miércoles, 3 de junio de 2015

¿Mezclar o no Mezclar? He ahí la cuestión: sobre la exposición Planète Métisse,Quai Branly 2009.


Inmigración y herencia colonial

Planète métisse - to mix or not to mix? es el nombre de la atractiva exposición del Museo del Quai Branly, en París, abierta al público desde marzo 2008 hasta julio 2009. No es nuestra costumbre latino-americana identificar con el término de mestizaje a todo el planeta. Al contrario, tenemos el hábito de ver en eso lo que nos diferencia de otros lugares del mundo, como un trazo propio de nuestra identidad latinoamericana y de nuestras respectivas identidades nacionales. Cierto o falso, coherente o no, ese es nuestro cliché, nuestro lugar común. Ocurre que mestizaje es casi un truísmo y existe desde que el hombre es hombre. "La pureza no existe" ("La pureté, ça n'existe pas"), es precisamente una de las epígrafes de la exposición. La palabra origina de la biología e indica, en un primer nivel, mezcla de "razas", pero ya le han sido imputados varios otros significados. ¿Entonces, cuál es nuestro mestizaje? ¿De qué mestizaje habla la exposición?

En Francia, sobre todo en París, encontramos mestizos que provienen de regiones muy diversas. Se dice que la Isla de la Reunión, como el Brasil, son unos de los lugares más mestizados en el mundo: esto es, donde se cruzaron a lo largo de su historia personas provenientes de los más variados rincones de la tierra. De hecho, esta isla con nombre sugestivo no era habitada antes de la llegada de los franceses. Lo que tal vez evita muchas cuestiones, sobre todo en cuanto al discurso ideológico, sin embargo no resuelve la contrapartida del pasado colonial, el reverso de la mundialización y todos sus subproductos. Se estima que, de 1994 a 2007, la UE ha recibido más de 21 millones de extranjeros, entre inmigrantes legales e ilegales (Fernandes, 2008). Esos últimos, los "sin papeles" (sans-papiers) provienen en grande medida de las antiguas colonias europeas en África y América.

 En París, se ven inmigrantes africanos; en Portugal, sobre todo brasileños y africanos; en Italia son también muchos los filipinos que se ocupan de una sociedad de viejos. En el metro de Madrid, la fuerte presencia de los latinoamericanos es sorprendente. En efecto, en 2005, el diez por ciento de los 385 millones de habitantes de la Unión Europea (UE15) eran inmigrantes (Blandin, 2008-2009). En España, las comunidades más numerosas son de iberoamericanos e africanos (El País, 2004; Barou, 2006; Migrations Société No. 91, enero-febrero de 2004).

Queda la pregunta: ¿mezclar o no mezclar? Las autoridades europeas no parecen ser muy receptivas ante una posible intensificación del mestizaje, resultado éste del fenómeno de la inmigración. Italia eligió una vez más a Berlusconi, que desde entonces fomenta entre la población italiana a delatar a los inmigrantes. Uno de los primeros actos del presidente francés elegido en 2007, Nicolás Sarkozy, fue la creación del Ministerio de la Inmigración e Identidad Nacional, cuyas primeras medidas buscaron complicar la estancia de los inmigrantes. Actualmente, la comunidad europea intenta formular una política común de restricción de la inmigración, lo que viene causando desavenencias diplomáticas con los países de origen de esas personas.


Quai Branly: ni arte, ni etnografía

Dentro de este marco, pero sin hacer referencia a elle, la discusión sobre la vocación del museo del Quai Branly excitó el debate intelectual francés cuando éste estaba todavía en proyecto. El contexto era efectivamente propicio a la polémica: el museo, de un atrevido y discutible diseño arquitectónico creado por Jean Nouvel, había sido inaugurado por Jacques Chirac, conocido por ser un "apasionado de las artes primeras". Poco antes, el museo del Louvre había abierto una galería dedicada a los objetos de Asia, África, Oceanía y América, seleccionados por Jacques Kernache (coleccionista amigo de Chirac y primero en haber ideado el proyecto del Quai Branly) en función de criterios formales, fuerza expresiva, originalidad y rareza de las piezas, así como habitualmente eran escogidas las obras de arte expuestas en los grandes museos de arte. Justo al mismo tiempo, se cerraban las puertas de la exposición permanente del Museo del Hombre, el más importante en materia de etnografía en Francia (parte de la colección del Quai Branly procede de las galerías de etnología de ese museo).

 Pero el dilema entre presentar los objetos traídos de otros continentes como obras de arte o como piezas etnológicas revela apenas uno de los problemas del museo. Después existe la cuestión de cómo clasificar esas piezas en el contexto de la historia del arte: "artes primeras" (arts premiers) es una manera eufemística, y poco convencedora, de decir "arte primitivo". Fue tanta la polémica en torno a la vocación del museo, que se acabó adoptando un nombre más cómodo: el del lugar mismo donde se ubica (Le Débat, 2007).

Pero eso no es todo. Sarkozy elegido Presidente y el Ministerio de la Inmigración inaugurado, se abrieron en seguida las puertas del Museo nacional de historia y de la inmigración, que ocupa el palacio de la Porte Dorée, un edificio art déco originalmente construido para albergar la exposición colonial de 1931. Tras polémicas y demisiones, se decidió que el objetivo de este museo sería el de exponer la manera como los inmigrantes se fueron mezclando para formar la sociedad francesa, pero teniendo cuidado de disociar la inmigración de la cuestión colonial. No es coincidencia que la exposición permanente de este museo esté compuesta apenas de cronologías y anécdotas.

De acuerdo, pero este es un texto que trata de la exposición Planeta mestizo, y sobre ésta hay que decir que aunque pretende hacer al visitante reflexionar sobre la relación entre el fenómeno del mestizaje y el de la mundialización -en el pasado, presente y futuro-, la exposición evita el problema de la inmigración.

Mundialización y cultura material

La exposición tiene un papel importante dentro del marco del museo que la abriga, ya que introduce una dinámica en la presentación de los objetos. Como ya se ha dicho, el debate acerca de su vocación consistía en la cuestión de saber si el museo exponía objetos desde un abordaje etnológico y "científico" "estético". Al final, el museo no es ni totalmente de arte, ni propiamente etnológico. Por ejemplo, no se presentan los objetos dentro de una mise en scène, esto es, de una museografía que muestra el contexto cultural y social en los cuales los objetos fueron concebidos; no obstante se optó por el modelo de división en áreas culturales.

 Ese modelo tiene, por cierto, sus limitaciones, porque presupone que la cultura es un conjunto cerrado en sí mismo, de fronteras definidas. Por eso está previsto en la misión del museo proponer además de la exposición permanente, exposiciones pasajeras que presenten otras visiones y maneras de organizar los objetos. Planeta Mestizo es una de las maneras posibles de interpretar la dinámica de estos objetos.

 Así es que ocupa el sotabanco oeste del edificio, un espacio dedicado especialmente a las exposiciones antropológicas. Serge Gruzinski, el comisario de la exposición, es historiador y especialista de América (en Francia, no sólo los museos pero también la academia divide el saber en áreas culturales), profesor y director de investigaciones en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) y en el Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS), y reconocido por su trabajo sobre el "pensamiento mestizo" (1999).

La propuesta de Gruzinski es que los objetos "dialoguen entre sí" en torno al tema de la mundialización, argumentando que el mestizaje es un producto de este fenómeno iniciado y orquestado por Europa desde hace cinco siglos. Los objetos son testimonio, o expresión material, de ese mestizaje moderno. Entonces, la idea de la exposición es que no son las culturas las que se mezclan, pero "los artistas quienes retoman los elementos de sus creaciones de las tradiciones y artes de orígenes radicalmente diferentes". Es decir, los objetos son mestizos. La exposición Planeta Mestizo no los presenta en tanto testimonios de una cultura, como lo hace el museo, sino que insiste en el proceso.
La opción museográfica posee un fuerte sentido estético.

 Efectivamente, los objetos seleccionados son todos capaces de despertar la curiosidad del visitante a partir de la experiencia estética que proporcionan. Es a partir de este primer acercamiento estético que se construye la historia para cada uno de ellos: una narrativa inmersa en la propuesta de presentar al visitante cómo se fabrican esos objetos mestizos; esto es, cómo se modelan en las manos de los "artistas" los elementos provenientes de culturas distintas y el contexto en que esos objetos son hechos, es decir, lo que está en juego durante el proceso de fabricación.

¿Pero qué son los "objetos mestizos"? La exposición se divide en tres partes e inicia con la propuesta de proveer algunos instrumentos para que el visitante reconozca un objeto mestizo. Una secuencia de telas pintadas en México del siglo XVIII (llamadas castas) ejemplifica la visión occidental sobre los mestizos mexicanos. Pero estas obras no son mestizas, y tampoco puramente artísticas, porque se vinculan a un proyecto político de dominación, al mismo tiempo que revelan un "malestar social". De manera distinta, el Codex Barbonicus es un objeto mestizo: se trata de un calendario de divinidades aztecas, hecho en uno formato occidental, el libro, pero con material local, hojas de una especie de ficus. Entre las figuras se encuentran comentarios escritos en español, "como si la lengua europea y con ella el alfabeto latino, estuvieran llevando a cabo, bajo nuestros ojos, la conquista del codex mexicano…"

La segunda parte de la exposición se divide en dos y pretende explicar al visitante cómo se fabrican los objetos mestizos. Primero poniendo en evidencia un gran globo terrestre con trípode en madera cerca de un paquete vudú que tiene una cruz sobrepuesta. Esta "irresistible" asociación entre el paquete y el globo habla de la expansión europea y de las relaciones establecidas entre las "cuatro partes del mundo", para retomar el título de uno de los dos libros más recientes de Gruzinski (2004). En seguida, la exposición sugiere que las opciones de los artistas no son nunca arbitrarias pero sujetas a intereses religiosos, políticos o comerciales.

Por ejemplo, para exponer el mestizaje de los objetos africanos, guiados por la trata de esclavos, una de las piezas más impresionantes es un salero de marfil hecho en Sierra Leona en el siglo XVI y conservado en elMuseum für Völkerkunde de Viena. Esculpido
en detalles, la obra consta de un recipiente apoyado en un disco que admite una base cilíndrica. Alrededor de la base, una mujer africana y tres hombres, desnudos. En el recipiente, un pequeño elefante montado por un hombre con barba que lleva un sombrero y un escudo. La sugerencia del comisario es que es una representación de los lançados: portugueses que asumían el papel de intermediarios entre los europeos y los africanos en la trata de esclavos. Puede ser tanto como no lo puede. De todas formas, es un objeto de uso europeo, hecho por un artista africano, con material de África, y eso es suficiente para clasificar como un objeto "mestizo".

Si en la relación con el continente africano lo que define el mestizaje es el comercio de esclavos, en la relación entre Europa y América, es la dominación colonial y la cristianización. Se puede ver la mezcla en los temas de la iconografía cristiana con el material local, como en los mosaicos hechos de plumas en México. De igual modo, algunas pequeñas estatuas provenientes de India sugieren que también ahí se mezclaban imágenes cristianas con formas y símbolos indios. Pero en Asia no servían para enraizar el cristianismo sino para proveer una demanda comercial (un "fructuoso comercio").

La exposición sugiere que esos objetos fueron en aquellos tiempos consumidos por los europeos como objetos de arte, "transformados y adaptados al gusto de las cortes y de los coleccionistas", y las piezas fueron reunidas en los cabinets de curiosités, los primeros "museos" de Europa. Así inicia la relación entre la dominación y la constitución de las colecciones de los museos: "Esos mestizajes expresan tanto el encuentro de las artes de todo el mundo como la presencia de intereses europeos en vastas regiones del planeta".

Caníbales, máquinas y dominación europea

Claro que, rigurosamente hablando, los objetos no "dialogan entre sí". No tienen nada en común que no sea el significado que el curador les presta, en este caso, el de representar por la mezcla de materiales, formas y usos derivados de lugares distintos, las maneras como los artistas digirieron la presencia europea.

La exposición no evita mostrar la violencia de ese proceso, al asociar los objetos a sus contextos: el comercio de esclavos en África, la colonización y cristianización en América (sólo en Asia no hubo dominación, sino más bien relaciones diplomáticas y comerciales). Pero lo que es curioso en su discurso es que Europa no aparece atañida por el mestizaje, lo que se revela en la afirmación de que "la expansión europea, en todas sus formas, no cesó de marcar profundamente la historia del planeta, provocando reacciones y mestizajes en otras partes del mundo". El mestizaje, producto de la dominación europea, concierne tan sólo a los continentes por los cuales los europeos pasaron y es ésta, a fin de cuentas, la relación que la exposición Planète Métisse propone con la exposición permanente del museo: el Mestizo es todavía el Otro. Esa especie de inmunidad europea que emana la exposición se manifiesta también en la ausencia de reflexiones acerca del futuro del mestizaje en Europa.

La parte final, sobre la contemporaneidad y el futuro del mestizaje, ocupa un espacio pequeño en el conjunto de la exposición. Y tanto por los temas como por la presentación, asume un aspecto distinto, desmaterializándose y presentando al visitante ya no más objetos, pero imágenes. El mestizaje tiene hoy, para el comisario, su expresión más clara en la cinematografía asiática: el cine ya que es el lenguaje artístico más representativo del mestizaje actual, y Asia porque es un continente que digiere constantemente lo que viene de las otras partes del mundo.

 La influencia de las películas de artes marciales y los westerns americanos desde los tiempos de Akira Kurosawa, y las recientes películas de Wong-Kar-wai y Ang Lee, que transmiten una visión de los asiáticos sobre América, son testimonios de un conjunto de sociedades que forman una "máquina de mestizar", creando las nuevas culturas mestizas de la mundialización. Así pues, la atención se desvía hacia esa misma Asia donde antes la dominación colonial no orientaba la producción de los objetos mestizos y que hoy tiene un impacto creciente sobre el planeta. Pero, ¿qué acontece con aquella América y África antes dominadas por los europeos? ¿qué implicaciones tiene y tendrá ese proceso, hoy y mañana, en Europa misma? Nada de eso entra en la discusión sobre los "horizontes mestizos".


Sin embargo, la mayor y verdadera sorpresa se encuentra en la última parte de la exposición; una perspectiva algo enigmática del mestizaje. A pesar de sus evidentes omisiones sobre la cuestión, la exposición es bella e interesante. Pero al final, aceptémoslo, frustra: ¿los mestizos del futuro serán los seres mitad-hombres, mitad-máquinas de la película Blade Runner (Ridley Scott, 1982)? "¿Eco de las inquietudes seculares frente al triunfo de la máquina y al misterio de la mezcla, o rechazo del último mestizaje que nos reserva el planeta?", es la pregunta planteada por la exposición. Pero, ¿es ese, efectivamente, el mayor miedo de los europeos en relación con el mestizaje?


Referencias

1. Barou, J. (2006). Europe, terre d'immigration: flux migratoires et intégration. Presses Universitaires de Grenoble.         [ Links ]
2. Blandin, C. (ed.) (2008-2009). Atlas des migrations. Paris: La Vie / Le Monde.         [ Links ]
3. Gruzinski, S. (1999). La pensée métisse. Paris: Fayard.         [ Links ]
4. Gruzinski, S. (2004). Les Quatre parties du monde. Histoire d'une mondialisation. Paris: Editions de la Martinière.         [ Links ]
5. Fernandes, D. (2008). Imigração triplica e estimula barreiras na Europa. BBC Brasil.com, 26 de marzo.        [ Links ]
7. El País (2004). Las cifras sobre inmigración. Elpais.com, 13 de enero. Disponible enhttp://www.elpais.com/articulo/espana/inmigracion/cifras/elpepuesp/ 20021101elpepunac_3/Tes         [ Links ]
8. Le Débat. Le Moment du Quai Branly, N°147, noviembre-diciembre 2007.         [ Links ]
9. Migrations Société: Migrations et mondialisation, XVI, 91, enero-febrero de 2004.         [ Links ]




(Source: scielo.org.ve)

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