miércoles, 17 de junio de 2015

La ciudad de (y para) el 1%

Vista de Washington DC ANDY DUNAWAY

En EEUU, para pertenecer al 1% más rico de la población, hay que tener una renta familiar anual de 387.000 dólares (280.000 euros) en 2012. En el área metropolitana de Washington, la cifra se elevaba a 382.200 euros. En el Distrito de Columbia, que es la unidad administrativa en la que viven los aproximadamente 570.000 habitantes de Washington, 447.500 euros. Es decir, para estar entre el 1% que más gana, hacen falta ser un 79% más rico que en el resto de Estados Unidos.
No es un fenómeno aislado de la capital de Estados Unidos. En todo el país, las ciudades se están convirtiendo en territorios más y más exclusivos. El ejemplo máximo es San Francisco, donde la llegada masiva de dinero de Silicon Valley ha convertido a los ingenieros de veintipocos años en millonarios que están dispuestos a pagar hasta 2.500 euros mensuales por vivir en un sótano.
Es lo que se llama 'gentrification': primero, se eliminan los controles de los alquileres, con lo que éstos se disparan y la gente pobre se marcha. Después, tiran las casas o las transforman para convertirlas en apartamentos mucho más caros que los anteriores. Es entonces cuando llegan las cadenas de supermercados de comida orgánica (Whole Foods), los estudios de yoga, las tiendas de diseño y los restaurantes de comida 'sostenible'.
Otro ejemplo eximio es Nueva York, donde el proceso avanza tan deprisa que cada vez más gente se va a vivir a Brooklyn porque los apartamentos en Manhattan son imposibles de pagar. Hace un par de semanas, el director afroamericano de cine Spike Lee tuvo uno de sus habituales ataques de racismo antiblanco al declarar que su barrio, Brooklyn, se ha llenado de "hipsters [una palabra que podría traducirse por 'gafapasta'] blancos".
Efectivamente, una de las víctimas de este proceso de cambio de las ciudades de Estados Unidos son las minorías (entre ellas, la negra), que tienen menos recursos que los blancos y, al ir subiendo el coste de la vida, se ven obligados a irse a vivir a las afueras. Claro que el menos capacitado para hablar de ello es Spike Lee, que en la década de los noventa vendió su casa de Brooklyn y se fue a vivir al Upper East Side, el barrio más pijo de toda Nueva York.

Ahora, Washington, que es otra de las vanguardias de esta transformación, parece haber dado un paso más en esa dirección, con la elección como candidata del Partido Demócrata a las elecciones municipales de Muriel Bowser. Dado que en Washington el Partido Demócrata tiene el monopolio del poder, ser el candidato a la Alcaldía es casi sinónimo de ser el ganador de las elecciones. Bowser es una decidida defensora de esta transformación de las ciudades.
La 'gentrification' tiene ventajas innegables. El mejor ejemplo, de nuevo, es Washington. La calle 14 del cuadrante Noroeste de la ciudad, entre la U y la Avenida de Massachusetts fue, hasta hace una década, un lugar de prostitución callejera solo comparable a la calle de la Montera en Madrid. Ahora, es un sitio en el que un apartamento de una habitación se vende por , como mínimo, medio millón de euros, y en el que hay más de 30 restaurantes y dos supermercados de comida orgánica en un tramo de un kilómetro. Al mismo tiempo, el aumento del nivel de ingresos genera más recaudación fiscal, que las ciudades pueden destinar a proyectos de sostenibilidad o a mejorar los sistemas educativos, que en EEUU dependen en gran medida de las administraciones locales.
El problema es que eso no significa que los pobres sean ricos, sino que han dejado de ser visibles. A medida que Washington se 'gentrifica', los afroamericanos y los inmigrantes de América Latina y de Etiopía van siendo empujados hacia el Condado del Príncipe George, en Maryland, fuera de la vista de todos. Mientras, el horizonte de Washington se llena de grúas, a medida que las viejas casas son demolidas y transformadas en bloques de apartamentos.

Es un fenómeno que también sucede en otros países. Algunos londinenses se quejan de que su ciudad se ha convertido en una especie de 'urbanización exclusiva' para oligarcas rusos que, encima, no viven allí. La reacción la 'gentrification' ha llevado a Bill De Blasio a la alcaldía de Nueva York, como reacción a la década en la que el multimillonario Michael Bloomberg presidió la ciudad. Sin embargo, el cambio parece inevitable. Las ciudades de EEUU se están convirtiendo en 'fortalezas' para el 1%.

(Source: elmundo.es)
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