sábado, 27 de junio de 2015

Vidas Desperdiciadas: de la sociedad líquida a la cultura mestiza


Vidas Desperdiciadas

Título del ensayo publicado en 2005, en el que Bauman se ocupa de lo que denomina producción de “residuos humanos” que acontece actualmente en nuestra sociedad. Haciendo especial referencia a ese “cuarto mundo” conformado con las poblaciones improductivas de emigrantes, refugiados y otros parias, como consecuencia inevitable de la globalización.
El impacto sobre la convivencia para los autóctonos, con estos sectores sociales más excluidos, se administra desde diferentes estrategias psicosociales: la segregación del otro que conduce hasta su exclusión (estrategia émica), la asimilación del otro despojándole de su otredad (estrategia fágica), y la invisibilización del otro hasta que desaparece del mapa mental compartido, una estrategia similar a la que solemos utilizar cuando vemos los horrores de la guerra en la televisión.

En relación con lo anterior, Bauman, desarrolla la metáfora del jardinero para distinguir entre las sociedades cultivadas, que fundamentan su desarrollo en los avances tecnológicos gestionados por un poder que ejerce un diseño artificial, que determina la dependencia social de ese poder en última instancia; y por otra parte, las sociedades silvestres que conservan su capacidad autoreproductora, en la que los vínculos humanos todavía resultan imprescindibles, en forma de comunidad, para el objetivo último de la sociedad, que no es otro que el de perpetuarse. Las sociedades megaurbanas y las sociedades más rurales, serían ejemplos respectivos de ambos tipos de sociedad.




Vida Líquida

Con este título, Bauman publica un ensayo en 2006, en el que aborda un extraordinario análisis de nuestra sociedad desde una perspectiva que bien podría definirse como antropológica. En mi criterio, “Vida Líquida” es la obra más importante y acabada de este autor, y en el expone un análisis profundo y pesimista del ser humano en los tiempos actuales.
En la moderna sociedad líquida, los criterios de evolución colectiva se han distorsionado por completo, la experiencia no sirve, porque los desafíos y las circunstancias son siempre cambiantes, cambian tan deprisa, que no pueden llegar a solidificarse las adquisiciones. Los referentes son más instintivos, que adquiridos (este argumento causó gran controversia en su día)

Tampoco sirven de mucho los conocimientos adquiridos a partir de acontecimientos pasados a los participantes en este nuevo tipo de vida precaria, sometida a condiciones de constante incertidumbre, con lo que la experiencia de los antepasados se desestima, y así uno de los referentes culturales fundamentales en la continuidad social, la educación sobre lo establecido previamente, se pierde por el desagüe.

Quizás el origen judío de Bauman haya tenido que ver en su percepción pesimista de la realidad que nos acontece. La "vida líquida", , no permite ataduras ni lealtades, sino que es una sucesión de nuevos comienzos: en el trabajo, en las amistades, en las relaciones amorosas.




En las "sociedades líquidas", todo lleva fecha de caducidad, y como escribe Bauman, el bienestar y la propia supervivencia de sus miembros dependen de la rapidez de eliminación de los residuos.

Quienes se sienten a gusto en este tipo de sociedad son como los habitantes de Eutropia, una de las "ciudades invisibles" del novelista Italo Calvino, que el día que se cansan del trabajo, de las relaciones, de la casa o la vida que llevan, lo dejan todo y se van a la ciudad siguiente, donde volverán a comenzar desde cero.

El compatriota de Bauman, el escritor Andrzej Stasiuk, estableció un término para definir a estos nuevos consumidores de todo para ser nada - "lumpenproletariado espiritual"-, y que sirve para señalar a quienes están atacados por ese virus de "vivir exclusivamente en y por el presente".

Su único objetivo es sobrevivir y sacar el mayor provecho de todo sin que les importe lo que dejan en herencia a futuras generaciones, incluso la reproducción ha dejado de importarles lo más mínimo. Lo único que cuenta para esos individuos "líquidos" es la velocidad y no la duración: una sucesión de mundanas experiencias, de encuentros muchas veces virtuales -digitales o analógicos- que, en el transcurso de su vida corporal, son como el equivalente del infinito.

En "Liquid Life", libro integrado por varios ensayos, Bauman aborda diferentes aspectos de la "vida líquida", de la sociedad de consumo que tiene como principal característica la de hacer de la "insatisfacción" un estado permanente.




El mestizaje innecesario

Tras la lectura de las palabras de Bauman, a uno le queda un mal sabor de boca, pensando que no hay salvación posible, sin embargo, el 99 % de las civilizaciones, al igual que el 99 % de las especies, se han extinguido, y se ha seguido adelante hasta nuestros días, no hay gran diferencia en ese sentido con otras épocas marcadas por el cambio, el conflicto y el agotamiento de referentes.

Solo en una sociedad conformada por seres insatisfechos resulta posible cualquier alternativa, incluso la administración del poder por los más mediocres, porque ya no es la sociedad abierta de la que nos habló Popper en su día, sino un agregado de muertos vivientes camino de cualquier supermercado, tratando de completar con la adquisición de lo que se les ofrece, sea en forma de productos, ideas, o alternativas políticas o religiosas, todo lo que les falta en su interior.

La sociedad se conforma ahora con sujetos buscadores de nuevas experiencias, hartos de todo, es una sociedad saciada de bienestar material y hambrienta de referentes humanos, que al mismo tiempo son desdeñados como anticuados e improcedentes por los paladines del esnobismo.

En esa sociedad el miedo crece, en la medida que el nihilismo lo invade todo, sin que nadie se atreva a detener el progreso que nos conduce de nuevo, directamente a las cavernas. Una sociedad demasiado informada, sin criterio suficiente para digerir esa información, es una sociedad más vulnerable.

El mayor peligro de la sociedad líquida, es la evaporación de los elementos que la conforman, los seres humanos que cada día se aproximan más al estado gaseoso, y virtual.

La gran paradoja es que las carencias de los inmigrantes que acuden a la luz de bienestar de las sociedades avanzadas occidentales se acaban cubriendo fácilmente, mientras que las de los que los que han nacido en las sociedades de acogida, se resolverían precisamente cambiando su vida por la que hacían previamente sus nuevos vecinos.

En cierta forma, las ONG de ayuda a los países del tercer mundo, son un experimento en ese sentido. En pocos años, las agencias de viajes harán la oferta de viajes antropológicos, una semana pasando hambre con los bosquimanos, quince días trabajando de sol a sol con los aimara, un mes cazando entre los yanomami.








(Source: eranos.blogspot.com,arteaisthesis.blogspot.com)
votar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario