lunes, 11 de mayo de 2015

El mito ario


Raza dolicocéfala nórdica (aria o germánica).- La raza nórdica cubre la mayor parte de la Península Escandinava, el contorno de los mares Báltico y del Norte, una parte de Gran Bretaña (Escocia), los archipiélagos del norte y del oeste de Escocia y la totalidad de Islandia. La variedad nórdica aparece más o menos mezclada con elementos alpinos (aporte céltico) en Irlanda, País de Gales, Bretaña y Normandía. Dicho conjunto racial aparece anexo a etnias de cultura germánica y constituye un porcentaje importante de la población leucoderma de Norteamérica, Australia y Sudáfrica. Su forma más característica se encuentra en los valles interiores de Noruega, en el sur y el centro de Suecia, así como en los Highlands (= Tierras Altas) de Escocia. 

Entre los caracteres más representativos de los nórdicos, se observa una estatura elevada (media de 1,73 m), cabeza dolicocéfala o mesocéfala, cara alargada (leptoprosopa) y nariz estrecha (leptorrina) y prominente. La piel presenta una pigmentación blancorrosada, el cabello es de color amarillo o marrón ―menos del 1% de los suecos lo tiene negro, según C.S. Coon― y los ojos son normalmente claros (azules o verdes). Sin embargo, la raza nórdica ha efectuado fuera de las regiones en las que está mejor diferenciada un cierto número de modificaciones que han conducido a la aparición de subrazas y de tipos locales. 


De entre estas subvariedades, caben destacar las siguientes: dálica, Brünn, Trondelagen, anglosajona y céltica. El tipo dálico o dalonórdico (de Borreby, según Gerhardt, 1969) se extiende a lo largo de Suecia, de Alemania y en el este de Francia (raza lorena), caracterizándose por un cuerpo rechoncho, el cráneo y la cara más anchos y una cierta tendencia a la braquicefalia. La subraza dalonórdica representaría, según ciertos autores, una reminiscencia ancestral de un grupo nórdico primitivo considerado como descendiente de la raza de Cro-Magnon. 

La variante denominada Brünn presentaría acentuados caracteres que lo acercarían al prototipo de Cro-Magnon, mientras que la Trondelagen no sería más que una variedad hibridada de nórdicos sensu estricto y nórdicos Brünn. El tipo anglosajón, por su parte, se encuentra localizado en el norte de Alemania y de Inglaterra, y destaca por tener un esqueleto muy robusto, molares prominentes, tendencia a valores altos del índice cefálico, cabeza relativamente poco elevada, etcétera. Por último, existiría un denominado tipo céltico, de la Edad del Hierro (diferente de los grupos celtas actuales), el cual destacaría por la forma ósea de la nariz, la inclinación de la frente y otros caracteres esqueléticos. Tales subdivisiones responden, probablemente, más a una interpretación arbitraria de ciertos restos que a una verdadera variación antropogenética. 

El origen de la raza nórdica ha planteado algunos problemas a los antropólogos, debido al hecho de que el poblamiento del norte de Europa sólo puede haberse producido en una época reciente, es decir, después del Paleolítico Superior (hace 12.000 años), momento en que el período interglacial Holoceno viene a sustituir al Pleistoceno. En este tiempo, los hielos de la glaciación de Würm empezaron a retroceder, liberando la Península Escandinava del casquete helado y separándola del resto de Europa por el mar Báltico. A partir de ahí, han surgido distintas hipótesis que intentan explicar la génesis de los nórdicos. 


Las teorías surgidas se pueden dividir en dos grupos: migracionistas y adaptacionistas. En el primer caso, el poblamiento de Escandinavia sería posterior a su individualización geográfica. La raza nórdica provendría de migraciones protohistóricas gestadas a partir de comunidades existentes en otras regiones de Eurasia, probablemente del Cáucaso (mestizaje de mediterránidos con pobladores oriundos del mar Caspio) o del Asia central (hipótesis aria o indoeuropea). Según el otro conjunto teórico, la región noroccidental de Europa se habría colonizado a raíz de la adaptación geoclimática de poblaciones existentes in situ, las cuales se habrían dirigido hacia el Norte conforme retrocedían los glaciares (hipótesis cromañoide y del Homo europeus ). H.-V. Vallois teorizaba en este sentido al decir que los nórdicos son . 
El color muy claro de los pobladores de las regiones del norte de Europa se debe, según Marvin Harris, a que pueblos de fenotipo mediterráneo producían alimentos agrícolas, derivados lácteos y obtenían la vitamina D del sol. 

Pero al comenzar su lenta ascensión hacia el norte, sufrieron un déficit de vitamina D (que se obtiene normalmente del pescado marino) y de calcio que hizo que la selección natural y quizás la sexual favoreciese la piel blanca, por su mayor receptividad frente a las radiaciones solares, y también por su mayor capacidad para producir la enzima llamada lactasa que posibilita la ingestión de grandes cantidades de leche fresca, alimento básico en los territorios nórdicos. 

Así, la supervivencia de hijos de piel clara, más fuertes y más sanos por lo general que los hijos morenos en ambientes de poca radiación solar con déficits alimenticios, unido a la alta mortalidad infantil de esas épocas, dio como resultado a una mayor proporción de rubios en las poblaciones nórdicas. 

Según el psicólogo Jerome Kagan, los individuos de ojos claros serían más inhibidos que los de ojos oscuros con un mayor miedo a la novedad. Ello se debería a la supuesta relación que existiría entre producción de melatonina y corticoides. 


Su idea es que las poblaciones nórdicas, al emigrar hacia Escandinavia, el Báltico y el norte de Alemania, incrementarían el nivel del neurotransmisor de la norepinefrina para hacer frente a las bajas temperaturas, adaptando la temperatura corporal y el sistema nervioso a un entorno hostil. Ello daría lugar a un sistema nervioso más reactivo y un temperamento más timorato.
 
Por el contrario, los nórdicos son más sensibles a las quemaduras solares, a los melanomas y a las cataratas en regiones de media o intensa insolación. También es notorio que en altas latitudes de la Europa atlántica (50-65º Norte), caracterizadas por un clima oceánico frío o continental, la baja insolación no produce las suficientes hormonas antidepresivas (serotonina) en las glándulas tiroideas, lo que explicaría la tendencia depresiva de la gente nórdica así como su posible propensión genética al alcoholismo, al suicidio y a conductas criminales colectivas debido a problemas afectivos de relación y deficiencias en el desarrollo de la inteligencia social. No obstante, las migraciones, el mestizaje y la cultura pueden mitigar este problema. 


La supuesta inteligencia superior atribuida a esta raza por distintos autores racistas no parece confirmada por la Historia, la Arqueología, la Psicología y otras ramas del saber y, más bien, el hecho de poseer una piel blancorrosada y cabello y ojos claros no solo no es una ventaja evolutiva sino que podría suponer un inconveniente biológico para adaptarse a distintos entornos bioclimáticos, donde han prosperado una pigmentación cutánea intermedia y un color de pelo y ojos oscuros, propios de la mayoría de las razas. Igualmente, la pretendida pureza racial de este conjunto se ve contradecida por la diversidad de tipos fisionómicos (V. gr, tipos dálico o Brünn) y genéticos (haplogrupos I, R1b, H, R1a…) del entorno noreuropeo. 


Actualmente, sus bajas tasas de natalidad, los problemas de infertilidad en ciertas áreas contaminadas e industrializadas y el mestizaje con otras poblaciones más numerosas han convertido a la nórdica y su hermana báltica en razas recesivas. 

Para Harris la mayor proporción del tipo nórdico se produjo hace 6.000 años, pero en realidad algunos opinan que entre las poblaciones paleolíticas (caucasoides o no) ya habría individuos rubios, aunque no fueran ni mucho menos mayoritarios con respecto a los morenos. 


La ideología nacional-socialista consideraba al prototipo racial nórdico como eje definidor de la identidad alemana. Según Hans F. K. Günther, antropólogo oficial del Tercer Reich, el auténtico germano tendría las siguientes características: . Sin embargo, sólo los alemanes del norte poseen estas características, hecho corroborado por las investigaciones de Rudolf Virchow, un político teutón que en 1871 hizo una encuesta en toda Alemania examinando la fisionomía de más de 10 millones de escolares. A partir de aquí, se dio pie a la creación de la Lebensborn (= ) durante el período hitleriano. 



Algunos autores de la Antigüedad, como Tácito ―punto de referencia para los autores nazis― en su Germania (S. I d.C.), ya sugieren la fuerte endogamia de los pueblos germánicos, quienes tenían en cuenta tanto la ascendencia paterna como la materna a la hora de aceptar a alguien en el clan. Aquí, los rasgos físicos constituían un elemento de definición étnica y racial frente a otras poblaciones. El autor latino comenta lo siguiente en su obra: 


(Fuente: Tacitus: The Agricola and Germania, A. J. Church and W. J. Brodribb, Trad. London, Macmillan, 1877, pp.87-110). 

En Iberia aparece junto con el elemento alpino, aunque en menor número, durante las migraciones célticas. Sin embargo, la verdadera expansión peninsular de la raza nórdica se produjo a raíz de las invasiones germánicas del S. V d.C. A posteriori arribaron nuevos contingentes procedentes del norte de Europa a partir del comercio esclavista () llevado a cabo en Al-Ándalus y de las emigraciones acontecidas en la Edad Moderna. En época contemporánea, ha continuado la inmigración de dolicocéfalos-rubios en la Península, especialmente en su parte meridional. El prototipo racial aparece repartido por toda la geografía peninsular, si bien, éste es abundante en el norte y en algunas comarcas de la Meseta. Entre los restos esqueléticos atribuidos a dicha raza, destacan los datados en época antigua aparecidos en la necrópolis galaico-romana de La Lanzada (Pontevedra). 


Las teorías lingüísticas indoeuropeas pronto fueron asociadas a la idea de raza. En el siglo XIX, se creía que toda familia cultural estaba o había estado originalmente definida por una raza o pueblo concretos (Urvolk) y tenía un idioma primigenio (Ursprache) surgido en una patria primitiva (Urheimat). Dentro de tal marco, surgió la hipótesis aria. Los primitivos indoeuropeos fueron denominados arios por Friedrich Max Müller, quien emuló el nombre originario con el que se menciona en Los Vedas a los invasores kurgánicos del segundo milenio antes de la era cristiana. De probable raíz semítica, la palabra o Aryas (= ) fue utilizada por los indoeuropeos orientales a la hora de autodefinirse frente a los dasyus, nativos de piel oscura de la India. Asimismo, los reyes persas (v.gr, el Sha Pahlevi) utilizaban este vocablo entre sus títulos de honor; de hecho, significa en farsi . 

El vocablo ario se transplantó a Europa en el momento en el que se estaban fraguando las teorías racistas nórdicas. Utilizado ya por Herodoto, Johann Gottfried Rhode lo popularizó en 1820 y Friedrich Schlegel creó la a partir de un vocablo lingüístico; en 1819, Schlegel nacionalizó el nombre asimilándolo al alemán Ehre (= ), ejemplo que seguirían las cátedras lingüísticas de la segunda mitad del siglo XIX. La consecuencia de esta coincidencia fue la equiparación entre los conceptos de nórdico (raza), ario e indoeuropeo (cada vez más sinónimo de raza blanca o caucásica).


 Los autores racistas pretendieron ver en la raza nórdica, considerada como pura, la base biológica de los primigenios indoeuropeos. Los adalides de la arianidad creían que los nórdicos habían sido los creadores del sistema de castas y de la literatura védica india. Según su perspectiva etnoantropológica, los únicos arios que habrían mantenido serían los germanos. Aquí se produjo una transposición de nombres: ario se convirtió en sinónimo racial de nórdico y etnobiológico de indoeuropeo. Igualmente, el término se empezó a utilizar como equivalente de ario e indoeuropeo. 


(Source: igenea.com) votar

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