían sus antepasados. Los análisis genéticos realizados a dichas poblaciones revelan que los baskires de Perm, alcanzan casi el noventa por ciento de R1b, (el marcador genético usko, de origen escita que en general en Rusia no llega al diez por ciento).
El nombre de Rusia y su origen más remoto es curiosamente tan usko-mediterráneo como quizá el origen mismo de la Iberia caucásica. Es un hecho que el nombre de Rusia es de procedencia uska, pues se toma de los reyes de Urartu (el reino usko-mediterráneo de Irán). Así es conocido Rusa I, rey urartitano que fundó Rusakhinli. De esta forma con el nombre de Rus se conocerá al primer estado confederado y organizado de rusia, el Rus de Kiev. También los moschi, asentados en el reino de Tubal, otro pueblo de la iberia caucásica, fue el que daría nombre al río y posterior ciudad moscovita. Los boyardos que forjaron el estado ucraniano Rus de Kiev, verdadero principio de Rusia, eran en un remoto origen un pueblo usko. El primer rey boyardo de los rusos Oleg I de Nóvgorod, pertenecía a un linaje que empezaba a ser tan extraño en los principados rusos en esa época, que solamente conservaba una reducida clase de la alta nobleza boyarda. De dicha casta se originarían los soberanos de Rusia, conocidos como zares, que en lengua ibera significa el sabio o señor, y se traduce en lengua vasca como el más antiguo. Prácticamente todos los soberanos de Rusia pertenecían o descendían de antiguo linaje usko, hecho que se acentuó con la dinastía Holstein-Gottorp-Romanov, que darían marcador R1b al último zar de Rusia Nicolás II. Es un hecho que en general toda la realeza europea incluyendo a la rusa, era de origen usko. Así los borbones, descendían del antiguo rey ibérico Baucio Capeto de los turdetanos. También obviamente la nobleza alemana de origen sajón, es decir la rama occidental de los germanos, era plenamente uska. Del pueblo usko de los cimerios se originó otro llamado sakae, es decir el pueblo sajón. Este término no se corresponde actualmente a la población geográfica sajona, sino a un grupo étnico, perteneciente en su origen a la rama ibero-atlántica del pueblo usko, que pobló Jutlandia y posteriormente Britania en la época del Imperio Romano.  Este hecho tradicionalmente se identifica con un proceso de germanización, sin embargo dicha asimilación fue de tipo religioso y cultural, ya que genética y étnicamente los autóctonos habitantes de britania (britanos, pictos, etc.) y los sajones de procedencia continental, eran indistintos. Éstos últimos sufrieron en el continente una constante influencia soraba y eslava que afianzó la cultura germánica continental, siendo étnicamente alemanes occidentales, es decir uskos o usko-atlánticos. De esta forma fueron fácilmente asimilables a las poblaciones autóctonas de Britania y Normandía.
En Alemania a diferencia de lo que ocurre con España o la Península Ibérica, la frecuencia uskarita alemana se deja sentir con mayor intensidad en la región occidental (Westfalia, Renania, etc). En estas zonas la influencia sajona determinaría una parte importante del país (mitad oeste) como plenamente occidental y usko. En este sentido podríamos decir que Alemania se divide en alemanes europeos occidentales, es decir sajones uskos, y por otro lado fundamentalmente en la mitad nororiental sorabos o silesianos, es decir alemanes del este europeo o eslavo.
No se debe confundir el nombre de la región histórica alemana de Sajonia, con el pueblo étnico sajón, pues ambos hacen referencia a realidades distintas. Sajonia actualmente pertenece a un territorio alemán del este, poblado por eslavos occidentales (sorabos, prusianos y silesianos), y el pueblo sajón continental puede definirse como el autentico pueblo alemán por lo menos en origen, que se asentó en Dinamarca, Alemania occidental, Normandía, y finalmente Britania.
Otro aporte importante, viene de los símbolos dejados por las antiguas civilizaciones eberitas. Uno de ellos es la suástica (en sanscrito suerte), el símbolo de la infame esvástica criminal que dejó la iniquidad nazi. Hoy día símbolo de la verguenza de Europa, y en su origen representación solar de carácter religioso y divino. La suástica tuvo su origen en Hiberia y sur de Francia durante el Paleolítico. Proviene de su forma original el lauburu (representación del Dios vasco Sugar). Las primeras encontradas y más antiguas datadas se hayan entre Glozel (Francia) y el río Ebro (España).
Dibujo de caballo celtíbero con la suástica ibérica.
Dibujo de caballo celtíbero con la suástica ibérica.
Sin embargo su presencia en la civilización egipcia, mesopotámica, hindú y china, es tan abrupta que hace imposible que un símbolo tan específico pueda surgir espontáneamente, en distintos lugares con mismo significado y de forma arbitraria. La cronología de las suásticas, parte de Europa en el Paleolítico prehistórico, de ahí se traslada a Egipto y Mesopotamia con el mismo significado religioso, curiosamente en el inicio de la Edad del Bronce (4000 ac.), ya originada en Hiberia, y coincidiendo con la llegada de los utskos.
Vasija celtíbera con gran cruz suástica levógira o zurda
Vasija celtíbera con gran cruz suástica levógira o zurda
Posteriormente la religión hindú adoptó el significado religioso de las suásticas y lo aplicó al suyo propio.
En el norte de la India, existió una Uskaria o Escitia, conocida como la República Sakia, que conformó una sociedad racial estamental, donde la raza de los sakias (escitas o sajones), descendientes del cielo y del sol, al igual que se describe en la mitología mesoamericana con la raza de Quetzalcóatl, elaboraron las primeras epopeyas de los héroes y dioses del olimpo del monte Meru, asentando los principios de una religión trascendental y metafísica.  El vedismo sagrado fue progresivamente sustituido por el carácter ateo y naturalista del pensamiento budista. En este cambio se produce el fin de la casta de los pueblos escitas y todo remoto origen con la sangre de los pueblos uskos.
Otro mítico pueblo de la India, que deja testimonio de la presencia de los uskos, es la conocida como tribu de los brigas (bhrigus), que fueron en su origen como ya hemos explicado, los iberos o protouskos, que en buena parte desarrollaron y expandieron la cultura del Bronce por Eurasia. Se tiene constancia de la presencia de los brigas de la India, hasta hace algo más de 4000 años. Se conoce que descendían de un rey briga, Bhrigu Kavi, y fueron los que trajeron el conocimiento de los metales, el bronce y el hierro. Brigu, fue el primer autor en escribir sobre la necesidad de preservar el sistema racista de castas hindú (Dharma), para mantener viva la raza de sus antepasados. El dharma defendido por Brigu, afirmaba que el matrimonio entre su raza y otros pueblos, e incluso tocar al miembro de otras razas inferiores, era un acto impuro y corrupto. Posteriormente se afianza la idea de la reencarnación, y con ella la posibilidad de transitar de razas inferiores a superiores, o viceversa, incluso de degenerar en animales. De esa forma los más valientes y sobresalientes, eran premiados después de la muerte, reencarnándose en una raza superior, mientras los de esta última, si durante su vida obraban en desacuerdo a lo esperado en esa superioridad, eran castigados con la reencarnación en seres inferiores. Si los de la raza inferior comprometían su vida a la mayor degeneración posible, su castigo era el de volver a la vida convertidos en animales.
Estos pueblos uskos (chandras) eran adoradores del fuego y formaron parte importante de la cultura védica, anterior al budismo, siendo también autores junto con otros pueblos de la casta uska, del texto más antiguo de la India, el Rig-Veda. Como el resto de pueblos uskos asentados en Asia, estaban relacionados con los escitas e indoescitas.
jarra celtíbera arévaca con la típica suástica ibérica mirando a oeste.
jarra celtíbera arévaca con la típica suástica ibérica mirando a oeste.
La civilización Mesopotámica. Los sumerios o cimerios, de estirpe eberita fueron los que fundaron una red de ciudades estado, fruto de su primera civilización, a la sazón también de Asia, al modo griego y etrusco. Con un alto grado de aislamiento, surgió la ciudad-civilización de Ur. La albocracia de Ur, se sitúa en el milenio V a.C, en la desembocadura del Éufrates (cuyo nombre proviene del río Ebro, y del patriarca Eber del pueblo eberita o ibero, descendiente de Noé; no confundir con Heber Finn, padre antepasado de los milesianos e hijo de Míl).
La importancia que el agua tenía en Ur, es evidente por su ubicación y sus restos, y muestra una civilización basada en el regadío. La misma palabra Ur en vasco, significa agua, de donde proviene el nombre atlante de esta protocivilización asiática, que es también lugar de nacimiento del patriarca Abraham. En el alto Éufrates, se encuentra la ciudad de Mari, de seis mil años de antigüedad. Dicho nombre se toma de la diosa ibérica Mari o Maddi. Curiosamente el origen del Egipto predinástico se ubicó en otra colonia eberita también llamada Maadi, que introdujo en el Nilo la metalurgia, arquitectura, etc. La palabra mari en el antiguo Egipto significaba amar, que en euskera es maite. Parece que el nombre de Mari que algunos faraones usaban como Ramsés Meriamón es decir Ramsés II, y que significa adorador de Amén o Amón, podría provenir de la mitología ibérica y de esta diosa del Amboto, como un símbolo femenino de la adoración divina. Parece que los uskos egipcios no olvidaron los nombres de sus dioses ibéricos, que constituyeron la parte más espiritual del vocabulario egipcio.
Otras importantes ciudades de Sumeria fueron Ugarit (del vasco ugaritu), y Eridu (que significa pueblo o ciudad en vasco). Es sabido que en Iberia, había polis todavía más antiguas que las que podemos encontrar en Mesopotamia, como las dejadas por la civilización de Mastia.
De la toponia vasca, una de las más puras que existe, podemos analizar nombres como el de la ciudad de Bilbao (Biluao), cuya raíz -Bilb-, también se encuentra en la extinta ciudad de Bílbilis (Aragón), Bilbilum, Belvís, etc. La voz Bilb, también se encuetra en numerosos topónimos de Andalucía y otras partes de España. Del mismo modo se encuentra en Sumeria (Uskaria), teniendo ciudades como Bilba, Bilbina, Bilbe, Babel, Urbil, Bilbat (Dilbat), cuyo origen está estrechamente relacionado con esta raíz eberita, que significaría río. Aquéllos nombres de la antigua Mesopotamia, que pertenecieron a un remoto idioma protoibero o protousko, son el testimonio del paso del pueblo Uskario y su afianzamiento en el Éufrates al momento de aparecer la Escritura.
El pueblo sumerio fue conocido por sus vecinos por el nombre de sus dioses. Así, -sumerio- son la conjunción de los dioses iberos Sugar, (posiblemente el fundador o uno de los principales protagonistas del pacto de sangre atlante) y su consorte Mari -sus adoradores-. Mari es la virgen diosa ibérica de la que surgieron y que veneraban, la cual daría también nombre al Monte Maru, en la India. En otras partes de la cultura y la raza celta, como en Irlanda, Mari es conocida como Morrigu o Morrigan.
Se sabe que no existe relación alguna del sumerio con lenguas vivas o muertas, más que con las lenguas iberas, y que formaron conjuntamente con otras, el diasistema uskomediterráneo.
sumariaLlamados así por los acadios, aunque realmente conocidos como cimerios, los sumerios eberitas se situaron en un contexto tan extenso, como fue Oriente Medio, que pronto vieron la llegada de los llamados “cabezas negras”; un pueblo degenerado, de costumbres livianas y amorales, probablemente de origen africano, muy distantes del ejemplo humano y social de sus vecinos atlantes. Ya tocados por la semilla degenerada de este pueblo extranjero, se complica la situación de Ur, con el pueblo semita de los acadios y las tribus semitas de Arabia.
Antes de que se pudiera desarrollar y expandir, el imperio sumerio o cimerio fue perdiendo su identidad cultural, lingüística y étnica de forma progresiva y sangrante. Los acadios, les arrebataron su identidad y forjaron un estado, nacido por la fuerza de la avaricia y la sangre, cuyo fin era más que predecible.
El inicio de la decadencia sumeria, fueron las tribus nómadas semíticas que fueron asentándose en la cuenca mesosumeria. Esta gente fue recibida y asimilada por el pueblo sumerio, como forma rápida de civilizar a las tribus árabes y de aumentar la población que en esas zonas empezaba a ser escasa. El reducido número de pobladores y colonos uskos no podía sustentar el peso de un gran estado similar al egipcio, y como éste, requería un número importante de individuos. Durante los siguientes siglos, las tribus semitas fueron afianzándose en la zona central de Mesopotamia, instalándose como centro de poder en la ciudad de Kish. En este lugar los uskos ya eran clara minoría étnica, y los semitas consiguieron colonizar del mismo modo otras importantes ciudades limítrofes a lo largo del Éufrates. Con el norte cada vez más fuerte y numeroso, teniendo en cuenta que era nutrido por las tribus semitas procedentes de Arabia o Siria, y el sur uskarita, aislado y sin posibilidad ni contacto con más pueblos afines cultural o étnicamente, el rey acadio semita Sargón, venció en número y recursos en Uruk, la capital sumeria de Uskaria, en el año 2271 a.C. Este hecho y la deportación y exilio de buena parte de la población uska, imposibilitaría cualquier resurgimiento posterior de la civilización y cultura uskomediterránea. Para entonces la población que se fue formando en la antigua Uskaria sumeria, era ya muy similar a la de los actuales iraquíes. Fueron los propios pueblos semitas y fariseos los que por sus avaricias acabaron, mediante luchas intestinas con el estado acadio. Ante el vacío de poder, hubo algunos intentos de restaurar la civilización sumeria. Éstos se sucederían desde el 2100 a.C., en lo que fue un intento general de lograr un Renacimiento. Sin embargo la identidad étnica, cultural y ética del atlante, otrora ejemplo de civilización, estaban ya muy tocadas por la influencia acadia y probablemente africana. Ninguno de estos intentos, protagonizados por la oligarquía sumeria de origen usko, pudo rescatar a la fabulosa civilización del Éufrates, y finalmente la masa mestiza de linajes se impuso con el tiempo, para dejar sólo los restos de la antigua civilización exánime como único vestigio; el fin de la Uskaria. En medio de este proceso llamado la edad oscura acadia, se sucedió el conocido como Renacimiento Sumerio, durante la Tercera Dinastía de Ur. El imperio surgido sería mayor que el Acadio, pero ya debilitado en la cada vez más mestiza sangre de su pueblo. Para el año 2000 a.C, la civilización sumeria desapareció, siendo rescatada posteriormente en el período babilónico, donde finalmente se convertiría en la raza caída.
El conocido como poema épico de Gilgamesh, es el relato de un famoso héroe-rey llamado Izdubar, que en lengua uskomediterránea y también en euskera hace referencia a las montañas y las riveras. Izdubar de Uruk, fue un legendario gobernador de la  civilización de Sumer, protagonista de la primera epopeya, y por la misma y lo que de ella se escribió, fue un rey muy distinto a los acadios, de raza y estirpe distinta. Sería conocido por ser el que levantó las grandes murallas de la ciudad (amurallamiento doble; la interior de hasta diez metros de altura y cinco de anchura y con un complejo de mil torres). Al comienzo del poema se menciona la catástrofe doliviana de los atlantes, cuyo relato fue escrito y gravado en una estela o piedra sagrada, conectando el origen de ambos pueblos. En recuerdo al pacto de la sangre de los atlantes, Izdubar persiguió alcanzar el origen, es decir la eternidad. Posteriormente los acadios deformaron y adulteraron la vida e historia épica del héroe-villano. A diferencia de lo que ocurría en la creencia de los dioses acadios, Izdubar era un dios nacido hombre como el resto de deidades atlantes, que o bien nacieron o en algún momento se sabe que fueron hombres o mujeres. Una deidad que recuerda el poema épico, es la diosa Marte de la guerra Ishtar o Astarté, cuyo nombre proviene de la lengua usko-mediterránea, y se relaciona con la palabra martes, que en euskera es Astearte.
El diluvio universal, protagonizado por la estirpe usko-sumeria de Noe, conocido como Ziusudra (último rey de Uskaria antes del diluvio, hace aproximadamente 5000 años), es explicado en la historia de la civilización mesopotámica, como la consecuencia del descontento de los dioses ante la creación de una raza de cabezas negras, que había aumentado y contaminado la sangre de su raza, el pueblo de Uskaria. El profesor Federico Lara Peinado, interpreta el diluvio sumerio como una metáfora sobre una invasión extranjera masiva destructora. Del mismo modo la versión diluviana védica del pueblo usko de Sakia en la India, explica como los dioses se vieron en la necesidad de purificar a la raza humana de sus descendientes, destruyendo al resto, y conservando sólo a aquéllos puros que hubieran conservado la ley racial “dharma”. El dharma, tiene el significado original de poseer y conservar la virtud de la raza. En torno a este concepto se formó en la India el sistema de castas, que en origen estuvo protagonizado por el pueblo de Sakia, y mantuvo el pacto o juramento de la sangre. El mito sumerio del diluvio, deja constancia de la intención primera de los dioses de salvar a la humanidad que procede de ellos mismos, (dioses raciales en bruto), mediante un gran exterminio que protegiera su raza. El relato prosigue con la determinación por parte de los dioses de que los hombres cumplieran con el pacto de sangre (conocido también como juramento atlante), siendo su incumplimiento consecuencia del castigo definitivo que conllevaría la aniquilación total de la humanidad. El pueblo de los sakias, al igual que el de los brigas de la India, fueron los descendientes de aquéllos iberos que levantaron los dólmenes y megalitos hindúes, de estilo mesa, típico de la franja atlántica europea, en distintas partes como en Marayoor, Karnataka, Andhra Padresh, etc., y que dejaron el legado de su cultura y el recuerdo mitológico de su historia.
Similitud entre el arte tarteso-atlántico ibero, y relieves mesopotámicos.
Similitud entre el arte tarteso-atlántico ibero, y relieves mesopotámicos.
El vehículo que inició y expandió el hecho religioso en el centro y sur de Asia, fue el lenguaje. De ellos el sánscrito es la lengua espiritual por excelencia, como el latín lo es a la Iglesia romana. De la conexión del sánscrito con el castellano, quedan más que evidentes pruebas y similitudes. Son numerosas las evidencias, por ejemplo:
Añil-nīla, Azulejo-azulejo, costo-kusthah, dinero-dinara-, toro-tara, dios-deiwos, alma-atman, laca-laksha, limón-limú, madre-mitri, padre-pitri, naranja-naranga, rojo-róhita,serpientesarpasopasupa, dar (verbo)-da, brillante-bahril, calendario-kāla, burbuja-budbudah, ponche-pancha, existe- asti, suerte-suasti.
Otra muestra de semejanza entre los pueblos usko-mediterráneos lo da esta efigie del pueblo etrusco.
Otra muestra de semejanza entre los pueblos usko-mediterráneos lo da esta efigie del pueblo etrusco.
Las coincidencias son tan numerosas y claras, que aportan un evidente testimonio de la conexión habida con el castellano. Si la comparación se hace con las antiguas lenguas ibéricas, la relación se confirma inexorablemente. En ese mismo entorno sumerio, encontramos ciudades fundadas por eberitas, como Ur (nombre vasco que significa agua) o la ciudad de Mari (llamada así por la diosa protovasca), también Ugarit, Sun, Eridu, provienen de lengua uskomediterránea. Las civilizaciones sumeria, egipcia, griega, cretense, etrusca y tartéside, son las ramas del tronco usko-mediterráneo, del cual procede la civilización occidental actual. Están probadas las conexiones culturales, linguísticas y genéticas entre estos pueblos uskomediterráneos de la Antiguedad, desde Occidente hasta la India.
Otro importante dato en referencia al Cáucaso lo aporta el haplogrupo H, originado a partir del HVH, el cual se estima que se originó en la Península Ibérica, que está ligado a los occidentales, y que se extendió hasta Asia, a través del Póntico. De esta región y de los pueblos escitas atlantes, surge el mito del origen milesiano. Del origen de Irlanda o Hibernia (La pequeña Hibera insular), isla de los cántabros (kantaures), descendientes de los milesianos, deja testimonio la epopeya celta.
La raza blanca. Tanto por la antigua como por la moderna ciencia, se ha entendido que la culura occidental era el epicentro de lo que se conocía racialmente como caucásico o blanco. En este concepto y hasta el siglo XIX se incluía grupos étnicos tan dispares como los norteafricanos, semitas, mediterráneos y nórdicos o germanos. Blanco por tanto era aquel que no era ni negro ni amarillo o asiático. A partir del siglo XIX, la fuerte discriminación o persecución de los judíos en Europa, empezaba a remitir. Este hecho se produjo fundamentalmente por el abrupto ascenso social que dichos individuos alcanzaron sobre todo en la Europa del Norte y Central. La familia Rothschild y otras muchas familias askenazis, promovieron su ascenso en base al control financiero internacional. De esta manera se sabe que financiaron a ambos bandos de las guerras napoleónicas y otras muchas que vinieron después tanto dentro como fuera de Europa. Por contra otro grupo, el de los judíos sefardíes expulsados de España o Portugal, centraron su ascenso social en el aspecto cultural, contribuyendo en Europa, con su legado o puntos de vista innovadores en el pensamiento tradicional, en varios campos del Saber. Así lo hicieron los filósofos Spinoza o da Costa, revelando a pesar de todo, su verdadera naturaleza semita, extranjera de origen, y en consecuencia su pensamiento esencialmente panteísta, y contrario a la filosofía occidental.
En el siglo XIX, surgen nuevas corrientes, tras la desaparición de la mayor parte de los sistemas discriminatorios basados en el aspecto religioso contra los judíos. Ahora se pretende una distinción o discriminación de tipo racial, cosa hasta entonces no concebida pues se entendía que el semita tanto como el norteafricano eran de raza blanca, en consecuencia compartían el mismo origen que los europeos occidentales. Los antropólogos decimonónicos, conciben la idea de una nueva categoría racial, un nuevo tipo, el ario o indoeuropeo, como fórmula de distinguir al europeo blanco del resto de pueblos blancos del Mediterráneo. Dentro de tal categoría aún más se restringe el concepto de blanco, haciéndolo más escrupuloso, del cual ni si quiera los europeos del sur pueden formar parte. En ese contexto surge el concepto de raza aria como nórdica. Todos suponían que dicha raza provenía de la India o de Irán que significa literalmente tierra de los arios. En esta última región se pueden encontrar algunos descendientes de esos arios que llegaron a Europa Central y Escandinavia, pero su número tanto allí como Europa es tan residual que prácticamente no hay un grupo ario distinguible en el mundo.
El haplogrupo paterno de dichos arios podía ser el I, que curiosamente es hermano del haplogrupo J que es el propio de los pueblos semitas. En consecuencia tanto unos como otros en origen sí que provenían de una raza común. Sin duda estos grupos arios tan residuales no han podido contribuir ni dejar un legado cultural ni genético en Occidente. Otro posible origen de los arios podría  ser el haplogrupo R1a, emparentado con el R1b, que se encuentra presente de forma intensa en Irán y gran parte de centro y norte de Europa. De todos modos, sea como fuere, el protagonista de Occidente es sin duda el haplogrupo R1b.
En el posterior desarrollo de los estudios antropológicos a comienzos del siglo XX acerca del origen de la raza blanca y por tanto de la esencia genética europea, los antropólogos entendieron y repararon en que existían demasiadas razas conviviendo en Europa incluso antes de la recién bautizada como raza indoeuropea o aria. Por este motivo decidieron desvincularla de Europa, buscando otros orígenes más recónditos, encontrando vínculos con Irán, la India, el Cáucaso o algunos mitológicos como hiperbórea. De este modo la supuesta raza aria, es europea de adopción, pues se pretende marcar espacio y diferencias con esas otras viejas razas que pueblan los extremos de Europa, encontrando su cuna en alguna tierra exótica donde no quedaran restos o presencia viva de la raza aria. Cosa bien distinta acontece con la raza que ahora se estudia, pues el pueblo usko no se puede desvincular o estudiar al margen de Europa, donde nace y crece. Es por tanto la raza uska, aun conviviendo con otras razas de Europa, el paradigma de la raza europea.
Con lo expuesto hasta ahora, debemos remitirnos al concepto genotípico de raza, entendiéndola como etnia; es decir aquellos que pertenecen a una familia o linaje de comunes antepasados, y que en el caso de los europeos occidentales (tradicionalmente raza blanca), son los descendientes directos del cromañón.
Otro antropólogo decimonónico Giuseppe Sergi, fue uno de los primeros en identificar a la raza mediterránea como raza ibera, en adelante así llamada por el resto de tratadistas. Sin embargo fue realmente el primero en destacar la identidad atlántica del pueblo ibero, asentado en la Península Ibérica, Francia e Inglaterra, remarcando la idea de que no desciende ni de la raza africana, ni de la blanca, sino que es básica y esencialmente atlántico original.
La raza nórdica europea puede resumirse (a excepción de los eslavos o fineses) como un subtipo descendiente de la atlante ibera, con una despigmentación más intensa fruto de las condiciones climáticas que persistieron en el norte de Europa, tras la glaciación.
Frecuencias aproximadas del HR1b en Europa.
Frecuencias aproximadas del HR1b en Europa.
El linaje R1b junto con el H maternal, es en buena medida el definidor del concepto de etnia blanca occidental. El HR1b, es intenso y definitorio de todos los pueblos usko-atlánticos. Podemos definir la ausencia del HR1b-H, como ausencia de etnicidad blanca, salvo caso de personas descendientes de un antepasado común no usco, que a lo largo de siglos, de convivencia y roce con los uskos genuinos, han adquirido de forma constante y considerable, la mayor parte de la identidad genética y somática del linaje occidental.
Estando presente en Europa, Asia, África, y Oceanía, el R1b es el haplogrupo más extenso de la tierra. Sin embargo su concentración fuera de Europa es escasa y se circunscribe a los viejos focos de antiguas civilizaciones. Dicha región es remanente y origen de la etnicidad blanca. Su frecuencia más baja se encuentra en los extremos de occidente (Alemania oriental, y sur de Portugal), que van del cuarenta al cincuenta por cien de frecuencia cromosomática. Podríamos decir que el HR1b, se encuadra en las antiguas fronteras del Imperio Romano de Occidente, único digno de llamarse romano. Es imposible pues, descartar el HR1b del concepto de etnicidad blanca. Luego el elemento HR1b, se convierte de este modo en definitorio del origen racial blanco. La etnia blanca occidental no puede existir sin el HR1b del que parte, su ausencia y baja frecuencia en las poblaciones, determina la inexistencia de dicha etnia.
Definimos como occidentales en sentido étnico a aquellos pueblos en los cuales se encuentra la familia de subtipos o halotipos del HR1b paterno y H materno, endémicos o frecuentes en la Europa occidental, de donde es originaria, en una frecuencia superior al cincuenta por ciento. Por tanto en los que más y mejor se conservan los caracteres somáticos y genéticos de los europeos originales, y negativamente, a los que su frecuencia sea inferior, excluyendo el RxR1 subsahariano, ajeno a Europa. Un índice superior al cincuenta por ciento, denota en las naciones europeas, que por lo menos en un remoto origen fueron plenamente uskas.
Cuando aquí tratamos el cocenpto Occidental, no se hace en base a los elementos que han construido la historia reciente de la sociedad moderna, desde puntos de vista socioeconómicos y políticos, sino como un fenómeno básica y esencialmente racial; del mismo modo que la cultura china es particularmente un hecho histórico asociado a la raza amarilla. Dentro de ese punto de vista racial, se incluirían otros aspectos de tipo filosófico, espiritual y cultural que distinguen Occidente como a la última gran civilización de la humanidad.
Nuestro apellido, perteneciente a nuestro más remoto antepasado paterno, nos puede descubrir o dar idea de cuál es nuestro origen y su relación con una raza ancestral. Por lo general los apellidos castellanos, astúricos, galáicos y evidentemente los catalanes, navarros y vascos, dan prueba de un aporte intenso de la sangre uska, a menos que en muy determinados casos, el apellido castellanizado, denote o se refiera a otro lugar de origen, como por ejemplo Benassar,  no europeo. Por contra otros apellidos dejan clara una intensa huella uskarita, como el ancestral Belusko o Velasco, de origen navarro, tan remoto casi como la propia lengua vasca, y que usaron los primeros señores de Pamplona. Así Belusko (en algunas lenguas prerromanas Belaiskom) también conocido como Waskon, fue el conquistador y señor de Pamplona que expulsó a Mutarrif, tomando sus descendientes el nombre de Velasco, apellido que orgullosa y curiosamente corre por mi sangre pues lo heredó mi abuela materna de su madre. En otras naciones uskas, existen apellidos que denotan su origen ibérico. Tal es el caso de Astor, apellido de origen francés, que significa astur, es decir que procede de este pueblo o región ibérica, y que desde antiguo se extendió por Inglaterra.
La ruptura de la continuidad de la sangre uska por línea paterna, es irreversible. Se harían necesarios siglos para reconstruirla, pues un sólo eslabón de la cadena masculina de sangre, rompe su continuidad, perdiéndose por tanto la identidad biológica uska y una importante consistencia genética original (toda la que pudiera corresponder a la línea patrienal directa). Imaginemos el tiempo, quizá milenios, que serían necesarios para recomponer el daño sufrido en las últimas décadas por el fenómeno de la inmigración.
Hay que entender, que la no pertenencia al R1b (de forma directa), no excluye definitivamente, la pertenencia al pueblo usko, pues es posible conservar, buena parte de los caracteres y autosomas de dicho linaje sin pertenecer a dicho haplogrupo, eso sí, siempre y cuando la persona pertenezca originariamente, tanto él como sus antepasados, a los grupos o regiones (países), donde la frecuencia del R1b, sea superior siempre al 50 por cien. Los antepasados no uskos tienen que ser lo suficientemente remotos como para facilitar un paso considerable de genes autosomas en las sucesivas generaciones. Uskarizar un origen extranjero sólo es posible en un periodo considerable y donde abunde la línea genealógica indirecta patrienal de los linajes típicamente uskarios.
La caída del mundo latino influyó en la mentalidad, la política y la cultura europea moderna, hasta concebir dos polos casi opuestos dentro del mismo continente. El punto de inflexión en la separación de las dos caras de una misma Europa, vino de la mano de la Revolución Industrial y la caída de las viejas potencias coloniales que pone fin al capítulo de las grandes civilizaciones del Mediterráneo. Sin embargo el origen de la decadencia del mundo mediterráneo viene de una época muy anterior. Tres son los grandes imperios que ven nacer las costas del Mediterráneo. Egipto, remonta su origen al pueblo usko, de donde se formará la primera albocracia de la historia, el primer imperio verdaderamente europeo, hasta la dinastía kushita, que iniciará el periodo de un estado afroasiático, hasta la dominación extranjera de los helenos, y después de los romanos (cuya influencia no pudo resucitar a la albocracia uska originaria, trasladada y recluida definitivamente en estado original en el occidente atlántico, comenzando también lentamente a deprimirse en el seno de las potencias helena y posteriormente romana). Con la caída del Imperio heleno, y posteriormente con el Imperio Romano de Occidente el mundo mediterráneo se queda casi vacío, a consecuencia de haberse perdido buena parte de la sangre uska asentada desde hace milenios entre Egipto y el Éufrates. Para el siglo V, Grecia ya casi había dejado de ser un país europeo, acercando su sangre, su destino y su historia al mundo asiático, que en esencia representó el carácter del Imperio Bizantino. En esa misma época la Ciudad Eterna, había dejado atrás para siempre su capitalidad del mundo, cerrando así el capítulo final de su historia, pues nada que viniera después pudo jamás ni compararse. El mundo Mediterráneo se equiparó al bárbaro del norte, y no porque éste se desarrollara rápidamente, sino al contrario porque el mundo latino se colapso tras ser asiatizado. Con el comienzo de la Edad Media, habrá que esperar varios siglos, hasta concebir de nuevo un mundo civilizado, equiparable a lo que antes existía. En la fase culminante de la gestación de ese mundo, se asiste en Europa a la resucitación del Mediterráneo, que vuelve a ser el centro de la cultura, el arte y la filosofía. A partir del siglo XIII, y sobre todo del XIV, vuelve a renacer el genio griego en personajes como Santo Tomás de Aquino, Guillermo de Ockham o Erasmo de Rótterdam. Ese genio no se interrumpió y pudo sentar las bases del Renacimiento europeo, y por consiguiente del desarrollo de la nueva civilización occidental en todo su esplendor. Al mismo tiempo que renacía el fenómeno cultural, filosófico y artístico europeo, también se desarrollaría el nuevo imperio que iría a encarnar la nueva civilización. Ésta pudo expandirse mundialmente a través de los imperios hispánicos de España y Portugal. De nuevo el Mediterráneo, o al menos una parte del mismo, volvía a ser la cabeza del mundo tras mil años. Mientras el Mediterráneo oriental, se pudría en el olvido y la decadencia del Imperio Bizantino, el occidental se expandía planetariamente fundando una nueva era y civilización para la humanidad, descubriendo y conquistando el globo terráqueo. Este imperio hispánico o universal, es el que encarna la última gran civilización del Mediterráneo.
Por ser tenido como hijo del caído Imperio Romano, el hispánico fue también considerado parte del mundo latino. Su lengua, su raza, su cultura y carácter le hacían ser digno heredero de su padre romano. Sin embargo la caída, cuatrocientos años despúes de España y Portugal, y su fin como potencias hegemónicas del mundo, cerró también el capítulo final, ya no de la historia relevante de ambas naciones, sino de todo el Mediterráneo, cuyas costas nunca más se verían como protagonistas de la historia mundial. El mundo latino sufre ahora una nueva decadencia. Esta vez el bárbaro del norte ya no vive como un salvaje, sino que ahora forma la cabeza económica, cultural y política del mundo. El hijo del romano, ha caído varias veces en los abismos más profundos, pero esta vez la Europa del norte actúa como el nuevo león que asegura su manada matando al viejo y agonizante. En este momento el mundo latino ya es un mundo decadente, símbolo del desastre y la ruina. Sin embargo su caída, a diferencia de la época del Imperio Romano, no implica el desplome de la civilización occidental. Mas bien al contrario ésto supone un acicate para el desarrollo de las nuevas potencias que protagonizarán el escenario internacional. Si la caída del Imperio Romano, dejó el relevo al decadente y asiático Imperio Bizantino, que nada pudo hacer por evitar el hundimiento de toda la civilización levantada siglos atrás, el hundimiento de los imperios hispánicos generó un relevo pero esta vez dirigido fundamentalmente a manos de naciones uskas (EEUU, Reino Unido, Francia y en menos medida Alemania). Con este cambio, el proceso de la civilización no se interrumpió, adquiriendo la nueva civilización vida propia por vez primera, al margen de los imperio o estados. El que un Imperio cayera por grande que fuera, ahora no suponía el hundimiento de toda la civilización en pleno. Cuando la raza mengua en unas partes y superpuebla otras, las naciones irán cambiando el epicentro de poder. Con el paso de los siglos España, al igual que pasó con Escitia, fue quedando en lo que respecta a población como un pequeño país, grande en territorio, pero con un número de habitantes no mucho mayor al de los Países Bajos. Mientras Inglaterra, Francia o los Países Bajos se superpoblaban, manteniendo la guerra alejada de sus fronteras, España o Portugal tenían que combatir contra el mundo entero que se les venía encima. Sin embargo un pequeño país en población como era y sigue siendo España, pudo mantener un imperio mundial durante varios siglos, lo suficiente como para hacer su huella imborrable. Si no hubiera sido por esta estapa de la historia universal, España no hubiera tenido una cosideración para el mundo distinta a la irrelevancia que pudieran tener ahora países como Argentina, Polonia, etc..
La identificación del mundo latino con España, como hija del romano, y a su vez madre del latinoamericano, cumpliendo esa máxima latina de ser nación madre de naciones, fortaleció la imagen de decadencia de un país impotente ante la imposible pretensión de querer seguir siendo el amo del mundo. La decadencia del latino, lo fue entonces también de lo Mediterráneo, que además se presuponía indistinto en cuanto a misma raza se refiere. La raza por tanto mediterránea o latina, se presuponía tener un aporte significativo de sangre africana pues parte de este continente participaba de la misma. A esto se unió la ciencia o estudio histórico de las civilizaciones, que la Europa del norte se esforzó en adaptar al supremacismo racial nórdico. De este modo creíblemente se decía que incluso los logros del latino o mediterráneo antiguo (romano y griego) y hasta del egipcio, eran fruto de la irrupción por conquista de las razas nórdicas o arias, siendo de esa supuesta sangre los grandes genios o protagonistas de las civilizaciones antiguas.
Todo esto ahora parecen creencias paganas, mitología, pero durante etapas importantes de la historia occidental fueron tomadas como verdadera ciencia. Incluso en esa época el latino o mediterráneo era una raza todavía más extensa, pues abarcó a Latinoamérica. El decadente latinoamericano, era digno sucesor de su padre el hispano, no porque hubiera levantado otro imperio como el romano o el español, sino porque era la viva imagen de la decandencia, su representación más fiel, el resultado del ocaso de un imperio invadido por bárbaros. El imperio español no fue invadido por bárbaros pero sí dejo una humanidad decadente, el mundo latino. En una misma consideraciòn se tuvo al español, hispano, romano, latino, griego, africano del norte, fenicio o semita, etc.
Con todo lo expuesto hasta ahora, entendemos que el español medio, y por supuesto el pueblo original de cual se formaron los pueblos uskos de Iberia, sólo tienen que ver con el romano original (etrusco), el griego original (pelasgo) y si acaso con la albocracia egipcia, y nada o muy poco con el latinoamericano, el griego actual, el turco, el egipcio, marroquí, etc.
La raza uska europea se divide en dos ramas, una la usko-atlántica (clado norte), representada por las Islas Británicas, y que abunda también en otras poblaciones originarias del Benelux, Dinamarca, noreste de Francia y regiones occidentales de Alemania, cuyo rastro se va perdiendo en la aproximación con Rusia. Los tipos representativos de la rama norte son el haplo R1b U106 y R1b U198. La Rama sur o usko-mediterránea, desde Iberia se proyecta fundamentalmente hacia Francia e Italia, y en un origen remoto también a Grecia, estando formada esencialmente por los haplos R1b S116 y R1b U152. Existió una tercera rama, ahora casi inexistente, pero importante hasta por lo menos el siglo I. Su extinción vino por el mestizaje de los restos reducidos que quedaron de los pueblos de origen escita con las razas asiáticas. Esta rama usko-escita o clado oriental, también llamado clado ancestral, además abarcó a los pueblos sumerios originales y por tanto a una parte importante de los hebreos de raza ibera, y también a los gálatas y frigios. El tipo representativo de los antiguos usko-escitas es el haplo R1b L23 y R1b M269.
Jesucristo mismo perteneció a la conocida como rama ancestral, por ser antes que las propias raza y ramas de su linaje. Cristo tuvo que pertenecer a la estirpe más antigua de su raza, por tanto el clado o rama del que surgió fue el ancestral u oriental, al que en origen también pertenecieron los sumerios y por tanto los israelitas.
Las tres ramas de la gran raza uska, se originaron en Iberia, de donde partieron y fueron a colonizar Irlanda, el Nilo y Mesopotamia. De ellas sólo las dos primeras se conservaron en buen estado de integridad racial hasta la actualidad, en Europa occidental. La tercera es tan residual y está en grado de mezcla tal, que puede decirse que ha desaparecido por completo. En Europa, hasta hace dos milenios, el clado ancestral poblaría amplias zonas de los Balcanes, el norte y sur del Danubio, y el norte del mar Negro.
La desfasada descripción de una raza blanca partida en tres ramas, la mediterránea, alpina y nórdica, es un error histótico y antropológico desde el punto de vista genotípico o racial. Sólo existen dos ramas de la raza occidental europea, el clado norte y el clado sur, siendo una tercera exinguida o agotada por procesos históricos fuera del continente europeo. El resto de pueblos y etnias que habitan Europa, son un resultado mestizo más o menos originado tras la presión masiva de los pueblos urálicos, mongólicos y túrquicos sobre el este y centro europeo a partir sobre todo del primer milenio, que desplazó o exintguió a las ramas orientales célticas uskas.
Glaciación de Würm máxima, y reductos peninsulares de Europa donde se asentaron los linajes de occidente (R1b) y del centro y este (R2b e I).
Glaciación de Würm máxima, y reductos peninsulares de Europa donde se asentaron los linajes de occidente (R1b) y del centro y este (R1a e I).
Origen de Europa. En su camino hacia Egipto hace miles de años, el eberita, fundó Libia, nombre tomado de la capital de los berones, asentados al noroeste del río Ebro. De allí, pasaron al Nilo, y fundaron la civilización egipcia. Cuando los atlantes cruzaron el Sinaí y se asentaron en Asia, fundaron la Casa de Israel. Los eberitas o hiberos atlantes se dispersaron por Asia tras la diáspora, diseminando su sangre por todo el continente.
En Europa, en los períodos finales de la edad Antigua, se dejó sentir abruptamente la caída del Imperio Romano de Occidente, donde la permanencia del de Oriente no impidió la entrada de Europa en el Medioevo, ni tampoco el hundimiento del mundo occidental. El IR de Oriente, deja de ser todo lo romano y occidental que fue en época de la Roma imperial, y ahora sufrirá una decadencia lenta y progresiva. De romano ya sólo le queda el nombre, alejado de Occidente, es un estado medieval más, exánime y orientalizado, incapaz no sólo de conquistar o explorar nada, sino de mantener las propias fronteras y desarrollar un renacimiento cultural, propio de un Imperio, inmerso ahora en  una marea alóctona desbordante. A malas penas lucha por conservar lo poco que queda ya de la cultura occidental de la Roma imperial, recordando el anguloso rostro del César Augusto, tan prominentemente vasco. No puede verse en sus efigies y bustos, más que la faz ibérica y el fenotipo propio del usko de los Pirineos. Y en sus hechos, formando a cada paso la Historia del mundo conocido, el mismo ímpetu de Hernán Cortés o Juan Sebastián Elcano y el resto de grandes descubridores y forjadores de civilización. El propio Julio César, dio a conocer su pasado como miembro descendiente de la gens Iulia, es decir los descendientes de Venus o Vera Hesperia (Iberia), y de Askhanios, la estirpe de los uskos eberitas.
Las Diez tribus perdidas y los descendientes de Eber, (los eberitas o iberos).
En los Altos del Golán, se encuentra el llamado Gilgal Refaim, el Stonehenge de Israel, la huella visible del Megalítico que los uskos dejaron, como signo de la fundación del antiguo reino de las Diez Tribus. Este símbolo atlante, despreciado por la arqueología y la paleontología occidental, desconocido por encontrarse en la asquerosa y abrupta marea de religiones habidas en su entorno, es el templo donde se erigió la piedra de Scone, del pacto de sangre de la Casa de Israel. Alrededor de este monumento megalito cuya forma recuerda al plano de la capital de la Atlántida, se encuentran otros cientos de dólmenes, pertenecientes a estilos distintos correspondientes a las diferentes tribus, y levantados por los uskos que fundaron Israel y Galilea. Estos megalitos, por su estilo, forma y estructura, fueron erigidos por el mismo pueblo que levantó los dólmenes de la península ibérica.
La región del Golán, ubicada en el corazón del antiguo reino usko de Israel, es el centro no sólo del mismo, sino de la creación de la Galilea. Desde sus colinas se divisa esta tierra, último vestigio de los uskos gálatas o galileos. Llevan los Altos del Golán el nombre del ya mencionado rey de Osku, y patriarca ibero de los celtas goidélicos, Golam (exterminador), también conocido como Míl Espáine.
De ese pueblo paleoibérico, surgirán los pueblos israelitas, los hititas y las dinastias y civilización egipcia. Los hititas, antes de que llegaran los gálatas, formaron el primer imperio usko de Asia Menor, En la época de mayor expansión de este pueblo, convivieron tres imperios, el egipcio, babilónico e hitita. La cultura hitita, al igual que la hurrita, es considerada como parte de las lenguas usko-meditarráneas, y por tanto relacionada también con el vasco. No eran los antepasados de los turcos, sino uskos o usko-mediterráneos. La historia antigua de Turquía, parecía haberla destinado a convertirse en una de las naciones uskas del Mediterráneo. Al oeste de Anatolia se encontraban las colonias de los griegos antiguos, que en buena medida eran uskos, como sus antepasados los pelasgos, al centro y sur, los hititas y después los gálatas, y al este los iberos. Sin embargo el aumento y presión de los pueblos asiáticos y semitas, acabó, como ocurrió con Uskaria (Sumeria), asemejando a las poblaciones de Asia Menor, con las de Arabia. Dicho proceso ocurrió con mayor intensidad durante el Imperio Bizantino, acelerándose con el Otomano.
Los hititas fueron un pueblo influyente cuya presencia e impronta llegó hasta Grecia. Los antepasados de frigios e hititas, ambos pueblos uskos, llegaron a Creta y a Grecia, desarrollando la era neolítica, IV milenio a.C, y asentanto lo que sería la civilización minoica. La misma raza pelásgica, se afianza en Grecia, llegada desde Occidente, formando para el II milenio, la koiné del Egeo, e iniciándose el período helándico y la edad de los metales. En este momento Grecia, goza de estabilidad y paz, así mismo mantiene su aislamiento de la influencia oriental, pues en ese tiempo los uskos fundan y mantienen fuertes sus estados en Oriente Próximo. Tal situación, es el terreno fértil para que germine la civilización. Así se desarrollará la micénica y la ateniense, formada por los descendientes de estos pueblos pelásgicos y uskos.
Los descendientes directos de Abraham (cuyo nombre significa rey de los iberos), nacido en la ciudad sumeria y usko-mediterránea de Ur, son, según la Biblia, los que formaron el Reino Unido de Israel, compuesto originariamente por las Doce Tribus. Las mismas procedían del antiguo Imperio Sumerio (Uskaria), formado por antiguas tribus ibéricas o usko-mediterráneas. Antes de Abraham, su antepasado, el patriarca ibero Eber, fundó la que fue en su origen ciudad uska de Ur Salem o Uruskalem (que quiere decir la ciudad de la que emana la fuente de agua), es decir Jerusalén, conocida desde la antigüedad por el gran manantial del Gihón, que permitió su poblamiento y expansión. 
Tras la desaparición de Uskaria, hace más de 4000 años, tras la invasión acadia, los últimos uskos se dirigieron a Samaria (Cisjordania), Galilea y Galatia, donde serían conocidos como samaritanos y gálatas. El reino de Israel, seria conocido en la antigüedad como reino de Samaria, recordando su nombre el de su patria  de origen, Sumeria. La capital originaria también se llamo Samaria (Sumeria). La estirpe real que gobernó las Tribus de Judá perteneció en origen a la sangre uska de Abraham, sin embargo su pueblo, muy próximo a África y Arabia, y por tanto a la influencia de los semitas acadios, no mostrando actitud combativa o de rechazo a dicha influencia, bien porque nunca fueron de la estirpe de Abraham, o bien porque pronto sufrieron un mestizaje intenso y abrasivo, que acabó por identificarlos más con esa familia de pueblos afroasiáticos, se asemejarían rápidamente a los pueblos que hoy podemos encontrar en Palestina. De hecho, los rabinos no reconocen la misma identidad étnica a los miembros de las tribus del norte, es decir a las Diez Tribus de Israel, que son los más puros e íntegros descendientes de Uskaria, que a las Tribus de Judá.
Con el cautiverio de Nínive y tras la división del Reino, se produjo una creciente influencia también en el Norte, es decir en el Reino de las Diez Tribus. Sin embargo en esta ocasión los acontecimientos llevaron a la definitiva destrucción de dichas tribus. Los mismos que acabaron con Uskaria, ahora acabarían con el reino usko de Israel. Sin embargo los mismos descendientes de Nabucodonosor, son ahora los que se apropian del término israelita y se creen herederos de dicho reino. Es decir, el invasor y destructor semita, se hace con el nombre y el legado de aquel pueblo legendario al que aniquiló.
El hecho de que las tribus del sur o Tribus de Judá, no fueran combativas y se mostraran sumisas, unido a una asimilación étnica y cultural cada vez más intensa a la identidad semítica de los invasores, hizo que dichas tribus pudieran seguir existiendo un tiempo más. Sin embargo no tardaron mucho en correr la misma suerte, siendo gran número de pobladores de Judá, dispersados por Babilonia. Los posteriores intentos de restablecer el reino de Israel, permitiendo el retorno de poblaciones israelitas o judías de partes de Mesopotamia, Arabia, etc. no lograrían más que contribuir a identificar más aún al enemigo o invasor semita con el destruido pueblo de hebreo origen usko. Se confundió entonces al israelita con las poblaciones que quedaron en las Tribus de Judá (mestizas, semitizadas y arabizadas). Por tanto para restituir el reino histórico de Israel, hubo tanto en la antigüedad como en tiempo reciente, intentos por traer a dichas poblaciones que durante un período pudieron dispersarse por Babilonia u otras zonas de Arabia, por entender que eran aquéllas en origen las que formaron el pueblo hebreo. Así en época anterior al Imperio Romano, se pretendió, con una actitud más permisiva hacia los judíos, casi indistintos étnica y culturalmente al resto de pueblos que por entonces dominaban lo que en tiempos fue Mesopotamia, traer de regreso a las poblaciones judías de Judá, exiliadas. El resultado de todo este proceso histórico, fue el intento logrado de acabar con el pueblo y gentes que pudieran hacerse fuertes y representar una amenaza en el futuro (es decir los uskos), dejando al resto de pueblos sumisos e indistintos. Tras el mismo aconteció también un cambio filosófico, religioso y cultural drástico que daría origen al judaísmo, que ahora es identificado como israelismo.
En este hecho bíblico se relata la primera victoria de la antesala de lo que sería la cosmocracia contemporánea a nivel planetario.
Hoy podemos determinar la procedencia e identidad genotípica exacta del linaje de la Casa de Israel, y en consecuencia de Jesucristo. La evidencia es tan clara, que algunos antropólogos y genetistas, establecen el origen del haplogrupo R1, en Oriente Medio. Concretamente establecerían el linaje R1b europeo, en lo que sería en tiempos el reino hebreo de la Casa de Israel, o de las Diez Tribus. Esta teoría vendría a explicar que algunos tipos o halotipos de dicho haplogrupo, estén presentes en zonas extensas de Asia central, y en los grandes focos de la civilización babilónica y persa (meseta iraní). Otras evidencias apuntan a que este haplogrupo, vendría de la propia Europa, a través de Asia Menor. A favor de esta teoría, está el foco de la cultura auriñaciense, siendo una evidencia más de la extensión del ibero sapien o protocelta eberita, sobre el continente asiático. Por tanto la variedad de subtipos o halotipos de la familia R1b que existen en Asia, vendrían de la variedad y extensión misma en la que se desarrollaron. La diversidad y amplitud asiática favorecerían una evolución heterogénea a diferencia de lo ocurrido en Hiberia. Las distintas casas de Israel se corresponderían con cada uno de los subtipos de R1b existentes. La diáspora de las Diez Tribus de la Casa de Israel, darían como resultado la gran dispersión del R1b y la aparición de nuevos subtipos o halototipos  por toda Asia.
Descubrierto el rastro dejado por las Diez Tribus, hasta su asentamiento final en Europa Occidental.
En cualquier caso, ambas posturas determinan que inexorablemente la Casa de Israel, y por tanto también la Josenifa, pertenecieron al linaje R1b, convirtiendo a este haplogrupo, en el distintivo de la sangre Real. Ello es así, contraviniendo lo entendido tradicionalmente como linaje judío de Jesucristo, ya que David, bien nunca fue étnicamente de la Casa de Judá, o bien no fue antepasado de Jesús, cosa que por otra parte él mismo jamás dio a entender.  De todas formas, y como ya se dijo es bastante probable que las casas reinantes en Judá, fueran de origen usko.
La desaparición o más bien diseminación asiática de las tribus, queda plasmada en el mapa genético de Asia. La presencia genotípica del HR1b, es anecdótica en la mayoría de los casos de los pueblos y naciones asiáticas, pero lo suficientemente significativa para determinar que la dispersión de la Casa de Israel, además de un hecho bíblico, fue un acontecimiento histórico real, atribuible a la misma.
También es evidente que La Casa de Judá, sufrió una merma considerable de su integridad en el lugar que ocupó en origen. La dispersión de los judíos por el mundo, nada tiene que ver con la desaparición o dispersión de la Casa de Israel. El haplogrupo J y el I, ambos hermanos y procedentes del mismo antepasado común, son los linajes correspondientes a las dos casas de Judá. El HI, sufrió una dispersión considerable, acabando la mayor parte del mismo en Europa. El HJ, permaneció de forma intensa en los territorios del judaísmo farisáico o Casa de Judá, pero mezclado con otros no utskos (asiáticos y africanos).
El término judío hace referencia al pueblo de la Casa de Judá, una de las dos tribus, y además de un grupo humano y religioso, es también más que un linaje étnico, una conjunción o yuxtaposición de varios. Dicho linaje, en tiempos, seguramente de intensa integridad, hoy día ya queda lejos de su antigua pureza. Casi ningún grupo humano o religioso, mahometano o judío, conserva una intensidad que supere el cincuenta por ciento del linaje J. Sus intensidades en torno al cuarenta por ciento, comparten en los mismos pueblos judíos y mahometanos implicación con otros linajes asiáticos y africanos, y en menor medida occidentales. Esto supone, una gran mezcla somática de genes afro-asiáticos.
En consecuencia la realidad étnica judía, es hoy día prácticamente inexistente. Es decir no existe un grupo lo suficientemente cohesionado étnicamente para considerarlo como judío, descendiente de la Casa de Judá. El resultado es la ausencia de identidad étnica y la agrupación del concepto judío y mahometano, en la consideración religiosa que hoy entendemos. Los judíos pues, son un grupo mestizo, en el cual se funden los linajes asiáticos y africanos, con la aportación de cierta intensidad del HJ, último vestigio de la Casa de Judá. Casi ningún pueblo semita conserva un aporte apreciable de Sangre Real, circunscrita al linaje usko (r1b), salvo el caso sefardí.
El concepto Israelí, se refiere al nombre que toma como propio, el farisáico y mestizo judío, establecido en el actual estado Israelí. Impropios son ambos nombres; primeramente israelí, por hacer mención al nombre del pueblo bíblico israelita (es decir el perteneciente a la Casa de Israel y no a la de Judá); y el de estado Israelí o Israel por hacer mención al nombre dado para el reino de Jerusalén perteneciente a los israelitas y por tanto al linaje de Sangre Real.
Hebreos son los descendientes, según la Biblia, de Eber, descendiente de Noé y epónimo de los eberitas (no confundir con el también eberita, llamado Eber Finn, hijo de Míl o Miles, el ibero atlante que fundó Irlanda y Escocia). Es pues el pueblo ibri o iber, tal y como lo nombra la Biblia, o eberita (ibero), el auténtico linaje de la Casa de Israel, el único que porta Sangre Real, y por tanto legítimado para usar los nombres bíblicos de israelita e Israel, así como el nombre que le dio la Biblia, ibri (hebreo).
El nombre del texto sagrado Biblia, proviene del griego, quien a su vez lo trae de la ciudad ibera de Bílbilis en la Hispania Citerior, situada en el cerro de Bámbolan en el entorno del río Ebro (de los hebreos o eberitas) y cuyos últimos pobladores fueron la tribu celtíbera de los lusones.
La ciudad donde se ubica el nacimiento histórico de Jesús, también remonta el origen de su nombre a tierras iberas. La ciudad de BELÉN, que daría luz a un dios, proviene del dios ibero-celta Beleno, que era el dios de la luz, por tanto dicha ciudad significaría el lugar sagrado del alumbramiento de un dios usko.
Los eberitas, son los descendientes de la especie humana del homo Atlanticus, del cual surgiría el linaje de Dios.
Ruta de la Casa de Israel y el linaje R1b
Ruta de la Casa de Israel y el linaje R1b
Los términos hebreo (eberita o ibero) e israelita, hacen referencia al linaje de la Casa de Israel (misma que de Jesucristo), que son los únicos portadores de la Sangre Real, la que se originó de la raza uska, y que actualmente se asienta en Europa occidental. Los hebreos, son los antepasados de los iberos, asentados en el río Ibaiber o Ebro (río Hebreo), y son los descendientes directos de Eber (patriarca de los israelitas). El foco humano y genotípico del río Ebro, establece la mayor frecuencia del haplogrupo H3 Y H2 del mundo, y una de las más altas frecuencias de Hr1b. Esto demuestra que este río significó un edén para la población hebrea o celta europea occidental, y con mayor intensidad durante la prehistoria.  Los términos hebreo, israelita (no confundir con israelí) y celta se refieren a una misma realidad étnica y genotípica.
Siguiendo la senda trazada por el Hr1b en sus rutas asiática y europea, se puede descubrir cuáles fueron los destinos trazados por el pueblo de Israel.
Al dar por terminado el gobierno de los jueces de las Casas israelitas, las mismas fueron ocupadas por reinos a cuya cabeza se establecieron los descendientes de los legendarios antiguos reyes de Iberia, tras la conocida como sequedad de España, en tiempos del rey Abides. Así sabemos que por ejemplo Manases o Manasseh y por su común relación también Efraím, fueron gobernadas por reyes de estirpe eberita de origen egipcio, tan uskos en su linaje como lo era el rey Tut. También el patriarca Labán, fue de estirpe uskara, naciendo en la ciudad uskomediterránea de Padam Arám (Mesopotamia), y fue el antepasado de la mayor parte de las casas reinantes de las tribus de Israel. Por último se debe recordar que la ciudad ibera de Ur, en Mesopotamia, situada cerca de Uruk, fue donde nació Abraham, el considerado más remoto patriarca israelita, a partir del Diluvio. Fue éste quien selló el pacto racial, por el cual ser levantaría el primer templo del reino de Israel.
En la mitología ibérica, el rey ibero Eber, hijo de Míl Espáine (héroe escita fundador de Irlanda y Escocia), descendiente también de la realeza uska de Egipto, tomó su nombre del que según la Biblia fue padre de los eberitas o pueblo iber es decir de los hebreos o uskos. Este patriarca antepasado de Abrham, fue esposo de Azurad, lo cual convertía a Heber o Eber, en yerno de Nemrod. Este útlmio rey fue fundador mítico de la Mesopotamia uska (Uskaria) o Sumeria. Nemrod, al igual que su yerno Heber, eran descendientes directos de Noé, e igualmente antepasados de Jesucristo. Con las sucesivas oleadas acadias y la conquista definitiva siria a manos de Asurbanipal, los últimos uskos de Mesopotamia fueron deportados a Galilea, Samaria, etc. (Esdras 4, 9-10).
Una cuestión compleja sería la de definir dónde y cuándo acabaría lo hitita y usko, y donde empezaría lo semítico en el reino de Israel. La división del reino unido de Israel acontece tras un hecho ignorado y desapercibido por la tradición judía. Los judíos argumentan una cuestión tributaria en la determinación del rechazo del hijo de Salomón. Otra cuestión es la de que este rey fue el primero de Israel que toma como esposa a una extranjera Naamah, del reino semita de Amón (los amonitas eran considerados por la Biblia antagónicos de los israelitas). Por tanto Roboam sería el primer descendiente de la estirpe de David de origen mestizo. El pacto de Abraham sobre la sangre de Israel se había roto. Es muy probable sin embargo que se estuvieran cometiendo dichas injurias de forma intensa y extensa en el territorio de Judá tiempo antes. El que la realeza también lo hiciera suponía un hecho trascendental, pues el mantener la sangre dentro de un pacto sagrado, era por bien de conseguir el advenimiento del mesías de sangre pura. Luego las tribus norteñas, que siguieron llamándose reino de la raza de Israel, nombraron a Jeroboam como rey, que aunque no era descendiente de David, era de linaje puro, hijo de Nabat y Serúa (que en vasco significa cielo).
Representación de la Diosa vasca Mari o Mariuena, la auténtica virgen María ibérica. Obsérvese la semejanza con las advocaciones marianas. Entre los símbolos de su estirpe se observa en la esquina derecha superior el lauburu de Sugar.
La diosa vasca Mari, Maddi o Mariuena (conocida en Irlanda como Morrigu o Morrigan), procedente de la mitología precristiana, (divinidad de las montañas) y habitante de las cuevas de los montes, y el dios celta precristiano Esus, nos recuerdan demasiado a los nombres de María y Jesús. En una cueva es donde nació Jesucrito (Esus el dios celta), dándole a luz la virgen diosa María de los montes o del Carmelo (Mari diosa vasca de las montañas). En el Gólgota también padeció y finalmente murió, y quien para mayor deshonra fue llamado el Rey de los judíos. Esto explicaría la intensidad de la figura mariana en la religiosidad ibérica. La devoción mariana, tan extensa e intensa en España, en comparación con el resto del cristianismo europeo, tiene su origen en las deidades femeninas. Ello remarca el carácter ancestral puramente matriarcal y sagrado del celtibero prerromano.
También de la diosa Mari, proviene el nombre dado a una colonia ibera fundada en Mesopotamia, la extinta ciudad de Mari, a orillas del río Éufrates, el sagrado monte Moriáh (lugar del sacrificio del carnero y del primer templo del reino de Israel, erigido al pacto de la sangre), y el monte Meru (Monte Mari), en la India, sede de los dioses hindúes. Tan importante fue esta diosa en la antigüedad , que sentó las bases de la religión de las antiguas civilizaciones asiáticas. Así el nombre del idioma sumerio significa buen mari, en contraposición del Kumerio o Kumeru, (mal mari).
Mari o Maddi, en su morada del Amboto. Generalmente se presenta con cuerpo y rostro de mujer, elegantemente vestida (generalmente de verde), pudiendo aparecer también en forma híbrida de árbol y de mujer con patas de cabra y garras de ave rapaz, o como una mujer de fuego, un arcoíris inflamado o un caballo que arrastra las nubes. En su forma de mujer aparece con abundante cabellera rubia que peina, al sol, con un peine de oro.
Kristos, uno de los nombres por el que se conoce a Jesús, fue Dios de Tharsis (colonia milesiana). Así sería llamado Jesucristo el dios gálata de los israelitas.
Los símbolos celtas de cruces y estelas, son igual de impresionantemente fieles a los cristianos. A esta simbología se añade la estrella de ocho puntas, que es el símbolo del sol de Tartessos[22] (también de origen milesiano), y que se corresponde fielmente con el símbolo originario de la Casa de Israel.

[22]Tartessos, nombrada en la Biblia como Tharshis, fue considerada por la Grecia Clásica, la primera civilización o protocivilización de Occidente, cuyo origen se remonta hace más de 7000 años. Parece que pudo surgir en las riveras del río Odiel y el río Tinto, y en un comienzo abarcar el territorio suroriental de Andalucía. Sin embargo parece que pudieron expandirse por el Levante, fundar colonias en el Mar Menor, y llegar incluso al delta del Ebro. Fueron los precursores y difusores de la cultura celta en Europa, así como herederos y continuadores de la egipcia. Estrabón y otros autores identifican a esta civilización con la Atlántida de Platón, y habla de leyes y escritos de más de 6000 años de antigüedad.

La Biblia uska (Antiguo Testamento)
Buena parte de los relatos bíblicos encuentran su origen en la cultura uskomediterránea de Sumer, donde Uruk y Ur fueron las fuentes de los mismos.
EXÉGESIS.
Esdras Capítulo 9
9:1 Una vez terminado todo esto, se me presentaron los jefes para decirme: «El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas no se han separado de la gente del país, que practica cosas abominables: los cananeos, los hititas, los perizitas, los jebuseos, los amonitas, los moabitas, los egipcios y los amorreos. 9:2 Al contrario, se casaron y casaron a sus hijos con mujeres de esos pueblos, y así la raza santa se ha mezclado con la gente del país.¡Los jefes y los magistrados fueron los primeros en participar de esta traición!».
Refiere este capítulo, a la destrucción racial de la que Biblia nombra como raza santa, por medio de la traición y del pecado del mestizaje con la  raza de los extranjeros y semitas.
9:7 Desde los días de nuestros padres hasta hoy, nos hemos hecho muy culpables, y a causa de nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes, fuimos entregados a los reyes extranjeros, a la espada, al cautiverio, al saqueo y a la vergüenza, como nos sucede en el día de hoy. 9:8 Pero ahora, hace muy poco tiempo, el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido la gracia de dejarnos un resto de sobrevivientes y de darnos un refugio en su Lugar santo. Así nuestro Dios ha iluminado nuestros ojos y nos ha dado un respiro en medio de nuestra esclavitud.9:9 Porque nosotros estamos sometidos; pero nuestro Dios no nos ha abandonado en medio de la servidumbre. El nos obtuvo el favor de los reyes de Persia, para animarnos a levantar la Casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y ara darnos una muralla en Judá y en Jerusalén.
Refiere estos párrafos a los supervivientes, (el remanente) de la raza de Israel, que sobrevivió a los saqueos, al cautiverio, y la expugnación de reyes extranjeros. Ese remanente vivo (agua viva) o reserva genética mágica, de donde surgirá el linaje de Jesucristo. Habla del muro levantado por Dios entre Judá y Jerusalén que impide contacto de ambas razas, pues el mestizaje se entiende como algo corroyente y traidor.
9:10 Y ahora, Dios nuestro, ¿qué más podemos decir? Porque hemos abandonado tus mandamientos, 9:11 los que nos habías dado por medio de tus servidores los profetas, diciendo: «La tierra en la que entrarán para tomar posesión de ella es una tierra manchada por gente del país, por las abominaciones con que la han llenado de un extremo al otro a causa de su impureza.
Es evidente como la Biblia pone el énfasis del origen de los males de la humanidad en su degradación étnica y la impureza de la sangre de la raza santa.
9:12 Por eso, no entreguen sus hijas a los hijos de ellos ni casen a sus hijos con las hijas de esa gente. No busquen nunca su paz ni su bienestar. Así ustedes llegarán a ser fuertes, comerán los mejores frutos de la tierra, y la dejarán en herencia a sus hijos para siempre». 9:13 Después de todo lo que nos ha sucedido por nuestras malas acciones y nuestra gran culpa –aunque tú, Dios nuestro, no has tenido en cuenta todo el alcance de nuestra iniquidad y nos has dejado estos sobrevivientes – 9:14 ¿cómo es posible que volvamos a violar tus mandamientos y a emparentarnos con esta gente abominable? ¿No te irritarías hasta destruirnos, sin dejar ni un resto con vida? 9:15 Señor, Dios de Israel, porque tú eres justo, hemos sobrevivido como un resto. ¡Aquí estamos en tu presencia con nuestras culpas, a pesar de que en estas condiciones nadie puede comparecer delante de ti».
De nuevo recalca el mismo capítulo el castigo que conlleva la pérdida de identidad y pureza étnica, desoyendo al profeta Amos y al profeta Oseas, y avocándose a la degradación del reino de Jeroboam.
Lo que quedó de la Casa de Israel (el resto o remanente), permaneció para engendrar puro a Essus (Jesucristo). Mantuvo Dios a las familias suficientes para aislar puro el linaje del carisma josefino trinitario. Habla de sí mismo Jesús, cuando dice que no es judío sino agua viva, refiriéndose al remanente de agua viva de Israel.
Léase a continuación de forma atenta el siguiente pasaje, pues en él se habla de la promesa de no dar las hijas propias al extranjero ni tomar las extranjeras para los hijos de la Casa de Israel. Es Dios quien manda mantener la Casa libre de impuros o no gentiles. Por ello manda a su pueblo el perpetuar a la Raza Santa y no a otra u otros linajes.
Nehemías Capítulos 9 a 13
El día veinticuatro de aquel mismo mes, se congregaron los israelitas para ayunar, vestidos de sayal y la cabeza cubierta de polvo.
La raza de Israel se separó de todos los extranjeros; y puestos en pie, confesaron sus pecados y las culpas de sus padres.
Promesa -A no dar nuestras hijas a las gentes del país ni tomar sus hijas para nuestros hijos.
Si las gentes del país traen, en día de sábado, mercancías o cualquier otra clase de comestibles para vender, nada les compraremos en día de sábado ni en día sagrado. En el año séptimo abandonaremos el producto de la tierra y todas las deudas.
¿No pecó en esto Salomón, rey de Israel? Entre tantas naciones no había un rey semejante a él; era amado de su Dios; Dios le había hecho rey de todo Israel. Ytambién a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras.
¿Se tendrá que oír de vosotros que cometéis el mismo gran crimen de rebelaros contra nuestro Dios casándoos con mujeres extranjeras?”

Uno de los hijos de Yoyadá, hijo del sumo sacerdote Elyasib, era yerno de Samballat el joronita. Yo le eché de mi lado.
¡Acuérdate de estas gentes, Dios mío, por haber mancillado el sacerdocio y la alianza de los sacerdotes y levitas!
Los purifiqué, pues, de todo lo extranjero. Y establecí, para los sacerdotes y levitas, reglamentos que determinaran la tarea de cada uno,
y lo mismo para las ofrendas de leña a plazos fijos y para las primicias. ¡Acuérdate de mí, Dios mío, para mi bien!
En Isaías, vemos como los pueblos no reconocerán ni serán reconocidos como los eberitas, los genuinos hijos de la Casa de Israel.
Isaías 20
»Aunque te arrasaron y te dejaron en ruinas, y tu tierra quedó asolada, ahora serás demasiado pequeña para tus habitantes, y lejos quedarán los que te devoraban. 20 Los hijos que dabas por perdidos todavía te dirán al oído: “Este lugar es demasiado pequeño para mí; hazme lugar para poder vivir.” 21 Y te pondrás a pensar: “¿Quién me engendró estos hijos? Yo no tenía hijos, era estéril, desterrada y rechazada; pero a éstos, ¿quién los ha criado? Me había quedado sola, pero éstos, ¿de dónde han salido?” » 22 Así dice el Señor omnipotente: «Hacia las naciones alzaré mi mano, hacia los pueblos levantaré mi estandarte. Ellos traerán a tus hijos en sus brazos, y cargarán a tus hijas en sus hombros. 23 Los reyes te adoptarán como hijo, y sus reinas serán tus nodrizas. Se postrarán ante ti rostro en tierra, y lamerán el polvo que tú pises. Sabrás entonces que yo soy el Señor, y que no quedarán avergonzados los que en mí confían.»

(Source: lasxtribus.wordpress.com)
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